No tardaron mucho en espabilarme los rayos de luz que se colaban
por las pequeñas rendijas de la persiana de mi habitación, pero es de imaginar
la felicidad y la ilusión con las que uno afronta un nuevo día estando de
vacaciones y si a eso se le añade que me encontraba en la “Perla del
Adriático”, una de las ciudades costeras más hermosas del mundo, pues el
entusiasmo es desbordante.
Así que tras el correspondiente desayuno en mi apartamento,
saldría pletórico dirección hacia el Parque
Gradak, mi primer destino del día. El motivo de elegir este lugar para comenzar
la jornada era doble. Primero por las bonitas vistas que ofrece del recinto
amurallado y segundo por ser otra de las localizaciones de Juego de Tronos,
dado que aquí se rodaría la boda Púrpura donde contrajeron nupcias el malvado
rey Joffrey con Margaery Tyrell y todo mientras una joven Sansa Stark ponía
pies en polvorosa de Desembarco del Rey. El pequeño espacio arbolado decorado
con una fuente permite obtener desde él, como decía, una panorámica fabulosa
del conjunto del centro histórico de Dubrovnik, así como de la fortaleza de
Lovrijenac en primer plano.
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Parque Gradak |
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Fuerte de San Lorenzo desde Parque Gradak |
Desde aquí no dudaría en dirigirme hacia el interior del
recinto amurallado y atravesarlo hasta la plaza
Luza, la cual quería disfrutar de nuevo. Tras nuevas fotos en este lugar era
el momento, con cierto nerviosismo, de encontrarme uno de los lugares más
famosos y conocidos de la serie de moda. Para todos aquellos que la han visto
estoy convencido que si digo las palabras: “shame, shame” en inglés o
“vergüenza, vergüenza” en castellano, seguro que nadie duda ya que me hallaba
en el camino de la vergüenza, donde Cersei Lannister es obligada a bajar
desnuda por la escalinata para hacer penitencia por el pecado de adulterio,
mientras tiene que sufrir todo tipo de vejaciones por parte del pueblo. Si os
soy sincero este sería el motivo esencial por el que hoy me volvería a pegar el
madrugón y es que no me quería quedar sin vivir la misma experiencia que la
reina, eso sí con ropa y sin insultos.
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Escalinata Iglesia de San Ignacio de Loyola |
Ya siendo algo más serios y rigurosos con la historia me
hallaba realmente en la iglesia de San
Ignacio de Loyola, finalizada en 1725 y conservándose en su ábside frescos
en perspectiva. Aunque lo más impresionante es la fabulosa escalinata barroca que
la precede, imitando la obra de la iglesia Trinitá dei Monti de la plaza de
España en Roma.
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Iglesia de San Ignacio de Loyola |
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Escalinata Iglesia de San Ignacio de Loyola |
Acto seguido atravesaría la cercana plaza Rudjera Boskovica, dedicada al astrónomo homónimo, para muy
cerca de la misma hallar las ruinas de la iglesia
paleocristiana de San Esteban y la bonita calle Pustijerne, en parte abovedada. No os la podéis perder
porque, de verdad que merece mucho la pena.
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Calle Pustijerne |
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Calle Pustijerne |
Por el puerto me dirigiría entonces al otro lado del sector
amurallado donde había decidido visitar el convento
de los Dominicos (abierto de 09:00 a 18:00). Su construcción comenzó en
1315 y pronto resultó evidente que, debido al tamaño del complejo, sería
necesario ampliar las murallas de la ciudad. Después del terremoto de 1667 el
monasterio fue reconstruido. Una larga escalinata con balaustrada de piedra
conduce hasta la iglesia. La puerta está ornamentada con una estatua románica
de Santo Domingo. El interior presenta una única nave muy ancha, y del arco
central cuelga un espléndido retablo dorado.
