DIA 10. MONTENEGRO. Cruce de fronteras, datos prácticos de Montenegro y P.N.Durmitor: sur del anillo y lago Negro

11 de Julio de 2021.

A las cinco de la mañana sonaba el despertador y en sólo media hora ya estaba arrancando el coche y partiendo hacia la frontera con Montenegro. Tenía por delante 112 km, que aun no siendo muchos en distancia, era consciente de que sería un camino largo, porque me esperaban carreteras de doble sentido y muchas curvas que según fuera avanzando se irían estrechando cada vez más, debiendo conducir con sumo cuidado y siempre en alerta. El plan consistía en entrar por el paso fronterizo de Scepan Polje donde el río Drina forma la frontera natural entre ambos países y es atravesado por un puente, encontrándose en cada extremo los controles de cada país.

Hasta llegar a ese momento sólo tendría que tomar la carretera M-18 que salvo un desvío del que hay que estar pendiente no supone ninguna pérdida. El paisaje es soberbio desde que abandonas Sarajevo y la vegetación, las montañas y el discurrir del río Bistrica pronto se vuelven los protagonistas, obligándome a realizar varias paradas para plasmarlo en fotografías. Pero sería a partir del pequeño pueblo industrial de Brod, cuando el anterior curso de agua se funde con el río Drina, cuando llegaría la mayor de las sorpresas, al convertirse este en mi nuevo compañero de viaje hasta la frontera, permitiéndome contemplar panorámicas aún mejores que las que llevaba hasta este momento, siendo un auténtico disfrute para los sentidos. En contraposición la carretera que debía llevarme hasta Montenegro se había convertido en más pequeña y precaria si cabe que la anterior. Y al calificarla con esos adjetivos quiero decir que me encontraría zonas con baches, sin barreras y con tramos donde los acantilados y precipicios hacían que se te pusieran los pelos de punta. Así durante treinta largos kilómetros que dejan K.O. a cualquiera. Está claro que no aconsejo realizar esta ruta por la noche bajo ningún concepto.

Entorno del Río Drina camino hacia la Frontera de Scepan Polje

Entorno del Río Drina camino hacia la Frontera de Scepan Polje

Necesitaría algo más de dos horas para llegar al puente que atraviesa la frontera, donde me tocaría esperar casi una hora, pues ya había una fila de coches importante delante de mí. Nuevamente estaba nervioso esperando que todo saliera bien. En el puesto de Bosnia apenas me harían detenerme, pero llegado al puesto de Montenegro sí que me pedirían la documentación del coche con la carta verde y el pasaporte. Por el contrario, no me exigirían nada con respecto al COVID ya que para entrar al país habían suprimido hacía unas semanas todos los requisitos.

Frontera de Scepan Polje entre Bosnia y Montenegro

Río Piva desde Frontera Scepan Polje

Todo era correcto, por lo que ya estaba en Montenegro y por delante tenía ocho días para descubrirlo. El subidón de adrenalina era brutal.

Pero antes de continuar me parece este el momento idóneo para referirme a los datos prácticos de este nuevo país.

DATOS PRÁCTICOS MONTENEGRO:

REQUISITOS DE ENTRADA: Los ciudadanos españoles pueden entrar en Montenegro sin necesidad de pasaporte, al menos en teoría, y con sólo el DNI para una estancia de un máximo de 90 días.

CUÁNDO IR: Creo que el mejor momento para ir es de mayo a septiembre donde podrás visitar la totalidad del país. Montenegro posee un clima Mediterráneo con veranos largos y secos en la costa, e incluso un clima cálido en las zonas montañosas del interior, aunque el clima es cambiante y pueden aparecer lluvias en cualquier momento. Durante el invierno el frío y las nevadas son los protagonistas en estas zonas por lo que las carreteras pueden estar cortadas e impracticables y no podrás hacer casi ninguna ruta de senderismo.

MONEDA: La moneda oficial es el euro. Los cajeros pueden encontrarse sin problemas en las oficinas urbanas y en los hoteles. Las tarjetas pueden usarse sin dificultades en la mayoría de tiendas, restaurantes y gasolineras. Los precios resultan en general algo más bajos que en España, encontrando menús a mitad de precio si se sabe buscar bien. Aunque la tendencia está empezando a cambiar.

