PATAGONIA SUR - DIA 14. De Los Perros al refugio Grey

4 de Enero de 2018.

No es extraño comprender por qué Charles Darwin y Julio Verne cayeron bajo el hechizo de esta región del fin del mundo. La plenitud del aire, la luz, el tiempo y el espacio te hacen desconectar de la vida tal y como se la conoce, además de cortar por lo sano con la tecnología y es que no olvidemos que no existe cobertura durante todo el circuito salvo que quieras pagar una fortuna por ella en alguno de los refugios que te encuentras en el camino. Viviendo en la época que vivimos creo que es una cura en salud y a punto de comenzar el cuarto día en el parque, tengo que reconocer que ya me había olvidado del móvil y otros aparatos electrónicos hacía tiempo y tampoco había supuesto un drama, sino que podría incluso decir, que todo lo contrarío, conllevando una auténtica liberación.

Comentaba ayer que hoy tocaba un buen madrugón y es que los guardias te obligan a que empieces a caminar entre las 06:30 y las 07:00 de la mañana si haces la ruta directa al refugio Grey. Ello se debe a que es la etapa más dura del circuito y tienes que afrontar unos 1200 metros de subida y unos 1800 de bajada, vamos todo un rompepiernas que implica tomarse la travesía con mucha calma para no morir en el intento. Además, por si fuera poco,  se atraviesa el temido  paso John Gardner, donde dicen que los vientos son casi huracanados, aunque a cambio te ofrece una de las mejores vistas de todo el circuito con el glaciar Grey y el Campo de Hielo Sur a lo lejos. Así que no voy a negar que la jornada imponía lo suyo.

Existe la posibilidad de hacer noche en el campamento El Paso, ahorrándote así más de tres horas extras que supone llegar al refugio Grey. Yo valoraría esta opción pero si lo hacía así me trastocaba el resto del viaje, por lo que no me quedaba más remedio que hacer el sobreesfuerzo esperando que no me pasase factura más tarde.

Como decía, te exigen no salir más tarde de las 07:00, creo que con buen criterio, pues es una ruta que puede suponer más de diez horas de caminar con fuertes desniveles y de esta manera ellos se curan en salud, por un lado, y por otro guardan por tu seguridad con la intención de que no se te haga de noche y si ocurre algo haya tiempo suficiente para reaccionar.

Con esa premisa empezaba a dar los primeros pasos a las 06:30, pues el frío me había hecho levantarme antes de la hora que tenía prevista, en la peor noche que había pasado hasta este momento, a pesar de contar con un buen saco, y es que la humedad que hacía en este lugar era realmente insoportable.

Saliendo del Campamento Los Perros

El cielo estaba nublado, pero no llovía, por lo que era de agradecer después de cómo empezó la jornada de ayer. Eso sí, nada más salir del campamento Los Perros, me encontraría, de primeras, con un fuerte desnivel que ya no me abandonaría en toda la etapa. Durante la primera hora, por el interior de un bosque con el suelo repleto de barro y lleno de raíces y piedras de lo más resbaladizas que hacían que tuviera que ir con mil ojos para no caer, consiguiendo evitarlo, no así el volver a meter el pie, como ya me pasaría ayer, en un barrizal que me haría tener que llevar el calcetín empapado lo que restaba de camino.

Bosque camino al paso John Gardner

Pasados los 700 metros de altitud, la vegetación daría paso a un gran pedregal, desde donde, si hechas la vista atrás,  podrás ver la laguna de Los Perros al fondo y todo el bosque por el que has ido transitando, y de frente, en la lejanía,  el temido paso John Gardner, al que todavía me quedaba bastante para llegar. Una vez más los paisajes eran fascinantes, dignos de cualquier esfuerzo.

Laguna Los Perros camino hacia el Paso John Gardner

Camino hacia el paso John Gardner

La ruta se encuentra muy bien indicada, con marcas de pintura naranja  e hitos cada pocos metros, por lo que es imposible perderse.

Muy despacio y con pasos cortos continué avanzando, situándome, antes de afrontar el famoso paso, delante del glaciar Punta Puma, de grandes dimensiones y no menos impresionante que el resto de los que ya llevaba vistos. Algo más arriba una pequeña laguna con nieve hacía que me sorprendiera, pues se unía a varios tramos donde tendría que poner a prueba mi destreza al tener que atravesar esa misma nieve, la cual estaba un poco dura, pero que golpeándola con fuerza con los talones permitía hacer paso en ella sin necesidad de utilizar crampones, los cuales no llevaba.

Glaciar Punta Puma desde Paso John Gardner

Paso John Gardner

Paso John Gardner

Paso John Gardner

Y ahora sí, después de un último esfuerzo, conseguía llegar, después de una hora y media, desde que dejé el bosque, y de tres horas, desde que lo hice del campamento Los Perros, al increíble paso John Gardner, más que por el paso en sí, por las vistas excepcionales que ofrece del glaciar Grey y del inicio del Campo de Hielo Sur.

Campo de Hielo Sur y Glaciar Grey desde Paso John Gardner

Campo de Hielo Sur desde Paso John Gardner

Campo de Hielo Sur desde Paso John Gardner

Glaciar Grey desde Paso John Gardner

Sólo por este momento, sinceramente, merece la pena el esfuerzo realizado, pues esta era una de esas imágenes que más ansiaba llevarme de Torres del Paine,  y por fin la tenía ante mis ojos, para no olvidarme de ella jamás.

