PATAGONIA SUR - DIA 13. Del refugio Dickson al camping Los Perros

3 de Enero de 2018.

A las siete sonaba el despertador del móvil, señal de que había que levantarse, aunque es cierto que a pesar de las ocho horas que llevaba durmiendo, lo hubiera continuado haciendo varias más, pero prefería madrugar y llegar pronto a los campamentos y refugios para descansar por la tarde, cosa que hasta ahora me estaba yendo bastante bien.

Esta vez el refugio estaría a rebosar para los desayunos, así que mis nuevos amigos no me ofrecerían nada, bastante con lo que hicieron ayer, por lo que tendría que conformarme con unas galletas y un zumo de mi propia cosecha, antes de comenzar la ruta de hoy.

Por delante tenía catorce kilómetros en progresiva ascensión, salvando un desnivel de 500 metros al final de la etapa en su conjunto. Así de primeras no parecía difícil pero siempre que el tiempo acompañe y esta vez no lo hizo. Cuando salía a las 08:00, llovía bastante fuerte por lo que iba bien cubierto con mi abrigo y el cubremochila, aún así me di cuenta rápido que no tardaría mucho en calarme si seguía cayendo agua de esa manera, por lo que a los veinte minutos sacaría un inmenso chubasquero de plástico y me cubriría entero con él. Haría bien, pues poco después se pondría a diluviar como si el cielo fuera a caer sobre mi cabeza, como bien diría Astérix. Así es el tiempo de caprichoso en Torres del Paine, un día te da lo mejor como ayer y otro te sorprende con lluvias torrenciales, por lo que se ha de venir bien preparado ya que puedes encontrarte de todo.

Bosque a la salida del Refugio Dickson

El firme estaba embarrado y lleno de charcos, por lo que aún yendo con cuidado no pude evitar meter el pie en varias ocasiones en algún que otro barrizal que me acabaría empapando los calcetines, pero así es la aventura, por lo que no le di la mayor importancia. Por cierto que bendito bastón y eso que dudé en si me lo traía o lo dejaba en España. Este me salvaría de más de una caída que de haberse producido no sé las consecuencias que hubiera tenido. Y es que en muchos tramos las ramas mojadas y el musgo bien hacían que se pareciese a una pista de patinaje, por lo que iba avanzando con mucha lentitud.

Bosque camino al Campamento Los Perros

Bosque camino al Campamento Los Perros

Bosque camino al Campamento Los Perros

Bosque camino al Campamento Los Perros

Así con lluvia y todo el bosque es precioso y te ofrece unas perspectivas muy bonitas que en mejores condiciones climatológicas hubieran servido para recrearme a cada poco tiempo, pero de esta manera me tendría que conformar con las fotos justas y de rigor y con cierto riesgo de fastidiar la cámara.

En el sendero se van atravesando diferentes puentes de madera que salvan varias veces el río que te encuentras cada cierto tiempo, y así poco a poco y aceptando lo que me tocaba, llegaba hasta el mirador del valle de Los Perros, con una panorámica increíble de parte del bosque en el que llevaba sumergido varias horas.

Bosque camino al Campamento Los Perros

Bosque camino al Campamento Los Perros

Continué subiendo hasta encontrarme con una perspectiva fabulosa del río corriendo con fuerza y el glaciar Los Perros en la lejanía. Afortunadamente había escampado hacía varios minutos y pude deleitarme con la imagen un largo rato sobre un puente de madera.

Río camino al Campamento Los Perros

Glaciar Los Perros en la lejanía

Glaciar Los Perros en la lejanía

No mucho después, me encontraría otro puente, pero esta vez más parecido a lo que se puede ver en las películas de aventuras, dando hasta miedo cruzarlo, pues no había pasamanos y los tablones estaban situados de manera irregular y torcidos. Pero no quedaba otra que continuar, pues no era plan de darse la vuelta ahora. No obstante las apariencias engañan y estaba de tal manera amarrado que no se movía un ápice. Tras atravesarlo salía a una zona abierta desde donde, de frente, me daba de bruces con el inmenso glaciar, de nuevo, y a mi espalda tenía la perspectiva de todo el bosque por el que ya llevaba caminando más de tres horas.

