DIA 14. ARGENTINA. Buenos Aires: Microcentro y Congreso

8 de Septiembre de 2016.


El desayuno – buffet del hotel era el más completo de todos los alojamientos en los que habíamos estado y había que aprovecharlo al máximo. Así que en nuestra estancia en Buenos Aires siempre empezábamos con un buen festín por las mañanas. En la mesa no faltaban bollos, huevos revueltos con salchichas, fruta, cereales, zumos, yogures, etc.

Lo bueno se hace esperar y hoy, sí que sí, al salir a la calle nos encontrábamos con un día espléndido, de los que hacen venirse arriba a la persona más desanimada, así que no dudaríamos en dedicarlo a conocer los monumentos más famosos y significativos de la capital porteña.

Aunque lo teníamos a sólo unos metros, es cierto que no le habíamos hecho ni caso durante los días anteriores. Así es, me refiero al gran Obelisco de la Avenida 9 de Julio. El motivo no era otro que estaba esperando un día como el de hoy para poder recrearme con él y hacerle fotos con el cielo despejado. Así que por aquí comenzaríamos la jornada. Sería construido en 1936 para festejar los cuatrocientos años de la ciudad, midiendo 67 metros de altura y convirtiéndose rápidamente en uno de los emblemas de Buenos Aires.

Avenida 9 de Julio y Obelisco


Obelisco.Avenida 9 de Julio

Decir como datos curiosos que se construyó en el sitio exacto donde se izó por vez primera la bandera nacional y que tardaron solamente sesenta días en terminarlo, trabajando para ello 160 obreros en dos turnos.

Es interesante rodearlo e ir fijándose en los acontecimientos históricos grabados en cada una de sus caras, que hacen referencia a momentos claves en las crónicas de la ciudad.

Tras fotografiar el famoso edificio en el que está la imagen de Eva Perón, ahora sí que comenzaríamos a andar por la avenida 9 de Julio, considerada como la más ancha del mundo con 110 metros de promedio y a veces hasta 140 metros.

Avenida 9 de Julio y Mural de Evita en Ministerio de Obras Públicas

Avenida 9 de Julio

No tardaríamos mucho en llegar al exterior del mítico teatro Colón (1890 – 1908), una de las joyas de la ópera mundial. Su maravillosa acústica impresionó a los grandes cantantes, desde Caruso a María Callas. Dicen que sus butacas de terciopelo deben conservar su aspecto de siempre, ya que si son modificadas podría haber repercusiones sonoras. Aunque hay visitas guiadas, en esta ocasión prescindimos de ellas y continuamos caminando hasta otro importante teatro como es el Cervantes, el único Nacional que hay en Buenos Aires. Su fachada sigue el estilo de la Universidad de Alcalá de Henares y es que su construcción sería mandada por la actriz española María Guerrero y su esposo.

Teatro Colón

Teatro Cervantes

Muy cerca de aquí se encontraba la plaza Lavalle, una de las más bonitas de la ciudad, gracias a una exitosa mezcla de arquitectura moderna y antigua, y a los árboles centenarios. En ella destaca el monumento al general  y político Juan Lavalle, una de las fachadas del Teatro Colón y el imponente Palacio de Justicia.

Plaza Lavalle y Palacio de Justicia

Teatro Colón.Plaza Lavalle

En esos momentos había un grupo de personas haciendo yoga en uno de sus laterales, pero decidimos no unirnos a ellos y seguir con nuestro paseo matinal por la avenida Córdoba hasta llegar a otro importante edificio: el Palacio de Aguas Corrientes, con un exterior extravagante. Se trata en realidad de un antiguo depósito de agua dulce de 72 millones de litros, que encarna los conceptos higiénicos de finales del siglo XIX. Cuenta con hasta 300.000 azulejos de cerámica importados de Londres y funcionó hasta 1978.

Palacio de Aguas Corrientes

Palacio de Aguas Corrientes

Y tras otro agradable paseo llegaríamos, justo para la hora de su apertura, hasta la Casa Museo de Carlos Gardel. Abren a las 11:00 y la entrada cuesta 10 pesos.

El artista regaló esta casa a su madre, con la que vivió hasta 1933, antes de emprender la gira mundial. En su interior se exhiben objetos, fotos, sobres de discos, partituras originales y copias del testamento del cantante. Pero es cierto que se trata de un museo humilde y sin grandes pretensiones. Cuenta también con muebles de la época pero que no son los originales.

Casa Museo Carlos Gardel

Casa Museo Carlos Gardel

Pero si te interesa la vida de este genio, lo que sí que merece la pena es la visita guiada a cargo de un entendido del personaje. Nosotros como sabíamos muy poco de él nos animaríamos a hacerla y, sin duda, hay que reconocer que la manera de contar la vida de Gardel y las anécdotas que le sucedieron desde los inicios en la música hasta su muerte, es apasionante.

