TARRAGONA - DIA 01. Tortosa, Miravet, Escornalbou y Reus

14 de Junio de 2008.

Cataluña había sido una de las Comunidades Autónomas olvidadas para mí durante mucho tiempo, principalmente por la lejanía, pero para empezar a enmendarlo, me pareció una buena idea empezar a conocerla algo mejor por su parte sur, es decir por la provincia de Tarragona. Por lo que tras proponerle esta idea a mi amigo David y parecerle un buen plan, optamos por dedicar cinco días a la misma, un tiempo razonable para al menos conocer sus lugares más significativos.

Dicho y hecho, nos pondríamos en marcha de madrugada, desde Madrid, con la idea de estar temprano en el primer lugar que habíamos elegido visitar en nuestra ruta:

TORTOSA

En 1148, Ramón Berenguer IV llegó a Tortosa y la conquistó. Ahora, es la ciudad quien conquista a sus visitantes. Más de cuatro siglos estuvo en manos de los musulmanes y de aquel tiempo provine una fructífera convivencia que hizo de su judería la más importante de la Cataluña del siglo X. Ciudad episcopal y plaza fuerte, entre sus muros se reunieron los delegados catalanes que luego participaron en el Compromiso de Caspe. Ya en el siglo XX, durante la Guerra Civil, resultó duramente castigada por la batalla del Ebro. Hoy es uno de los lugares imprescindibles que hay que visitar en la provincia de Tarragona.

Nuestra visita se ciñó a los siguientes monumentos:

CATEDRAL DE SANTA MARÍA: su gestación fue lenta. Se empezó a construir 200 años después de la conquista cristiana y no se terminó hasta los siglos XVI y XVII, aunque la fachada es barroca, ya del XVIII. Se levantó sobre otro templo anterior, románico, del que no queda nada. De un depurado y elegante gótico catalán, el contrapunto es la fachada barroca con pilastras de orden gigante y una importante decoración.

Catedral de Tortosa


Catedral de Tortosa

La capilla de Nuestra Señora de la Cinta, o capilla Real, es la más opulenta, un lujoso y pequeño templo añadido a la catedral. Es plenamente barroca y decorada a base de jaspes, mármoles y pinturas.

Hay que destacar también los retablos “de la Estrella” y “de la Transfiguración”, auténticas obras de arte.

Tampoco hay que olvidar el claustro, del siglo XIII, caracterizado por su sencillez, con arcos ojivales y capiteles lisos, presentado relieves sólo los que quedan frente a la puerta de acceso. Empotrada en el muro central, puede verse la lápida trilingüe, del siglo VI, cuya inscripción está redactada en hebreo, griego y latín.

Claustro. Catedral de Tortosa

PALACIO EPISCOPAL: contiguo a la catedral, ocupa  varios edificios góticos dispuestos en torno a un patio cuadrangular con galerías ojivales. Entre sus estancias interiores, cabe destacar muy especialmente la capilla gótica, a la altura de la primera planta. Se accede desde el patio.

Palacio Episcopal de Tortosa

REALES COLEGIOS: Sant Lluís, Sant Jordi y Sant Domenec fueron fundados en 1564 y forman un extraordinario conjunto renacentista puesto en pie para favorecer la instrucción religiosa de los cristianos nuevos, es decir los moriscos convertidos apresuradamente a la nueva religión.

El más interesante es el de Sant Lluís, fundado por Carlos V, con una fachada concebida como arco triunfal profusamente decorada con relieves y esculturas y presidida por el escudo imperial del águila bicéfala. Cuenta además con un maravilloso patio cuya arquitectura sigue el modelo renacentista italiano. El colegio de Sant Jordi y Sant Domenec es de menor interés, aunque posee una hermosa fachada renacentista de dos cuerpos. En el friso se puede leer “domus sapientae”, la casa de la sabiduría.

CASTILLO DE LA ZUDA: también llamado de Sant Joan, se levanta sobre un cerro que domina Tortosa. Hoy día alberga el Parador de Turismo. Sus orígenes son islámicos, y datan del siglo X, en época de Abd al – Rahman III. En época cristiana se convirtió en cárcel y Jaime I lo transformó en residencia real. Desde su altura se disfruta de un magnífico panorama, que incluye la ciudad y el río.

Castillo de la Zuda. Tortosa

Tortosa desde el castillo de la Zuda

JARDINES DEL PRÍNCIPE: se encuentran junto a la Zuda y cuentan con 23 grupos escultóricos, entre ellos una escultura al diablo que compite con la del Buen Retiro de Madrid en ser de los pocos monumentos  levantados en exclusiva en honor del ángel caído.

BARRIO JUDÍO (CALL JUEU): se encuentra en la parte noroeste de Tortosa, en el barrio de Remolins. Aunque fue una de las más importantes del país, apenas quedan huellas de su presencia, salvo en el trazado de las calles, estrechas y laberínticas.

PUENTE DE L´ESTAT Y RÍO EBRO: No podríamos irnos de Tortosa sin pasear un rato por la ribera de uno de los ríos más importantes de España. De los puentes que lo cruzan destaca este que sustituyó al anterior que fue devastado por un incendio en 1862. Al lado, en medio del río, puede verse el monumento levantado en recuerdo de la batalla del Ebro, que en este punto fue especialmente sangrienta ya que el frente se mantuvo durante medio año.

