FLANDES OCCIDENTAL Y BRUSELAS - DIA 4. Bruselas

7 de Abril de 2012.

A las ocho estaba sonando el despertador y a esas horas parece que era el único de mis compañeros de habitación que se iba a levantar. Así que nada, me tocó hacer un poco de ruido para vestirme y asearme y, ¡manda huevos!, que de repente, uno de los que estaban durmiendo me chistó... ssshhh                                                                                                                                                    
A lo cual no me pude resistir y le dije como pude en inglés: “tú llegaste ayer a las tres de la mañana, hiciste mucho más ruido que yo, pero que mucho más y no te dije nada, así que por favor…” A lo cual no hubo respuesta no sé si porque quien calla otorga o porque no me entendió ni papa de lo que le estaba diciendo, pero bueno.

Una vez ya preparado y más relajado salí del hostal y en unos pasos me encontraría en el centro de la Grand Place. Ante mis ojos: el Ayuntamiento, la Casa del Rey, la Casa de los Duques de Brabante, Le Pigeon, donde se alojó Víctor Hugo, etc. Ya sé que es exagerado pero si no estuve una casi una hora, no estuve nada, pero es que me encantó la increíble plaza.

Ayuntamiento. Grand Place


Casa del Rey o Maison du Roy.Grand Place

Casas de los Gremios.Grand Place

Como era tempranito, lo siguiente que hice fue encaminarme hacia el famoso niño meón, el Manneken Pis, para intentar quitarme así a las hordas de turistas y bueno, más o menos lo conseguí, aunque me encontré con un pequeño grupo de japoneses, ¡qué raro! Mi sorpresa fue que le habían vestido de Draculín con su traje negro con capa e incluso los dientecitos de vampiro, ¡pero qué gracia me hizo!

Manneken Pis

Como justo al lado tenía una tienda de gofres y todavía no había desayunado, me tomé uno con chocolate y un chocolate caliente, valga la redundancia. (4 euros).

Y desde aquí, me iría alejando del centro, para tras un rato, llegar a la iglesia de Notre Dame de la Chapelle, una inmensa construcción de estilo gótico flamígero. Tras visitar su interior, empecé a callejear hasta llegar a una placita que no tenía nada (Breughelade-Oudesq), donde pude tomar un ascensor que me subiría hasta el palacio de Justicia y a unas bonitas vistas de Bruselas. Este es gratuito y te ahorras una buena subida hasta el edificio, si vienes por esta parte de la ciudad.

Notre Dame de la Chapelle

Palacio de Justicia

Vista de Bruselas desde el Palacio de Justicia

Tras rodearlo y comprobar que estaba cerrado y no podía acceder a su vestíbulo, una pena porque había leído que era espectacular, volvía a bajar en el ascensor, de nuevo, esta vez para dirigirme hacia más a las afueras de la ciudad hasta encontrarme con el Hallepoort, lo que queda de una antigua fortaleza medieval del S.XIV y el principal  vestigio de lo que fueron  las segundas murallas de la ciudad. Está muy bien conservada y tiene un parquecillo alrededor donde se respira mucha tranquilidad.

Hallepoort.Unico resto de Muralla

Justo aquí está la estación de metro del mismo nombre que el monumento y en ella me metí para ir hacia mi siguiente destino. En esto, que cuando me dispongo a sacar mi billete en la máquina (2 euros), ups, me doy cuenta que sólo tengo suelto 1,40, pfff. Mientras dudaba que hacer, empiezo a ver como un chaval de no más de doce años, se ponía entre las dos puertas correderas y haciendo un puente y sujetando con la espalda una y con las piernas la otra, empieza a invitar a todo el mundo a pasar, ¡alegría! Por supuesto que aproveché el momento y me colé como todo Dios. Ya en el andén, este se empezó a llenar y nada que después de diez minutos no venía ni un puñetero tren, hasta que todo el mundo empezó a marcharse poco después. Por fin una señora me dijo con el dedo que no, que no iban a pasar trenes. Yo le pregunté el porqué y me volvió a decir con la cabeza que no y se fue.

Más tarde me enteraría de la razón, de hecho casi al final del día, por lo que ya contaré después el porqué.

Total que salí de la estación y me fui andando, de nuevo, hasta el palacio de Justicia y aquí continuaría mi visita turística. Tomaría la calle Rue de la Regence, una inmensa avenida que tiene alguno de los monumentos más importantes de Bruselas. Me encontraría primero con la iglesia de Notre Dame du Sablón, una iglesia preciosa de estilo gótico, donde estaría un rato viendo su interior, en el que destaca especialmente el gran conjunto de vidrieras que rodean el altar. Cuando salí y justo en frente, cruzando la calle, hay un parque muy agradable rodeado de una gran verja con estatuas sobre columnas. En el interior hay una fuente con un monumento dedicado a los Condes de Egmont y De Hormes, que fueron ejecutados. Es realmente bonito y me senté en un banco durante unos minutos a descansar.

