CROACIA - DIA 10. Hvar: Stari Grad, ciudad de Hvar y playa de Pokonji Dol

30 de Agosto de 2021.

Hoy volvíamos a coger un ferry para desplazarnos hasta una nueva isla, pero esta vez ya no volveríamos a Split, sino que nos quedaríamos a pasar la noche en Hvar, la nueva elegida, pues era conocedor de que sus joyas artísticas, el clima templado, sus buenas playas y el animado ambiente nocturno, hacen de esta isla uno de los tesoros del Adriático, por lo que bien merecía la pena pernoctar aquí y disfrutar así de la belleza de la ciudad de Hvar, de igual nombre que la isla, con tranquilidad.

No obstante, el comienzo de la jornada se caracterizaría porque los caminos de mis amigos y el mío se separarían durante unas horas, ya que ellos no querían madrugar más, y preferían quedarse durmiendo, y a mí no me importaba hacer el esfuerzo para tomar temprano el ferry a la isla de Hvar y poder conocer la población de Stari Grad, que tenía fama de competir en belleza con la primera.

Split desde Ferry hacia la Isla de Hvar

Split desde Ferry hacia la Isla de Hvar

Así que dicho y hecho a las 08:30 estaba cogiendo el ferry hacia dicha isla y en menos de dos horas desembarcaba en el puerto de Stari Grad el cual se encuentra a dos kilómetros del centro histórico, al que se puede acceder caminando por una pista de tierra conectada con el mismo, sin necesidad de ir por carretera.

Llegando a la Isla de Hvar

Fundada por los siracusos en el siglo IV a.C. con el nombre de Pharos, Stari Grad (Ciudad Antigua) descansa al final de una larga bahía y sus monumentos están desperdigados en su hermoso barrio antiguo, caracterizado por casas bajas y diminutas calles.

Bahía de Stari Grad

Tras encontrarme con los primeros edificios destacables de la población como el mausoleo del arqueólogo e historiador Sime Ljubic y el Ayuntamiento, apenas tardaría unos minutos en plantarme delante del, probablemente, el monumento más sorprendente del pueblo: el Tvrdalj, es decir la residencia o palacio fortificado del poeta Petar Hektorovic, miembro de una de las familias más importantes de Hvar. El poeta lo concibió como una fortaleza, pero tras su austera fachada se oculta un hermoso jardín, diseñado en torno a un gran estanque con peces. Alrededor de la obra hay inscripciones en latín que resumen los valores del autor y la vanidad de la vida. Su construcción ocupó gran parte de su vida, de 1520 a 1569. La entrada cuesta 20 HRK.

Ayuntamiento de Stari Grad

Tvrdalj o Palacio de Petar Hektorovic.Stari Grad

Tvrdalj o Palacio de Petar Hektorovic.Stari Grad

Tvrdalj o Palacio de Petar Hektorovic.Stari Grad

En la calle adyacente al edificio anterior se halla el palacio Biankini, el cual alberga un pequeño museo que cuenta la historia marítima de la ciudad. Es una exposición multimedia dedicada a una barca griega que se hundió delante de la isla, así como a obras de pintores locales.

A continuación comenzaría a perderme por sus callejuelas, poseedoras del verdadero encanto de la ciudad, con sus escaleras floridas, sus balcones tallados, sus pasajes abovedados o sus jardincitos.

Plazuela de Stari Grad

Calle de Stari Grad

En dicho paseo encontraría la iglesia de San Rocco del siglo XVI, dedicada al patrón de Stari Grad y levantada por la cofradía del mismo nombre, gracias a los fondos del poeta y noble  Petar Hektorovic. El campanario se añadió en 1783 y las capillas laterales en 1898.

Iglesia de San Rocco. Stari Grad

Pero si hay dos lugares especialmente bonitos en la localidad son dos de sus plazas, o al menos así me lo pareció a mí. Una de ellas es la plaza de San Esteban, que una vez fue un sitio para reuniones y negociaciones comunitarias. En las casas del lado norte hay un reloj de sol y el escudo de armas de la familia noble Hektorovic del siglo XV. La casa del lado occidental tiene varios bloques grandes de piedra de las murallas originales de la antigua ciudad de Pharos incorporados. Delante del lado lateral de la iglesia hay un relieve romano: un Eros alado cabizbajo con su antorcha hacia abajo, el genio de la muerte, del siglo II.

Plaza y Campanario de San Esteban. Stari Grad

Y presidiendo el espacio se encontraría la iglesia de San Esteban, edificada sobre el emplazamiento de la primera catedral del siglo XII, cuando todavía no había obispo en Hvar. Presenta un campanario exento, es decir separado del resto del edificio, construido sobre los restos de lo que una vez fue la entrada de la ciudad griega de Pharos y con piedras tomadas de las antiguas murallas. En el interior de la primera galería del campanario se encuentra el relieve de una galera mercante romana del siglo II.

