DIA 05. URUGUAY. Llegada a Montevideo y primeros paseos por la capital

30 de Agosto de 2016.

A decir verdad, creo que la decisión que tomaríamos ayer de regresar a dormir a Punta del Este, fue lo mejor que pudimos hacer, ya que por lo menos pudimos descansar como Dios manda en las confortables camas del hotel y levantarnos con fuerzas para empezar la jornada de hoy. Es probable que de habernos quedado en Cabo Polonio, hubieran tenido que utilizar un martillo y un cincel para sacarnos de los cubos de hielo en los que hubiéramos terminado convertidos.

A las 08:15 estábamos desayunando, para a las 09.00 estar ya en la puerta de la oficina de alquiler de AVIS, para devolver el coche intacto, por lo que los trámites fueron rápidos y no tardamos más de diez minutos en hacerlo todo.

Coche de Alquiler Chevrolet

De la terminal de autobuses sólo nos separaban unos metros, de hecho sólo tendríamos que cruzar la calle para llegar hasta ella. Los billetes ya los habíamos comprado ayer por la noche (276 pesos cada uno), por lo que íbamos con tiempo más que de sobra, pues hasta las 09:45 no salía el colectivo hacia Montevideo.

A la capital llegaríamos a las 12.00 en punto. Nos dejarían en la terminal de Tres Cruces, un punto clave para tomar cualquier autobús hacia cualquier otro lugar, tanto del país como de los países limítrofes. Además es un gran centro comercial, donde hay todo tipo de tiendas y comercios, por lo que aprovecharía para buscar una cámara compacta lo más parecida a la mía, la cual no encontraría y me tendría que conformar con una Nikkon, unos cuantos modelos en calidad por debajo. Pero algo era algo. Por lo menos ya volvía a respirar y un problema menos.

Eso sí, entre unas cosas y otras, no terminábamos con este trámite hasta las 13.00, por lo que no llegaríamos a nuestro hotel hasta las 13:40. Para ello utilizaríamos un taxi que nos costaría 140 pesos. Como se ve estos aquí son muy baratos y bien merece la pena cogerlos para ir de un lado a otro aunque sean distancias medias o largas.

Para alojarnos las dos próximas noches elegiríamos el Hotel América situado en calle Río Negro, 1330. Ello suponía que estábamos en pleno centro y podíamos desplazarnos andando a gran parte de los lugares de interés para visitar. El personal de la recepción fue muy amable y las habitaciones, aunque algo pequeñas, estaban limpias y las camas eran muy cómodas. El desayuno estaba incluido y fue bastante completo. (48 euros por noche la habitación doble).

Tras descansar un poco, nos iríamos a comer a un pequeño local que vendía empanadas y buenos filetes de ternera, casi en la esquina entre las calles Río Negro y San José. Nos decantaríamos por una de carne y otra de jamón y queso, cada uno, más las bebidas. (360 pesos).

Comiendo Empanadas en la Calle San José

Y ahora sí que estábamos listos para comenzar con nuestra visita a Montevideo, capital de Uruguay, el segundo país más pequeño de Sudamérica, después de Surinam. Sería fundada entre 1724 y 1726, periodo durante el cual comenzaron a arribar los primeros pobladores provenientes de Buenos Aires y las Islas Canarias. Su nombre dicen que proviene de la anotación que hicieron los españoles en un mapa como Monte Sexto escrito en números romanos. Se encuentra situada a orillas del Río de la Plata y es la capital más austral en el continente americano.

A muy pocos metros de nuestro hotel encontraríamos la primera plaza importante de la capital uruguaya llamada Fabini, aunque más conocida popularmente como del Entrevero debido a la fuente que se encuentra en el centro de la misma. Esta rinde homenaje a los héroes anónimos que concibieron la Nación.

Plaza Fabini y Escultura El Entrevero

Desde aquí tomaríamos la avenida del Libertador, uno de los ejes principales del centro de la ciudad, desde donde, según la vas recorriendo, vas consiguiendo una imponente perspectiva del Palacio Legislativo, donde llegaríamos con la intención de poder realizar una visita a su interior. Pero nuestros planes quedaron frustrados por un evento  que tenía lugar a estas horas y que impedía que hoy se pudiera realizar la visita de la tarde. Así que tendríamos que conformarnos con rodearlo y llevarnos algunas fotografías de sus exteriores.