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Convento de los Dominicos |
El claustro del
convento es su mayor joya y resulta de enorme interés artístico destacando
sus pórticos con ventanas trigeminadas. Desde el pozo situado en el centro se
consigue una bonita perspectiva del campanario de cuatro pisos con ventanas
geminadas góticas. En uno de los lados del claustro se abre la sala capitular,
hoy museo, con numerosas obras de gran interés como pinturas, relicarios,
lápidas y objetos litúrgicos. En las estancias adosadas se pueden observar
también obras de la escuela veneciana como El comprador de Tiziano, además de
valiosas reliquias y objetos de oro y plata.
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Claustro Convento de los Dominicos |
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Claustro Convento de los Dominicos |
En las escaleras de la entrada se rodarían algunas de las
escenas de la revuelta contra Joffrey de Juego de Tronos.
Después de disfrutar de la paz de este lugar volvería a
salir al exterior con la intención de pasear por los rincones y entresijos de
este sector de la ciudad, así como de visitar unas cuentas iglesias cercanas
entre las que se encontraban las siguientes:
Iglesia de Sv. Luka:
prerrománica, aunque reformada en época barroca.
Iglesia de la
Anunciación: de estilo gótico renacentista y edificada en 1536.
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Iglesias de la Anunciación y San Lucas |
Capilla de San
Sebastián: sede durante el siglo XVI de la Hermandad de Pintores.
Actualmente sirve de marco a diversas exposiciones artísticas.
Iglesia del Rosario:
de fachada barroca e interior de tres naves.
Iglesia de San
Nikola: prerrománica, ampliada y adornada con fachada renacentista y
campanario en 1607.
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Iglesia de San Nicolás |
Iglesia de San
Jacobo: templo románico levantado a comienzos del siglo XIII.
Todas se encuentran muy cerca entre sí, pero algunas cuesta
encontrarlas y la mayoría están cerradas, por lo que creo que no es un
imprescindible en Dubrovnik si no se dispone de suficiente tiempo. Aunque
algunas merecen mucho la pena como San Nicolás. Tras ello me dispuse a salir
del recinto amurallado por la puerta de
Ploce, del siglo XIV, con la característica estatua de San Blas, que me
conduciría al ya familiar Puerto viejo,
donde me dispuse a cambiar de aires.
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Puerta de Ploce |
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Puerto Viejo desde Puerta de Ploce |
Y es que desde este último mi intención no era otra que
tomar un barco que me llevaría a la isla
de Lokrum, la cual se encuentra sólo a 700 metros y a la que tardaría en
llegar no más de diez minutos. El precio sería de 160 kn tras el descuento
obtenido por poseer la Dubrovnik Card. Como se ve es caro y es que lo que más
encarece el boleto es la entrada al propio parque Natural.
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Navegando hacia la Isla de Lokrum |
Está considerada espacio natural protegido, por lo que
apenas posee población permanente.
Los primeros en establecerse en la isla fueron los
benedictinos, que fundaron una abadía
en 1023 y que el terremoto de 1667 dejaría en ruinas. No obstante puede
visitarse y eso sería lo primero que haría, no ya por el conjunto en sí sino
porque en su interior se encuentra el secreto mejor guardado de Juego de
Tronos. Ni más ni menos que una de las copias del Trono de Hierro de las que existen varias por el mundo. Así que os
podréis imaginar la ilusión que me haría cuando lo tuve enfrente de mí, y no os
quiero contar cuando me senté en él e inmortalicé el momento con varias fotografías.
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Abadía Benedictina. Isla de Lokrum |
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Trono de Hierro. Abadía Benedictina. Isla de Lokrum |
Aunque esta es una de las visitas estrella de la isla, tanto
por la cercanía del puerto como por encontrarse en él el trono de Hierro, sin
embargo en la superficie de la misma existen otros alicientes para disfrutar
sobradamente de ella. Todos están perfectamente indicados con la numeración
correspondiente para no perderse nada y recorrer la isla de punta a punta. Son
hasta 17 lugares de interés y la única manera de llegar hasta ellos, como es
evidente es caminando, pero la verdad que todo está cerca y no es cansado.