Plaza, Campanario e Iglesia de San Esteban.Stari Grad

Justo en la callejuela que pasa por delante de la anterior se encuentra la capilla de San Juan, del que se dice es el monumento cristiano más antiguo de la isla, construyéndose en el siglo XII sobre un templo antiguo.

La otra plaza en la que bien merece la pena detenerse sería la plaza Skor, cuyo nombre deriva del antiguo astillero en lengua croata, que estuvo ubicado aquí hasta el siglo XVII cuando se construyó la plaza. El conjunto de casas con paso abovedado es de principios del siglo XVI y el dintel de las casas de enfrente lleva el escudo de armas (dragón que sostiene a un hombre con una rama en la mano) de un noble desconocido. Según la tradición, fue esculpido hacia el año 1500.

Plaza Skor. Stari Grad

Plaza Skor. Stari Grad

Para terminar la visita me acercaría a visitar el monasterio dominico, fundado en el siglo XV y fortificado el siglo siguiente después de un ataque turco. Aquí está enterrado Petar Hektorovic, a la derecha del altar principal, bajo una placa en la pared. Entre otros tesoros cuenta con una Lamentación realizada por Tintoretto, obra que sería encargada por el poeta, cuyos rasgos pueden haber sido prestados para la cara del anciano. Hay también una pequeña colección arqueológica con sorprendentes restos griegos y romanos. La entrada cuesta 20 HRK.

Tras un último paseo por algunas nuevas plazuelas y calles que se cruzaron en mi camino, volvería a paso ligero al puerto, pues mis amigos estaban a punto de llegar en un nuevo ferry.

Ya todos juntos haríamos los quince kilómetros que nos separaban de la ciudad de Hvar y buscaríamos nuestro alojamiento en la misma. Se trataba del Resort Apartments Teranea, donde nos acomodaríamos en un espacioso, moderno e impoluto apartamento con una inmensa terraza. La verdad que era espectacular y bien podría calificarse de lujo. Es cierto que no era barato, pero para los precios de Hvar podemos considerarlo incluso aceptable, dentro de los alojamientos que te permiten ir caminando al centro histórico. Nos supuso 80 euros por persona, con desayuno incluido, ya que el complejo de apartamentos dispone de zonas comunes donde se ofrece el desayuno, además de poseer piscina comunitaria o recepción.

Después de unos sándwiches como comida rápida en la terraza, nos marcharíamos a conocer la ciudad de Hvar, situada a quince minutos caminando y cuesta abajo del apartamento. Efectivamente, luego tocaría desandar lo andado cuesta arriba.

Ciudad de Hvar

Debido al maravilloso estado de conservación de su centro renacentista, Hvar es una de las ciudades más visitadas de la costa dálmata y la población principal de la isla. Siempre ha sido popular entre los artistas y los famosos croatas, y su ambiente elegante se refleja en el creciente número de estilosos restaurantes, bares y hoteles.

El puerto, muy frecuentado por yates de lujo en verano, es uno de los más glamurosos del Adriático y pasear por él te deja impresionado. Ya los gobernantes venecianos se dieron cuenta que este puerto era mucho más fácil de defender que el de Stari Grad y ordenaron a todas las familias nobles de la isla que se desplazaran hasta aquí, convirtiéndose en un enclave vital para las naves venecianas que iban y venían de Oriente, con lo que se incrementó el comercio. También florecieron la cultura y las órdenes monásticas.

La catedral de San Esteban renacentista es el centro de atención de la plaza principal, Sv. Stjepan, situada delante de la misma, adoquinada, abierta hacia el puerto y con un pozo en el centro desde el que se distribuía el agua en el pasado. De la catedral decir que su vistoso campanario y su fachada son típicos del Renacimiento dálmata, mientras que el interior es de estilo barroco, destacando el altar mayor, las sillas de oro de madera tallada y una momia en un sarcófago de cristal del santo croata Próspero, situada en la capilla lateral izquierda del coro.

Catedral y Plaza de San Esteban. Hvar

Catedral y Plaza de San Esteban.Hvar

En el sur de la plaza está el Arsenal, erigido a finales del siglo XVI, e inconfundible por su gran arcada, que antaño se abría hacia el astillero en que se fabricaban o reparaban los barcos. El teatro de la primera planta, construido en 1612, es uno de los más antiguos de Europa, y se abrió a todas las clases para apaciguar los conflictos entre aristócratas y el proletariado. El lujoso interior está bien conservado y desde la terraza hay bellas vistas de la ciudad.

