GERONA - DIA 03. Hayedo y volcanes de la Garrotxa - Santa Pau - San Juan de las Abadesas

26 de Agosto de 2009.

Comenzar la jornada con un contundente desayuno disfrutando de las excelentes vistas que nos ofrecía la terraza de nuestra casa rural Mas Isoles es algo que no tiene precio y que nos permitiría estar de buen humor desde el minuto uno del día que empezaba.

Vistas desde Casa Rural Mas Isoles. Ripoll

El senderismo sería la actividad que ocuparía nuestras primeras horas, optando por realizar sencillas rutas situadas en el bello Parque natural de la zona volcánica de la Garrotxa, el cual no se encontraba lejos de donde nos hallábamos.

Desde hace 10.000 años no se registran erupciones volcánicas en esta zona, pero son perfectamente distinguibles sus 33 conos, lo que unido a la rica y variada vegetación favorecida por el clima húmedo de la comarca, los valles salpicados de hermosos pueblos, ermitas y muestras de arquitectura popular hacen del Parque Natural un territorio único.

Comenzaríamos por un ecosistema singular conocido como la fageda d´en Jordá o hayedo de Jordá. Situado a una altitud de 600 metros, es el único hayedo europeo en tierra llana, ya que la mayoría crece por encima de los mil metros. Tal es su excepcionalidad que se asienta encima de una colada de lava que expulsó el volcán del Croscat, la cual ofrece un relieve accidentado, con abundantes prominencias muy características, que pueden alcanzar más de veinte metros de altura y que reciben el nombre local de tossols.

Hayedo de Jordá. P.Natural de la Garrotxa

Nuestra elección sería el sendero número dos, también conocido como Joan Maragall, en clara referencia a este poeta. Es una ruta circular que se realiza en menos de una hora, pero que te permite apreciar la belleza de este lugar tan especial.

Hayedo de Jordá. P.Natural de la Garrotxa

Desde el aparcamiento Can Serra, donde teníamos el coche, optaríamos por desplazarnos en este hasta un nuevo aparcamiento conocido como Can Xel, el cual sólo se encuentra a dos kilómetros del anterior, por lo que se puede hacer perfectamente caminando, pero estábamos perezosos e iríamos a lo fácil.

Desde este punto iniciaríamos nuestra segunda ruta del día de no más de dos kilómetros que nos llevaría hasta el famoso volcán de Santa Margarida, un enorme y hermoso cono volcánico con una característica imagen achatada y cubierto de bosques.

En  menos de una hora, tras atravesar un bosque de castaños y una cuesta con cierto desnivel, nos habíamos plantado al final de la ruta, pudiendo divisar la famosa y pequeña ermita del mismo nombre que el volcán y situada en el corazón del cráter. Parece mentira que miles de años atrás la única protagonista en este lugar fuese la lava incandescente, aunque lo único cierto hoy es que esta ha sido sustituida por un inmenso prado que puede ser el lugar perfecto para pararse a comer unos sándwiches, como así haríamos nosotros.

Volcán de Santa Margarida. La Garrotxa

Volcán de Santa Margarida. La Garrotxa

Tras deshacer nuestros pasos por el mismo camino y hasta el mismo parking, sólo nos restaba ya aproximarnos hasta el volcán del Croscat, cuya ruta se puede empezar en esta mismo punto y en la que sólo hay que recorrer 1,4 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta.

Aunque tiene unos 11.500 años de edad, está considerado el volcán más joven de la Península. Las canteras de las que se extraía piedra basáltica abrieron una gigantesca grieta que permite ver su interior. Afortunadamente con la declaración de la zona como Reserva Natural se detuvo la explotación y se acondicionó  para la visita.

Volcán del Croscat. La Garrotxa

Volcán del Croscat. La Garrotxa

Volcán del Croscat. La Garrotxa

Ni que decir tiene que está prohibido recoger piedras o cualquier otro elemento del entorno para llevárselo como recuerdo, pues sería objeto de una importante sanción.

