8 de Diciembre de 2013.
Como indicaba al final del
capítulo anterior hoy había decidido dejar los castillos del Alto Vinalopó y
desplazarme hasta el cercano Valle de Albaida, ya en la provincia de Valencia,
para conocer dos interesantes a la par que hermosas localidades de esta
comarca. Me estoy refiriendo a Bocairent o Bocairente y Ontinyent u Onteniente,
distando tan sólo la una de la otra once kilómetros.
BOCAIRENT
La Real Villa de Bocairente,
declarada Conjunto Histórico Artístico y edificada sobre una roca, es una de
las poblaciones más pintorescas que pueden visitarse en la provincia de
Valencia. Su barrio medieval, adaptado a las laderas de una colina que preside
la iglesia y su torre – campanario,
justifica de por sí una visita.
Estas tierras fueron pobladas
desde tiempos muy remotos, como lo demuestran los abundantes hallazgos
arqueológicos obtenidos en los yacimientos existentes en su término municipal.
El pueblo actual es de origen
musulmán, perteneciendo durante el siglo XI al reino taifa de Dénia. El rey
Jaime I de Aragón la conquistó en 1245. Durante la guerra de las Germanías
apoyó a Carlos I, obteniendo recompensas por ello. Bocairent fue de las villas
reales que tenían presencia y voto propio en las cortes del antiguo Reino de
Valencia.
Desde la Edad Media tuvo gran
importancia la fabricación de paños y otros artículos textiles, hasta el
extremo de que Felipe II emitió en 1587 una Real Pragmática que regulaba y
amparaba el funcionamiento de la Real Fábrica de Paños. La fabricación de
mantas ha constituido durante las últimas centurias la actividad más
tradicional.
Mi recorrido urbano comenzaría en
el puente de Sant Blai o Pont Nou,
con una preciosa vista del conjunto medieval de la villa, así como el cercano monumento a La Manta realizado en
agradecimiento a esta prenda por parte de los bocairentinos, cuya fabricación
es una de las bases de su economía.
Bocairent desde puente de Sant Blai |
A partir de aquí me adentraría en
el Barrio Medieval, un auténtico
laberinto de calles retorcidas y empinadas, muchas de ellas escalonadas para
poder superar el fuerte desnivel. Abundan las fuentes y las ermitas, hay
palacios y casonas con elementos arquitectónicos que evidencian su construcción
de estilo gótico o renacentista, y muy buenas vistas de la sierra de Mariola.
Algunos ejemplos de todo ello serían la calle
de las Vueltas, la plaza de San
Vicente, la plaza de la Canterería o el portal d´Agost.
Bocairent |
Barrio Medieval. Bocairent |
Calle de las Vueltas. Bocairent |
Barrio Medieval. Bocairent |
Por otro lado, en la plaza del Ayuntamiento, o del Mercado, llaman la atención las altas casonas situadas a la derecha de la plaza, de construcción antigua pero que llegan a alcanzar hasta los siete pisos, con ventanas dispuestas de modo asimétrico.
Plaza del Ayuntamiento. Bocairent |
Plaza del Ayuntamiento. Bocairent |
Especial atención hay que dedicarle también al templo de la Asunción, construido a principios del siglos XVI sobre otro templo de estilo gótico. Su gran campanario tuvo que ser reemplazado por el actual, de bella factura, a consecuencia de los daños sufridos por un terremoto en 1766. Hay que destacar en su interior las capillas de la Comunión y de Sant Blai (patrón de Bocairent). Aunque también son dignos de admiración los retablos del presbiterio que son obra de Juan de Juanes, quien tuvo la mala fortuna de morir pintándolos.
Iglesia de Ntra Sra de la Asunción. Bocairent |
Pero una de las cosas más interesantes que se pueden hacer en Bocairent es visitar las Cuevas de los Moros (Covetes dels Moros), un conjunto de cavidades artificialmente excavadas en la pared rocosa de la sierra que presentan unos cincuenta orificios en forma de ventana.
Cuevas de los Moros. Bocairent |
Se encuentras a sólo 300 metros del centro histórico del pueblo y se llega a ellas por una sencilla senda. Se piensa que se pudieron utilizar como granero por los árabes, o incluso para esconderse durante la Guerra Civil, pero no se tiene una certeza absoluta de su uso real.
Cuevas de los Moros. Bocairent |
Bocairent desde Cuevas de los Moros |
Una vez que se accede a su interior la diversión está asegurada, siempre que no se padezca claustrofobia, pues el recorrido se realiza por diferentes niveles de túneles, siguiendo una cuerda, y bajando y subiendo por estrechas aperturas abiertas en la roca completamente lisa.
