DIA 09. FLORIDA. Epcot

3 de Septiembre de 2017.

La mayoría estaban baldados de la intensa jornada de ayer y no tenían fuerzas para afrontar otro madrugón consecutivo, por lo que decidirían quedarse durmiendo unas horas más y llegar algo más tarde al Parque, aunque ello les supusiera renunciar a alguna atracción.

En mi caso, sin embargo, prefería aprovechar al máximo mi estancia en Disney y aunque supusiera un esfuerzo extra, sí que quería estar allí a la hora de apertura de Epcot, el parque temático elegido hoy, para tratar de adelantarme a las multitudes y conseguir montar, sin apenas filas, en aquellas atracciones más solicitadas y en las que no contaba con fast pass.

Sólo había un pequeño inconveniente y era como llegar hasta allí al no tener vehículo, pues este lo necesitaban mis amigos para acudir después. La solución sería sencilla. Tan fácil como bajarme la aplicación de UBER en casa, aprovechando el wifi, y solicitar un coche a la hora que considerara conveniente. De esta manera me estaban recogiendo a las 08:35 y apenas diez minutos después el conductor me dejaba en la entrada de Epcot. El servicio no me parecería nada caro, costándome 11,40 dólares. Por lo que puede ser una opción interesante a valorar, ahorrándote de esta manera los veinte dólares que cuesta el Parking.

Hay que decir que, en el caso que nos ocupa, la distancia desde el parking hasta la entrada es bastante inferior en comparación con Magic Kingdom, pudiendo llegar a pie sin problema, aunque también está el trenecito que te deja en la puerta para los más perezosos.

A las 08:50 estaba pasando el control de seguridad, que en este caso sería bastante más minucioso que el del día anterior, pues me revisaron la mochila con lupa, abriéndome todos los bolsillos y sacándome la mitad de mis pertenencias para revisarlas.

Después pasaría la tarjeta Disney por el lector, tomarían mi huella dactilar y en pocos segundos accedía a un nuevo mundo, que nada tenía que ver con el de ayer, llamado Epcot.

Esfera Central de Epcot

Este era un sueño de Walt Disney, el cual estaba obsesionado de cómo sería la vida en el futuro, quedándose al final en eso, porque ni llegaría a verlo ya que se inauguró en 1982, quince años después de su muerte, y su proyecto inicial en nada tenía que ver con lo que se hoy se puede disfrutar. Su idea inicial era crear un complejo futurista cuya superficie estuviera exenta de vehículos y carreteras, construyéndose estas en el subsuelo, reservando de esta manera la zona superior a las personas, que podrían desplazarse caminando o utilizando un sistema de monorail para acudir sus lugares de trabajo, colegios, centros de ocio o viviendas. Al fallecer el gran genio, se dieron cuenta que todo lo anterior no era rentable y que lo mejor era crear otro parque temático basado en el futuro.

Epcot significa Experimental Prototype Community of Tomorrow, es decir, Prototipo de Comunidad Experimental del Mañana. Es un parque más educativo y cultural, basándose muchas de sus atracciones en el aprendizaje, gustando en muchos casos más a los adultos que a los niños, aunque como siempre digo, dependerá de la personalidad de estos, porque en nuestro caso, los más pequeños disfrutaron más aquí que en Magic Kingdom. Verlo para creerlo.

Esfera Central de Epcot

Se divide en dos grandes zonas perfectamente diferenciadas. Por un lado, Future World, donde la tecnología, las comunicaciones, la ciencia y los adelantos del futuro son la pieza esencial, y por otro, el llamado World Showcase donde los protagonistas son la cultura, la tradición y las costumbres de diferentes países que se muestran cada una en su pabellón correspondiente, distribuidos alrededor de un gran lago que hace de nexo de unión entre todas ellos.

