Ascensión al Midi d´Ossau

26 de Julio de 2014.


En este blog de viajes he hablado de escapadas culturales, de las relacionadas con la naturaleza, de monumentos, de parques nacionales y naturales, pero es cierto que pocas veces lo he hecho de ascensiones a montañas, que es otra de mis grandes aficiones y que llevo practicando desde hace bastantes años. Aunque siempre sin una complejidad excesiva y sin llegar a la escalada, sí que he podido afrontar cimas de más de tres mil metros que exigen de una buena forma física y de cierto conocimiento en el manejo de algunos utensilios clásicos en este deporte como los crampones, el piolet o las cuerdas.

Es así como se ha convertido en todo un clásico afrontar, desde hace algunos años, alguna cumbre pirenaica durante el periodo estival y siempre en compañía de mi padre, muy ducho en esta materia,  queriendo relatar en este diario la ascensión de una que, por primera vez, no iba a encontrarse en territorio español, aunque es cierto que a muy poca distancia de nuestra frontera.

Nos habíamos decantado por uno de los más emblemáticos y que se conoce como “Pirámide de los Pirineos”, es decir el Midi d´Ossau, un pico de origen volcánico y perfil característico.

Midi d´Ossau desde el Refugio de Pombie

Para comenzar la ruta es necesario cruzar la frontera francesa por el puerto de El Portalet y tan sólo un kilómetro después se podrá estacionar el vehículo en un aparcamiento en batería en el lado derecho de la carretera.

Una buena opción puede ser, como haríamos nosotros, alojarse cerca de la frontera. Elegiríamos uno de los muchos hoteles situados en la localidad oscense de Formigal que apenas dista diez kilómetros de donde hay que dejar aparcado el coche.

Respecto a la ascensión del Midi d´Ossau hay que decir que no es una cumbre sencilla y que no es recomendable para aquellos que sólo hayan practicado senderismo. Por su vía normal cuenta con tres chimeneas o canales con pasos de diferente dificultad que exigen cierta destreza. Es recomendable, por no decir casi obligatorio, llevar arnés y cuerda, sobre todo para rapelar en el descenso en lugar de destrepar, lo que supone bastante más riesgo. También es conveniente llevar casco por la continua caída de piedras debido a la gran cantidad de gente que lleva a cabo esta ascensión.

Nosotros conseguiríamos llegar a la cumbre en el segundo intento, debiendo hacerlo de una sola vez desde el aparcamiento, lo que es factible en verano, madrugando y con buen tiempo, pues la aproximación al refugio no es demasiado larga como sucede con otros en Pirineos. Ello se debió a que el primer día elegido y después de pasar noche en el Refugio de Pombie, al día siguiente nos sorprendería un día cubierto y con lluvia fina que nos hubiera hecho jugarnos la vida si lo hubiéramos intentado, así que esto nos obligaría a volver a Formigal, dado que no había plazas para una noche más en la guarida de piedra.

Midi d´Ossau y Refugio de Pombie

Valle d’Aneu

Remontes y Pistas de Esquí de Formigal

Afortunadamente íbamos con varios días y la suerte estaría de nuestro lado en el segundo amanecer en la zona, encontrándonos con una jornada completamente despejada y, por tanto perfecta para subir a la cumbre de la montaña elegida.

Según llegábamos al puerto del Portalet, podríamos observar en la lejanía, la soberbia figura de esta cumbre de piedra negra que se levanta 2884 metros sobre el valle del Bearn. Allí estaba, delante nuestro, el Midi d´Ossau, una pirámide formada hace 290 millones de años y denominada familiarmente Jean – Pierre por los habitantes de la comarca.

Este collado brinda una panorámica espectacular del pico y es, además, el punto de partida de la mayoría de las rutas que suben a la cumbre.

Al igual que habíamos hecho en la tarde de hacía dos días, volvíamos a dejar el vehículo aparcado en el lado derecho de la carretera y comenzábamos a preparar en nuestras mochilas todo lo necesario para poder afrontar con éxito la cima, hecho lo cual nos poníamos en marcha por la pista que sale justo enfrente del aparcamiento.

No tardaríamos mucho en atravesar un pequeño puente de madera y abandonar la anterior, para continuar, poco después, por un camino en ascenso y bien señalizado que nos llevaría hasta el refugio de Pombie, donde haríamos el primer alto para comer algo.

Midi d´Ossau desde el Refugio de Pombie

Mientras reponíamos fuerzas tendríamos tiempo para saludar y charlar un rato con los amables guardas que ya conocíamos del día anterior. Son gente de lo más agradable que no dudan en echarte una mano y proporcionarte toda la información necesaria, por lo que ya podían aprender los responsables de otros refugios. Si quieres pasar noche en él, conviene reservar con mucha antelación porque casi siempre está completo si lo haces con poco tiempo, incluso entre semana.

Desde la parte trasera del refugio, continuaríamos la marcha por un claro y bien marcado sendero que continúa hasta el collado de Suzón al que llegaríamos después de dos horas de caminata. Este se encuentra ya a una altitud de 2127 metros.