Monumento a la Batalla del Ebro. Tortosa


MIRAVET

Para llegar a nuestro siguiente destino tardaríamos unos cuarenta minutos, utilizando el camino que pasa cerca de la localidad de Rasquera y es que nos hacía ilusión llegar de una manera especial a Miravet, considerado como uno de los pueblos más bellos de España. Efectivamente en vez de utilizar la vía normal, optamos por dirigirnos hasta la ribera del río Ebro que está enfrente del pueblo y cruzar hasta este en una balsa de madera que puede transportar hasta 3 y 4 vehículos. Una manera original y diferente de llegar al mismo.

Transbordador hacia Miravet

La imagen de este pueblo situado a orillas del Ebro está dominada por el castillo de origen islámico pero de historia ligada a la orden de los templarios, que fueron señores del mismo desde su conquista a los árabes, en 1153, hasta 1308, fecha de su derrota frente al rey Jaime II. Es uno de los mejores ejemplos de arquitectura militar de Cataluña y fue construido según el modelo de los levantados por los cruzados en Tierra Santa.

Miravet

Su amplio perímetro está rodeado de murallas de aspecto inexpugnable y reforzado en la zona alta por torreones rectangulares. Un recorrido laberíntico entre muros lleva al patio de armas, a una gran sala llamada “de las cuadras”, a la iglesia románica de Sant Marti y a otras muchas dependencias, además de conseguir constantemente espectaculares panorámicas del entorno adornado por el discurrir del río Ebro.

Río Ebro desde Castillo de Miravet

El caserío antiguo se pega al acantilado y trepa desde el río hasta la base de la fortaleza, donde destaca la iglesia de la Natividad.

MONASTERIO DE ESCORNALBOU

Nuestra siguiente parada estaría situada a cincuenta kilómetros, para los que necesitaríamos una hora de conducción.

Sobre la colina de Santa Bárbara, en el término de Riudecanyes, se encuentra el castillo monasterio de Escornalbou que no deja a nadie indiferente. Torres, muros, el claustro mirador, la iglesia de Sant Miquel forman un abigarrado y atractivo conjunto de piedra rojiza. Tiene una historia milenaria que arranca en Roma y e incluso su leyenda que data en 1162 la batalla en la que dicen que participó Sant Miquel en persona.

Monasterio de Escornalbou

Monasterio de Escornalbou

Su lugar más famoso es el claustro mirador con arcos de medio punto que sería reconstruido como mirador y ahora muestra una sorprendente vista sobre la Costa Daurada.

Claustro. Monasterio de Escornalbou

Vistas desde el Castillo de Escornalbou

Sant Miquel, por su parte, es una sobria y amplia iglesia románica ampliada alrededor de 1240. A los pies se encuentra la portada con tres arquivoltas apoyadas en sendas columnas con capiteles. Sobre ella se sitúan  dos estilizados ventanales y, más arriba, en lo alto, un vistoso rosetón. Adosada a esta se encuentra la capilla de Santa María.

En las instalaciones del convento también se halla la vivienda de Eduard Tola, condiscípulo de Gaudí. Aquí levantaría su mansión, con una imaginativa intervención. La vivienda permite curiosear a través de sus dependencias, los muebles originales y parte de la biblioteca por el ambiente de una auténtica casa señorial de principios del siglo pasado.

La visita es guiada y el horario es de martes a domingo de 10:00 a 17:00.  El precio es de 7 euros los fines de semana y de 4 euros el resto de los días.

REUS

El día lo terminaríamos en la ciudad natal de Antoni Gaudí, donde estábamos interesados especialmente en su magnífico conjunto de arquitectura modernista. Esto sería posible gracias a una próspera burguesía comercial que desde mediados del siglo XIX favoreció el desarrollo artístico y cultural de la población.

Edificio modernista. Reus

También tendríamos oportunidad de admirar la iglesia arciprestal de Sant Pere Apóstol poseedora de un bello rosetón y un campanario hexagonal de más de 60 metros de altura.

Iglesia de Sant Pere. Reus

Y la plaza del Mercadal, corazón del casco antiguo y lugar que cobró una gran importancia comercial al ser elegida para celebrar el mercado semanal. Hoy ya no celebra ningún mercado, pero sigue siendo escenario de distintos eventos locales. A su alrededor hay que destacar el Ayuntamiento, un notable edificio gótico con fachada renacentista, así como varios edificios modernistas bastante interesantes como Casa Navás, Casa Piñol, etc.

Ayuntamiento. Plaza del Mercadal. Reus

Estábamos muy cansados después del madrugón y el día tan intenso que habíamos tenido, por lo que dejaríamos atrás la segunda población de Tarragona y nos dirigimos a la propia capital donde teníamos nuestro alojamiento, que una vez más iba a ser la hospedería de la Casa del Mar, que podríamos utilizar gracias a los beneficios sociales de mi empresa, con el consiguiente ahorro.


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