Nada más atravesar la entrada de Epcot, lo primero con lo que te das de bruces es con su característica y famosa bola gigante que se asemeja a una inmensa pelota de golf, con la diferencia de que los hoyitos son sustituidos por triángulos de aluminio. Como curiosidad comentar que posee un sistema de drenaje especial que permite que cuando llueve, el agua se absorba y se reutilice en diferentes lugares del parque. Justo delante de la misma están situados los primeros fotógrafos Disney, por lo que aprovecharía la ocasión para hacerme las primeras fotografías con el símbolo por excelencia de Epcot.

Esfera Central de Epcot

Desde aquí me dirigiría a paso ligero hacia una de las atracciones con más demanda del parque y más desde que fue renovada hace poco más de un año. Me estoy refiriendo a Soarin en la que habíamos decidido no coger pase rápido para destinarlo a otras atracciones con más demanda aún. Se encuentra dentro de un gran pabellón dedicado a la tierra, cuya temática está vinculada a todo lo que tiene que ver con el medioambiente y sus recursos naturales.

Pabellón de la Tierra y Soarin

Conseguía situarme en la fila a las 09:05 y aún así me tocaría esperar veinte minutos, de lo que tampoco me quejo, pues creo que fue un tiempo más que prudente. Antes de darme cuenta ya estaba entrando en un inmenso hangar que me conduciría hasta la que iba a ser la zona de despegue, sentándome en el asiento que me había correspondido en un inmenso brazo mecánico con varias plazas más.

Pronto las luces se apagarían y, poco a poco, los allí presentes, nos iríamos elevando, con los pies colgando, y dispuestos a vivir un viaje muy especial.

Una tras otra se irían sucediendo diferentes maravillas del mundo, a vista de pájaro y desde la perspectiva que te brinda el ir montado en un ala delta, realizando suaves giros y ligeros planeos, sintiendo el viento en tú cara y hasta algunos olores característicos de las zonas por las que atraviesas, pasando en pocos segundos de un escenario a otro. El Matterhorn, los fiordos de Groenlandia, el puerto de Sidney, el castillo de Neuschwanstein, el Kilimanjaro y la sabana africana, la Gran Muralla China, las pirámides de Egipto, el Taj Mahal, Monument Valley, las islas Fiji, las cataratas de Iguazú, París por la noche y los fuegos artificiales en Disneyland, cerrando el paseo, son los paisajes maravillosos que te brinda este pequeño viaje que te hace vivir una experiencia multisensorial única.

A la salida, me encaminaría, justo en línea recta y en el lado este de Future World, hacia Test Track, otra de las atracciones más solicitadas en Epcot, más incluso que la anterior. De hecho los tiempos suelen llegar, a lo largo del día, a los setenta y ochenta minutos, por lo que no es ninguna tontería pensar aquí también en el fast pass. En mi caso preferí arriesgar, sabiendo que madrugaría, y tampoco me saldrían tan mal los planes, esperando unos treinta minutos.

Test Track

La atracción consiste en un emocionante y turbulento viaje que presenta una serie de escenarios de pruebas automovilísticas  incluyendo caminos con superficies resbaladizas, rápida aceleración, frenado repentino, giros bruscos y curvas pronunciadas.

Test Track

Parte del recorrido se desarrolla en la oscuridad acompañado por luces de neón blancas, violetas y azules, mientras que pasado este sector, afrontas una pista al aire libre donde el vehículo se pone a más de 100 kilómetros por hora, lo que lo hace muy emocionante.

Test Track

Además mientras esperas a montar en el bólido respectivo, puedes diseñar este por medio de pantallas situadas en una inmensa sala, donde vas seleccionando las prestaciones, propiedades y características que deseas, para que tú coche sea el prototipo perfecto.

Después de bajar del vehículo, te encuentras con un gran pabellón donde se exponen los últimos modelos de Chevrolet y algún que otro prototipo del patrocinador de la atracción, a los que además puedes subir para probarlos.