Vistas desde el Collado de Suzón

Vistas desde el Collado de Suzón

En la lejanía empezamos a ver gente que comenzaba a amontonarse en un punto, así como una pequeña hilera de más montañeros que se dirigían al mismo. Era señal de que pronto tendríamos que empezar a afrontar la trepada de la primera y más complicada chimenea, que se encuentra unos metros a la izquierda de una placa de metal que puede verse en una roca. Esta chimenea estuvo equipada con clavijas, pero ahora sólo hay una al final. Tiene unos 25 metros y pasos de grado III con la roca bastante pulida en algunos agarres.

Ascendiendo el Primer Corredor del Midi d´Ossau

No lo pasaría del todo bien y es que no me noté especialmente ágil ni flexible en las partes más complicadas y es indudable que si no hubiera sido por la experiencia de mi padre que supo como guiarme para pasar con éxito esta zona, no lo hubiera conseguido. Es una zona donde es fundamental ir con un guía o con alguien que tenga conocimientos suficientes en montaña o escalada ya que si no es fácil tener un accidente, de hecho se veían auténticas burradas que te hacen pensar que bastante poco sucede para lo que se hace.

Concluida la trepada tomaríamos el sendero que continuaba hacia nuestra derecha, cruzaríamos una pequeña canal y seguiríamos ascendiendo por terreno pedregoso, perfectamente marcado por hitos, hasta la base de la segunda chimenea.

Este segundo reto, aunque más abierto que el anterior y más largo (unos treinta metros), sería bastante más sencillo, al menos para mi gusto, pues dispone de más agarres y de pasos menos complicados. Eso sí es una zona donde te das cuenta de la importancia de llevar casco, pues son continuadas las caídas de piedras de todo tipo de tamaño, provocado por el constante trasiego de gente en ambos sentidos.

Ascendiendo el Segundo Corredor del Midi d´Ossau

Después de escalarla, continuaríamos por el senderillo marcado con hitos que a los pocos metros gira a la izquierda para volver a ascender por una zona donde aún quedan varias clavijas. Aunque en este tramo tendremos que usar las manos para pasar, no hay mayor dificultad.

Afrontando la última parte hasta la Cima del Midi d´Ossau

A partir de este punto, sólo tendríamos que seguir el camino que entra directo en la última chimenea, aunque también podría clasificarse como una larga canal de bastante menor dificultad que las anteriores. No nos supondría ningún problema aunque se nos haría algo pesada por la cantidad de gente que había.

En el lado izquierdo del final de la chimenea – canal  existe una cruz de metal que puede servirnos de referencia para tomar el camino correcto. El terreno es pedregoso y se hace bastante incómodo, hallando varios senderos que se juntan y se separan sucesivamente, pero que conducen todos a la cumbre y que, nuevamente, están bien señalizados con hitos.

Afrontando la última parte hasta la Cima del Midi d´Ossau

El último escollo a superar, antes de llegar a la cima, sería una pequeña cresta sin apenas dificultad que nos permitiría cumplir con nuestro objetivo. Habíamos conseguido hacer cumbre en el mítico Middi d´Ossau de 2884 metros y tras algo más de cinco horas de subida.

Pirineos desde la Cima del Midi d´Ossau

Pirineos desde la Cima del Midi d´Ossau

Desde la soledad, en medio de la nada que le caracteriza y desde su punto geodésico las panorámicas de los valles adyacentes eran imponentes, así como la cima del Balaitús hacia el este, el tresmil más occidental del Pirineo, o el piramidal pico de Anayet, justo frente a nosotros, en dirección sur.

Allí pasaríamos más de una hora disfrutando de las anteriores vistas y de otras muchas cimas pirenaicas como el Gran Facha, Vignemale, Bisaurín, con un tiempo de ensueño que invitaba a permanecer allí todo lo que uno quisiera. De hecho hasta nos permitimos almorzar y compartir unas risas con una vascos que habíamos conocido en el refugio la noche que pernoctamos en él y con los que hicimos buenas migas.

Pirineos desde la Cima del Midi d´Ossau

Y aunque no nos apetecía nada, pues cuando uno tiene el mundo a sus pies cuesta volver a la realidad, había que empezar a ponerse en marcha para afrontar la bajada que tampoco es ninguna tontería. Lo primero y más importante llegar hasta la cruz del Portillón, un importante lugar de referencia para tomar el camino correcto y donde se localizan varias reuniones o puntos de anclaje para asegurar la bajada. Aunque había leído en algún lugar que hay personas que optan por el destrepe, mi padre no tendría ninguna duda y aquí prepararía las cuerdas para ir rapelando sucesivamente las tres chimeneas que habíamos afrontado a la subida.

Cruz del Portillón del Midi d´Ossau

Pirineos desde la Cruz del Portillón del Midi d´Ossau

Descenso de la Segunda Chimenea del Midi d´Ossau

Descenso de la Primera Chimenea del Midi d´Ossau

Todo saldría a la perfección y pronto volveríamos a estar en el refugio de Pombie donde no dudamos en recuperar fuerzas descalzándonos y tumbándonos en la hierba cercana al pequeño lago aquí situado, acompañados, como no podía ser de otra manera, de dos buenas cervezas frías.

Refugio de Pombie

Midi d´Ossau desde el Refugio de Pombie

Sólo quedaba ya deshacer el resto del camino hasta el aparcamiento y dirigirnos otra vez a nuestro alojamiento en Formigal, a la espera de seleccionar un nuevo reto en la montaña para el próximo año.



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