Iglesia Notre Dame du Sablón

Vidrieras.Iglesia Notre Dame du Sablón

Jardín del pequeño Sablón

 Ya con las pilas cargadas continué por la avenida, para seguir encontrándome edificios tan elegantes como el museo de Bellas Artes con su gran fachada o la Biblioteca Nacional, para unos metros después de estos darme de bruces con la inmensa plaza Royale con la iglesia de St. Jacques-Coudenberg. Este espacio me gustó también mucho y merece bastante la pena.

Museo Real de Bellas Artes

Bibloteca Nacional

Iglesia de Saint Jacques-sur-Coudenberg

Desde aquí bajaría por la Rue Montagne Hufberg de la Cour y así poder ver el peculiar edificio modernista Old England, hoy sede del museo de instrumentos musicales, y a continuación de este, los jardines L´Albertine con unas nuevas vistas de Bruselas y un peculiar reloj en uno de los edificios que se encuentran en la plaza del mismo nombre que los jardines.

Jardín de L´Albertine

Reloj en la Plaza de L´Albertine

Tenía hambre ya, pero decidí antes de comer ver otras dos cosillas, por un lado la Catedral de St. Michel y St. Gúdula, que la tenía bastante cerca. Aquí empezarían a caer las primeras gotas desde que llegué a Bélgica, por lo que no me podía quejar. Así que me metí dentro a visitarla, ya que además era gratuita. ¡Joder ya podíamos aprender en España a no cobrar por entrar en las iglesias! En segundo lugar me fui a ver, que no estaba demasiado lejos, la columna del Congreso, construida en conmemoración del Congreso de 1831 donde se proclamó la constitución belga. A sus pies se encuentra la llama eterna flanqueada por dos enormes leones. El conjunto de todo ello es de lo más chulo.

Catedral de San Miguel y Santa Gúdula

Catedral de San Miguel y Santa Gúdula

Columna del Congreso

Y ahora sí, avancé un poco por la Rue Royale hasta la intersección con la Rue de Loi y en el Pizza Hut de la esquina me comería una pizza barbacoa mediana con una coca cola (14,90 euros).

Cuando salí eran como las 15.15, así que me puse en marcha, que todavía me faltaban muchas cosas por visitar. Justo al lado de donde me encontraba tenía el parque de Bruselas y en cada extremo del mismo dos grandes palacios, uno el Real, sede de la Monarquía Belga y otro, el de la Nación, sede del Parlamento. El Real se puede visitar de Julio a Septiembre, cuando la familia Real se encuentra de vacaciones fuera del país.

Palacio de la Nación

Palacio Real

Palacio Real

Me dediqué a pasear un rato por los jardines y los exteriores de estos inmensos edificios y continué mi camino por la Rue Belliard, con dirección al Parlamento Europeo. Aquí llegué sobre las 16.20, en unos 20 minutos paseando.

Cuando llegué a la zona, lo primero que hice fue entrar en el edificio del Parlamentarium. En él te atienden en muchos de los idiomas de los países representados en la Unión Europea. Cerraba a las 17.00 al ser sábado, por lo que tampoco contaba con mucho tiempo, pero bueno, como era gratuito, por lo menos me hacía una idea. Lo tienen todo montado de forma amena y divulgativa. Te dan una guía multimedia electrónica con la que acercándola a cada punto de información, este se pone en tú idioma para que lo puedas leer o te empieza a contar la historia por los auriculares. En la exposición se cuenta el pasado, presente y futuro del Parlamento Europeo, puedes contestar a preguntas que se plantean en el Parlamento y luego compararlas con la respuesta mayoritaria, escuchar historias de ciudadanos europeos, etc., etc. Ya he dicho que no pude estar mucho tiempo, como unos cuarenta minutejos, pero me encantó.

Parlamentarium. Parlamento Europeo

Parlamentarium. Parlamento Europeo

A la salida paseé por el exterior del resto de edificios que conforman el Parlamento Europeo y que tantas veces hemos visto en la tele y tras unas cuantas tomas me dirigí andando, hacia otro famoso parque de la capital, el del Cincuentenario, como a otros veinte minutos andando de donde me encontraba. Aquí lo mejor de todo es el palacio, del mismo nombre que el parque. También destaca su arco central del triunfo dominado por una cuadriga de bronce muy parecida a la de la puerta de Brandenburgo. En su interior hay tres museos. Yo entré, por si veía algo en el del Automóvil, una exposición de coches de época. Me habían dicho que desde las taquillas ya se ven algunos coches, por lo que me acerqué hasta la barrera a mirar alguno. Luego me salí porque pasaba de pagar los nueve euros que costaba la entrada.

