Aprovechando que mi hermana y mi cuñado estaban pasando sus
vacaciones en la localidad asturiana de Tapia de Casariego, no quise dejar
pasar esa oportunidad y dado que también disfrutaba en estas fechas de la
jornada intensiva, no dudé en coger carretera y manta, nada más salir el
viernes a las 15:00, y poner rumbo al apartamento situado en el ya mencionado
pueblo costero.
Aunque es verdad que soy reticente a hacer tantos kilómetros
para tan pocos días, el hecho de que fuese verano y poder hacer casi todo el
trayecto de día, unido a que íbamos a conocer una región por la que llevaba
mucho tiempo suspirando, harían que en esta ocasión no me importase pegarme la
paliza de casi seis horas conduciendo, más las respectivas paradas, llegando a
Tapia a las 22:00.
A pesar del cansancio acumulado, no tendría mucho tiempo
para quejarme, pues mi hermana y mi cuñado me esperaban con los brazos abiertos
y listos para llevarme a cenar a algunos de los mejores bares del pueblo, unido
al tremendo ambiente que había por ser las fiestas de la localidad.
Pasada la medianoche creímos conveniente retirarnos a
descansar, pues mañana debíamos madrugar para dirigirnos a la recóndita región
de Los Oscos asturianos, esa comarca
que me había dado la suficiente motivación para desplazarme tan lejos en sólo
un fin de semana.
Y es que Los Oscos es un microrregión aparte, pues aunque se
encuentra sólo a cincuenta kilómetros del mar, la vida moderna parece no haber
llegado hasta algunos pueblos de estos valles de montaña, en los que el tiempo
se ha detenido y un sentimiento de magia, soledad y misterio nos invadiría
desde el mismo momento que traspasamos sus fronteras. Todo ello acompañados
además por la continuada visión de gran cantidad de hórreos que anunciaban
constantemente lo cerca que estábamos de la frontera gallega.
Menos de cuarenta kilómetros nos iban a separar de nuestro
primer punto de interés: la aldea de Taramundi,
famosa en el pasado por la destreza de sus artesanos en el manejo del hierro,
contando en el siglo XVIII hasta con seis mazos hidráulicos. Hoy es conocida
por sus proyectos pioneros en el desarrollo de turismo rural.
Taramundi |
Taramundi está enclavado en un lugar montañoso, de
comunicaciones difíciles pero paisajes de ensueño, sabiendo convertir sus
formas de vida tradicionales en un atractivo turístico capaz de revitalizar la
zona.
Taramundi |
El lugar también es popular por el bable que hablan sus
naturales y por la producción artesanal de tijeras, navajas y cuchillos, con
cuidadísimas decoraciones geométricas y madera de boj.
La villa se encuentra salpicada de casas de piedra coronadas
en muchas ocasiones por tejados de pizarra.
En torno a la plaza principal cabe destacar una casona
conocida como La Rectoral, de aires
tradicionales, cuya reconversión en hotel supuso uno de los primeros pasos en
la dinamización turística. Una pieza de madera, perteneciente al propio árbol,
recuerda el roble que estuvo en ese lugar desde el siglo XVI hasta que murió en
1998.
Homenaje al antiguo roble. Taramundi |
Aunque en Taramundi es mucho más impactante el paisaje, la
artesanía y el patrimonio etnográfico, es interesante reseñar la presencia de
su iglesia de San Martín, levantada
sobre una prominencia rocosa.
Entorno de Taramundi |
Iglesia de San Martín. Taramundi |
En las afueras del pueblo, hacia el sur, también tendríamos
oportunidad de conocer el castro de Os
Castros, único recinto fortificado de la comarca parcialmente excavado y
uno de los de mayor importancia de todos los que hay en Asturias. Sería este uno
de los principales lugares comerciales durante la época romana (siglos I y II),
ya que por su posición estratégica era lugar de paso de las rutas comerciales
de transporte de mercancías.
Os Castros. Taramundi |
Pero aunque la anterior visita nos gustó, la que vendría a
continuación nos dejaría sin palabras. Me estoy refiriendo al museo de los molinos de Mazonovo, en la
calle Solleiro, sólo 500 metros más hacia delante de Os Castros. Abierto en
julio, agosto y durante la primera quincena de septiembre, el resto del año hay
que ir los sábados, domingos o festivos.
Museo de los Molinos de Mazonovo |
Dicha visita nos daría la oportunidad de realizar un
recorrido por la evolución de los molinos a lo largo de la historia, pudiendo
observar réplicas de distintas épocas y culturas, tales como romanos, árabes y
hasta africanos. También se observa una pequeña central hidroeléctrica que
abastece de energía al Museo, así como el molino en el que se abastecían de
harina los pueblos cercanos en época aún reciente.
Museo de los Molinos de Mazonovo |
Museo de los Molinos de Mazonovo |
Pero si ya es un privilegio ser testigo de estas peculiares
obras de ingeniería, mejor es aún convertirse en protagonista pues la mayoría
de los molinos necesitan de su manipulación para ponerlos en funcionamiento,
consiguiendo que la visita sea divertida y amena a la par que educativa.
Museo de los Molinos de Mazonovo |
Museo de los Molinos de Mazonovo |
Como no habíamos tenido suficiente con disfrutar de un solo
conjunto etnográfico, no dudaríamos en que nuestra siguiente parada fuese en la
aldea de Os Teixois, la cual nos
brindaría otra experiencia única gracias a la visita del conjunto de ingenios
hidráulicos que posee.
