La plaza del Campidoglio
fue diseñada por Miguel Ángel a mediados del S. XVI, en una de las colinas más
altas de la ciudad, y es una de las más elegantes de Roma. En ella hay tres
edificios muy importantes: el Palazzo Senatorio, al fondo, alberga el
Ayuntamiento de Roma; a la derecha el Palazzo del Conservatori; y a la
izquierda, el Palazzo Nuovo. El centro de la plaza se encuentra presidido por
una copia de la estatua ecuestre de Marco Aurelio, labrada en bronce, del siglo
II. Y en uno de los laterales se puede observar otra copia de la famosa
escultura de la Loba Capitolina amamantando a Rómulo y Remo.
Plaza del Campidoglio |
Loba Capitolina. Plaza del Campidoglio |
Pero nuestro interés no
sólo era por los exteriores de este escenario inolvidable, sino también por las
colecciones que en su interior albergan los dos palacios gemelos recién
mencionados y que se consideran uno de los mayores tesoros de Roma. Hablo de
los impresionantes Museos Capitolinos.
No teníamos mucho tiempo,
por lo que tendríamos que ceñirnos a lo esencial y más destacado, viendo así
obras como: la Venus Capitolina; Galo moribundo; Cúpido y Psique; la Sala de
los Filósofos; los originales de la estatua ecuestre de Marco Aurelio y de la
Loba Capitolina; o algunos fragmentos de la colosal estatua de Constantino.
También tendríamos tiempo de ver algunos de los mejores cuadros de la
Pinacoteca Capitolina, situada en el segundo piso, y donde están reflejadas
todas las escuelas desde la época medieval. Destacan cuadros de Tiziano,
Tintoretto, Veronés, Van Dyck y Rubens, entre los más importantes. Pero si
tuviera que quedarme con uno, no tendría duda, que sería “El rapto de las
sabinas” de Pietro da Cortona, del que se dice que inaugura la pintura barroca,
abandonándose la simetría y donde todo en él es movimiento dinámico y
ondulante.
Habíamos comenzado con un
nivel muy alto, nuestras primeras visitas de la jornada, y que mejor para que
el nivel no decayera que desplazándonos a otro lugar cercano y también
imponente: la plaza Venecia, dominada por el monumento a Víctor Manuel II. Este
fue construido en honor a dicho rey para conmemorar la unificación del país
tras la dominación austriaca. En los años veinte fue incorporado el Altar de la
Patria, donde posteriormente se colocó la Tumba al Soldado Desconocido,
custodiada por soldados todos los días del año. Los días festivos abren las
cancelas al público. Sería aquí también donde Mussolini daba sus eternos
discursos.
Monumento a Víctor Manuel II. Plaza Venecia |
A sólo diez minutos
caminando se encontraba la pequeña iglesia de Santa María in Cosmedin, situada
en uno de los enclaves más romanos que puedan imaginarse, junto al río Tiber y
frente a una puerta de muralla. Nuestro interés, más que por la iglesia, era
por meter la mano en la boca del dios del río que adorna el pórtico, la famosa
Bocca della Veritá. Según la leyenda, muerde a quien no dice la verdad. Todo
cinéfilo recordará la escena de Vacaciones en Roma, en la que Audrey Hepburn y
Gregory Peck bromean y tontean con sus manos ante la boca de la fuente.
Por su monumentalidad e
historia, tampoco pueden dejarse de visitar en la Ciudad Eterna, las llamadas
Basílicas Mayores: San Pablo, San Juan y Santa María Maggiore. Nosotros debido
a que la primera de ellas se encuentra a las afueras de la ciudad, nos
conformaríamos con las otras dos.
Comenzaríamos con San Juan
de Letrán, catedral de Roma, a la que llegaríamos en transporte público pues
los más mayores empezaban a acusar tantos días sin parar. En este imponente
edificio oficiarían los papas hasta que se marcharon al Vaticano, por lo es de
imaginar la importancia del templo católico.
Basílica de San Juan de Letrán |
Su interior es de los más
bellos y lujosos que pueden encontrarse no sólo en Roma sino en el mundo, por
lo que recomiendo no marcharse de la ciudad sin visitarlo.
De los elementos más
destacables están los mosaicos situados en el ábside, el precioso suelo, así
como la Santa Escalera, cuyos escalones serían pisados por Jesús para acceder
al palacio de Poncio Pilato.
Tampoco hay que perderse el
cenotafio del papa Silvestre II, ya que esconde una historia curiosa, pues se
dice que si el monumento está húmedo, está a punto de morir un cardenal o un
obispo. Si le caen gotas, es el turno del papa. Por cierto que Silvestre II
sería papa hace mil años y era un estudioso de las matemáticas y la astronomía,
haciendo que sus enemigos le acusaran de brujería y de pactar con el diablo.
A muy poca distancia de la
anterior se encuentra Santa María Maggiore, que según la leyenda se construiría
como consecuencia de una gran nevada que caería en pleno mes de Agosto,
dibujando en el suelo la planta del templo, interpretándose como una señal de
la Virgen María para indicar donde se debía construir la iglesia. De hecho este
acontecimiento se representa cada año en un festival donde se lanzan pétalos de
rosas blancas que conmemoran aquel supuesto acontecimiento.
Santa María Maggiore |
Su interior no te deja
indiferente y hay que prestar atención a la cúpula que fue dorada con el primer
oro proveniente del Nuevo Mundo, a los mosaicos situados en los muros de la
nave central y del ábside, así como el sarcófago en el cual se custodian las
reliquias de San Mateo y otros mártires localizado en el altar.
Los escalones que hay
debajo del altar conducen a la cripta, donde una urna de plata contiene
supuestos fragmentos del pesebre donde nació Jesús.
Y aunque hay mil detalles
más no era plan de eternizarnos aquí, por lo que no dudaríamos, después de
picar algo, en marcharnos a pasear, lo que quedaba de tarde y después de
atravesar la isla Tiberina, al célebre barrio bohemio del Trastévere, el cual
aparenta ser un pueblo en medio de la ciudad, con sus calles y puertas abiertas
al extranjero, sus torres medievales, románticos callejones y pequeñas y
encantadoras iglesias, siendo un buen ejemplo de estas últimas Santa María in
Trastévere, la más antigua de la ciudad y que según otra leyenda, el día que
nació Jesús, una fuente de aceite puro brotó en el lugar donde se alza esta
iglesia. Una columna junto al altar marca el punto exacto del milagro. Otro de los tesoros del
templo es la cabeza de santa Apolonia, mártir cristiana que perdió la vida en
la Antigua Roma. Sus enemigos le arrancaron los dientes y por eso fue elegida
patrona de los dentistas.
Antes de que la luz nos
abandonase aprovecharíamos para seguir perdiéndonos por las estrechas
callejuelas adoquinadas, hasta que nuestros pies empezaron a reivindicar más
que nunca un descanso, por lo que qué mejor que poner fin a la jornada y a
nuestra estancia en Italia que cenando unas pizzas en una de sus encantadoras
Trattorias.
Santa María in Trastéver |
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