Pabellón de Chevrolet en Test Track

Estaba muy contento, pues había conseguido montar en dos de las atracciones más demandadas del parque en sólo una hora y sin pases rápidos, lo que no es poca cosa. Así que como se ve a quién madruga Dios le ayuda.

De esta manera, volvía hasta la gran bola de Epcot para recibir a mis amigos que llegaban justo a tiempo para poder empezar a utilizar nuestro primer fast pass que lo teníamos de 10:25 a 11:25 en Mission: Space.

No hay duda que el espacio siempre ha tenido un fuerte impacto emocional para mucha gente, desde la generación de mis padres, que alcanzó la mayoría de edad durante la carrera espacial, hasta la mía que creció viendo el lanzamiento de varios transbordadores, ocupando el espacio un lugar en nuestra imaginación que rara vez se superó. Si a ello le sumamos películas de ciencia ficción como Star Trek y Stars Wars, está claro que para muchos la galaxia es un mundo que despierta asombro e inquietudes y que como no podía ser de otro modo, Disney colabora para acercarnos un poco más a todo ello.

Mission Space

Aunque estamos a décadas de realizar viajes tripulados a Marte y todavía quedan enormes obstáculos tecnológicos por resolver antes de poder poner un pie en el planeta rojo, en nuestra siguiente atracción íbamos a poder vivir lo que supondría el viaje a uno de los planetas más exóticos de nuestro propio sistema solar.

Mission: Space ofrece un entrenamiento de astronautas, viviendo un vuelo por el espacio, dándote a  elegir entre dos misiones diferentes, cada una de un grado de intensidad. La misión a Marte, de color naranja, es un entrenamiento más intenso cuyo simulador de movimiento es altamente turbulento, creando fuerzas gravitacionales durante el lanzamiento y las secuencias de reingreso e incluye maniobras intensas que pueden provocar mareos y dolores de cabeza. La misión a La Tierra, de color verde, es, por otro lado, más tranquila y sin giros ni emociones fuertes, siendo menos probable que cause nauseas o malestar.

Mission Space

La mayoría optaríamos por la misión a Marte, es decir, la fuerte. Después de asignarnos a cada uno de los participantes un puesto de responsabilidad en la nave, desde el comandante al ingeniero, entre otros, y de hacernos las indicaciones de seguridad y colocarnos las protecciones respectivas, las compuertas se cerrarían y comenzaría la cuenta atrás.

Mission Space

Mission Space

Mission Space

La emoción es absoluta desde el segundo número uno y el despegue es algo indescriptible, sintiendo la fuerza brutal de la gravedad sobre tu pecho, pareciendo que esta va a estallar. Luego, antes de que te puedas dar cuenta, te encuentras flotando en el espacio, para de repente, estar otra vez con el corazón en un puño al enfrentarte a una lluvia de meteoritos que golpean con saña la nave, afrontando como última experiencia el aterrizaje en el planeta rojo, donde no desvelaré si se culmina o no con éxito la misión.

Una vez en el exterior, después de tantas emociones y cuando empezamos a calmarnos del subidón que teníamos,  quedaríamos afectados por la experiencia tanto Cristina como yo, pues nos sobrevino un malestar y una angustia importante, así que estaríamos un rato sentados, bebiendo unas coca colas y en unos veinte minutos volvíamos a estar repuestos, por lo que aprovechando que a la salida de la atracción hay una gran área de juegos interactivos, nos recreamos un rato en esta zona, para afianzar la total recuperación.

No quedaba mucho para enlazar con el siguiente fast pass, pero aun así mis amigos quisieron aprovechar el tiempo que quedaba para ir a Soarin, lo que yo aprovecharía para darme una vuelta por los alrededores con la suerte de encontrarme la fila para fotografiarse con Daisy, la novia de Donald, por lo que no desaproveché la oportunidad y no dudé en esperar quince minutos para conseguir mi primer recuerdo con uno de los personajes clásicos de Disney.

