DIA 03. EEUU. Segundo día en la capital americana

15 de Agosto de 2009.

Si algo no le falta a Washington son monumentos dedicados a sus presidentes más importantes y significativos así como a los caídos en las guerras en las que han participado. No es ningún secreto el patriotismo que profesan una gran parte de los norteamericanos y ello se aprecia muy bien en todos esos sentidos homenajes y en el profundo respeto que sienten hacia aquellos que han dado la vida por su país y por los líderes que más han defendido la democracia y las libertades.

Así que buena parte de la mañana la íbamos a dedicar a conocer esos monumentos conmemorativos que no eran pocos.

Estaba claro que la primera cita de hoy iba a ser con el gran obelisco del Washington Memorial dedicado al primer presidente George Washington, al que ya me refería en la jornada de ayer, y al que no pudimos acceder porque no había entradas a la hora que llegamos. Hoy haríamos las cosas bien y a las 08:45 estábamos en la pequeña fila, que ya estaba formada, para poder conseguir, por riguroso orden de llegada, el turno que más te conviniera. Cuando abrieron y una vez que nos tocó elegir y dado que estaban casi todos los horarios disponibles, no dudaríamos en seleccionar el más próximo e inmediato a la hora que era, para así no tener que regresar hasta aquí y no andar agobiados con que se nos pasara el turno fijado. Por cierto que las entradas son gratuitas, una vez más.

Washington Monument

Tras una espera de sólo media hora podríamos entrar, por fin, en su interior para en pocos minutos tomar el ascensor hasta su cúspide, a 152 metros de altura, donde nos esperaban unas sensacionales vistas de los cuatro puntos cardinales, pudiendo observar, a vista de pájaro, los principales monumentos de la capital, algunos de ellos ya visitados el día anterior.

Capitolio desde Washington Monument

Jefferson Memorial y Tidal Basin desde Washington Monument

Así hacia el este veríamos el Capitolio y los museos del Mall; al sur el Tidal Basin y el Jefferson Memorial; al oeste el monumento a la Segunda Guerra Mundial y el Lincoln Memorial; y al norte la Casa Blanca. Sin obviar la estructura del Pentágono y los bosques de los estados de Maryland y Virginia en la lejanía.

La Casa Blanca desde Washington Monument

Lincoln Memorial desde Washington Monument

Después de unos veinte minutos el guardia encargado nos invitaría a volver al ascensor y en pocos minutos estábamos otra vez en el exterior. La experiencia había sido breve pero muy agradable.

No tuvimos que andar demasiado para llegar al monumento que rinde homenaje a los militares estadounidenses que participaron, así como a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. Ante nosotros teníamos una gran fuente rodeada por columnas que simbolizan la unidad entre los estados, los territorios federales y el distrito de Columbia. Los dos grandes arcos, uno en cada extremo representan las victorias en el Atlántico y en el Pacífico y en los grandes bloques de piedra se pueden observar escenas del conflicto armado bellamente representadas en relieves hechos en bronce. También emotivas son las estrellas de oro que rinden homenaje a las vidas estadounidenses perdidas (cien por cada estrella).

World War II Memorial

World War II Memorial

World War II Memorial

World War II Memorial

Poco después, bordearíamos la piscina rectangular que teníamos a nuestra derecha, y que famosamente es conocida como piscina reflectante, pues como su propio nombre indica consigue reflejar a la perfección los monumentos a Washington y Lincoln así como los árboles que la flanquean.

Piscina reflectante y Lincoln Memorial

De esta manera el diminuto contorno que podíamos apreciar del Lincoln Memorial desde ayer, y que a cada metro andado se iba apreciando algo mejor, se convertía en una grandiosa estructura donde realmente te sientes muy pequeño.

Piscina Reflectante y Lincoln Memorial

Lincoln Memorial

Su arquitecto escogería como modelo los templos antiguos de Grecia, quedando el conjunto rodeado por treinta y seis enormes columnas dóricas que representan a los estados que entonces integraban la Unión y cuyo nombre está tallado en lo más alto de cada una. La imponente y monumental estatua del presidente Lincoln sentado, mira por encima del estanque hasta el Capitolio y está hecha con mármol de Georgia. En las paredes se encuentran reproducidos los discurso de Gettysburg y el segundo inaugural.

