Si me refiero a un edificio de color rosa, el cual simboliza
la unión de los dos partidos enemigos del siglo XIX: el rojo de los federales y
el blanco de los unitarios, y continuo diciendo que en su interior se han
vivido algunos de los episodios más famosos y relevantes de la historia
argentina, creo que muy poca gente no sabrá ya que estoy hablando de la famosa
e inconfundible Casa Rosada.
Y es que efectivamente no queríamos marcharnos de la capital
porteña sin conocer el interior de tan célebre edificio, por lo que sería por
él por donde comenzaríamos nuestra última mañana en Buenos Aires.
Casa Rosada |
No sería fácil conseguir los dichosos pases, de hecho tuve
serias dudas de poder lograr hacerme con ellos pero, afortunadamente, al final
lo conseguiría.
Y si fue complicado no fue por el procedimiento que
establece la casa de Gobierno para conseguir las entradas, pues la manera de
solicitarlas es muy sencilla, ya que basta meterte en la página https://visitas.casarosada.gob.ar/
, rellenar el formulario e imprimir tú reserva para llevarla contigo el día y
la hora que hayas elegido.
El problema es que sólo se puede visitar los sábados,
domingos y días festivos y es gratuita, por lo que el aluvión de solicitudes es
considerable y las de los sábados se agotan con mucha facilidad. Nuestro
problema era que o lo conseguíamos para hoy o nos quedábamos sin entrar, porque
ya no disponíamos de otro día para ello. Además sólo puede hacerse con un
máximo de quince días de anticipación a la fecha elegida, por lo que hay que
estar constantemente pendiente de ello, lo que así haría, pudiendo así obtener
nuestra reserva el mismo día que cruzábamos el río de la Plata con destino a
Uruguay y gracias al wifi que había en la sala de espera de la estación de
ferries.
Tras un agradable paseo, de no más de veinte minutos desde
el hotel, nos plantábamos unos quince minutos antes de las 10:00 en la puerta
principal de la Casa Rosada, situada en la calle Balcarce, 50.
Una vez que comprobaron que llevábamos el pase, nos
colocarían por la hora de entrada en hasta cuatro filas y es que hay accesos
cada cuarto de hora, desde las 10:00 hasta las 17:30. Después comenzarían con
los respectivos controles de seguridad que no son pocos, donde también te piden
el pasaporte en varias ocasiones y sin más dilaciones atravesábamos el arco
principal donde esperaríamos en el hall hasta que nuestro guía salió a
recibirnos. Mientras tanto aprovecharíamos para hacernos unas fotos con un
soldado de la guardia del presidente que muy amablemente atendía todas las
peticiones que le hicieron.
Hall de la Casa Rosada |
Después de los saludos iniciales, lo primero que nos dejaría
claro es que aquí no reside el Presidente, sino que este es sólo su lugar de
trabajo, al igual que el del vicepresidente.
Después continuaría con una breve lección de historia
haciendo referencia a que el edificio sería construido sobre el antiguo Fuerte
de Buenos Aires en el que vivían los virreyes durante la época colonial y que
el actual es en realidad la unión de dos construcciones diferentes con
distintos estilos, por un lado el edificio de Correos y por otro el de la
Aduana que acabaron siendo uno, gracias al arco principal que los unificaría y que
hacía unos minutos habíamos atravesado.
Tras estas primeras explicaciones, nos pediría que le
acompañásemos subiendo por una escalera y recorriendo un pasillo hasta llegar a
las primeras estancias que podríamos admirar como el salón azul, dedicado a los
pintores, o la galería que rinde homenaje a los personajes más célebres de
Argentina con fotos de Mafalda, Maradona y muchos otros.
Casa Rosada |
Galería de Idolos Populares.Casa Rosada |
De aquí pasaríamos al balcón interior de la planta superior
desde donde podríamos ver el bonito patio de las Palmeras, para continuar
dirigiéndonos hacia el salón de los científicos donde se rinde tributo a varios
premios Nobel argentinos y de allí pasar a la habitación donde se encuentra el
famoso balcón desde donde Eva Perón pronunció varios de sus grandes discursos
ante la multitud enfervorecida. Aunque no permiten asomarte al mítico balcón si
te dejan hacerlo por uno de los laterales y es desde donde puedes imaginarte
todas las imágenes que constantemente se han visto en el musical y la
televisión.
Patio de las Palmeras.Casa Rosada |
Plaza de Mayo desde Balcón de la Casa Rosada |
Tras inmortalizar estos momentos en unas cuantas
fotografías, pasaríamos después al Salón Blanco, para mi gusto el más bonito de
todos los que se visitan. Cuenta con una rica ornamentación, una suntuosa araña
que se descuelga elegante del techo y un inmenso escudo del país realizado en
mármol y bronce.
Salón Blanco.Casa Rosada |
Escudo de Argentina.Salón Blanco.Casa Rosada |
La visita estaba siendo apasionante, pero todavía quedaba un
importante momento, el que se visitan los despachos del Vicepresidente y el
Presidente. Eso sí, aquí el guía nos exigiría que guardáramos todos los
aparatos que pudieran realizar fotografías y que no los sacásemos de nuevo
hasta que acabáramos de atravesar las estancias respectivas. La vigilancia es
máxima y no permiten detenerte en ninguno de los dos despachos.
