OESTE EEUU - DIA 17. Yosemite (Parte II)

20 de Septiembre de 2010.

El parque nacional de Yosemite se crearía en 1890 gracias al tesón y esfuerzo del naturalista John Muir, eterno defensor de la naturaleza y la vida salvaje. Gracias a su trabajo conseguiría convencer al presidente Teddy Roosevelt de proteger los espacios naturales de Yosemite, el Gran Cañón o el Monte Rainer, entre otros, declarándolos Parques Nacionales.

Una de sus frases más célebres decía: “Ningún templo que se pueda construir con nuestras manos se puede comparar a Yosemite”.

Y es que es imposible comparar cualquier creación del ser humano con los escenarios de vida salvaje que forman parte de las 300.000 hectáreas de este lugar. Sería por parte de ese territorio donde hoy seguirían encaminados nuestros pasos.

Lo primero que haríamos la mañana de hoy sería ir a ver de cerca “El Capitán”, la roca de granito de una pieza más grande del planeta que se eleva hasta una altura de 350 pisos desde el fondo del valle. La sensación al estar debajo de esta mole te hace sentir insignificante y muy muy pequeñito. Además podríamos ver como algunos escaladores ya intentaban, desde hacía unas horas, llegar hasta la cima, pues se encontraban colgados más allá de la mitad de la pared.

El Capitán. Yosemite Valley

Tras esta primera parada, nos pondríamos de camino hacia el área de Glacier Point, parando nuevamente, y como no podía ser de otra manera, antes del túnel de Wawona, en el mirador llamado Tunnel View desde donde se contempla la belleza sin igual del valle de Yosemite, protegido por escarpados acantilados de granito y cimas que se alzan desafiantes entre los 600 y los 1200 metros de altura.

Yosemite Valley desde Tunnel View

Tras deleitarnos con estos paisajes, llegaría el momento de dejar el coche durante unas horas para realizar la primera ruta de senderismo del día. Hay infinitas para hacer pero nos decantaríamos por realizar la llamada Sentinel Dome que te permite subir hasta lo alto de una cima en forma de bóveda y obtener una panorámica de 360 grados de toda esta zona. Es una ruta sencilla de 3,5 kilómetros de ida y vuelta y una duración de entre una hora y media y dos horas.

EL premio por este pequeño esfuerzo está más que recompensado ya que desde la cima se puede ver el valle de Yosemite, el cañón del río Merced, el Capitán, el Half Dome y varias cataratas en la lejanía. Sin duda, uno de los mejores observatorios de todo el parque Nacional y con mucha menos gente que en los lugares tradicionales.

Sentinel Dome View

Half Dome desde Sentinel Dome

Glacier Point, el mirador más famoso de todo Yosemite, sería nuestro siguiente objetivo. Aquí nos asentaríamos en lo alto de unas rocas y dejaríamos pasar el tiempo, sin prisa, de forma relajada, saboreando unos bocadillos y picoteando unos snacks. Ante nosotros teníamos la inconfundible figura del Half Dome, además de nuevamente el famoso valle. Además aprovecharía para hacerme una foto con una de las guarda parques que amablemente accedió a ello.

Decir como curiosidad que el logotipo de la marca alpina North Face está inspirado en esta montaña, además de ser el símbolo indiscutible del parque.

Half Dome desde Glacier Point

La tarde la dedicaríamos a irnos hacia la zona de Mariposa Grove, en el sur del parque, para poder ver las sequoias gigantes. En cuarenta minutos llegábamos hasta este área donde nos encontramos que el estacionamiento superior desde donde parten los senderos estaba cerrado por no quedar sitio para aparcar, por lo que tuvimos que dejar el coche en un parking inferior habilitado, donde tendríamos la suerte de que en ese momento se marchaba un vehículo y pudimos aparcar el nuestro. Si no se hubiera complicado la cosa.

Esta zona contiene alrededor de 500 sequoias gigantes que son, probablemente, los seres vivos más grandes sobre la tierra. Algunos de los ejemplares pueden exceder los tres mil años de edad, por lo que todas las cifras son asombrosas.

Esperaríamos como 15 minutos para tomar un shutle gratuito que nos dejaría en diez minutos en la zona de Mariposa Grove y, por tanto, en el comienzo de la última ruta de senderismo del día. Esta se llamaba Lower Grove con una distancia de 3,5 kilómetros de recorrido circular. El trayecto nos permitiría ver a estos colosos de madera pudiendo hacer pruebas como intentar rodear entre los cuatro uno de ellos y no llegar ni a la mitad del diámetro del tronco.

Aunque todos son espectaculares es cierto que hay algunos que por su embergadura y majestuosidad destacan sobre los demás. Tal es el caso de The Fallen Monarch, un tronco inmenso desplomado y con las raíces al aire libre; o el de Grizzly Grant Sequoia, un gigante entre gigantes con casi tres mil años de existencia; o The Bachelor and Three Graces, un grupo compuesto por una gran sequoia acompañada de otras tres de inferior tamaño.

Mariposa Grove of Giant Sequoias

Mariposa Grove of Giant Sequoias

Así sorpresa tras sorpresa llegaríamos hasta la atracción estrella del bosque, el famoso California Tunnel Tree, un túnel escavado en la corteza de una de las sequoias y por el que puede pasar un coche sin problema.

Eran casi las 18.30 cuando terminábamos este paseo por lo que se nos hacía completamente inviable afrontar la segunda ruta que llevábamos en la cabeza conocida como Upper Grove de nueve kilómetros de longitud, ida y vuelta. Así que nos marcharíamos directos a coger el shutle de regreso al parking y, sin entretenernos, pondríamos rumbo hacia el valle de Yosemite, pues todavía teníamos por delante una hora y cuarto de camino hasta nuestras cabañas en Curry Village.

Con unas pizzas y brindando con unas cervezas frías, pondríamos fin a las visitas de los Parques Nacionales. Habían sido diez espacios naturales donde la naturaleza nos había mostrado lo mejor de sí misma, su belleza desbordante, su fauna y su flora. Lugares, considerados muchos de ellos, como los más hermosos del planeta tierra y por los que habíamos tenido el privilegio de pasear, escenarios que llevan miles de años intactos y que esperemos que puedan seguir así otros tantos y que la mano del hombre no se los lleve consigo, aunque tras la visita a muchos de ellos, aún queda esperanza de que esto sea así, pues existen muchos americanos con una gran conciencia ecológica e implicados de verdad en la defensa y protección de estas joyas naturales.

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