Washington Monument desde Lincoln Memorial

Washington Monument desde Lincoln Memorial

Este sería uno de los lugares que más nos gustarían pues además de su grandeza sería conmovedor estar en el escenario de numerosas manifestaciones y protestas, siendo aquí donde se llevaría a cabo uno de los discursos más famosos: el “I have a dream” pronunciado por Martin Luther King en 1963.

Sin duda, uno de los monumentos más importantes de Estados unidos, afirmación de la democracia y el primer paso positivo hacia la libertad.

Lincoln Memorial

Lincoln Memorial

No sería poco el tiempo que nos tiraríamos aquí, pues no dudaríamos en sentarnos en las escaleras y, con la mirada hacia el Capitolio, imitar a Clint Eastwood en la película “En línea de fuego”, aunque en esta ocasión no estaríamos esperando que una chica se diera la vuelta para devolvernos la mirada, aunque, a decir verdad, tampoco hubiera estado mal.

Washington Monument desde Lincoln Memorial

Tras este merecido descanso era el momento de dirigirnos hacia la izquierda para ver el monumento a los caídos en la guerra de Vietnam. Las opiniones sobre esta obra siempre han estado tan divididas como las vertidas sobre el conflicto que conmemora. Algunos lo ven como el monumento más conmovedor de Washington, mientras otros lo consideran una ignominia. En cualquier caso, lo que es indudable es su popularidad y siempre hay una procesión de visitantes en él.

El sencillo monumento consta de dos muros triangulares de granito negro de 75 metros que forman un ángulo de 125 grados y apuntan hacia el obelisco de Washington y el Lincoln memorial. En los muros de tres metros de altura se pueden leer los nombres de los soldados que murieron o desaparecieron en Vietnam. También se pueden apreciar en uno de los extremos del mismo, dos esculturas con soldados a tamaño natural que reflejan en sus caras el dolor de la guerra.

Vietnam Veterans Memorial

Vietnam Veterans Memorial

Vietnam Veterans Memorial

Cruzando al otro lado del Lincoln memorial llegaríamos a la obra que conmemora a los fallecidos en la guerra de Corea y que sería inaugurada en 1995.  En ella se aprecian 19 figuras de tamaño natural marchando sobre un terreno áspero hacia una bandera estadounidense. De esta manera se quiere rendir un sentido homenaje a los soldados que ayudaron al ejército de Corea del Sur contra su dictatorial vecino del norte durante tres largos años.

Korean War Veterans Memorial

Korean War Veterans Memorial

También emotivos son los bloques de granito en el que se grabaron los nombres de los soldados capturados, desaparecidos o muertos, o la frase que dice “la libertad no es gratis”, sin olvidar el pequeño y tranquilo estanque cercano que transmite paz y serenidad.

Decíamos así adiós al siempre triste recuerdo de las guerras y nos poníamos en marcha hacia el siguiente monumento dedicado al presidente Franklin Delano Roosevelt, el cual gobernaría el país desde la Gran Depresión hasta el final de la II Guerra Mundial. Es recordado en un parque que se extiende en la orilla oeste del lago Tidal Basin y se encuentra situado entre árboles frondosos, tranquilos estanques y cascadas. El monumento se divide en cuatro salas exteriores que conmemoran las cuatro legislaturas de Roosevelt, el presidente más duradero de la historia de Estados Unidos.

Franklin D.Roosevelt Memorial

Franklin D.Roosevelt Memorial

Y sería este último presidente mencionado el que mandaría erigir el Jefferson Memorial, nuestro siguiente destino al que llegaríamos tras un agradable paseo a través de frondosos parques repletos de instalaciones deportivas donde los americanos practicaban sus deportes preferidos.

Las contribuciones de Jefferson, tercer presidente de Estados Unidos y un brillante estadista, se conmemoran en un monumento de mármol situado junto al Tidal Basin y rodeado de cerezos japoneses y que tiene como clara fuente de inspiración el Panteón  de Roma. En su interior pudimos admirar una imponente estatua de bronce de Jefferson de casi seis metros de altura, rodeada de extractos de discursos y textos del político inscritos en los muros. Especialmente solemne es la frase que dice “He jurado sobre el altar de Dios eterna hostilidad contra cualquier forma de tiranía sobre la mente del ser humano”

Tidal Basin

Jefferson Memorial

Jefferson Memorial

Sería este otro de esos lugares donde tampoco quisimos desaprovechar la oportunidad de sentarnos en sus escaleras para disfrutar de las vistas del enorme lago con el obelisco del Washington memorial como principal protagonista en la lejanía.

