CANADA - DIA 05. Mont Tremblant National park

4 de Julio de 2012.

Como siempre, unos bollos y unas cajas de leche en la habitación, que compramos la noche anterior en una tienda, nos arreglarían el desayuno antes de afrontar las dos horas y media aproximadas que nos separaban de nuestro destino de hoy, al que llegaríamos alrededor de las 11.00. 

Casi la totalidad de los kilómetros fueron por autovía lo que resultó bastante cómodo y en la última parte, el hecho de ir por una carretera secundaria entre densos bosques hacía que fuéramos bastante pendientes de si veíamos algo de fauna, lo cual no sucedió, pero hizo que cuando nos quisimos dar cuenta ya estuviéramos estacionando para hacer unas fotillos en el primero de los lagos importantes que íbamos a ver hoy, el Superior, donde tampoco estuvimos mucho, pues teníamos muchos planes todavía pendientes.


Camino hacia Mont Tremblant National Park



Lago Superior

Desde aquí, pronto estaríamos parando en la entrada del parque, donde había un puesto de información en el que pasaría a corroborar la información que llevaba desde Madrid y a que me aportase alguna idea más, la simpática señora que me atendió. Mi idea, también era sacar aquí el pase anual que te permite la entrada a todos los Parques Nacionales canadienses, pero cuando le hablé de ello a la persona que me estaba atendiendo, me informó de que tanto este parque como otros muchos del estado de Quebec, tienen otro pase que es distinto al que yo estaba preguntando, pues están regidos por este gobierno federal y son totalmente independientes de los del resto del país. Así que como no nos interesaba este, sacaríamos la entrada de un día (6 dólares por persona).


Parque Nacional de Mont Tremblant

Este parque Nacional es el más grande del estado de Quebec con una superficie de 1510 km cuadrados. En el viven lobos, alces, venados de cola blanca, patos serrucho comunes, etc. Está rodeado por las montañas Laurentian y cubierto por un espeso bosque de arces y otros árboles, por más de 400 lagos, 6 ríos, cientos de cascadas y arroyos, por lo que nos encontrábamos en una auténtica joya.

Después de darle las gracias a nuestra informadora y coger unos planos y folletos informativos, conduje hasta el cercano aparcamiento donde íbamos a comenzar las tres rutas en una, pues están conectadas entre sí, que íbamos a afrontar durante parte de la jornada de hoy.

La Roche era el nombre de la primera de ellas. Afrontamos unos 2,5 km de continuo ascenso, prácticamente desde el principio hasta llegar a un mirador precioso desde donde se contemplaba toda la inmensidad del lago Monroe y varios kilómetros a la redonda más. Este panorama hizo que se nos quitase el cansancio de un plumazo y quedáramos totalmente recompensados tras la subida que habíamos realizado. Estuvimos allí boquiabiertos casi una hora, hasta que retomamos el camino para enlazar con otra ruta llamada La Coulee, un camino de 1,6 km que transcurre por el interior de un bosque, que aunque lo tachan de difícil, es de lo más sencillo, hasta enlazar con la tercera ruta, llamada La Corniche, que te permite llegar hasta un nuevo mirador para disfrutar de una nueva perspectiva del lago Monroe. Aquí estás más encima de él, si cabe, ya que el mirador está situado sobre una pequeña cornisa de la montaña. Lo bueno que una vez que sales al camino de esta tercera ruta, el mirador está tan sólo a unos metros, teniendo luego, eso sí, que realizar casi la totalidad de la ruta en el descenso.


Lago Monroe desde Mirador La Roche

Lago Monroe desde Mirador La Corniche

Entre unas cosas y otras, llevábamos casi dos horas y media de rutas y nos habíamos plantado ya en la hora de comer, por lo que sería aquí donde sacaríamos nuestros bocatas para saciar el apetito. Cuando ya estábamos casi acabando, de repente, el cielo empezó a ponerse cada vez más negro y antes de que nos diéramos cuenta, nos encontrábamos con la primera tormenta que nos brindaba Canadá en las vacaciones. América es grande en todo y la casi media hora que duró, fue como una ducha a presión. Esto haría que los 1,7 km que teníamos que realizar de bajada, los realizásemos pasados por agua, a pesar de llevar los chubasqueros y llegásemos totalmente calados hasta la senda de tierra que se encontraba al borde de la carretera. Pero como al mal tiempo, buena cara, esto nos lo tomamos con alegría y de premio, pronto volvería a salir un sol espléndido, para acompañarnos durante la última parte de la excursión que transcurriría por la ribera del lago Monroe. Serían unos 4 km donde pudimos ir disfrutando de las vistas de este, mientras nos secábamos al solecito, además de ver una pequeña playa donde pararíamos un rato a descansar y a tomar alguna que otra foto más. Al final todo nos había llevado un poco más de cuatro horas, desde que comenzamos a media mañana.


Lago Monroe

Lago Monroe

Una vez en el coche y como todavía eran las cinco, decidimos irnos a hacer otra pequeña ruta que nos había recomendado la señora del puesto de información de por la mañana, la llamada Cascada del Diablo, que tan sólo suponía media hora de ida y vuelta y 1,4 kilómetros en su totalidad. Fuimos por un pequeño desfiladero, pegado al río, hasta que este se convirtió en una estridente cascada, rodeada de macizas paredes de roca.


Senda de la Cascada del Diablo

Cascada del Diablo

Otro largo rato aquí admirando la caída y la fuerza del agua, y de nuevo, desharíamos lo andado para volver hasta el coche y acercarnos con él hasta el lago Escalier, donde las moscas más grandes y asquerosas que yo había visto en mi vida, casi nos devoran, por lo que tampoco aguantamos mucho en él. Sería aquí donde decidimos no continuar más hacia delante, porque desde hacía ya unos kilómetros, el asfalto se había convertido en pista de tierra y encima empezaba a hacerse tarde, por lo que nos dimos la vuelta, ya con dirección al pueblecito de Tremblant, en el que íbamos a pasar la noche.

Lago Escalier

Después de instalarnos en el Marriot Residence Inn, saldríamos a cenar a un restaurante mexicano llamado Puesta de Sol (40 dólares por persona) donde me pondría hasta el culo de burritos, aunque como habréis visto a cambio de que casi nos saquen los ojos y es que este pueblo es todavía más caro de lo que ya de por sí es Canadá. El día ya no daba para más por lo que decidimos que la retirada era la mejor opción.


Marriott Residence Inn.Mont-Tremblant


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