PATAGONIA SUR - DIA 06. Chorrillo del Salto y Laguna Nimez

27 de Diciembre de 2017.

Era evidente que saliendo el autobús hacia El Calafate a las 13:00, tampoco podía hacer grandes planes hasta esa hora, por lo que me lo tomaría con calma y me levantaría a las 08:30, desayunaría tranquilo y acabaría de preparar la maleta.

Por cierto, que para variar, hoy volvía a amanecer con el cielo gris y con el Fitz Roy completamente tapado, así que no eran buenas noticias para todos aquellos que venían con intención de verlo. De hecho y según me comentaba Pablo, mientras desayunaba, las previsiones para los próximos tres días era de mucho viento y bastante nuboso con algún chubasco, así que es otro ejemplo más  de lo inestable y caprichosa que es esta zona del planeta.

Es verdad que la jornada me la iba a tomar con tranquilidad pero eso no significaba que no hiciera nada, todo lo contrario. Para las pocas horas que me quedaban en la población había dejado la ruta más sencilla y que menos desnivel tiene de todas las que se pueden realizar, de hecho es prácticamente plana. Se la conoce como “El Chorrillo del Salto” y como os imaginaréis se trata de una cascada.

Aunque si se tiene coche se puede llegar hasta el parking que da acceso a la misma y caminar desde él sólo 500 metros, para todos aquellos que no contamos con esa ventaja no nos queda otra que caminar los 3,5 kilómetros que nos separan de ella desde El Chaltén. De hecho la ruta comienza en el mismo lugar que lo hace la de la Laguna de los Tres.

En el primer tramo de la misma volvería a encontrarme  con la visión que me ofrecía el río de Las Vueltas, que ya me era familiar de cuando, días atrás, me dirigía hacia el Fitz Roy.

Valle del Río de las Vueltas

Senda al Chorrillo del Salto

De la anterior visión pasaría a adentrarme en un bosquecillo de ñires, para tras alternar este con algún que otro tramo de carretera de ripio donde tendría que soportar la polvareda que levantaban los coches a su paso, llegar hasta el parking donde se dejan las bicicletas y los coches, y ya desde allí andar los últimos 500 metros y así darme de bruces con la bella cascada de veinte metros que se desparrama desde las alturas.

Senda al Chorrillo del Salto

Chorrillo del Salto

Aquí pasaría entretenido media hora viendo como el agua caía con fuerza desde lo más alto y aunque su belleza era modesta no por ello menos sobrecogedora que la que te proporcionan otros saltos mayores. El espacio es recogido y sonoro siendo un regalo para los sentidos, un rincón apacible donde poder descansar después de tantos días de esfuerzo y sacrificio.

Chorrillo del Salto

Cuando la calma desapareció debido a la gran cantidad de personas que empezaban a aparecer, volvería sobre mis pasos hasta El Chaltén, donde decidiría dar una vuelta para ver si conseguía algún imán decente para mi colección, encontrando una tienda de recuerdos que si bien no ofrecía gran cosa, era el único establecimiento que me daba opción de al menos llevarme algo.

Sólo tendría tiempo ya de comprar unas empanadas para la comida, pasar por la hospedería a recoger mis cosas y encaminarme hacia la estación de autobuses, donde a las 13:00 salía hacia El Calafate con la empresa Chalten Travels, al igual que a la ida. (600 pesos). Tiene tres horarios (07:00 – 13:00 – 18:00) y algunos días a las 20:00 y se pueden comprar los boletos desde internet y así no tener problemas de plazas, como así haría yo varios meses antes.

A medio camino volveríamos a hacer una parada en la famosa Estancia “La Leona”, donde aprovecharía para comerme las empanadas y comprar un alfajor, pues apenas los había catado desde mi llegada a Argentina.

Lago Argentino camino a El Calafate

Sobre las 16:00 llegaba a la estación de autobuses de El Calafate, ciudad en la que me alojaría las siguientes cuatro noches. El centro de la urbe se encuentra algo alejado y para llegar hasta él sólo tienes dos opciones: o bien caminar o bien tomar un taxi que cuesta unos cien pesos. Yo decidiría optar por la primera opción y como en veinte minutos conseguiría llegar hasta mi alojamiento: el hostal Schilling Patagónico. Efectivamente, cambiaba la comodidad de una habitación individual por una habitación compartida de cinco plazas, pero los precios en El Calafate son desorbitados en todos los aspectos y mi economía no hubiera aguantado algo para mí sólo.

Entrada a El Calafate

El hostel está correcto, limpio y cumple sus funciones de calidad – precio. Tiene amplias zonas comunes donde relajarte, leer o descansar y las habitaciones son amplias y espaciosas con baño individual en cada una de ellas. Eso sí que nadie espere encontrar nada parecido a lo que se da en algunos países europeos. La atención es muy agradable y las chicas de recepción te facilitan todo lo que esté en su mano. También tiene amplias taquillas (no olvidar traer candado) y te suministran una toalla que está incluida en el precio de la habitación. (100 euros con impuestos incluidos las cuatro noches).

Hostería Schilling Patagonia

Hostería Schilling Patagonia

Hostería Schilling Patagonia

Después de asentarme y deshacer mi maleta, saldría a las calles de El Calafate para hacer varias gestiones.

Por cierto que la ciudad debe su nombre a un pequeño arbusto, El Calafate, con cuyo fruto se preparan dulces y tartas en la región, una de las manifestaciones de la gastronomía local. Quizá por eso la tradición afirma que quien lo come alguna vez, siempre regresa.

El pueblo tiene una calle principal, la cual permanece vacía durante el día y por la noche se inunda de todos aquellos que regresan de las excursiones.