TELEFONÍA: Recuerda que Montenegro no pertenece a la Unión Europea por lo que salvo que quieras llevarte una desagradable sorpresa en la factura del teléfono te recomiendo que quites la itinerancia de datos y sólo utilices el wifi o una tarjeta de datos del país.

SANIDAD: Montenegro no forma parte de la Unión Europea por lo que no es válida la tarjeta sanitaria, siendo más que recomendable contratar un seguro privado ante cualquier imprevisto de salud que pueda surgir.

IDIOMA: El idioma oficial es el montenegrino que tiene muchas similitudes con el serbio, bosnio o croata. En las zonas más turísticas se habla también el inglés, italiano y ruso, ya que es una zona muy frecuentada por esta nacionalidad.

ELECTRICIDAD: La corriente eléctrica, al igual que en España, es de 230 V y 50 Hz, utilizándose también en Montenegro los enchufes europeos redondos.

CONDUCCIÓN: En Montenegro no hay autovías, y debido a la morfología montañosa del país las carreteras suelen serpentear mucho, aunque están bien asfaltadas. La señalización no es especialmente buena y es fácil perderse si no se lleva un GPS. La velocidad máxima establecida es de 80 km/h con la excepción del trayecto Podgorika – Niksic en el que se permiten los 100 km/h. El alcohol permitido en sangre es de 0,0 mm, por lo que ni siquiera puedes tomar una cerveza si no quieres complicarte la vida y es obligatorio llevar siempre las luces de cruce. Hay controles de tráfico por todas partes, así que aconsejo respetar los límites de velocidad y disponer del permiso de conducir internacional. Es necesario también calcular más tiempo del esperado para una distancia en concreto, ya que como el terreno es accidentado, el trayecto se hace más largo.

TRANSPORTES: La red de autobuses es extensa y de fiar, con vehículos cómodos y aire acondicionado, que conectan las ciudades más importantes y especialmente los pueblos de la costa. El servicio de ferrocarril tiene una infraestructura que resulta obsoleta y está poco extendida por el país, con sólo un total de 250 km de vías férreas. Los trenes son viejos y no disponen de aire acondicionado, pero están bien de precio y la ruta que discurre por las montañas dicen que es espectacular. Respecto a los ferries tienen un gran número de conexiones entre la mayor parte de ciudades costeras, con servicios regulares y rápidos, especialmente en verano.

GASTRONOMÍA: En las principales ciudades existen restaurantes llamados “nacionales”, con buena cocina local. Recomiendo las konobas, típicas tabernas, más económicas.

La cocina de Montenegro posee una doble influencia, balcánica y mediterránea. El alimento tradicional incluye las ensaladas, la carne, los pescados y los productos lácteos.

Un entrante muy local es la projarica, entremés elaborado a partir de margarina, queso, huevos, levadura y harina de maíz, todo ello convenientemente horneado.

También está el Kacamak, plato consistente elaborado a base de harina de trigo, cebada o maíz, y que se sirve con queso y leche agria. Muy parecida es la cicvara, basado en patatas cocidas, leche agria y queso mezclado con harina.

La popara es una mezcla de pan con leche, aceite y queso, y que constituye un plato sencillo y muy asentado en Montenegro.

La pasta, de influencia italiana, también es destacable. Las especialidades en carne son el djuvec (guisado), la cevapci (carne picada del tipo Kebab que ya vimos en Bosnia), la raznjici (carne asada a la parrilla formando un pincho), el cordero cocido con leche acompañado de patatas, zanahorias y especias (propio de la zona de Durmitor) y la sarma (carne picada envuelta en hojas y acompañada de arroz, cebollas picadas y polenta de queso.

Tras estos detalles prácticos me había quedado en el momento justo en el que había traspasado la frontera montenegrina, con un subidón total por haberse dado todo tan bien y encontrarme en un nuevo país.

Eran sólo las 08:30 de la mañana y todo iba según lo planeado, por lo que no podía pedir más. Lo primero que me llamaría la atención de conducir por Montenegro es que las carreteras estaban en bastantes mejores condiciones que las de Bosnia. El tramo que afrontaba, de hecho, en este mismo momento me daba mucha mayor seguridad que por los que había transitado hasta ahora en el país fronterizo.