Justo detrás del monasterio se pueden ver los pequeños pero
bonitos jardines de Maximiliano,
para poco después encontrarte con un lugar llamado el círculo de Charlotte y dos sitios idílicos para el baño conocidos
como “el mar muerto” y “las rocas”. La diferencia entre ellos
es que el primero es un lago de agua salada de un color verde esmeralda y el
segundo forma parte de la costa de la isla donde la morfología de la misma
cambia y está plagada de una llanura de rocas que se adentran en el mar. Yo
optaría por la primera opción para relajarme, bañarme y comer allí el bocadillo
que me había traído desde Dubrovnik. En este sentido aconsejo traerse la comida
y la bebida de la ciudad para ahorrar bastante dinero, ya que aunque la isla tiene
bares y restaurantes, sus precios son desorbitados. Así que avisados estáis.
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Jardines de Maximiliano. Isla de Lokrum |
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Las Rocas. Isla de Lokrum |
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Mar Muerto. Isla de Lokrum |
Tras estos momentos de relax, continuaría mi camino hacia el
sector que me faltaba por conocer de la isla. En mi camino se cruzaría un jardín botánico con algunas especies de
lo más curiosas, la capilla de la
Anunciación, un campo de olivos,
un peculiar camino adoquinado conocido como “camino del paraíso” y en lo más alto los restos del Fuerte Real, mandado construir por el
mismísimo Napoleón al considerarlo un punto de gran importancia estratégica.
Pero lo mejor de este son, sin duda, las espectaculares vistas que se consiguen
de la ciudad amurallada de Dubrovnik y de la costa Croata.
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Jardín Botánico. Isla de Lokrum |
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Camino del Paraíso. Isla de Lokrum |
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Dubrovnik desde Fuerte Real. Isla de Lokrum |
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Costa Croata desde Fuerte Real. Isla de Lokrum |
Finalmente habría que destacar algo así como una muralla
llamada Lazaret, una cruz que rinde homenaje a los marineros
que murieron en el hundimiento del buque imperial Tritón en 1853 y una
minúscula bahía conocida como Skalica,
donde terminaría sumergiéndome otra vez en las aguas cristalinas del adriático.
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Bahía Skalica. Isla de Lokrum |
Sobre las 18:30 cogía el barco que me llevaba de regreso a
la ciudad y nada más desembarcar optaría por irme al apartamento a ducharme y
tomarme un pequeño descanso antes de volver a salir. Pero esta vez mis pasos se
dirigirían hacia el barrio de Gruz
pues tenía curiosidad por echarle un vistazo. Desde mi alojamiento serían unos
veinte minutos caminando. Una vez allí me sorprendió su enorme bahía, ya que es
el principal puerto de Dubrovnik, donde se encuentran amarrados los grandes
barcos y catamaranes, algunos de un lujo extremo. Aunque decidí no hacerlo, desde
aquí, por ejemplo, parten los barcos que te llevan a conocer, durante una
jornada, las islas Elafiti.
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Bahía de Gruz |
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Barrio e Iglesia de Gruz |
Sin embargo el ambiente y los lugares para cenar abiertos
brillaban por su ausencia, por lo que tras visitar su pequeña iglesia decidiría
coger el autobús 1A y volver al casco histórico de Dubrovnik donde elegiría
para cenar un restaurante escondido llamado Ala Mizerija con una maravillosa terraza al aire libre con vistas
al fuerte de San Lorenzo. Pediría una ensalada y pescadito frito acompañado de
una cerveza y estaba todo buenísimo. Y a un precio más que razonable (125 kn).
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Fuerte de San Lorenzo desde Restaurante Ala Mizerija |
Y para terminar feliz el día que mejor que un helado
de coco comprado en la heladería que se encuentra al lado de la puerta Pile.
Más grande, rico y barato que en Pepinos (14kn).
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