Con Daisy

Respecto a este tema, para conseguir dichas tomas, hay dos opciones o la anterior, donde en sitios concretos de los parques y al aire libre se sitúan los personajes y están allí un tiempo limitado, o en teatros y lugares cerrados, considerados como atracciones en sí mismas, donde incluso puedes utilizar los fast pass, ya que la espera en muchas ocasiones supera a las de otras atracciones importantes. En ocasiones verás a más de un personaje andar por el parque, protegido siempre por uno o dos empleados del mismo, en este caso te saludarán y podrás tomarles fotos mientras andan, pero nunca se detendrán para hacerse fotografías, pues lo que están haciendo es trasladarse de un lugar a otro.

De 12:15 a 13:15, teníamos el pase rápido para la siguiente atracción, por lo que quedaríamos en la puerta de la misma, allí me contarían mis amigos que no les daría tiempo a entrar en Soarin porque ya rondaba la hora de espera, por lo que es un buen ejemplo de la demanda de ciertas atracciones.

Estábamos justo debajo de la gran esfera de Epcot, el segundo símbolo más reconocido de Disney World con permiso del Castillo de Cenicienta de Magic Kingdom y que ayuda, gracias a su inmenso tamaño, a mantenerte orientado cuando estás explorando este enorme parque Disney.

¿Pero qué hay realmente dentro de esta cúpula? ¿Qué encontrarás si te adentras en sus entrañas? Más allá de ser una estructura emblemática, alberga uno de los paseos más populares y queridos de Epcot y, por tanto, que más tiempo de espera tiene.

Spaceship Earth

El paseo en una nave especial de casi quince minutos nos llevaría a un viaje en el tiempo desde la época prehistórica hasta nuestros días, explorando como la comunicación humana ha ayudado a hacer avances a lo largo de las edades.

Es una magnífica lección de historia repleta de animatronics, música y una amena narración, (contada en inglés por Judy Dench para los que se desenvuelvan bien con el idioma), que atrae y despierta interés en todas las edades.

Spaceship Earth

A través de la oscuridad y como si de una máquina del tiempo se tratara, visitaríamos la antigua Roma, la sabia Grecia, la Edad Media, la Italia del Renacimiento o la Revolución Industrial, por nombrar sólo algunas. Así hasta llegar a la tecnología informática donde una de las escenas más famosas es en la que aparece un hombre trabajando en un garaje a principios de los años 70. ¿De quién supones que se trata? Efectivamente es él, Steve Jobs, que representa el comienzo de era informática, recién mencionada.

A todo lo anterior hay que añadirle una divertida animación, teniéndote a ti como protagonista, en la que se predice cómo será tú futuro, a raíz de unas preguntas que te formulan en la nave al principio del paseo.

A la salida, y tal y como sucedía en Mission: Space, hay un área de juegos interactivos enfocados a la tecnología, ideales para los más pequeños.

Project Tomorrow

El último fast pass no lo teníamos hasta por la tarde, por lo que era el momento idóneo para que mis amigos intentaran, por segunda vez, el acceso a Soarin, aprovechando en mi caso para irme a la atracción llamada Epcot Character Spot, donde como mencionaba antes, es uno de esos lugares perfectos para poder conocer a tus personajes Disney favoritos. Pero tenía claro que no iba a ser llegar y besar el santo, sino todo lo contrario, pues me supondría cuarenta minutos de espera en la fila. Eso sí, estamos hablando de la mitad de tiempo de lo que supone en Magic Kingdom, por lo que puedes ser una opción interesante si visitas los dos parques.

Epcot Character Spot.Con Mickey

Cada uno en su espacio reservado, podría conocer, abrazar y hacerme todas las fotos que quise tanto con Mickey, Goofy y Minnie, consiguiendo así otra de las cosas que mayor ilusión me hacía en Disney World. Además los fotógrafos profesionales no ponen ningún impedimento en hacerte las fotos también con tú cámara, por si luego no quieres comprar las que hacen ellos, así que no te cortes y pídeselo.