Para terminar, volveríamos a bajar por unas elegantes
escaleras, pasaríamos por la parte inferior del patio de las Palmeras y
llegaríamos hasta la galería de los Bustos Presidenciales, donde se encuentran
los bustos de la mayoría de presidentes que ha tenido Argentina, salvo algunas
excepciones. Como curiosidad indicar que sólo se pueden colocar aquí después de
haber transcurrido un periodo de tiempo superior a dos periodos presidenciales,
después de que haya terminado el mandato
respectivo. Interesante también que la única que no respetó esta norma sería
Cristina Fernández de Kirchner, al colocar el busto de su marido antes de
abandonar la Casa Rosada.
Casa Rosada |
Salón de Bustos.Casa Rosada |
Busto de Juan Domingo Perón.Salón de Bustos. Casa Rosada |
Busto de Kirchner. Salón de Bustos.Casa Rosada |
Así terminábamos esta apasionante visita por uno de los
edificios más emblemáticos de Buenos Aires, después de pasar una hora en su
interior, estando a las 11:00, otra vez, en la calle.
Otra de las actividades que me apetecía mucho realizar,
antes de dejar la capital, era caminar por el llamado Paseo de la Caricatura,
que no es otra cosa que ir paseando por diferentes calles en las que te vas
encontrando hasta diez personajes míticos del comic argentino esculpidos en
diferentes rincones. Este comienza en la calle Chile con Defensa y como no
podía ser de otra manera se inicia con la inigualable Mafalda sentada en un
banco y sus amigos Manolito y Susanita acompañándola.
Paseo de la Historieta |
Mafalda y sus amigos.Paseo de la Historieta |
La mayoría del resto de personajes los pudimos ir viendo a
lo largo de la calle Balcarce, encontrando entre ellos a Isidoro Cañones, las
Chicas Divito, Don Fulgencio, Patoruzú, Clemente, etc. Es cierto que de muchos
de ellos no había oído hablar, pero además de Mafalda, hubo dos que rápidamente
me harían retroceder en el tiempo y volver a mi niñez. Me refiero a Larguirucho
y Súper Hijitus que tantas veces pude ver acompañando a Petete en sus infinitas
enseñanzas. Por cierto, que me extrañó no ver a este último ya que también es
argentino y de lo más famoso. Lástima que hubiera un mercado y estuvieran justo
en medio de un puesto de frutas, lo que me impidió inmortalizar este gran
momento junto a ellos.
Larguirucho y Super Hijitus.Paseo de la Historieta |
Don Fulgencio.Paseo de la Historieta |
Chicas Divito.Paseo de la Historieta |
Y sin apenas darnos cuenta y tras algún que otro nuevo
personaje como Don Nicola, llegaríamos a la escultura que rinde homenaje a Juan
Domingo Perón, para poco tiempo después llegar a uno de los puentes que
atraviesan el dique y que son señal inconfundible de que te encuentras en
Puerto Madero.
Don Nicola.Paseo de la Historieta |
Escultura a Juan Domingo Perón |
Pero todavía no nos detendríamos en esta área de Buenos
Aires, sino que seguiríamos caminando un poco más, hasta llegar a algunos de
los rascacielos que se han levantado en sus inmediaciones y tras admirar el
lujo de los mismos y el barrio de dinero en el que se encuentran, seguiríamos
un poco más lejos hasta la avenida costanera desde la que pudimos ver, justo en
frente de la misma, la Reserva Ecológica, un terreno ganado al río que alberga
un rico ecosistema compuesto por sauces, lagunas pobladas de plantas acuáticas,
flamencos y patos. Un enclave natural privilegiado que tan sólo podríamos
disfrutar desde su otra orilla, ya que el tiempo del que disponíamos no nos permitía
llegar hasta el corazón del espacio natural. A cambio podríamos pasear por la
mencionada Avenida Costanera que ofrece gran cantidad de puestos de bocadillos
y empanadas, rinde homenaje mediante esculturas a muchísimas celebridades del
deporte argentino y cuenta con una bonita fuente llamada “Las Nereidas”.
Rascacielos de Puerto Madero |
Reserva Ecológica Costanera Sur |
Fuente de las Nereidas.Costanera Sur |
El día era excepcional, se notaba que a la primavera le
quedaba muy poco por entrar oficialmente en el país y un gran número de
familias y jóvenes paseaban y hacían deporte por toda esta zona y sus
inmediaciones, pues es de lo más agradable y segura.
Volveríamos sobre nuestros pasos, para esta vez sí,
permanecer en Puerto Madero hasta la hora de comer. Este antiguo puerto de la
ciudad, de aire londinense, saldría del olvido hace ya algunos años, pasando de
ser una de las zonas más degradadas de la ciudad a uno de los barrios con más
nivel económico. En él se pueden encontrar rascacielos, discotecas, museos y
sedes sociales, todo ello supervisado por los grandes arquitectos, como el
inglés Foster, el francés Starck o el español Calatrava con su famoso Puente de
la Mujer, por el que no pudimos evitar cruzar más de una vez.