El entorno que me rodeaba seguía siendo increíblemente bello, con el discurrir del río Piva acompañándome a cada kilómetro y bosques de maleza impenetrable con hermosas tonalidades verdes.

Cañón del Río Piva

Cañón del Río Piva

En apenas diez kilómetros me encontraba con la presa Mratinje en una nueva ubicación incomparable. Su construcción provocó la inundación del cañón del río Piva y la creación del lago del mismo nombre, siendo el segundo más grande de Montenegro. Tiene 220 metros de altura, una de las más altas de Europa y los cimientos llegan a una profundidad de casi 40 metros. Gracias a algún que otro apeadero podría estacionar y bajar del coche para deleitarme con las increíbles vistas.

Lago Piva

Lago Piva

Mi siguiente parada sería en Pluzine, a sólo 17 km de la construcción anterior. Lo más curioso de todo es que este pequeño pueblo se construyó a comienzos de la década de 1970, casi al mismo tiempo de que se cerrara la presa que acababa de visitar y de que empezara a subir el nivel del agua, debiendo reubicar a toda la población, poco después, en un lugar más alto, teniendo la misma suerte otros pueblos cercanos. El pueblo no es gran cosa y lo que realmente merece la pena es el entorno en el que está ubicado, por ello buscaría algo así como un mirador conocido como Park Prirode Piva desde donde me deleitaría con el lago Piva, consecuencia de la construcción de la central hidroeléctrica, al dividir el cañón del río Piva. El color de sus aguas es espectacular con tonos que van desde el azul verdoso al turquesa. Sabía que había empresas que organizaban paseos en barco, pero esta vez prescindiría de ello, porque tenía en mente planes más ambiciosos. También está la opción de alquilar canoas o pegarte un chapuzón en sus aguas.

Carretera Cañón del Río Piva

Lago Piva

Lago Piva

Antes de abandonar Pluzine aprovecharía también para comprar una tarjeta de datos en un kiosco que encontraría de casualidad y así ya poder disponer de internet durante toda la estancia en Montenegro. Esta me saldría sólo por 15 euros con 15 GB de navegación, por lo que era más que suficiente.

Dejaría la zona y continuaría otros nueve kilómetros hacia el sur hasta llegar al monasterio de Piva, de un gran valor cultural e histórico. Aunque pueda parecer mentira, su historia más reciente se asemeja bastante con la de los incomparables templos egipcios de Abu Simbel. Y es que como consecuencia de la construcción de la mencionada central hidroeléctrica el edificio religioso se vería en peligro y hubo que reubicarlo en otro lugar, algo extremadamente complicado debido principalmente a los frescos de incalculable valor de su interior. El trabajo comenzaría en 1970 y duraría más de una década. Cada piedra fue cuidadosamente numerada y devuelta a su original posición de construcción en el lugar donde ahora se puede contemplar. Es cierto que aunque el exterior puede no decir gran cosa, las pinturas del interior son espectaculares y sólo por poder verlas merece la pena llegar hasta este lugar.

Monasterio de Piva

Tras esta interesante visita había llegado el momento de afrontar el plato fuerte de la jornada, aunque pueda parecer mentira después de todo lo que me había encontrado ya por el camino.

Es así como retrocedería unos diez kilómetros por la misma carretera que me había traído hasta el último lugar visitado y torcería a la derecha, dirigiéndome de forma directa al Parque Nacional Durmitor y más exactamente a una de sus atracciones más recomendadas y alabadas por todos los que han tenido oportunidad de disfrutarla. Hablo del anillo de Durmitor.

No obstante y antes de llegar a la carretera propiamente dicha del anillo, me faltaban otros diez kilómetros desde el giro a la derecha recién mencionado. Serían diez kilómetros de infarto y es que creo que en mi vida había tenido que afrontar un tramo de carretera tan complicado. La pendiente en ascenso con continuos zigzag, pasando por oscuros y estrechos túneles excavados en la roca y con curvas en su interior, sólo permitía el paso de un único vehículo, sin saber si en algún momento me cruzaría con otro en sentido de bajada. Algunos momentos fueron tan tensos que creo que olvide respirar durante los mismos. Utilizaría media hora para apenas diez kilómetros pero ni con esta referencia creo que os podéis hacer una idea de los nervios que pasaría. Eso sí, las vistas, nuevamente lo compensaban todo, como podéis comprobar en las fotografías.