Os Teixois |
Os Teixois |
Una cuidadosa recuperación del sistema de canalización y
retención de agua hace posible contemplar las partes que lo forman, desde el
mazo hasta el molino, el batán, una fragua, rueda de afilar y una pequeña
central eléctrica. Todo ello con la personalidad que otorga el uso de los
materiales tradicionales en la arquitectura de la zona: madera, piedra y
pizarra.
Conjunto Etnográfico Os Teixois |
El agradable paisano que hace de guía nos mostraría el
funcionamiento de todo el conjunto, aprendiendo de él cosas tan interesantes
como que los batanes eran necesarios en la confección de artículos textiles
para dotarles, mediante un proceso de golpeteo, de una mayor resistencia. El
molino pertenecía a varios propietarios que se turnaban en su uso en función de
la mayor o menor propiedad que cada uno tuviera, siendo el agua que lo mueve la
misma que da movimiento al mazo. Por su parte, el conjunto de mazo y ferrería
era el utilizado en la manufactura tradicional del hierro. Mientras que la
fragua servía para fundir el metal mediante la aplicación de una gran fuente de
calor, la función principal del mazo, un largo y pesado brazo de madera, era
golpear las piezas y estirarlas hasta graduar su grosor y darles la forma
precisa. Curiosamente, la intensidad del fuego en la fragua se regula con la
caída en tromba del agua exterior.
Conjunto Etnográfico Os Teixois |
Conjunto Etnográfico Os Teixois |
Sin darnos cuenta habíamos llegado a la hora de comer, así
que nos desplazaríamos hasta la pequeña aldea de As Veigas, situada a sólo cuatro kilómetros y en un entorno mágico
e incomparable. Se encuentra situada en el fondo de un valle, por lo que para
acceder hasta ella hay que hacerlo por una sinuosa carretera de montaña que
desciende hasta la misma. Habrá merecido la pena, pues llegarás hasta un
pueblecito que no ha cambiado nada desde hace siglos.
As Veigas |
As Veigas |
Aún siendo pleno mes de julio, apenas había gente y la
serenidad y el silencio que había en el lugar te transmitían una gran paz y
sosiego.
Después de dar un pequeño paseo entre las antiguas casas de
piedra y admirar su iglesia, no tardaríamos mucho en encontrar el mesón del
núcleo rural, cuya decoración interior nos sorprendería gratamente pues en sus
paredes se exhibían gran cantidad de aperos e instrumentos de labranza.
As Veigas |
Pero lo que de verdad nos emocionaría sería la calidad de la
comida, pues todo fue de excelente calidad, degustando la fabada, unos chorizos
a la sidra y la tortilla al cabrales. De postre pediríamos requesón con miel
que también estaba espectacular.
Restaurante As Veigas |
Después de esta agradable experiencia culinaria, pondríamos
rumbo hacia Santa Eulalia de Oscos,
localizada a unos quince kilómetros y una media hora de conducción. Lo mejor,
una vez más, su entorno y su paisaje pintoresco con árboles de porte monumental
y densas manchas boscosas que tanto caracterizan el horizonte montañoso de Los Oscos, aunque también es posible
disfrutar de una arquitectura tradicional poco contaminada por gustos y formas
foráneas.
Santa Eulalia de Oscos |
Entre su patrimonio más interesante cabe destacar la casa de La Pruida, un complejo
señorial sito en el barrio de La Rúa. El conjunto está formado por diferentes
estancias, entre ellas la propia casa blasonada, la capilla y diferentes
construcciones auxiliares. También podríamos mencionar la iglesia de Santa Eulalia de finales del siglo XVII en la que
destaca la espadaña y una imagen de Santa Eulalia, así como la capilla del Carmen. El lavadero también resulta pintoresco.
Santa Eulalia de Oscos |
Y no queríamos terminar el día sin sentir de tú a tú la
naturaleza agreste y abrupta de esta aislada comarca de Los Oscos que estábamos
visitando. Para ello que mejor que realizar una ruta de senderismo, eligiendo
una de las más famosas y sencillas.
Dado que en esta región existen numerosas corrientes y
saltos de agua que bajan como pueden desde las alturas hasta lo más profundo de
los valles, optaríamos por admirar uno de ellos conocido como cascada de la Seimeira, una de las más
espectaculares que se descuelga con un salto de veinte metros hasta el río
Murias.
Para llegar hasta ella nos desplazaríamos hasta la diminuta
aldea de Pumares, muy cerca de Santa Eulalia, y una vez allí sólo tendríamos
que seguir las indicaciones que nos conducirían al salto de agua situado
aproximadamente a cuatro kilómetros del comienzo de la ruta. Si vas con tiempo
otra interesante opción sería dejar el vehículo en Santa Eulalia de Oscos y
hacer también caminando el tramo hasta Pumares.
Pumares |
Después de dejar atrás el evidente sabor rústico de la ya
mencionada aldea de Pumares, una senda de tierra nos adentraría en un tupido
bosque de diferentes especies, llevando continuamente a nuestra vera el curso
del río Agüeira. Poco a poco el camino se iría estrechando y en continuo
ascenso acabaríamos llegando hasta Ancadeira, una extinta aldea devorada por la
fragosidad del bosque y condenada por el olvido. Unos cientos de metros más
arriba las aguas del Agüeira reciben a las del río Murias.
Ruta de la Cascada Seimeira |
Ancadeira. Ruta de la Cascada Seimeira |
Después de caminar otros 200 metros nos toparíamos con un
merendero y tras otros 300 metros más por fin tendríamos de frente el hermoso y
espectacular salto de la cascada de la Seimeira descolgándose por los riscos.
Para contemplarlo mejor no hay problema en acercarse hasta la misma base y
subir unos pasos por la ladera derecha.
Cascada Seimeira |
Cascada Seimeira |
Vistas desde Puerto de La Garganta |
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