Puerto Madero |
Puente de la Mujer. Puerto Madero |
Puente de la Mujer. Puerto Madero |
Importantes son también los bares y restaurantes con
terrazas encantadoras en los que poder tomar algo mientras haces un descanso y
que se encuentran ubicados en los antiguos almacenes de ladrillo del puerto,
siendo una buena muestra de reconversión y modernización de una zona.
Y tampoco pudimos olvidarnos de la Corbeta Uruguay y la
Fragata Sarmiento, que se encuentran tranquilamente allí fondeadas, recordando
cómo vivieron tiempos más emocionantes y hoy se han convertido en museos
navales. Pero, sin duda, son el complemento perfecto a la imagen que se pude
contemplar de Puerto Madero, no pudiendo irse uno de esta increíble capital sin
pasar, al menos, unos instantes por él.
Puerto Madero |
Fragata Sarmiento. Puerto Madero |
No teníamos ya mucho tiempo, pues eran las 14:00, por lo que
para no dar muchas vueltas decidiríamos comer en el Friday´s que estaba allí
mismo. Aunque los zumos es cierto que estaban muy buenos, la comida no nos
gustó, pues la carne de las hamburguesas estaba seca y fría, por no hablar del
tiempo que se tiraron para servirnos y de lo tremendamente cara que es esta
franquicia para lo que ofrece. (600 pesos, las dos hamburguesas y los dos
zumos).
No había ya tiempo para más, pues disponíamos del tiempo
justo para llegar andando, sin prisa pero sin pausa, hasta el hotel donde
recogeríamos el equipaje que lo habíamos dejado en consigna por la mañana.
A las 16:00 nos estaba esperando Jorge, el simpático taxista
griego que conoceríamos el primer día, en la puerta del hotel. Una vez más no
nos fallaba y era fiel a nosotros y nuestros trayectos, lo que es toda una
garantía en la capital argentina.
En esta ocasión contrataríamos sus servicios para llevarme a
mi primero hasta el aeropuerto de Aeroparque, desde donde partía con Aerolíneas
Argentinas hacia Bariloche y después continuaría el trayecto hacia el
aeropuerto de Ezeiza, desde donde Raúl volvía a Madrid con Iberia esa misma
noche.
Efectivamente aquí nos separábamos, tras dos magníficas
semanas disfrutando de otro gran viaje por el mundo, y ya van unos cuantos, y
donde lo habíamos pasado en grande y habíamos podido volver a compartir esta
gran pasión que a ambos nos une y que es viajar.
Pero tanto los compromisos laborales como el hecho de que
Belén le esperaba en Madrid, le impedían poder continuar otra semana más por el
sur del país, así que no quedaba otra que despedirse.
Para mí no sería fácil, pues no es lo mismo afrontar un viaje
sólo desde el principio que, de repente pasar del cachondeo, las charlas y las
risas que compartes con uno de tus mejores amigos a tener que seguir, de buenas
a primeras, en solitario y sin todo aquello, pero esta había sido mi elección y
no quedaba otra.
Así que, un poco tocado, me despediría de ellos y me iría a
facturar la maleta. Había llegado con tiempo más que de sobra, por lo que
estaría esperando una hora hasta que a las 18.25 despegaríamos. Una vez más
salíamos en hora, por lo que ya iban tres de tres, consiguiendo pleno absoluto
en puntualidad con Aerolíneas Argentinas, por lo que por mi experiencia con
esta compañía es formidable.
Tras un vuelo de lo más relajado, en dos horas y diez
minutos, aterrizaba en el aeropuerto de San Carlos de Bariloche, donde nada más
salir a la zona común encontraría un servicio de combi compartido con otros
viajeros hasta nuestros diferentes alojamientos por 120 pesos cada uno. Lo
bueno de este servicio que aunque tardas un poco más que con un taxi es más
barato y más cómodo que el autobús. Es algo intermedio.
Hostería Güemes sería el lugar que elegiría como centro de
operaciones durante la mayoría de los días que iba a permanecer por la zona. Es
una pensión confortable y limpia, con habitaciones individuales y baño privado
dentro de las mismas y un gran salón con chimenea de lo más confortable y
acogedor donde te sientes como en casa y puedes hacer vida en común con las
dueñas y otros viajeros. El desayuno estaba incluido y se encuentra como a diez
minutos andando del centro de la ciudad. (40 euros por noche).
A las 22:00 me recibían las dos simpáticas chicas que
regentan la pensión. Se llamaban Luciana y Paola y desde el primer momento me
trataron de forma muy cercana y afable, animándome y permitiéndome volver a afrontar
con ilusión esta nueva y última etapa de viaje que tenía por delante. No
tardaría mucho, por tanto, en bombardearlas con mil preguntas y dudas que tenía
para llevar a cabo los planes tanto de mañana como del resto de jornadas que se
iban a suceder.
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