Carretera hacia Trsa en P.N.Durmitor

Lago Piva

Lago Piva

En cualquier caso y sano y salvo había conseguido llegar al minúsculo pueblo de Trsa, donde comenzaría a recorrer el ya mencionado Anillo del Parque Nacional Durmitor.

Este parque es probablemente una de las obras maestras de la madre naturaleza en Montenegro. Su escabroso y espectacular paisaje tallado por glaciares y arroyos subterráneos es cautivador: barrancos de gran profundidad, lagos glaciares deslumbrantes y cerca de cincuenta picos de piedra caliza a más de 2000 metros de altura que forman parte de los Alpes Dináricos. Además el espacio alberga un buen número de aves, mamíferos y hasta mariposas. No es extraño, por tanto, que haya sido declarado Patrimonio de la Humanidad.

El anillo de Durmitor consiste por su parte en una ruta circular que rodea todo el parque Nacional a lo largo de 85 km y a lo largo de la cual vas observando espectaculares paisajes de alta y baja montaña, algunos cañones, lagos y pequeños pueblos que hacen las delicias de cualquier apasionado de la naturaleza. Además hay multitud de apeaderos para poder disfrutar de las vistas correspondientes. La mayoría de guías e información práctica recomiendan dedicar una media de cuatro horas para realizar la vuelta completa pero en el momento que quieras hacer alguna ruta o parar más de la cuenta se te puede ir el día completo perfectamente. Por supuesto, ni que decir tiene que sólo está practicable en verano y que con mal tiempo es mejor no realizarla.

El caso es que yo había entrado justo por la mitad de la ruta, que no es algo muy habitual, pues lo normal es que se comience por el pueblo de Zabljak, la localidad a la que llega la mayoría de visitantes procedentes del sur o el este del país. Así que hoy tan sólo me daría tiempo a realizar la mitad del anillo ya que casi llegando a Zabljak el cielo se cubrió de nubes y comenzó una importante tormenta.

El pueblo de Trsa, donde había llegado, es minúsculo y consiste en unas cuantas cabañas y casas dispersas a lo largo de una verde pradera. También hay algún restaurante y poco más, por lo que continuaría mi camino sin entretenerme demasiado.

Poblado de Trsa. P.N. Durmitor

Entorno del Poblado Trsa. P.N. Durmitor

La carretera era serpenteante pero estaba en buen estado y me parecía el paraíso después de por donde había tenido que conducir hasta ahora. El paisaje no tenía desperdicio y cada kilómetro que transcurría se volvía exponencialmente más hermoso que el anterior. Algunas colinas se encontraban salpicadas de ovejas que pastaban tranquilamente bajo los picos escarpados que caracterizan las montañas de Durmitor. Algunos caballos galopaban y las vacas deambulaban por los pastos de verano.

Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

Con tan idílicas imágenes y tras conducir unos 30 km desde Trsa llegaba al llamado Paso Sedlo desde donde se consigue una de las mejores panorámicas de las montañas de Durmitor, así como de la más alta del parque conocida como Bobotov Kuk. Tanto aquí como un poco más atrás con respecto a la segunda cima más alta de nombre Prutas, te encuentras con dos enormes marcos que hacen las veces de divertidos encuadres para fotografías y que dan de sí para un rato largo haciendo miles de estas.

Montaña Prutas. Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

Montaña Bobotov Kuk. Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

Montaña Bobotov Kuk. Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

En principio este no iba a ser un simple lugar de paso ni de parar sólo unos minutos, ya que mi intención era realizar la subida a la montaña Bobotov Kuk, la primera en altura del parque y la segunda de Montenegro, una ruta que los entendidos dicen que es de las mejores para hacer en el país. Pero como ya comentaba párrafos atrás las nubes grises que habían ido cubriendo el cielo, desde hacía una hora, aconsejaban ser prudente y no embarcarse en actividades de riesgo. Además eran casi las 14:00 y aún con buen tiempo hubiese ido bastante justo antes de que anocheciera, así que decidiría dejarlo para mañana si las condiciones climáticas me lo permitían. De esta manera podía disfrutar más aún del entorno y de los miradores que todavía tenía por delante.