Palacio  Legislativo

Palacio  Legislativo

Palacio  Legislativo

Desde aquí tomaríamos otro taxi (170 pesos) para que nos llevara hasta el Barrio Pocitos, pues estaba bastante lejos desde aquí. Lo que más nos llamaría la atención serían los antiguos edificios estilo Art Decó, las viejas viviendas y las casas pintorescas donde pasaban los veranos la clase alta uruguaya. Un buen ejemplo de todo ello es el llamado castillo Pittamiglio, una mezcla de diferentes estilos con elementos renacentistas y medievales. Pero sin duda lo más destacable de su fachada es la imitación de la obra “La Victoria de Samotracia” que se expone en el museo del Louvre.

Castillo Pittamiglio

Pero más allá de la curiosa arquitectura, lo más famoso de este barrio es su popular playa, considerada como la más bella de Montevideo por su limpieza, el color de sus aguas y su arena fina. Lástima que no pudiéramos verla en su máximo esplendor porque las nubes del cielo gris, que hoy también llevaba acompañándonos todo el día, decidieron hacerse notar más de la cuenta y se convirtieron en una fina niebla, que te quitaba parte de la hermosa perspectiva que normalmente se puede obtener desde la rambla.

Playa Pocitos

No obstante dado que no hacía demasiado frío, en comparación con días pasados, nos animaríamos a dar un paseo por la recién mencionada rambla.

Casi a continuación de la Playa de Pocitos, nos encontraríamos con Punta Trouville con bonitos jardines y esplendorosas palmeras a las orillas del Río de la Plata. Un poco más adelante llegaríamos a otro lugar destacado. Hablo de Punta Carretas o Punta Brava y de su Faro, la localización más al sur del Río de la Plata. Desgraciadamente la niebla era cada vez más densa y no pudimos ver las fabulosas vistas que desde aquí se obtienen del Río de la Plata. Es lo que tiene no viajar en la época idónea por un país. Sin embargo, sí que podríamos observar unos metros de su costa rocosa y varios pescadores intentando capturar algo de pescado antes de que se hiciera de noche, además de los 21 metros de altura de su viejo faro construido en 1876.

Punta Trouville

Rambla Mahatma Gandhi

Faro de Punta Carretas

Río de la Plata desde Punta Carretas

Tras este pequeño desvío, volveríamos a la rambla por la que seguiríamos andando fijándonos en los edificios armoniosos y modernos del siglo XX, repletos de pequeños detalles en sus tejados, balcones y fachadas.

Sin quererlo nos daríamos casi de bruces con un muro de granito rosa, colocado paralelo a la rambla. Nos acercaríamos para ver lo que era y resulta que se trataba del Memorial del Holocausto del Pueblo Judío, un sentido homenaje del pueblo uruguayo a las víctimas del genocidio que llevó a cabo el nazismo durante la Segunda Guerra Mundial.

Memorial del Holocausto del Pueblo Judío

Memorial del Holocausto del Pueblo Judío

Memorial del Holocausto del Pueblo Judío

Más adelante, dejaríamos a nuestra derecha el inmenso parque “Instrucciones del Año XIII” que alberga un importante club de golf, y llegaríamos hasta la playa Ramírez, también envuelta por la niebla, aunque algo menos que la de Pocitos.

Rambla Wilson

Playa Ramirez

La noche se nos acababa de echar encima y el día había sido largo, por lo que decidimos tomar un taxi para volver hasta el hotel (100 pesos), más por el cansancio que por la seguridad, pues es cierto que aunque había leído en más de un sitio que no se aconseja caminar por muchos lugares de Montevideo una vez que la noche se ha echado encima, sin embargo durante el rato que estuvimos paseando ya con la oscuridad como acompañante, no vimos ningún peligro.

En el hotel estaríamos descansando como dos horas, hasta que a eso de las 21.30 saldríamos a cenar por las inmediaciones, decantándonos por un restaurante llamado Locos de Asar situado en la calle San José 1065, en el que tendríamos oportunidad de probar la famosa parrillada uruguaya. No nos faltó de nada, varios tipos de carne, chorizo, morcilla, pollo, etc. Sus carnes estaban a punto y muy jugosas, se te deshacían en la boca, la cantidad bastante generosa, tanto que no pudimos pedir postre.  El local se encuentra muy bien ambientado con una buena iluminación. El servicio es atento y agradable. Con las bebidas incluidas, toda la cena nos saldría por 2100 pesos.

Parrillada en Locos de Asar

Y con está degustación tan típica de la gastronomía uruguaya, daríamos por terminado otro día casi perfecto. Y es que aunque no llovía, lo único que seguía sin acompañarnos del todo era el tiempo caprichoso que estaba haciendo. A ver si teníamos más suerte en las jornadas siguientes.

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