Parlamento Europeo

Parlamento Europeo

Arco del Triunfo.Parque del Cincuentenario

Y por fin llegué hasta la boca de metro Merode donde pensaba coger este para volver al centro. Y… ¡SURPRISE! Estaban cerradas las cuatro entradas a la estación. Dije: ¡Mierda, a que va a ser que lo de esta mañana no era un hecho aislado ni en una sola estación! Tampoco me puse, de momento, demasiado nervioso, ya que al lado tenía una parada de tranvía y varias de autobús, por lo que dije estoy salvado, no pasa nada. Así que me puse a esperar en las paradas, que estaban todas juntas. A los cinco minutos de espera, de repente se me acerca una chica muy maja y me dice en inglés que no hay tranvía, ni autobús, ni metro, ni nada de nada. ¡No me lo podía creer! –Pero… ¿y eso?, ¿qué ha pasado?- pregunté. Entendí que habían asesinado a alguien y en protesta por ello no había medios de transporte. Luego ya en España me enteré que el fallecido había sido un supervisor de transportes y que debido a ello se había convocado una huelga hasta el Martes en todo el transporte de la capital. No sé, aunque lo respeto, no lo comparto del todo, ya que pienso que no puedes paralizar toda una capital europea como Bruselas, en Sábado, en vacaciones de Semana Santa y cuatro días. Me parece excesivo. Menos mal que no había sacado ningún bono de transporte, pensando que iba a andar bastante y no me saldría rentable, sino me lo como.

Por supuesto, volviendo a mi situación, que taxis no había ni uno al ser uno de los tesoros más preciados ese día, así que con mi cara hecha un poema, lo único que me quedaba, después del día que llevaba, era volver andando. Estaba de bastante mala ostia, así que me fui cagando en todo un buen rato, mientras iba caminando. Poco a poco se me iría pasando el rebote y tras media hora de paseo, volví a mirar el mapa y ya me dije, pues ya que me tengo que pegar el palizón, pues me desvío  y veo algo más, ¿no? Y eso hice.

Así que, después de pasar al lado de los edificios de la Comisión Europea, seguí hacia el jardín botánico y la iglesia de Santa María, bastante espectacular, para después continuar por el Boulevard D´Anvers. Ya se me había pasado el cabreo y ahora por lo menos, mientras andaba, me iba entreteniendo viendo como toda la capital era un auténtico caos de tráfico. Estaba todo absolutamente colapsado, no se movía ni un solo coche y la gente en el interior de sus vehículos y fuera de ellos, estaba desquiciada. En fin, curioso y flipante el descontrol que tenían montado las autoridades belgas.

Jardín Botánico

Iglesia de Santa María

Después de ver alguna iglesia y algún edificio más, sin la mayor importancia, en mi peregrinaje hacia la Grand Place, por fin llegaba a esta sobre las 21.15. Subí a mi hostal a descansar y a darme una buena ducha y después de chapurrear un rato mi inglés con un chico de Pakistán, me fui a cenar a un restaurante que está en frente del meoncete y que se llamaba  Poechenellekelder. Había leído que estaba muy bien ambientado, con un montón de marionetas y figuras del Manneken Pis, y así fue. Me gustó mucho la decoración y la cena, que aunque sencilla, estaba muy buena. Me pedí un croque Monsieur, que eran dos sándwiches mixtos, con una ensalada y otro acompañamiento, muy rico también. Por supuesto todo acompañado de una cervecita. Todo me salió por 11 euros, así que genial.

Manneken Pis

Cerveza en Restaurante Poechenellekelder

Ya eran casi las 23.30, por lo que me fui a la Grand Place a hacer fotillos de noche y cuando acabé me metí en la cervecería- restaurante Roi d´Espagne a degustar una de las muchas cervezas que tienen en la carta. Me pedí una Gauloise, la cual estaba tremenda (5,50 euros) y además me pusieron panchitos, así que bien. Me encantó la decoración con los muñecos ahorcados en el techo, representando a los españoles, ja, ja, creo que no nos tenían mucho cariño.

Grand Place 

Grand Place 

Cervecería  Le Roy d'Espagne

Ahora sí que llegaba el momento de la retirada, pues eran casi la 01.00 y mi cuerpo ya no aguantaba más.

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