OESTE EEUU - DIA 18. Llegada a San Francisco: Twin Peaks, Castro y Misión

21 de Septiembre de 2010.

Cuatro horas nos separaban de nuestro último destino en el viaje: San Francisco. Tras 315 kilómetros hacíamos la entrada triunfal en la ciudad por el inmenso puente Oakland Bay Bridge. Una vez más, desde que nos juntamos, conducía Sergio pues además de que le apetecía, también me hacía un favor después de tantos kilómetros que llevaba a mis espaldas. Así que pude ir disfrutando de las bonitas vistas de la bahía.

Hasta 1851, año en que se descubriría oro en las inmediaciones de la ciudad, San Francisco era una pequeña aldea de no más de 300 almas. A partir de ese año la fiebre por ese metal haría que la población creciera a 25.000 personas, por lo que se hicieron necesarias infraestructuras, comercios, bancos… y, en un tiempo inusitadamente corto, la ciudad se dotó de todo lo indispensable y más. Sus calles treparon por las colinas que la rodeaban y se volcaron al mar, se construyeron enormes avenidas flanqueadas de mansiones victorianas, se pusieron en marcha los trolebuses y tranvías. Todo iba sobre ruedas hasta que en 1906 llegaría una de las catástrofes más graves de la historia: el terremoto que asoló la ciudad un 18 de abril y que acabó con buena parte de lo que había entonces. Sin embargo, gracias al tesón y espíritu de sacrificio de sus habitantes, en tan sólo seis años, se volvería a levantar, dando lugar a muchos de los lugares que hoy se pueden visitar y que eran por los que nosotros íbamos a pulular.

Muy cerca del puente por donde habíamos entrado se encontraba el primer lugar donde queríamos parar. Se trataba de las colinas Twin Peaks, desde donde se obtiene una de las vistas más espectaculares y amplias de toda la ciudad y de la bahía y desde donde pudimos ver por primera vez el increíble Golden Gate y el presidio de Alcatraz. Como su nombre indica se trata de dos montañas gemelas que se encuentran a unos 280 metros de altitud y decir que este lugar nada tiene que ver con la famosa y conocida  serie de televisión del mismo nombre.

Christmas Tree Point. Twin Peaks

Tras estar aquí un buen rato, decidiríamos aprovechar las pocas horas que ya nos quedaban de utilizar el coche para dirigirnos con este a los cercanos barrios de Misión y Castro. Tras dejar el vehículo aparcado en la misma calle, pagando lo que correspondía en un parquímetro cercano, empezamos a recorrer los mismos.

Castro se caracteriza por ser el feudo de la comunidad homosexual de San Francisco. A principios de 1960, la población gay rescató las viejas viviendas victorianas y las restauró, siendo hoy uno de los barrios pudientes de la ciudad. Podríamos ser testigos de infinidad de publicidad pegadas en las calles y de muchos sex shops orientados a este sector de la población.

Barrio de Castro

Barrio de Castro

Al encontrarse pegados y ser uno continuación de otro, en pocas manzanas, nos adentraríamos en la zona de Misión, origen de la ciudad e identificado por su carácter colonial y la gran cantidad de murales, sobre todo tipo de temas, pintados en sus calles por la comunidad latina. Además de admirar el arte callejero también podríamos visitar Misión Dolores, fundada por la orden franciscana y siendo el edificio intacto más antiguo de la urbe, resistiendo, sorprendentemente, a la fiebre del oro y al terremoto de 1906.

Misión Dolores

Misión Dolores

A sólo una manzana de Misión Dolores, nos encontraríamos con el parque del mismo nombre, una gran explanada de césped verde, atestada de gente, donde no podríamos evitar sucumbir a tirarnos en el césped, el tiempo que restaba hasta que tuviéramos que marcharnos a entregar el coche. No obstante y en nuestro camino de vuelta hacia este, todavía podríamos pasar por Valencia Street, una de las calles más famosas de este barrio, bastante animada y con una gran cantidad de puestos de anticuarios por sus aceras.

Mission Dolores Park

Tras esta primera toma de contacto con San Francisco, conduciría hasta O´Farrel Street donde llegaría el momento de despedirse del precioso Dodge negro que nos había acompañado durante catorce intensas jornadas de viaje sin darnos el más mínimo problema.

Ya andando y con las maletas a cuestas, sólo tardaríamos en llegar cinco minutos al que sería nuestro alojamiento en la ciudad durante el resto de días que nos faltaban de viaje. Se llamaba Andrew´s Hotel y a él llegaríamos sobre las 18.30. El precio de la habitación nos saldría por 114,35 dólares cada noche que para lo que son los precios en esta ciudad no está mal. El problema son las habitaciones que son enanas y tuvimos que hacer malabares para colocar la maletas en algún sitio. El baño también era muy pequeño, pero bueno mejor que compartido se agradece. Por lo demás, en la recepción fueron amables y el desayuno estaba incluido, consistiendo este en dejarte en la puerta de tú habitación una cesta con zumo, café y bollitos. Lo mejor de todo, sin dudarlo, sería la situación pues se encontraba en la calle Post, a sólo dos manzanas de Union Square y a tiro de piedra de cualquier medio de transporte que quisieras coger. Incluso te permite ir andando a muchos de los lugares famosos, si te gusta pasear.

Andrews Hotel

Tras instalarnos y descansar un rato, todavía tendríamos tiempo de salir a dar una vuelta por las cercanías. Llegaríamos hasta la misma Union Square, entraríamos en algún que otro gran almacén y nos meteríamos a cenar en una hamburguesería que tenía muy buena pinta y donde nos pusimos ciegos. La verdad que luego nos costaría levantarnos de la mesa.

Union Square

Edificios Típicos de San Francisco

Cuando salimos del restaurante eran casi las 22.00 por lo que nos retiraríamos a descansar que mañana nos esperaba otra intensa jornada.


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