BERLÍN - DIA 4. Últimas horas en Berlín

19 de Marzo de 2012.

Después de desayunar en el Dunkin Donuts de Alexanderplatz, 6 donuts y 2 bebidas (10 euros), nuestra intención era subir a la torre de la televisión, pero al llegar hasta ella y ver el precio, 11 euros por persona, como que se nos quitaron las ganas y más después de haber visto ya la ciudad desde unos cuantos miradores los días anteriores.

Torre de la Televisión

Así que nada, como siempre, cogeríamos el bus 100 y nos marchamos a ver, por última vez, mi querida puerta de Brandenburgo, pues quería sacar nuevas fotillos y recrearme, nuevamente, con este increíble monumento.

Puerta de Brandenburgo

Cuando terminé nos marcharíamos en metro hasta la estación de Mierendorff, desde donde tras diez minutos de paseo, llegamos al Palacio de Charlottenburg, donde estuvimos dando una vuelta por el exterior y sus jardines, en los que nos sentamos un rato para recrearnos.

Palacio de Charlottenburg

Palacio de Charlottenburg

La entrada costaba 6 euros, pero estábamos cansados y decidimos pasar de entrar.

Una vez que recobramos energías, pues ya se notaba el cansancio de tanto tute, otra vez nos fuimos al metro, para llegar hasta la estación de Klosterstrauf, donde nada más salir nos daríamos de bruces con el Ayuntamiento Rojo, inmenso edificio de ladrillo de este color.

Ayuntamiento Rojo

Y justo en frente de este, comenzaba el pequeño y encantador barrio de San Nicolás, la cuna histórica de la ciudad y lo que ha sobrevivido del Berlín medieval, que fue totalmente restaurado a partir de 1981 y ahora es uno de los sitios más bonitos de la capital.

Barrio de San Nicolás

Barrio de San Nicolás

Iglesia y Barrio de San Nicolás

Aquí, paseando por sus callecitas, comprobaríamos como el tiempo parecía haberse detenido mientras mirábamos la casas de cuento que lo componen, pero desgraciadamente estábamos lejos de la realidad, ya que al mirar el reloj, nos dimos cuenta que eran ya las 14.00, lo que significaba que teníamos que regresar a Alexanderplatz a recoger las maletas de la consigna del hotel y marcharnos en el tren expreso que sale de esta plaza hacia el aeropuerto. Esta vez sí que pudimos cogerle. En tan sólo 25 minutos y tras tres paradas, nos habíamos plantado en el aeropuerto de Schoenefeld, donde después de pasar los respectivos controles, comeríamos y tras esperar hasta las 16.15, pondríamos rumbo a Madrid, tras haber pisado por primera vez suelo alemán.

1 comentario :

  1. Dani siempre me has inspirado de hecho me voy a ir con mi marido.

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