Epcot Character Spot.Con Goofy

Epcot Character Spot.Con Minnie

Pasada la hora, volvíamos a juntarnos todos en el pabellón de la Tierra, donde está Soarin, cuyo objetivo, ahora sí, habían conseguido cumplir mis amigos y habían salido encantados como no podía ser de otro modo. Dado que estábamos aquí y no había mucha fila, sólo veinte minutos, aprovecharíamos para conocer la atracción llamada Living with the Land, en la que se realiza un agradable paseo en barca donde te van mostrando diferentes ecosistemas como desiertos y bosques, entre otros, concluyendo con la visión de un invernadero en el que se realizan experimentos genéticos y se pueden observar tomates y pepinos gigantes, entre otros productos. De todas maneras, si hay mucho tiempo de espera, es una atracción prescindible.

Living with the Land

Living with the Land

En esta zona hay varias opciones para comer, por lo que no lo dudaríamos y aquí que nos quedaríamos. Optamos por un sitio de comida rápida llamado Sunshine Seasons, el cual ofrece diferentes stands con distintas opciones de comida, lo que es ideal para que todo el mundo pueda pedir lo que más le apetezca. Al ser tantos, probaríamos casi todo: pollo, pasta, salteados, diferentes guarniciones y, la verdad, que estaba todo muy rico, aunque es cierto que en algún caso algo picante, por lo que es bueno tenerlo en cuenta si no te entusiasma la comida así preparada.

Recién comidos, nos apetecía hacer algo tranquilo, por lo que nos dirigimos a la atracción Disney & Pixar Short Film Festival, donde sentados en un teatro pudimos disfrutar de tres entrañables cortos de animación con gafas 4-D y algún que otro efecto especial. Nos encantarían.

Disney & Pixar Short Film Festival

Eran casi las 16:00 y llegado este momento había que tomar una decisión, que no era otra si renunciar al pabellón del mar y su acuario, además de la atracción de Nemo y sus amigos, situada en el interior del mismo. El motivo que si nos desplazábamos hasta allí y esperábamos la fila por corta que fuera, luego íbamos a ir muy justos para recorrer con tranquilidad todos los pabellones que conforman la zona de World Showcase, por lo que al final optamos por dirigirnos directamente a esta nueva zona, totalmente diferente de todo lo que llevábamos visto.

Es aquí donde se representan a once de los países más importantes del mundo por medio de sus respectivos pabellones, como si de una Exposición Universal se tratara y es que a Walt Disney le encantaban estos acontecimientos. Todo ello se desarrolla alrededor del inmenso lago que hace de conexión entre todos ellos.

Laguna de World Showcase

Laguna de World Showcase

En los mismos se muestran sus monumentos más famosos, su cultura y su comida. Además como era el festival de la comida y el vino, había muchísimas más casetas en las que se ofrecían especialidades gastronómicas de un sinfín más de países, por lo que el ambiente era total.

Nosotros decidiríamos empezar por el lado derecho, abriendo nuestro paseo con Canadá donde, como no podía ser de otro modo, destaca uno de sus iconos como es el histórico hotel Chateau Laurier, localizado en la ciudad de Ottawa. Igualmente están representados ,en apenas unos metros, los jardines Butchart de Victoria, las Montañas Rocosas con una cascada precipitándose sobre una pequeña laguna llena de rocas y, por supuesto, varios tótems. Afortunadamente tendría la oportunidad de disfrutar de todo ello en vivo y en directo en el año 2012, junto con Raúl y Javi, y que si te apetece puedes leerlo en el correspondiente diario.

Pabellón de Canadá. World Showcase

Pabellón de Canadá. World Showcase

Como atracción este pabellón ofrece una película llamada “O´Canada” que se proyecta en un teatro de 360 grados donde el actor Martin Short es el anfitrión y te va llevando, de forma amena y divertida, por los principales reclamos culturales del país. Dura unos quince minutos y hay que estar de pié. Se puede prescindir de él si no se va bien de tiempo.