Tramo Refugio Dickson - Los Perros

Glaciar Los Perros

Bosque desde las cercanías del Glaciar Los Perros

Sólo me quedaba realizar un último esfuerzo que era ascender cien metros de morrena del glaciar, para una vez superados conseguir una maravillosa recompensa: una perspectiva brutal de la laguna y del glaciar de Los Perros, sumándose, desde no hacía demasiado, un cielo bastante despejado, por lo que, al final, hoy tampoco podía quejarme, a pesar de cómo había empezado la jornada.

Glaciar y Laguna Los Perros

Glaciar y Laguna Los Perros

En este tramo soplaba más de lo normal el viento, lo que me haría ir con bastante cuidado por la arista de la morrena hasta superarla y poder ver otra linda laguna muy cerca de la principal.

Llegando al Campamento Los Perros

La ruta estaba a punto de finalizar y tan sólo restaba ya descender un último tramo y caminar unos minutos paralelo al río, situado a la derecha, hasta encontrar, por fin, la oficina de control de CONAF, donde me recibiría un guardia de lo más amable que estuvo un rato conversando conmigo, mientras me registraba. Había tardado cuatro horas y quince minutos.

Llegando al Campamento Los Perros

Llegando al Campamento Los Perros

Después accedería a un bosque de lengas donde estaba la cabaña de recepción de Vértice a la que me dirigí para que me facilitaran la tienda de campaña que había reservado. (25 dólares).

El lugar era el más cutre al que había llegado hasta ahora, pues para empezar la tienda no estaba limpia y su interior se encontraba repleto de mosquitos y alguna que otra mosca, por lo que se me caería un poco el alma a los pies. Era la primera vez desde que empezaba el circuito O que me venía un poco abajo y es que tenía los pies calados, estaba cansado y las condiciones donde tenía que dormir no eran las más adecuadas, por lo que creo que fue normal que me desmoralizara. Aún así no me quedaba otra que reaccionar, por lo que me puse a matar con calma a todos los invitados que tenía en mi pequeño palacio, adecenté un poco aquello situando papeles de periódicos y algún plástico en el suelo de la tienda y cerré esta a cal y canto para que no entrara nada más. Después comería algo, pues estaba muerto de hambre, y daría una vuelta por las instalaciones del campamento, donde no hay más que un barracón cutrísimo con mesas para comer, dos baños y duchas de agua fría.

Campamento Los Perros

Campamento Los Perros

Seguía estando despejado, así que decidiría huir de allí y marcharme a la orilla de la laguna Los Perros para extasiarme con las vistas del glaciar. Mi sorpresa sería que además me encontraría grandes bloques de hielo flotando en ella, que se iban acercando a la orilla debido a la fuerza de las olas que se levantaban como consecuencia de los desprendimientos que se producían, cada cierto tiempo, en la gran masa de hielo. La imagen era idílica por lo que allí estuve sentado buena parte de la tarde, como también haría ayer con el glaciar Dickson. Cualquier calificativo se queda corto ante todo lo que ofrece Torres del Paine.

Glaciar y Laguna Los Perros

Glaciar y Laguna Los Perros

Glaciar Los Perros

Glaciar Los Perros

El frío empezaba a ser más intenso y ante el riesgo de quedarme allí petrificado decidiría volver, pero antes todavía tendría oportunidad de asistir a un nuevo espectáculo de la naturaleza  que no sería otro que un enorme desprendimiento, siendo testigo de cómo arrastraba todo a su paso, causando un enorme estruendo y un gran oleaje. Sería la imagen perfecta antes de dirigirme, de nuevo, al campamento, pues también había comenzado a chispear.

Lo que quedaba de tarde lo dedicaría a la vida contemplativa y a descansar también en la tienda, pues empezaba, otra vez, a llover con fuerza y hacía bastante viento.

A las 20:30 me metía en el saco, después de los sándwiches y las galletas de rigor, pues mañana se nos imponía, a todos los que pasábamos allí la noche, un madrugón de campeonato, por las razones que comentaré en el siguiente capítulo. Así que a ver si pasaban deprisa las horas y salía de allí lo más rápido posible.

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