Era el momento de cambiar la naturaleza por la tranquilidad de algún pueblo de la zona y no cabía duda que el primer elegido iba a ser Santa Pau, el cual posee un interesante núcleo medieval, declarado conjunto histórico – artístico, apiñado en torno al castillo. Las casas de piedra, cuadradas y con pequeñas ventanas, muchas de ellas adosadas a los restos de la muralla, bordean las calles en cuesta que van a confluir a la preciosa plaza porticada conocida como Firal dels Bous con arcadas y soportales en sus tres lados. Desde el año 1300 en que obtuvo la carta de población se ha venido celebrando en este bello espacio el mercado, así como varias danzas tradicionales de la localidad.

Santa Pau

Santa Pau

Santa Pau

De verdad que es una gozada perderse por sus callejuelas, estrechas e irregulares, que se asoman a las casas que limitan por su parte posterior con las huertas y el campo.

En este conjunto de arquitectura popular destaca la iglesia gótica de Santa María, así como su castillo, una gran mansión de aire palaciego que se levanta en el centro de la población con fachada hacia la plaza porticada. Fue construida entre los siglos XIII y XV, siendo su elemento más destacable la torre que se levanta en uno de sus ángulos, aunque también son reseñables sus hermosos ventanales góticos.

Santa Pau

Santa Pau

Santa Pau

Y antes de dejar este bonito lugar todavía tendríamos tiempo de conocer una leyenda la cual hace referencia a que el nombre de Santa Pau tiene su origen en la paz santa firmada en el lugar entre el conde de Besalú, señor de la zona, y el jeque árabe contra el que combatía. Según dicha leyenda, el noble al mando de las tropas cristianas perdió su espada en pleno combate y, a punto de ser derrotado, se refugió en la vecina ermita de Sant Martí implorando la ayuda del santo. Éste le puso milagrosamente en las manos una nueva espada capaz  por sí misma de vencer a cuanto enemigo se le pusiera por delante.

Y antes de volver a nuestra casa rural en Ripoll, todavía tendríamos tiempo de parar en San Juan de las Abadesas, otra villa de impronta medieval que ofrece características muy peculiares.

San Juan de las Abadesas

Creció a la sombra del monasterio homónimo y en el siglo XIII se hizo un ejercicio de urbanismo que huye del retorcido parcelario medieval para crear un limpio trazado de calles paralelas y perpendiculares. Estas se agrupaban por gremios, como la calle Tints o la de Canonaires. La porticada plaza Mayor fue el centro comercial.

A la entrada de Sant Joan se levanta desde 1138 el Pont Vell, reedificado en estilo gótico tras el terremoto de 1428. Tiene un bello diseño con una elegante arcada central de 33 metros de luz, la mayor de la península. Bombardeado en 1939, fue objeto de una minuciosa reconstrucción.

Pont Vell. San Juan de las Abadesas

Pero si por algo es conocida esta localidad es por su monasterio fundado el año 887 por Wilfredo el Velloso y donde su hija Emma sería la primera abadesa. En 1017, el papa Benedicto III clausuraba este a instancias del conde Bernat Tallaferro, quien aportaba pruebas sobre las licenciosas costumbres de sus monjas incluida su priora, hermana del propio conde.

Monasterio de San Juan de las Abadesas

Monasterio de San Juan de las Abadesas

En su interior alberga el grupo escultórico del Santísimo Misterio, un Descendimiento del XII con las figuras a tamaño natural que hay que considerar como una de las obras maestras de la escultura románica. Después hay que ver el retablo gótico y la Capilla barroca del Santísimo Sacramento. Por último una visita al claustro permite observar en los capitales el escudo de Arnau de Villalba.

Si da tiempo, no está de más echar un vistazo a la iglesia de Sant Pol, antigua parroquia cuya fundación se atribuye a Carlomagno.

Sant Pol. San Juan de las Abadesas

Para concluir la jornada que mejor que cenar en nuestra acogedora casa rural con numerosas anécdotas contadas de forma amena y divertida por nuestro anfitrión.

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