El Calafate

Lo primero que haría sería dirigirme a recoger el voucher para la excursión de mañana y que ya había contratado por la página web de la agencia Sólo Patagonia y de la que hablaré en el siguiente capítulo. Asimismo contrataría el transporte correspondiente para llegar al puerto, pues sin coche particular y a las horas que comenzaba no había otra manera posible de llegar hasta allí.

Acto seguido me dirigiría a comprar todo lo necesario para los almuerzos de días posteriores en el supermercado “La Anónima”, el más famoso y grande de la ciudad.

Ahora sí y con los deberes hechos volvía a tener tiempo para el ocio y dado que sólo eran las 18:30 decidiría aprovechar lo que restaba de tarde para acercarme hasta un precioso lugar conocido como Laguna Nimez, un humedal patagónico rico en diversidad de aves y plantas autóctonas, en el que a través de un sendero interpretativo puedes descubrir uno de los espacios con más alta concentración de vida silvestre de la zona.

Reserva Natural Laguna Nimez

Reserva Natural Laguna Nimez

Desde el centro del pueblo se puede llegar hasta él caminando pues se encuentra sólo a unos veinte minutos. Así lo haría yo pues la tarde estaba despejada y no hacía nada de frío.

Tras pagar la entrada de 150 pesos se afronta un sendero circular de unos tres kilómetros. Cierra a las 20:00, pero todos aquellos que ya se encuentran dentro pueden permanecer el tiempo que deseen dentro del recinto hasta que anochezca.

Reserva Natural Laguna Nimez

Es un lugar precioso desde donde se pueden contemplar un sinfín de aves y diferentes tipos de ecosistemas en muy poco espacio. Patos, cisnes de cuello negro, coscorobas, flamencos, comesebos, chingolos, ratonas, y así podría seguir hasta infinidad de nuevas especies que puedes ir observando gracias a los diferentes puntos panorámicos distribuidos por todo su recorrido.

Reserva Natural Laguna Nimez

Avifauna en la Reserva Natural Laguna Nimez

Reserva Natural Laguna Nimez

Reserva Natural Laguna Nimez

La laguna Nimez es la laguna principal, pero también se puede disfrutar de la vida en una laguna secundaria que el propio sendero te acerca hasta ella.

Y por si todo lo anterior fuera poco y todavía esperases algo más, el camino también te lleva hasta la misma orilla del lago Argentino pudiendo caminar 200 metros o más por ella, si así lo deseas, parando y admirando las diferentes tonalidades de sus gélidas aguas, metiendo las manos en ellas y viendo como infinidad de aves lo sobrevuelan de un lado a otro. El juego de los diferentes tipos de azules, desde celeste a marino, pasando por turquesa o claro, lo hacen espectacular y te dejan hipnotizado. Además en otras épocas del año también parece que se pueden observar témpanos de hielo con formas caprichosas y colores que cambian, flotando por sus aguas, aunque en esta época del año brillaban por su ausencia y no había ni siquiera un resquicio de los mismos.

Lago Argentino desde la Reserva Natural Laguna Nimez

Lago Argentino desde la Reserva Natural Laguna Nimez

Sería en este maravilloso entorno donde volvería a tener un pequeño susto con la fauna y es que cada vez tengo más claro que soy la antítesis de Noé y no tengo suerte con los animales. El caso es que después de haber atravesado la zona en la que me habían recomendado que no parase para evitar que las aves se sintieran amenazadas y me pudieran atacar y alejándome un buen tramo de ese área, decidiría hacer algunas fotos con el trípode y contemplar tranquilo lo que me rodeaba, pareciendo que para algún que otro habitante del ecosistema no había todavía la distancia suficiente, no queriendo compartir tan vasto espacio con un humano. Así resultaría que una de las aves que anida en las cercanías debió sentir que sus polluelos estaban amenazados por mi presencia y empezaría a seguirme, volando sobre mi cabeza a muy poca distancia y con la clara intención de, en algún momento, caer en picado sobre mí, pues sus estridentes y fuertes graznidos daban todas la señales de que podría ser así. Afortunadamente, entre que me alejaría de la orilla, empezaría a correr y haría aspavientos con el trípode, cuando más cerca se encontraba de mí, causarían que se perdiera en la lejanía y me dejara en paz.

Lago Argentino desde la Reserva Natural Laguna Nimez

Reserva Natural Laguna Nimez

Reserva Natural Laguna Nimez

Avifauna en la Reserva Natural Laguna Nimez

En la última parte del recorrido optaría por aprovechar los observatorios cubiertos de aves, para evitar un nuevo susto, y sobre las 20:30 estaba ya fuera del recinto natural.

Estaba sediento, así que no dudaría en entrar en una de las cervecerías que se encuentran por las inmediaciones y degustar una cerveza artesanal de la zona. Hay que reconocer estaba buenísima y bien fría, sentándome realmente bien. Eso sí, no sería para nada barata, pues me supuso 110 pesos.

Tomando una Pinta cerca de Laguna Nimez

El hambre había sustituido a la sed, pues sólo había comido las dos mini empanadas y el alfajor de la Leona, por lo que caminando por la calle principal de El Calafate, entre las mil opciones de restaurantes que se dan en la misma, me decantaría por un lugar llamado “La Vaca Atada” que estaba a rebosar gracias a los menús con precio cerrado que ofrece.

Optaría por el que incluía un escalope milanesa con puré de patatas más bebida sin alcohol y postre, suponiendo todo 290 pesos, lo que está muy bien para los precios desorbitados que se ven en otro locales.

Entre unas cosas y otras me darían más de la medianoche, por lo que hoy iba a dormir menos horas de las que me hubieran gustado y es que mañana tocaba hacer un nuevo sacrificio.

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