De hecho aprovecharía unos bancos de madera que se encontraban en el lugar para comer aquí los respectivos sándwiches que traía ya preparados desde Sarajevo, acompañado del paisaje inconmensurable que me rodeaba.

Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

Zona Sur del Anillo del P.N. Durmitor

Todavía me quedaban 15 km para llegar a Zabljak, por lo que seguiría deleitándome con nuevas perspectivas y panorámicas de todo el entorno y cimas del parque hasta que sobre las cinco llegaba a dicha población.

Había elegido para alojarme, esta y la siguiente noche, un apartamento llamado Bozana Vojinovic, pagando 51 euros por las dos noches. Este se encontraba en un altillo de lo más confortable, limpio y espacioso. El baño era pequeño pero completo. La ubicación buena, a pocos minutos del centro, y el personal muy amable.

Apartamentos Bozana Vojinovic. Zabljak

Apartamentos Bozana Vojinovic. Zabljak

Como a los diez minutos de haber entrado a mi cuarto, de repente, empezaron a producirse truenos y relámpagos y breves instantes después parecía que el cielo caería sobre mi cabeza o que el barco de Noé podría verse desde la ventana. Parecía el diluvio universal. Di gracias por no haberme pillado ni subiendo al Bobotov Kuk ni en la carretera del anillo. Suspiré aliviado.

Afortunadamente la tormenta duraría poco más de una hora y podría aprovechar lo que quedaba de tarde. Así que volvería a coger el coche y me desplazaría al cercano lago Negro (Crno Jezero), el lugar más turístico y conocido de Durmitor.

Aunque a decir verdad, si nos ponemos quisquillosos, hay que decir que se trata de dos masas de agua diferentes, Veliko y Malo Jezero, que se encuentran conectados por un estrecho que se seca en la época estival. Para acceder, si no lo has hecho antes, es necesario pagar 3 euros, pero en mi caso ya tenía el correspondiente ticket desde que se lo compre a un guardia en el paso Sedlo al mediodía.

Entorno Lago Negro o Crno Jezero.P.N. Durmitor

Después de dejar el coche en un parking situado como a 500 metros del lago, llegaría a este en pocos minutos, donde la primera impresión no me decepcionaría. La oscuridad de sus aguas rodeadas de un tupido bosque de pinos se encuentra envuelto en un halo de misterio y más al atardecer cuando la luz empezaba a escasear.

Lago Negro o Crno Jezero. P.N.Durmitor

No obstante me daría tiempo a realizar la pequeña ruta de tres kilómetros que lo rodea y te permite conseguir diferentes perspectivas del mismo, así como disfrutar un poco más del maravilloso entorno de Durmitor. Por cierto que en el lado izquierdo del estrecho que conecta los dos lagos se puede ver la cueva de Tito, el lugar en que el líder yugoslavo estableció su cuartel general durante la presencia de los Partisanos en la Segunda Guerra Mundial.

Lago Negro o Crno Jezero. P.N.Durmitor

El lago Negro es un lugar maravilloso y sólo por esta razón ya merece la pena desplazarse hasta aquí. La verdad que me es uno de esos lugares que se te quedan grabados.

Lago Negro o Crno Jezero. P.N.Durmitor

Lago Negro o Crno Jezero. P.N.Durmitor

Estaba realmente agotado pero ello no sería óbice para buscar un lugar donde cenar. No me iría muy lejos de mi alojamiento ya que justo delante había un restaurante llamado Podgora que tenía bastante buena pinta y no me decepcionaría. Pediría una especialidad de la zona que eran dos filetes entre los que había jamón y otros ingredientes, todo ello cubierto de queso. Eso sí no me acuerdo del nombre. Lo acompañaría de una jarra de cerveza de medio litro de la zona. Todo me saldría por ocho euros.

Cenando en Restaurante Podgora

Tomando Cerveza Niksicko en Restaurante Podgora

Casi que se me cerraban los ojos mientras terminaba lo que había pedido. Así que con una sensación de felicidad inmensa por el día tan espectacular que había vivido, caería desplomado sobre mi cama nada más entrar por la puerta de la habitación.


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