Cuevas de los Moros. Bocairent |
Cuevas de los Moros. Bocairent |
La entrada anterior también te da derecho a visitar la cueva de Sant Bai, una especie de pozo utilizado como depósito de nieve y es que por estos lares es normal que en invierno caiga alguna copiosa nevada.
Cava de Sant Blai. Bocairent |
A lo largo de mi ruta podría ver en la lejanía la ermita del Santo Cristo y aunque tuve la tentación de hacer la pequeña ruta que me llevara hasta el alto en el que se encuentra situada, el hecho de haber quedado satisfecho con las vistas obtenidas del conjunto de Bocairent desde las Cuevas de los Moros y que no quería que se me hiciera tarde para visitar Ontinyent, me harían desistir de mi idea inicial.
Ermita del Santo Cristo. Bocairent |
Antes de abandonar la localidad también tendría oportunidad de acercarme hasta la plaza de Toros, la cual fue construida en 1843, lo que hace de ella la más antigua de Valencia, además de tener la particularidad de que 7 de sus 16 gradas están excavadas en la misma roca.
Plaza de Toros. Bocairent |
PARAJE POU CLAR
La carretera que conduce a
Ontinyent pasa por un estrecho pasadizo conocido como Pou Clar (Pozo Claro) que
deja libre el lecho fluvial. En este punto el nacimiento del Clariano
constituye un atractivo paraje natural que no quería dejar de conocer. Este
lugar permite refrescarse en verano con agua de manantial en las balsas que
forma el curso del río. Al mismo tiempo los muros naturales de piedra del cauce
conservan unas curiosas cuevas, abiertas no se sabe en qué época. Tras las
fotos de rigor continuaría mi camino.
Pou Clar o Pozo Claro |
Pou Clar o Pozo Claro |
ONTINYENT
Lo más interesante de esta
próspera localidad, de gran importancia industrial es, sin duda, su casco
antiguo, llamado también “La Vila”, declarado Conjunto Histórico – Artístico,
porque reúne la parte antigua de la villa, que estuvo cerrada por una sólida
muralla.
Lo mejor es perderse por el
laberinto urbano donde uno se encuentra con restos de torres y murallas
medievales que marcan el itinerario por este barrio. La Porta de la Trinitat y la de Sant
Roc evocan los portalones del medievo y las callejuelas estrechas y sin
salida nos hacen retrotraernos a épocas pasadas. Hay que reseñar la casa de Mossén Vidal y el palacio de la duquesa de Almodóvar o de La
Vila, uno de sus edificios más
importantes, donde se piensa estuvieron alojados Jaime I, Pedro el Grande y
Jaime II, al ser convertido en residencia real.
La Vila. Ontinyent |
En la Plaza Mayor podría encontrar otra muestra de edificios destacados como el Antiguo Ayuntamiento que preside el espacio. Es del siglo XVIII y tiene un curioso reloj de sol en la parte izquierda del edificio, elemento común en otros pueblos de la zona. Aquí se encuentra también el palacio de los Condes de Torrefiel.
Ayuntamiento. Ontinyent |
Otra importante construcción es la iglesia arciprestal de Santa María, cuyo campanario sobresale, con sus casi setenta metros, del conjunto urbano de La Vila. Se edificó sobre una mezquita del siglo XII y tiene una sola nave. Del siglo XVI conserva su portada plateresca que es el elemento exterior más importante y definitorio. En el interior destaca la tabla de la Anunciación y la pila bautismal de estilo renacentista, así como las esculturas del Santo Sepulcro y la Soledad de Benlliure.
Iglesia de Santa María. Ontinyent |
Otras iglesias interesantes serían la de San Carlos Borromeo, la de San Francisco o la de San Miguel de Raval.
Iglesia de San Francisco. Ontinyent |
Pero si algo no hay que perderse son las hermosas vistas que se consiguen desde el otro lado del puente de Santa María donde se pueden apreciar las casas de colores colgadas sobre algunos de los restos de la muralla medieval, con el profundo corte del río Clariano.
Ontinyent desde Puente de Santa María |
Río Clariano a su paso por Ontinyent |
No me privaría tampoco de bajar a la ribera de dicho río para observar otra perspectiva diferente y admirar de cerca el Pont Vell, otro de los elementos más emblemáticos de la ciudad, con sus dos arcos de medio punto.
Pont Vell o Puente Viejo. Ontinyent |
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