SUECIA - DIA 06. Sigtuna, Roselbergs y últimas horas en Estocolmo

28 de Agosto de 2019.

Como decía en el capítulo anterior hoy podía haber seguido en Estocolmo visitando museos tan interesantes como el Nobel, el Nórdico o incluso el del grupo sueco ABBA, entre otros muchos que me habían quedado pendientes estos días atrás, pero ante el día tan espectacular que hacía, con cielos completamente despejados y unos 26 grados de temperatura, no me apetecía nada meterme en el interior de ningún edificio, así que opté por aprovechar el buen tiempo y marcharme a conocer la ciudad de Sigtuna, que también me apetecía un montón.

Llegar hasta esta pequeña ciudad, localizada a unos cincuenta kilómetros de Estocolmo, es muy sencillo. Bastará con coger el metro más cercano de tu alojamiento y bajarte en la estación T-Centralen, donde tendrás que hacer transbordo a los trenes de cercanías, siguiendo los carteles que indican Pendeltag, que es como se les conoce en sueco. Hecho el transbordo te encontrarás en la estación Stockholm City, por lo que sólo tendrás que esperar a que llegue alguno de los trenes que vaya con dirección Marstra Station que es la misma en la que te bajas al venir o ir hacia el aeropuerto en bus. Tras unos metros llegarás a un montón de dársenas donde tendrás que buscar la de las líneas 570 o 575 que te dejan al lado del centro histórico de Sigtuna. Lo bueno es que te vienen los tiempos de espera de cada autobús, por lo que si queda mucho siempre podrás aprovechar para tomar un café. No sería mi caso, pues sería llegar y besar el santo, ya que en sólo tres minutos estaba subiendo al mismo. Respecto al precio de todo este itinerario no sé a cuánto asciende pues al tener la tarjeta SL-Acess estaba todo incluido en la misma.

Autobús hacia Sigtuna en Marstra Station

Serían quince escasos minutos desde Marstra Station lo que tardaría en llegar a Sigtuna, que sumados al resto del trayecto supondría como una hora y diez minutos desde la estación de metro Gamla Stan, la más cercana de mi alojamiento, con esperas incluidas.

Eran las 10:00 cuando entraba por la puerta de la oficina de turismo de la ciudad y acto seguido comenzaba a visitarla.

Situada a orillas del lago Mälaren es una de las ciudades históricas más bonitas de Suecia, conservando intacto el ambiente de los tiempos antiguos gracias a sus tortuosas y silenciosas callejuelas, sus casas bajas y las ruinas de los monasterios medievales.

Sigtuna fue fundada alrededor del año 970 por el primer rey de Suecia, Erik Segersäll, como capital del reino, acuñándose aquí las primeras monedas del país. En 1187 fue destruida casi completamente por los estonios, pero fue sobre todo por la creciente importancia de Uppsala y la llegada de la Reforma por lo que fue perdiendo importancia.

Los principales puntos de interés de la ciudad conservada más antigua de Suecia, serían los siguientes:

Storagatan (calle Mayor): se considera la calle más antigua de Suecia conservada hasta hoy. Aunque la original está oculta debajo de gruesas capas culturales, en algunas partes tan profundas como tres metros, sin embargo sí que mantiene su trazado original, estando flanqueada por hermosas casas de madera.

Stora Gatan. Sigtuna

Stora Gatan. Sigtuna

Drakegarden: esta hermosa casa data del siglo XVIII, y ha sido utilizada como posada y como residencia privada. Hoy en día hace las veces de oficina de turismo, la cual recibe más de 80.000 visitantes cada año. Tienen planos y algunos souvenirs interesantes.

Drakegarden. Sigtuna

Ayuntamiento: el diminuto ayuntamiento de Stora Torget es el más pequeño de Suecia. Fue construido a mediados del siglo XVIII y albergaba dos habitaciones: una del consejo y otra de custodia. En la primera se celebraban reuniones y se tomaban decisiones. Su interior alberga parte del museo de la ciudad.

Ayuntamiento de Sigtuna

Örtagarden: el pequeño jardín de hierbas ha sido preparado para rendir homenaje a los hermanos que aparecieron en la Convención de Sigtuna de la Edad Media, poniendo a disposición del pueblo sus conocimientos de cultivo y plantas medicinales.

Jardín de Hierbas u Örtagarden. Sigtuna

Mariakyrkan: es el edificio más antiguo de la región de Mälardalen. Fue construido en el siglo XIII por los hermanos dominicos y fue utilizado como iglesia del convento hasta la Reforma del siglo XV. A fecha de hoy, la iglesia de María sirve como iglesia  parroquial.

Iglesia de María o Mariakyrkan. Sigtuna

Iglesia de San Olof: las ruinas de esta iglesia son unas de los tres edificios religiosos que se conservan hasta hoy. Es probable que haya habido una iglesia aún más antigua en el pasado. El nombre de la construcción hace honor al rey que después de su muerte fue santificado.

