El parque
nacional de Yosemite se crearía en 1890 gracias al tesón y esfuerzo del
naturalista John Muir, eterno defensor de la naturaleza y la vida salvaje. Gracias
a su trabajo conseguiría convencer al presidente Teddy Roosevelt de proteger
los espacios naturales de Yosemite, el Gran Cañón o el Monte Rainer, entre
otros, declarándolos Parques Nacionales.
Una de sus
frases más célebres decía: “Ningún templo que se pueda construir con nuestras
manos se puede comparar a Yosemite”.
Y es que es
imposible comparar cualquier creación del ser humano con los escenarios de vida
salvaje que forman parte de las 300.000 hectáreas de este lugar. Sería por
parte de ese territorio donde hoy seguirían encaminados nuestros pasos.
Lo primero
que haríamos la mañana de hoy sería ir a ver de cerca “El Capitán”, la roca de
granito de una pieza más grande del planeta que se eleva hasta una altura de
350 pisos desde el fondo del valle. La sensación al estar debajo de esta mole
te hace sentir insignificante y muy muy pequeñito. Además podríamos ver como
algunos escaladores ya intentaban, desde hacía unas horas, llegar hasta la
cima, pues se encontraban colgados más allá de la mitad de la pared.
Tras esta
primera parada, nos pondríamos de camino hacia el área de Glacier Point,
parando nuevamente, y como no podía ser de otra manera, antes del túnel de
Wawona, en el mirador llamado Tunnel View desde donde se contempla la belleza
sin igual del valle de Yosemite, protegido por escarpados acantilados de granito
y cimas que se alzan desafiantes entre los 600 y los 1200 metros de altura.
Yosemite Valley desde Tunnel View
Tras deleitarnos con estos paisajes, llegaría el momento de dejar el coche durante unas horas para realizar la primera ruta de senderismo del día. Hay infinitas para hacer pero nos decantaríamos por realizar la llamada Sentinel Dome que te permite subir hasta lo alto de una cima en forma de bóveda y obtener una panorámica de 360 grados de toda esta zona. Es una ruta sencilla de 3,5 kilómetros de ida y vuelta y una duración de entre una hora y media y dos horas.
EL premio
por este pequeño esfuerzo está más que recompensado ya que desde la cima se
puede ver el valle de Yosemite, el cañón del río Merced, el Capitán, el Half
Dome y varias cataratas en la lejanía. Sin duda, uno de los mejores
observatorios de todo el parque Nacional y con mucha menos gente que en los
lugares tradicionales.
Sentinel Dome View Half Dome desde Sentinel Dome
Glacier Point, el mirador más famoso de todo Yosemite, sería nuestro siguiente objetivo. Aquí nos asentaríamos en lo alto de unas rocas y dejaríamos pasar el tiempo, sin prisa, de forma relajada, saboreando unos bocadillos y picoteando unos snacks. Ante nosotros teníamos la inconfundible figura del Half Dome, además de nuevamente el famoso valle. Además aprovecharía para hacerme una foto con una de las guarda parques que amablemente accedió a ello.
Decir como
curiosidad que el logotipo de la marca alpina North Face está inspirado en esta
montaña, además de ser el símbolo indiscutible del parque.
La tarde la dedicaríamos a irnos hacia la zona de Mariposa Grove, en el sur del parque, para poder ver las sequoias gigantes. En cuarenta minutos llegábamos hasta este área donde nos encontramos que el estacionamiento superior desde donde parten los senderos estaba cerrado por no quedar sitio para aparcar, por lo que tuvimos que dejar el coche en un parking inferior habilitado, donde tendríamos la suerte de que en ese momento se marchaba un vehículo y pudimos aparcar el nuestro. Si no se hubiera complicado la cosa.
Esta zona
contiene alrededor de 500 sequoias gigantes que son, probablemente, los seres
vivos más grandes sobre la tierra. Algunos de los ejemplares pueden exceder los
tres mil años de edad, por lo que todas las cifras son asombrosas.
Esperaríamos
como 15 minutos para tomar un shutle gratuito que nos dejaría en diez minutos
en la zona de Mariposa Grove y, por tanto, en el comienzo de la última ruta de
senderismo del día. Esta se llamaba Lower Grove con una distancia de 3,5
kilómetros de recorrido circular. El trayecto nos permitiría ver a estos
colosos de madera pudiendo hacer pruebas como intentar rodear entre los cuatro
uno de ellos y no llegar ni a la mitad del diámetro del tronco.
Aunque todos
son espectaculares es cierto que hay algunos que por su embergadura y
majestuosidad destacan sobre los demás. Tal es el caso de The Fallen Monarch,
un tronco inmenso desplomado y con las raíces al aire libre; o el de Grizzly
Grant Sequoia, un gigante entre gigantes con casi tres mil años de existencia;
o The Bachelor and Three Graces, un grupo compuesto por una gran sequoia
acompañada de otras tres de inferior tamaño.
Mariposa Grove of Giant Sequoias Mariposa Grove of Giant Sequoias
Así sorpresa tras sorpresa llegaríamos hasta la atracción estrella del bosque, el famoso California Tunnel Tree, un túnel escavado en la corteza de una de las sequoias y por el que puede pasar un coche sin problema.
Eran casi
las 18.30 cuando terminábamos este paseo por lo que se nos hacía completamente
inviable afrontar la segunda ruta que llevábamos en la cabeza conocida como
Upper Grove de nueve kilómetros de longitud, ida y vuelta. Así que nos
marcharíamos directos a coger el shutle de regreso al parking y, sin
entretenernos, pondríamos rumbo hacia el valle de Yosemite, pues todavía
teníamos por delante una hora y cuarto de camino hasta nuestras cabañas en
Curry Village.
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