Sólo nos quedaban unas
pocas horas en la capital romana y queríamos aprovecharlas para visitar el
“Campo de las Flores”, es decir una de las plazas más vibrantes de Roma situada
en el corazón del centro histórico. Su nombre se remonta a la Edad Media cuando
el cuadrilátero era simplemente un prado. Sin embargo a mediados del siglo XV,
el papa Calixto III decidió desarrollar el área, construyendo importantes
edificios como el palacio Corsini. Como resultado, se convirtió en importante
lugar de reunión para los poderosos del vecindario.
Cada mañana, la plaza se
transforma en un colorido mercado local que disfrutan tanto los residentes como
los turistas. Campo de Fiori, ofrece una increíble variedad de productos en uno
de los entornos romanos por excelencia. Desde semillas, plantas y flores
frescas hasta fruta recién picada, especias, pastas, utensilios de cocina,
pasando por carnes, quesos artesanos o cerámica. Como se ve se puede encontrar
de todo.
Tras esta original manera
de empezar el día, decidiríamos dar un último paseo por las inmediaciones de
los Foros Imperiales, pues pensamos que era la imagen más idónea para cerrar
nuestra visita a la capital italiana.
Para todos aquellos que
echen de menos un buen número de lugares no mencionados en estos días de
visita, la razón, como es de imaginar, es que no hubo más tiempo para poder
conocer nada más y es que el patrimonio romano es de tales dimensiones que creo
que se necesitaría al menos una semana para poder conocer todos los lugares
importantes, mucho más si lo que se pretende es profundizar.
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