Nuestro siguiente pabellón sería el del Reino Unido el cual no ofrece ninguna atracción pero sí que es una zona con gran ambiente en la que se combina la arquitectura de las calles de Londres con la típica casa de campo de la campiña inglesa a la vez que paseas por calles empedradas impregnadas del tradicional olor a pescado y patatas fritas. El edificio que más salta a la vista es el majestuoso palacio de Hampton Court, sin olvidarnos de una cabaña con techo de paja que representa la casa de William Shakespeare. Tampoco te puedes perder las cabinas telefónicas rojas, otro de los iconos del Reino Unido.

Pabellón de Reino Unido.World Showcase

Pabellón de Reino Unido.World Showcase

Justo al lado se encontraba el área reservada a Francia, a la que llegaríamos paseando por una pasarela inspirada en el Pont des Arts, donde un fotógrafo profesional inmortalizaría este nuevo momento, para pocos instantes después llegar a un bonito callejón decorado con jardines y flores, cafés parisinos y un suelo adoquinado, en el que de fondo se pueden escuchar melodías románticas. Y por supuesto, que no podía faltar la torre Eiffel con un tamaño de 1/10 respecto al real y no apartándose un ápice de los planos originales.

Pabellón de Francia. World Showcase

Pabellón de Francia. World Showcase

Aquí se puede pasar a ver un documental llamado “Impressions de France”, pero todavía nos quedaban muchos pabellones por visitar y renunciaríamos a ello. Sin embargo no perderíamos la oportunidad de fotografiarnos con la princesa Bella que en estos momentos estaba por la zona y que siendo mi preferida no podía quedarme sin el recuerdo.

Con Bella cerca del Pabellón de Francia

Protegiendo la entrada al pabellón marroquí, se encuentra una reproducción del minarete de la Koutoubia, que no tardaría apenas en reconocer, gracias al viaje que realicé a Marrakech hacía poco más de un año. La torre de oración corresponde a la mezquita del siglo XII localizada en pleno centro de la ciudad africana. La estructura está perfectamente tallada debido a que la realizaron artesanos nativos, obteniendo como resultado una calidad suprema en las formas geométricas. Los edificios de escayola con techos verdes en medio de callejones serpenteantes y arcos de estuco completan el encanto de la joya del norte de África. La Medina también queda muy bien representada gracias a las tiendas y bazares unidos, por su interior, unos con otros que te permiten no tener que salir a la calle y vivir la esencia de la misma.

Pabellón de Marruecos

Aquí volveríamos a tener suerte y encontraríamos a la princesa Jasmín en una pequeña tiendecilla, por lo que no dudamos en espera unos quince minutos para inmortalizar el momento junto a ella.

Con Jasmín en el Pabellón de Marruecos

A Marruecos le sucedería Japón, uno de los países más pintorescos de World Showcase. Dos construcciones te llaman inmediatamente la atención según llegas a su zona. Por un lado la gran puerta Torii roja localizada en el lago y que es copia exacta de la situada en el santuario de Miyajima al sur del país, y por otro lado, la gran pagoda de cinco pisos que está inspirada en uno de los templos de la localidad de Nara. Ambas me harían ponerme algo nostálgico al recordar mi paso por los lugares originales en 2015.

Pabellón de Japón

Pabellón de Japón

Al tratar de plasmar la esencia del país nipón, era evidente que tampoco podían faltar sus característicos jardines con arces, bambúes, pasarelas cruzando arroyos rebosantes de nenúfares y coloridos peces.

Pabellón de Japón

Llegábamos a la mitad del paseo, justo en la mitad de la gran laguna, encontrándonos allí con el pabellón de Estados Unidos, presidiendo la misma. Este está inspirado en una mansión de estilo colonial, cuyas raíces se encuentran en la arquitectura de edificios tales como la Old State House de Boston. Aquí también se puede ver una proyección de lo más patriótica pero que tendríamos que renunciar a ella por la falta de tiempo.