Ruinas Iglesia de San Olof. Sigtuna

Ruinas Iglesia de San Olof. Sigtuna

Iglesia de San Lars: sería utilizada hasta la reforma, para poco después pasar al olvido.

Campanario: la construcción impacta por su arquitectura, lo que unido a las privilegiadas vistas que se obtienen desde aquí del pueblo y del lago Mälaren, lo hacen un lugar imprescindible de visitar.

Klockbacken o Campanario. Sigtuna

Sigtuna desde su Campanario

Iglesia de San Pers: construida alrededor del año 1100, fue probablemente mandada realizar por el rey. Sólo se conservan sus ruinas.

Museo de Sigtuna: las investigaciones dicen que podría haber sido la primera propiedad real. Tiene una colección única de hallazgos arqueológicos de finales de la Edad Vikinga y principios de la Edad Media. La entrada cuesta 100 SEK. Abierto de 12:00 a 16:00 todo el año, cerrado los lunes de septiembre a mayo.

Lundströmska garden: una casa de principios del siglo XX, donde parece que el tiempo se ha detenido. Aquí vivió la familia Lundström, la cual regentaba una tienda donde se podía comprar cualquier cosa, desde telas hasta comestibles.

Piedras rúnicas: se encuentran distribuidas por toda la población, siendo dichas grabaciones los textos originales más antiguos que existen. Se pueden ver desde piedras enteras hasta fragmentos y no hay otro lugar donde se puedan ver tantas. Fueron colocadas en el siglo XI como monumentos a familiares.

Piedra Rúnica. Sigtuna

Piedra Rúnica. Sigtuna

Paseo del lago Mälaren: sería de lo mejor de Sigtuna, pues con un día tan espectacular como el que hacía disfrutaría mucho del sosiego, la paz y el aire puro que se respira en la ribera de esta gran masa de agua. De hecho comería tranquilamente en uno de los bancos que se distribuyen por toda la orilla hasta el pequeño puerto, el punto más alejado al que llegaría en mi paseo.

Lago Mälaren desde Sigtuna

Lago Mälaren desde Sigtuna

Tras la visita de todo lo anterior volvería a Storagatan, su calle principal, donde me sorprendería que en comparación con primera hora de la mañana, siguiera habiendo bastante tranquilidad, me imagino como consecuencia de ser día de diario y estar fuera del periodo estival. Aprovecharía esta circunstancia para darme el capricho de tomarme un buen helado en una de las terracitas que había por allí, sin apenas gente. (35 SEK)
Eran las 15:00 cuando regresaba a la parada de autobús, teniendo que esperar esta vez casi veinte minutos hasta que apareció y tocándome hacer el trayecto con el bus hasta los topes de escolares que gritaban como demonios.

De nuevo en Marstra Station, tomaría el tren con dirección a Estocolmo, pero en cuestión de minutos improvisaría y decidiría bajarme en la siguiente parada llamada Rosersberg. El motivo era que había leído que aquí se encontraba un palacio del mismo nombre que había sido uno de los preferidos de la realeza sueca durante finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX.

Nada más salir de la estación hay un gran cartel que te indica el camino, teniendo luego que andar dos kilómetros hasta que llegas al mismo, efectivamente, no hay transporte público con el que puedas llegar hasta él. El camino transcurriría entre verdes prados y sin apenas un alma por aquellos parajes.

Pero cuál sería mi sorpresa al llegar a la puerta de entrada que esta se encontraba cerrada a cal y canto y un cártel indicaba que sólo se abría para su visita los fines de semana, así que me tendría que conformar con verlo por fuera. La verdad que tampoco me supuso un disgusto, pues había disfrutado con el paseo y me conformaba con ver los jardines y los exteriores. Hecho lo cual desharía mis pasos y volvería en el tren hasta Estocolmo.

Palacio de Rosersbergs

Palacio de Rosersbergs

Una vez en el metro y dado que estaba en la línea roja, decidiría animarme a ver alguna estación más que las que pude visitar hace algunos días, pues había leído que merecían mucho la pena. Optaría por Stadion y Tekniska Högskolan, que también están pintadas de vivos colores y con curiosos detalles decorativos. Existen muchas más pero con las visitadas me daba por satisfecho.

Estación Tekniska Högskolan. Estocolmo

Estación Stadion. Estocolmo

Estación Stadion. Estocolmo

Era el momento de volver al hostel para organizarme y hacer la maleta, pues mañana tocaba un buen madrugón, hecho lo cual, saldría a dar un último paseo, sin cámara ni planos,  por las calles de Gamla Stan, donde todo me resultaba ya familiar y me hacía esbozar una sonrisa, pues sabía que no sería esta la única visita a la capital sueca al haber quedado prendado de ella, y es que es complicado no sucumbir a sus encantos.

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