DIA 17. MONTENEGRO Y CROACIA. Risan, Herzeg Novi y Cavtat, antes de regresar a casa

18 de Julio de 2021.

El viaje por los Balcanes llegaba a su fin, pero el avión a Madrid no salía hasta por la tarde y eso me iba a permitir apurar los últimos momentos en Montenegro para conocer en este país dos nuevas poblaciones e incluso, una vez en Croacia, parar también en otra localidad cercana al aeropuerto. Así que como se ve no iba a desaprovechar el tiempo.

Como si de una despedida se tratara, el día amanecía desapacible y con el cielo encapotado, amenazando tormenta, siendo el peor inicio de jornada desde que comenzó el viaje, pareciendo como si a esta preciosa península europea le causase tristeza que me marchara. Yo, sin embargo, no estaba desanimado, porque sabía que sería sólo un hasta pronto.

Desde Kotor tendría que recorrer sólo 18 km hasta llegar a Risan, lo que me llevaría sólo unos veinte minutos.

Risan se encuentra en el fondo de la bahía que lleva su nombre, perteneciente al fiordo de Kotor, y se la considera la más antigua ciudad del golfo. Se encuentra a pocos kilómetros de Perast y, sin embargo, no es tan conocida ni tiene su fama, pero si se dispone de tiempo no está de más hacer una breve visita.

Risan

Su principal reclamo son los restos de una villa patricia romana que ha sobrevivido hasta el día de hoy. Se la conoce por su piso de mosaicos, entre los cuales se encuentra la única imagen del dios de los sueños Hypnos en los Balcanes. Estas ruinas se consideran, con razón, el patrimonio más rico de la cultura antigua en el territorio de Montenegro.

Mosaicos de Villa Romana. Risan

Mosaicos de Villa Romana. Risan

Lo que me pareció abusivo es el precio que hay que pagar por ver los mosaicos. Nada más y nada menos que seis euros.

Cerca del anterior se halla la iglesia de los santos Pedro y Pablo de 1601. Es un complejo sencillo con una pequeña capilla, así como un cementerio. Destaca la colección de iconos que se conservan en su interior.

Iglesia de los Santos Pedro y Pablo. Risan

En Risan destacan también su calle principal con algunos palacios de mármol, el mercado matinal, su pequeño puerto y, frente a este, en el paseo marítimo, un gigantesco y divertido banco donde hacer alguna que otra tontería.

Palacio de Risan

Calle Principal. Risan

Banco gigante en Risan

Volvía a coger carretera y manta y tras otros 27 km me plantaba en la ciudad de Herzeg Novi, con un casco antiguo acogedor: calles estrechas, techos de tejas rojas, casas antiguas de diferentes estilos con contraventanas verdes y un buen número de flores y plantas en cada rincón. Una delicia que no estaba dispuesto a perderme.

La ciudad es llamada “la ciudad de los mil pasos” y es que se encuentra ubicada en pendiente y está llena de calles sinuosas y muchas escaleras, por lo que exige de cierto esfuerzo para recorrerla.

Yo decidiría hacerlo de arriba a abajo, por lo que optaría por dejar el coche en su punto más alto y desde allí empezar a descender. Me encontraba en la fortaleza española, cuyo nombre hace referencia al dominio español, aunque este sólo durara en la zona un año, de 1538 a 1539. Sorprendentemente, su nombre se conserva hasta nuestros días. Incluso su arquitectura en aquella época se parecía más a una iglesia. La imagen que se puede ver hoy fue adquirida durante el reinado del imperio otomano en los Balcanes, fortaleciéndola con altos muros y bastiones redondos.

Fortaleza Española. Herzeg Novi

Fortaleza Española.Herzeg Novi

Acceder a ella es libre, ya que el recinto no está protegido y se encuentra algo deteriorado. Lo mejor son, sin duda, las espectaculares vistas de la bahía de Kotor.

Bahía de Kotor desde Fortaleza Española. Herzeg Novi

Algo más abajo llegaría a una nueva construcción defensiva denominada Kanli Kula. Su nombre se traduce del turco como “Torre Sangrienta”, haciendo honor a su nombre, pues durante el reinado del imperio otomano, aquí existía una prisión conocida por sus brutales torturas y asesinatos. En sus paredes se encuentran algunos dibujos realizados por los presos. Afortunadamente, hoy ya nada recuerda aquellos trágicos eventos del pasado y en ella se ha instalado un teatro al aire libre en el que se hacen representaciones en verano. La ciudadela también ofrece magníficas vistas de la ciudad, desde sus robustos muros. La entrada cuesta 2 euros.

Fortaleza Kanli Kula. Herzeg Novi

Fortaleza Kanli Kula. Herzeg Novi

Herzeg Novi desde Fortaleza Kanli Kula

A la salida me introduciría en el centro histórico, propiamente dicho, donde sus principales monumentos se encuentran en sus tres plazas principales.