Pabellón de Estados Unidos

Nos estaba encantando World Showcase, pues todo está hecho con tal precisión y detalle que en muchas ocasiones te sientes como si estuvieran en los lugares originales, por lo que si te gusta viajar estás en tu salsa en todo momento.

La tarde seguía avanzando, por lo que no había tiempo que perder, siendo ahora el turno de Italia, que se muestra con una réplica exacta de la plaza de San Marcos y su Campanile, localizados en Venecia. Es tal el rigor con el que está hecha que el ángel situado encima del campanario está cubierto de oro, aunque al estar tan alto, no se puede apreciar.

Pabellón de Italia

Pabellón de Italia

El romance de Venecia también se muestra en los puentes venecianos y las góndolas que están amarradas en varios postes de colores del lago.

Pabellón de Italia

Uno de los pabellones que más nos gustaría sería el de Alemania, el próximo al que llegaríamos, y que desde el primer momento te hace sentirte en un cuento de hadas. Una fuente con una estatua de San Jorge matando a un dragón, es la pieza central de la plaza de adoquines. La arquitectura refleja diferentes ejemplos de las regiones alemanas, desde la réplica del castillo medieval hasta los edificios de estilo bávaro. La torre del reloj emite una melodía especial cada hora.

Pabellón de Alemania

Y una vez más la fortuna volvería a estar con nosotros, ya que tendríamos oportunidad de fotografiarnos con Blancanieves y sin casi esperar fila, pues llegábamos justo en el momento oportuno, así que no podíamos pedir más.

Con Blancanieves en el Pabellón de Alemania

Como se está viendo buena parte de las princesas Disney rondan su pabellón correspondiente, por lo que si te interesa verlas y conseguir un recuerdo junto a ellas, no está demás informarse de los horarios en los que está previsto que aparezcan, más allá que dejarlo a la suerte.

El tiempo se nos empezaba a echar encima para llegar a tiempo a nuestro último pase rápido, lo que nos haría ver algo más rápido el pabellón de China, al cual se accede por una puerta ceremonial de tres arcos basada en el Templo del Cielo de Beijing. Es también muy bonito con tallas increíbles y pasarelas que se adentran en bosquecillos de bambú, cascadas y estanques.

Pabellón de China

Aunque sé que es imperdonable no nos daría tiempo a ver la réplica del ejército de terracota de Xian, localizado en el interior de unos de los edificios, pero al final es que es imposible hacerlo todo. También aquí hay un documental llamado “Reflections of China”, que con mayor motivo tampoco veríamos.

Otra de las cosas de las que también se puede disfrutar es de la variada gastronomía de todos los pabellones por los que fuimos pasando, así como de puestos individuales de otros muchos países, pero ello también te llevará más tiempo y bastante dinero, pues es caro. Así que como se ve si se quiere hacer todo no es exagerado decir que lo ideal serían dos días, dedicando uno a cada zona.

Eran las 19:00 cuando llegábamos al pabellón de Noruega y ya había empezado a correr el tiempo para gastar el fast pass que teníamos para la atracción de Frozen Ever After que era de 18:50 a 19:50, aún así, aprovechando que sólo había veinte minutos de espera, decidiríamos entrar primero en Royal Sommerhus, una cabaña noruega tradicional, que representa una cabaña de retiro real, ya que las familias reales en Noruega suelen tener una vivienda donde van en el verano para alejarse de las presiones de la corte, relajarse y descansar. Esta corresponde a la familia de Elsa y Anna y está llena de artefactos y elementos de su infancia. Tras esperar en diferentes habitaciones de la vivienda, el plato fuerte viene cuando llegas al final y te encuentras con las dos princesas para hacerte todas las fotos que quieras con ellas.