Casa Museo Carlos Gardel

Casa Museo Carlos Gardel

Entre lo más destacado hay que mencionar el encuentro con el tenor italiano Caruso, que le comenta que si hubiera tenido los profesores que él tuvo, sin duda que sería el mejor barítono de todos los tiempos; o la amistad con Charles Chaplin con él que incluso aparecería en la misma cartelera en una ocasión; o cuando coincidió con el joven Frank Sinatra y le aconseja que se aparte de la mafia y se presente a un concurso para ganarlo, lo cual consigue y le catapulta a la fama; o la narración del momento en que su avión chocaría con otro en la pista del aeropuerto de Bogotá, produciéndose la explosión de la nave en la que viajaba y causando su muerte.

Casa Museo Carlos Gardel

Casa Museo Carlos Gardel

Esas son sólo algunas de las muchas anécdotas curiosas que nos contaría, con auténtica pasión y conocimiento, aunque si hay que hacer una crítica, la única sería lo excesivamente larga que es la visita, pues para gente que no sea una entusiasta del tema, se puede hacer bastante pesada, como al final nos pasaría a nosotros, y es que estaríamos la friolera de hora y media en el interior de la casa de Gardel, por lo que si algún responsable del museo lee esto, lo mismo sería interesante llevar a cabo una visita más corta para gente menos entendida y, por otro lado, la que pudimos hacer nosotros.

A la salida nos marcharíamos caminando hasta la plaza del Congreso, donde estaríamos un buen rato sentados al sol y haciendo fotos del inmenso cuadrilátero. Podría afirmar que es la más grandiosa de la ciudad, especialmente por estar coronada por la imponente silueta del Congreso, además de reunir una serie de edificios espectaculares de grandes cúpulas como la Inmobiliaria y la Confitería  del Molino. En el centro se puede contemplar el monumento de los Dos Congresos, una copia de El Pensador de Rodin y el kilómetro cero de los mapas argentinos.

Plaza del Congreso

Plaza del Congreso

Congreso

Siguiendo por la avenida de Mayo, casi al salir de la plaza del Congreso y a la derecha, podríamos ver el edificio Barolo el cual esta hermanado con el edificio Salvo de Montevideo, como ya comentaba en su momento. Es un edificio fuera de lo común y sus 22 plantas muestran una variedad única de estilos “neo”, coronándose por la imitación de un templo hindú y relacionándose todo con sutiles referencias a la Divina comedia de Dante, cuyas citas cubren las paredes.

Edificio Barolo

Edificio Barolo

La siguiente parada sería para conocer la llamada Manzana de las Luces ubicada en el área de Montserrat, uno de los barrios históricos del centro de Buenos Aires. El nombre proviene de principios del siglo XIX, cuando en esta zona se educaron varios argentinos insignes, refiriéndose con este término a la sabiduría y conocimiento que adquirieron.

Entre los edificios históricos que pudimos contemplar se encontraban el prestigioso Colegio Nacional, el antiguo Parlamento y el Mercado de las Luces, en el antiguo depósito destinado a almacenar los productos de los asentamientos jesuitas del noreste, las célebres misiones guaraníes. También es interesante visitar la iglesia de San Ignacio y sus retablos barrocos.

Antiguo Palacio Legislativo.Manzana de las Luces

Iglesia de San Ignacio.Manzana de las Luces

Prácticamente adosada a la Manzana de las Luces, encontraríamos la famosa Plaza de Mayo, el corazón simbólico de Buenos Aires, sede del poder, entre el antiguo ayuntamiento y el edificio del gobierno de la nación. Sería aquí, donde no dudaríamos en sentarnos delante de la Casa Rosada a tomarnos las empanadas que, apenas unos minutos atrás, nos habíamos comprado en un puesto callejero (130 pesos). Mientras las degustábamos no pudimos evitar pensar en los importantes movimientos populares que aquí tuvieron lugar: la revolución de 1810, las manifestaciones obreras de 1945, el cacerolazo tras la crisis de 2001, sin olvidar la concentración silenciosa de las Madres de la Plaza de Mayo, cada jueves por la mañana desde 1977, en memoria de los “desaparecidos” por la dictadura.

Plaza de Mayo

Plaza de Mayo y Casa Rosada

Casa Rosada

Mencionaba casi de puntillas, renglones atrás, el Cabildo o antiguo ayuntamiento, pero es importante recordar que sería escenario del acto fundacional de la independencia argentina.