Arsenal y Plaza de San Estevan. Hvar

Otro edificio que no pasa desapercibido en las inmediaciones del anterior  es el palacio Elisabeth, convertido en un hotel de lujo, integrando su parte inferior lo que queda del antiguo palacio del Rector de la villa. La torre del reloj es el resto más viejo del palacio original (siglo XV), que constaba de cinco torres. La logia renacentista y sus arcos fueron reconstruidos después de la destrucción llevada a cabo por los turcos a finales del siglo XVI. Justo delante se halla la columna Standarac, donde se leían las proclamas municipales.

Palacio del Rector y Torre del Reloj. Hvar

Continuaríamos perdiéndonos por las callejuelas en ascenso de la ciudad, repletas de palacios patricios, que merece la pena descubrir en un paseo sin rumbo. Curiosamente, el palacio Hektorovic, el más emblemático, nunca se terminó, pero sus fachadas del gótico tardío dan fe de la edad de oro de la villa.

En nuestro camino, también nos encontraríamos con otro edificio que se vislumbra desde muchos puntos de la ciudad. Hablo de la iglesia de San Marcos y su precioso campanario. Formó parte de un monasterio dominico que fue un importante centro cultural durante el Renacimiento. Aunque abandonada en 1808, hoy sirve para realizar en ella acontecimientos como bodas y actos culturales.

Campanario Iglesia de San Marcos. Hvar

Ciudad de Hvar desde Campanario Iglesia de San Marcos

Tras dejar atrás el convento de las benedictinas en la que reside una comunidad de monjas que aún elaboran, muestran y venden encaje tradicional de Hvar, seguiríamos en continuo ascenso hacia lo alto de la colina donde nos esperaba la Fortaleza Española.

Fortaleza Española. Hvar

El sendero sube entre agaves, por encima de la ciudad alta, lo que permite ver, de la que se pasa, las puertas de la ciudad antigua. Esta fortaleza fue construida en el siglo XVI gracia a unos ingenieros españoles (de ahí su nombre). Y sustituyó a las fortificaciones ilirias anteriores a la ocupación griega. El ayuntamiento pudo pagar esta obra gracias a los beneficios obtenidos con la venta de sal. Los habitantes del pueblo sobrevivieron al gran ataque turco de 1571 porque lograron refugiarse aquí.

Fortaleza Española. Hvar

Fortaleza Española.Hvar

En la visita lo más interesante son los antiguos calabozos, muy siniestros, y las maravillosas vistas del pueblo y de las cercanas islas Pakleni.

Ciudad de Hvar e Islas Pakleni desde Fortaleza Española

Ciudad de Hvar desde Fortaleza Española

Fuerte de Napoleón desde Fortaleza Española.Hvar

Aunque en un principio nos planteamos continuar subiendo hacia el fuerte de Napoleón, situado todavía más arriba, el hecho de que pudiéramos verlo de lejos y no pareciera que ofreciese demasiados alicientes, y por otro lado el cansancio y las ganas de pegarnos un baño antes de que terminara la jornada, nos haría desistir de esa primera idea y deshacer los pasos, primero hasta la parta baja de Hvar, y después hasta el apartamento, donde nos pusimos los bañadores y caminamos tan sólo 1,5 km hasta llegar a la playa de Pokonji Dol. Y algunos os preguntaréis, ¿porqué no os llevasteis el coche? Pues porque no era fácil aparcar por allí y para acceder a la playa es necesario bajar por un sendero de piedras y tierra que hay que hacer caminando sí o sí, por lo que el ir con vehículo hubiera supuesto más pérdida de tiempo.

El pequeño esfuerzo bien mereció la pena, porque nos encontramos otra de esas playas con aguas transparentes y cristalinas que parecen el paraíso. Y si encima llegas sudando, como fue nuestro caso, pues el baño nos supo a gloria.

Playa de Pokonji Dol. Hvar

Playa de Pokonji Dol.Hvar

Apuraríamos hasta que empezó a ponerse el sol y con el tiempo justo para volver a subir por el camino pedregoso antes de que se hiciera de noche. Una vez en el apartamento, nos adecentamos y nos marchamos de nuevo al centro histórico de Hvar para vivir el ambiente nocturno de su paseo marítimo. Una auténtica gozada. Se notaba que había nivel y mucho.

Paseo Marítimo y Fortaleza Española. Hvar

Puerto y Paseo Marítimo. Hvar

Miraríamos en diferentes restaurantes y comprobamos lo elevado de los precios en muchos de ellos. No obstante, escarbando un poco, encontramos un sitio con precios más o menos razonables donde decidiríamos sentarnos a cenar. Se llamaba 4 Palme y no nos equivocamos pues los platos estaban bien cocinados y el servicio fue amable y rápido.

Un último paseo por el puerto de Hvar saboreando un riquísimo helado sería la manera perfecta de despedir otro maravilloso día en una de las islas más auténticas y glamurosas del archipiélago croata.


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