Tendría mucha suerte, pues el famoso viento huracanado que dicen no deja de soplar aquí, brillaba por su ausencia y apenas había rastro de él, por lo que aprovecharía para estar allí veinte minutos disfrutando del sobrecogedor espectáculo. Este tendría que acabar, cuando, por un lado, empezó a hacer acto de presencia la nieve y, por otro, la mitad de la panorámica que tenía se tapó por las nubes bajas, así que mejor así porque si no corría el riesgo de quedarme allí paralizado.

Empezaba el descenso sin el mayor problema, pues el camino es de tal anchura, que podría hacerse una autopista. Exagero bastante, pero de verdad que no existe ningún tipo de riesgo incluso aunque sople viento fuerte.

Desde el momento que empiezas el descenso accedes ya al sector occidental del parque, realizándolo por una inmensa morrena desde la que todavía se tienen unas vistas preciosas de todo lo mencionado anteriormente, hasta que, poco a poco, te vas sumergiendo en un bosque que sólo te permite ver el blanco del glaciar entre la maleza. Mejor así, porque es muy importante ir, en este sector, con pies de plomo, pues el firme vuelve a ser bastante peligroso al estar repleto de barro y ramas mojadas. Afortunadamente todo iría bien y lo superaría sin ningún incidente.

Glaciar Grey bajando del Paso John Gardner

Sobre las 12:00, después de casi seis horas de caminata, entraba en el campamento El Paso, donde tendría que registrarme, como ya haría en los anteriores alojamientos dentro del Parque. Aquí daría gracias por no haber decidido pernoctar, pues era igual o más cutre que el de Los Perros y estaba todo hecho un barrizal por las lluvias acontecidas durante la noche. Sí que aprovecharía para comer en un espacio habilitado para ello, compartiendo el momento con Felipe y Paula, una pareja chilena, muy agradable, con la que ya había coincidido en otras ocasiones, pero no nos habíamos detenido mucho tiempo para charlar. Compartiríamos comida y anécdotas durante algo más de una hora, hasta que sobre las 13:15 decidiríamos ponernos en marcha e ir juntos el resto de la ruta.

Avifauna en el Campamento Paso

Seguiríamos bajando, aunque por lo menos parecía que el desnivel no era tan fuerte, algo que agradecerían especialmente mis pobres rodillas, que empezaban a convalecerse del esfuerzo realizado.

En este nuevo tramo había momentos que el bosque dejaba paso a algún pequeño mirador natural desde el que poder volver a deleitarme con las vistas del glaciar Grey. Pronto empezamos también algunas subidas que se entremezclaban con las bajadas por lo que la ruta empezaba a hacerse cada vez más dura.

Campo de Hielo Sur camino al Refugio Grey

Campo de Hielo Sur camino al Refugio Grey

Glaciar y Lago Grey desde Tramo El Paso - Refugio Grey

Y tras unos cuantos kilómetros más, llegarían nuevas sorpresas que harían que nos animáramos bastante por la novedad que suponían, y es que con una diferencia de entre quince y veinte minutos, se suceden tres puente colgantes que salvan el mismo número de quebradas y que atravesándolos te sientes  como si fueras Indiana Jones. Son una pasada y están muy bien construidos, siendo completamente seguros, pues han sido renovados no hace demasiado tiempo. Eso sí, es importante que no sean atravesados por más de cuatro personas a la vez por seguridad, además de no hacer tonterías si sopla demasiado viento, pues puede ser arriesgado.

Puente Colgante camino al Refugio Grey

Puente Colgante camino al Refugio Grey

Glaciar y Lago Grey desde Tramo El Paso - Refugio Grey

El camino parecía que empezaba a llegar a su fin, pues la bajada empezó a desaparecer progresivamente y a convertirse en recta, consiguiendo llegar al campamento y refugio Grey a las 17:00, es decir, casi cuatro horas después de la salida de El Paso y más de diez de la de Los Perros, contabilizando paradas y comida.

Sería aquí de donde me despediría de mis amigos chilenos, pues ellos habían optado por el campamento, mientras que yo me decanté, en su momento, por elegir una cama de alguna de las habitaciones de cuatro plazas del refugio Grey. (32 dólares). Desde luego que sería todo un acierto, pues aquello era un hotel cinco estrellas en cuanto a refugios se refiere: habitaciones impolutas, baños con duchas de agua caliente, toallas de alquiler e incluso bar donde tomar lo que te apeteciese.

La amable chica de recepción me preguntaría al hacer mi registro si quería cena, a lo que no podría resistirme a pesar de los 15000 pesos que suponía, pero tras el duro día de hoy, bien me merecía un homenaje. Esta se sirve de 19:00 a 21:00, pudiendo elegir, dentro de esa franja horaria, el momento que prefieras, así que era perfecto porque así me daría tiempo a ducharme, descansar un poco e incluso tener una animada charla con un guía, del que prefiero omitir el nombre, que me desvelaría las miserias de Torres del Paine, contándome la falsedad y contradicción que supone poner limitaciones de reserva en los campamentos y refugios de cada sector, mientras que por otro lado, el 75% de las ganancias que se obtienen en este espacio natural no se destinan al mismo y se lo lleva el Gobierno Central, a los responsables de las expediciones no se les permite crear un sistema de rescate a pesar de la gran afluencia de senderistas que acceden al Parque, las embarcaciones que cruzan los lagos no respetan el vaciado legal de sus residuos o que las mejoras de puentes y otros lugares las hacen voluntarios extranjeros. Todo ello por el dinero y los intereses políticos de siempre.

Tras esa instructiva y amena charla, me marcharía a cenar, disfrutando de una crema de champiñones, filetes de ternera con verdura y un brownie de chocolate, de postre. Como se puede imaginar casi que me como también el plato.

El día había sido duro por lo que quería aprovechar, todas las horas que pudiera, la confortable cama de mi cuarto, así que hacía allí me dirigí sin perder un instante.

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