Cabildo

Y, por supuesto, que tampoco uno puede obviar hacer una visita a la Catedral Metropolitana, en otro de los extremos de la plaza, siendo la iglesia católica más grande e importante del país, con claro parecido a un templo griego. En el atrio arde una llama eterna en honor al libertador general San Martín, héroe de la independencia, que reposa en una capilla escoltada por dos soldados y una alegoría a la República.

Catedral Metropolitana

Catedral Metropolitana

Catedral Metropolitana

Antes de dejar la zona, también nos fijaríamos en otros interesantes edificios como el Banco de la Nación, la Bolsa y el Correo Central, a sólo unas manzanas de donde estábamos.

Banco de la Nación

La Bolsa

Correo Central

Y ahora sí, a paso ligero, nos dirigimos, de nuevo, hacia el Congreso para asistir a la visita guiada que ser realiza por su interior todos los lunes, martes, jueves y viernes a las 17:00. También hay un pase de mañana a las 12:30. Para poder asistir tan sólo hay que llevar el pasaporte para registrarte y nada más, ya que es gratuita.

Congreso

Congreso

A la hora exacta, una encantadora guía, por la que ya había merecido la pena desplazarse otra vez hasta aquí, empezaba las presentaciones y la introducción y nos pedía que la acompañáramos por los pasillos del descomunal edificio.

La primera estancia que podríamos conocer sería el salón de Eva Perón o Rosado de gran importancia histórica ya que en él se reunieron las primeras senadoras después de aprobarse la ley del sufragio femenino. También es aquí donde los periodistas esperan mientras se desarrollan las sesiones de la cámara alta.

Salón Rosado. Congreso

La visita continuaría por el sublime salón azul, en el que se da el último adiós a los presidentes fallecidos, con los 80 metros de su gran cúpula y una maravillosa araña de bronce colgada de la misma, o la sala de las Provincias en la que están las banderas de las 23 provincias del país y de la capital, además de contar con un grandioso vitral que hace referencia al desarrollo económico de Argentina.

Sala de las Provincias.Congreso

Salón Azul.Congreso

Nuestros pasos continuarían por la preciosa biblioteca en la que se conserva una copia de cualquier libro que se haya publicado en Argentina. La mayoría de las obras hacen referencia al Derecho pero puedes encontrar en sus estanterías libros de otras materias y temas.

Biblioteca del Congreso

En esta última estancia también destaca el bonito reloj francés que la Infanta Isabel de Borbón, regalaría al país para celebrar los cien años de la Revolución de Mayo, en 1910.

Reloj Francés.Biblioteca del Congreso

A continuación llegaríamos hasta el Salón de los Pasos Perdidos, un hall de dimensiones titánicas que cuenta con dos enormes pinturas y con inmensos tragaluces que permiten iluminarlo con luz natural.

Salón de los Pasos Perdidos.Congreso

Este último sería la antesala de la cámara de los Diputados. Su ornamentación combina la elegancia hierática de un templo griego con la opulencia romana. La guía nos contaba que está formado por 257 diputados los cuales son elegidos cada cuatro años y representan a los ciudadanos de las provincias, pero que, a su modo de ver, el sistema de asignación no es del todo justo, porque hay zonas muy poco pobladas que consiguen más representación que la misma capital. Un poco lo mismo que sucede en otros muchos países.

Cámara de Diputados.Congreso

Cámara de Diputados.Congreso

Y hasta aquí llegaría nuestra visita, ya que la cámara del Senado no podríamos visitarla al encontrarse en restauración. No obstante no está de más saber que la forman 72 senadores de los cuales corresponden tres a cada provincia y tres por la ciudad de Buenos Aires y que son elegidos por un periodo de seis años.

A la salida, tras más de una hora en el interior del Congreso, estaba anocheciendo por lo que qué mejor que dar un pequeño paseo hasta el Café más antiguo de Argentina: el mítico Tortoni, en el que pasaríamos lo que quedaba de tarde. Se fundaría en 1858 y la decoración es magnífica con mesas de roble y mármol verde, vidrieras iluminadas y lámparas Tiffany. Al fondo de la sala se puede observar las figuras de Jorge Luis Borges, Carlos Gardel y Alfonsina Storni, los cuales eran asiduos a este lugar siempre que podían. También se pueden ver bustos de otros personajes importantes de la época.

Café Tortoni

Café Tortoni

Tendríamos suerte porque no nos tocaría esperar la fila que hay en muchas ocasiones y que te puede suponer unos treinta minutos hasta que te permiten entrar al quedar alguna mesa libre. Pediríamos unas fantásticas tartas de queso y bombón suizo y dos batidos de chocolate. (300 pesos).

Café Tortoni

Para cerrar el día que mejor que recrearnos, otra vez, con el Obelisco iluminado, protagonista indiscutible de la avenida 9 de Julio, antes de marcharnos a la habitación del hotel a descansar.


Obelisco Iluminado




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