Tidal Basin y Washington Monument

Nuestros estómagos empezaban ya a quejarse por lo que sólo les haríamos esperar el tiempo necesario para llegar hasta el centro de la ciudad, que por otro lado no era poco, pues invertimos casi cuarenta minutos en llegar a las cercanías de la Casa Blanca, donde tras volver a admirar esta y comprobar que Obama no estaba por los alrededores, nos meteríamos en una cafetería a tomarnos unos sándwiches inmensos que nos dejarían bastante satisfechos.

La tarde la comenzaríamos tomando la línea azul del metro para dirigirnos hacia otro emotivo e importante lugar que no debería falta en una visita a Washington. Hablo del cementerio nacional de Arlington. Nos bajaríamos en la parada del mismo nombre, Arlington Cemetery, y en pocos pasos entrábamos en su interior. Este está abierto desde las 08:00 hasta las 19:00.

Arlington National Cemetery

Lo primero que haríamos sería dirigirnos al centro de visitantes para pedir un mapa gratuito y así poder ubicarnos y localizar sin problema los puntos que queríamos visitar. Hecho esto pasaríamos la puerta de acceso y en pocos pasos nos encontraríamos hileras y más hileras de relucientes lápidas blancas, que tantas veces habíamos podido ver en las películas americanas. Nos impresionaría bastante, la verdad. Bajo ellas descansan miles de soldados que dieron su vida por el país en todas las guerras en las este ha participado, desde la de la Independencia hasta las más actuales como la de Afganistán, sin olvidar otras como la de Vietnam.

Arlington National Cemetery

Arlington National Cemetery

Con un agradable paseo llegaríamos hasta la colina en la que se asienta la Casa Arlington que preside el cementerio y desde donde las vistas son espectaculares y casi en su parte delantera podríamos admirar las sencillas tumbas del presidente Kennedy y su esposa Jacqueline Onassis, además de la del arquitecto de la ciudad, Pierre Charles L´Enfant.

Arlington National Cemetery

Tumbas de John Kennedy y J.Onassis

Tumba de Pierre Charles L´Enfant

Poco después llegaríamos a otra de las ondulantes laderas donde se encontraba el Anfiteatro Conmemorativo para oficiar servicios y ceremonias de funeral a personalidades , así como la Tumba del Soldado Desconocido, donde presenciaríamos el solemne cambio de guardia que tiene lugar cada media hora.

Tumba al Soldado Desconocido.Cambio de Guardia

Vistas desde Arlington National Cemetery

Aunque el cementerio ofrece muchos otros interesantes memoriales, decidiríamos dejar aquí la visita porque yo tenía especial interés e ilusión en visitar un monumento que se me había quedado grabado en la mente desde que en su día vi la película “Banderas de nuestros padres” de Clint Eastwood. Me refiero al Iwo Jima memorial, al que llegaríamos caminando, en unos quince minutos, desde donde estábamos.

Iwo Jima Memorial

Este monumento es de fama mundial y es una de las esculturas más emotivas de Washington. Con él se quiere rendir homenaje al Cuerpo de Marines y representa a los seis soldados que levantaron la segunda bandera estadounidense en la cima del monte Suribachi en Iwo Jima, una de las islas volcánicas del archipiélago japonés, en febrero de 1945, suponiendo el final de la campaña americana en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial.

Iwo Jima Memorial

Iwo Jima Memorial

 En la base de la espectacular obra escultórica se pueden leer además todas las batallas importantes que involucran al Cuerpo de Marines de Estados Unidos desde 1775.

Tras permanecer allí más de media hora, sentados en el césped y fijándonos en los detalles del monumento, decidiríamos regresar caminando hasta el barrio de Georgetown, para así poder ver las vistas del río Potomac desde uno de los puentes que atraviesan este y que había de camino.

Río Potomac camino Georgetown


Tras un último paseo por el agradable barrio, decidiríamos terminar nuestra estancia en Washington D.C. pegándonos un buen homenaje en un restaurante italiano, además de caer de nuevo en la tentación de saborear los deliciosos pasteles que habíamos descubierto el día anterior en aquella escondida repostería.

Georgetown


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