Con la Princesa Ana en el Pabellón de Noruega

Con la Princesa Elsa en el Pabellón de Noruega

Nada más salir nos dirigimos, ahora sí, a gastar el fast pass en la atracción Frozen Ever After, donde montados en un bote con forma de tronco, iríamos pasando por los diferentes escenarios de la película, pudiendo ver el pueblo de Arendelle, el castillo de hielo de Elsa, así como al resto de personajes de la cinta. Es alucinante lo bien que está hecho todo y bien merece la pena gastar aquí un pase rápido si eres fan de las princesas.

Fuera ya de ambas atracciones también merece mucho la pena la iglesia medieval de madera  característica de algunas zonas del país, así como sus tiendas repletas de recuerdos relacionados con vikingos, trolls y otros personajes típicos.

Pabellón de Noruega

Sólo nos quedaba un pabellón por conocer, correspondiente a México y representado por una pirámide precolombina rodeada de un exuberante paisaje correspondiente a la jungla de Yucatán. A su interior sólo penetraríamos Ernesto, Sonia y yo, ya que el resto optaría por irse a montar, de nuevo, a Mission Space. En nuestro caso, hallaríamos un ambiente oscurecido con la típica plaza de un pueblo mexicano, teniendo como telón de fondo un volcán humeante y una gran pirámide maya al fondo. Hay coloridos carros y tiendas que ofrecen artesanía mexicana, cerámica, ropa y artículos de cuero.

Pabellón de Mexico

Tampoco quisimos quedarnos sin montar en la atracción Gran Fiesta Tour, donde montados en un bote, seríamos testigos de muchas de las escenas de la película “Los tres caballeros” de 1944, protagonizada por el Pato Donald, José Carioca y Panchito, a la par que se nos iban mostrando algunos de los monumentos más famosos de este país.

Gran Fiesta Tour. Pabellón de Mexico

Cuando salimos de esta última atracción era ya noche cerrada y las ocho pasadas, por lo que no dudamos en preguntar a uno de los empleados del parque cuál era el mejor lugar para presenciar el espectáculo de luces y sonido que todos los días tiene lugar en Epcot. Muy amablemente nos lo indicaría y nos iríamos directos hacia allá, consiguiendo un sitio de lujo en primera fila. Esto gracias a que estuvimos allí cuarenta minutos antes de que comenzara.

A las 21:00 daba comienzo Illuminations: Reflections of Earth, el increíble espectáculo nocturno en el que en medio de la gran laguna se cuenta la historia de la Tierra. Los fuegos artificiales y los láseres llenan los cielos, mientras las imágenes de video se muestran a través de una esfera gigante situada en medio del agua. La esfera luego florece como una flor, exponiendo una bola de fuego que conduce al final del espectáculo, que tiene una duración de unos 18 minutos.

IlluminaNations Reflections of Earth

IlluminaNations Reflections of Earth

IlluminaNations Reflections of Earth

Como curiosidad decir que 1105 proyectiles de fuegos artificiales se disparan durante cada show y que 19 antorchas iluminan el lago de World Showcase.

Para gustos los colores, pero aunque Illuminations es realmente espectacular, en mi caso no consiguió superar a Happily Ever After de la noche anterior.

Sólo quedaba ya abandonar el parque, lo que fuimos haciendo lentamente, aunque no sin hacernos una última fotografía profesional con la gran esfera, símbolo de Epcot, que ahora brillaba en hermosos tonos violetas y anaranjados, en un contraste perfecto con la oscuridad de la noche.

Esfera Central de Epcot Iluminada

Esfera Central de Epcot Iluminada

Una vez en casa, cenaríamos pasta y dejaríamos todo preparado para mañana, pues mañana contaba, nuevamente, con el apoyo unánime para pegarnos el mayor madrugón de todos los días que íbamos a permanecer en los parques y es que la causa bien lo merecía, pero eso ya es la historia del siguiente capítulo.

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