Llegaría en primer lugar  a la plaza Herzeg Stjepan Vukic, en cuyo honor se nombró la ciudad. Esta plaza durante la dominación veneciana también se llamaba Belavista, que significa “hermosa vista”. Aquí se encuentra una de las principales iglesias de la ciudad: la del Arcángel Miguel. Es relativamente nueva, iniciándose su construcción por la República de Venecia en 1863 y terminándose en 1911. En ella se encuentran entrelazados los estilos románico, bizantino y gótico. En medio de la plaza se encuentra también la fuente para beber Karachi, también con una mezcla de estilos. Y flanqueando sus lados se pueden observar también el archivo de la ciudad, la biblioteca y una tienda de antigüedades.

Iglesia Arcángel Miguel. Plaza Herzeg Stjepan Vukic. Herzeg Novi

Tras la anterior haría acto de presencia en la plaza Nikola Durkovic, donde a primera vista llama la atención la torre del reloj o Sahat Kula. Fue construida en 1667, durante el reinado del imperio otomano y servía en ese momento como entrada principal a la ciudad. Además, decorada con varios relojes mecánicos en varios lados, mostraba a todos los ciudadanos el tiempo de las oraciones musulmanas diarias. El reloj que se puede ver hoy es de 1995 y es electrónico. En el mismo espacio se puede ver también la torre occidental, ubicada ligeramente por encima de la torre del reloj.

Plaza Nikola Durkovic. Herzeg Novi

La tercera plaza que se toparía en mi camino sería la plaza Mica Pavlovica donde descubriría la iglesia de San Jerónimo, levantada en 1856 donde antes hubo una capilla católica dedicada al santo homónimo, patrono local. Conserva pinturas de estilo barroco. Junto a ella  se encuentra la iglesia de Sv. Leopold Mandic.

Iglesia San Jerónimo. Plaza Mica Pavlovica. Herzeg Novi

Sólo me quedaba ya bajar hasta el paseo marítimo conocido como Setaliste Pet Danica, que lleva el nombre de cinco jóvenes mujeres llamadas Danica que murieron durante la II Guerra Mundial. Está lleno de chiringuitos, tiendas y plataformas de cemento para bañarse. Lástima que el día no acompañase demasiado, de hecho, en este mismo momento empezaría a llover, debiendo hacer las visitas que me faltaban con el agua cayendo sobre mi cabeza, aunque afortunadamente ya casi había acabado.

Paseo Marítimo de Herzeg Novi

Primero me encontraría con otra fortaleza de hermoso nombre “Forte Mare”, destinada a proteger la ciudad de los ataques desde el mar. En la actualidad sirve de cine de verano.

Fortaleza Forte Mare. Herzeg Novi

Cerca de la fortaleza Forte Mare, en el paseo marítimo, hay un monumento dedicado al rey Tvrtko I, fundador de la ciudad. Fue establecido en octubre de 2013, el día del municipio de Herzeg Novi. La altura es de 5,5 metros.

Monumento al Rey Tvrtko I. Herzeg Novi

La otra construcción militar en la costa sería otra pequeña ciudadela de la que hoy sólo quedan ruinas al quedar destruida por el terremoto de 1979.

De esta manera concluiría mi visita a Herzeg Novi, poniendo así fin a las visitas en Montenegro y partiendo, sin prisa pero sin pausa, hacia la frontera con Croacia de la que sólo me separaban doce kilómetros. Tal y como esperaba tendría que esperar casi una hora hasta que llegó mi turno, donde sin embargo, sólo me preguntaron cuál era el motivo de mi visita y al decir que volvía ya a España, ni se molestaron en pedirme PCR ni ningún otro tipo de documento, salvo el DNI. Así que mejor así.

Sólo me separaban del aeropuerto 17 km, por lo que tras recorrer estos y comprobar que disponía de tiempo más que de sobra, decidiría hacer una última visita antes de coger el avión que me llevara a Madrid, dirigiéndome hacia la ciudad croata de Cavtat, situada sólo a cinco kilómetros del aeródromo.

Cavtat

Cavtat

Cavtat es el nombre croata de Civitas Vetus, el emplazamiento de la ciudad romana de Epidaurum, que fue destruida por los ávaros en el siglo VII (se han encontrado restos de un teatro, una calzada  y varias tumbas).

Lo más agradable en esta localidad es recorrer su paseo marítimo y sentarse en alguna de sus muchas terrazas, como así haría yo. Entre los lugares de mayor interés están el mausoleo de Racic, la iglesia de San Blas y un monasterio franciscano, situados al final del paseo marítimo, en un alto. En mitad de este se encuentra la agradable plaza de Franjo Tudman, así como la iglesia de San Nicolás, con una bonita escalinata que permite acceder a su interior.

Cavtat

Plaza de Franjo Tudman

Iglesia de San Nicolás. Cavtat

Tras la breve y agradable estancia en esta localidad costera croata, llegaría el momento definitivo de decir adiós a los Balcanes, o tal vez quede mejor un casi seguro hasta pronto, encaminándome hacia el aeropuerto, donde tras pasar los controles respectivos llegaría a la puerta de embarque para, a las 19:40, despegar sin retraso, rumbo a Madrid, llegando tan sólo tres horas después. En todos los controles de la vuelta, de ambos países, lo único que me pidieron fue el código QR de un formulario sanitario que había que rellenar para entrar en España. Salvo esto, nada más. Así que sacad vosotros vuestras propias conclusiones acerca de los sistemas de control y seguridad respecto al COVID 19.


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