Aunque ayer pensaba dedicar las últimas horas en Yangshuo a
realizar alguna nueva actividad o descubrir nuevos lugares, al final decidí tomármelo
con más calma, levantarme más tarde y descansar un poco. De lo contrario,
llegaría sin fuerzas a la que sería la última etapa del viaje. Por tanto, hoy
sería un día de tránsito, sin visitas programadas, salvo lo que pudiera surgir
a mi llegada a Hong Kong, la mega urbe donde pasaría los últimos seis días de
mi viaje.
VIAJE DE YANGSHUO A HONG KONG
Después de despedirme del amable personal de mi hotel, que
tan bien me había tratado, el servicio de Didi me acercaría hasta la estación
de autobuses de Yangshuo, dado que no cuenta con estación de trenes de alta
velocidad, donde a las 09:30 partiría el autobús que me llevaría en una hora y
media hasta Guilin.
Una vez en la estación de autobuses de Guilin necesitaría tomar otro taxi para desplazarme hasta la estación norte de trenes de esta localidad, donde a las 11:00 tenía previsto partir en un tren de alta velocidad hasta la estación de Shenzhen que previamente había reservado por la aplicación de Trip.com.
Estación Norte de Guilin |
En tres horas y media había completado el trayecto que separaba ambas ciudades, por lo que a las 15:08 me estaba bajando del tren en esta ciudad fronteriza de China con la antigua colonia inglesa.
En Tren hacia Hong Kong |
En Shenzhen Norte tomaría la línea 4 de metro, también conocida como línea Longhua, hasta la estación Futian, lo que me llevaría unos veinte minutos. Desde allí, sólo tendría que caminar hasta el punto de control Futian/Huanggang para cruzar a Hong Kong. En el lado chino me pedirían el pasaporte, comprobarían con lupa todos mis datos y me sellarían la salida del país. Mientras que en el lado hongkonés me revisarían el pasaporte y me permitirían continuar sin el mayor problema. El proceso de cruce puede variar en tiempo dependiendo del tráfico y las multitudes, pero generalmente toma alrededor de treinta minutos a una hora.
A partir de este momento tomaría el metro de Hong Kong que
en este punto cambia ya de nombre a Lok
Ma Chau, la cual está directamente conectada a la estación de metro de
Futian. Desde Lok Ma Chau, podría llegar a la estación de Kowloon, donde volvería a hacer transbordo hasta la estación Jordan, la cual estaba muy cerca de mi
alojamiento.
Al final todo el viaje me había llevado alrededor de ocho
horas, por lo que tampoco me hubiese dado demasiado tiempo a hacer algo más en
Yangshuo si hubiese tomado esa decisión.
Comentar también que tendría que contratar el servicio de
Holafly en Hong Kong, pues no es válido el que se contrata en China, son
completamente independientes el uno del otro. Lo mismo sucede con las aplicaciones
WeChat y Alipay, aunque estas están en Hong Kong es necesario descargarse otras
que sean compatibles con este territorio, algo que yo ya no haría porque
decidiría valerme de la tarjeta Revolut para hacer los pagos, así como de dinero
en efectivo, pues aunque pueda parecer mentira, en Hong Kong hay muchos sitios
que todavía no te dejan pagar con tarjeta. Eso sí con la misma Revolut puedes
sacar dinero en los cajeros.
OCEAN INN HOTEL
En sólo cinco minutos llegaría al que iba a ser mi
alojamiento durante las próximas cinco noches, ya que la última no tenía
disponibilidad y tendría que cambiar a otro en el mismo edificio. El precio por
las mismas sería de 2576 HKD, que pasados a euros serían 305 euros.
El Ocean Inn está situado en la zona de Tsim Sha Tsui, una
de las áreas más vibrantes y céntricas de Hong Kong. Está cerca de muchas
atracciones turísticas, tiendas y restaurantes, y bien comunicado por
transporte público, incluyendo el MTR. La habitación era muy pequeña, pero es
algo común en muchos alojamientos económicos en Hong Kong, por lo que era lo
que había. A pesar del tamaño, estaba bien aprovechada y se veía limpia. Tenía
también comodidades básicas como aire acondicionado, baño privado, televisión y
conexión Wi-Fi gratuita. El servicio de recepción funcionaba, pero no se
encontraba disponible las 24 horas del día.
BARRIO DE MONG KOK Y MERCADO DE TEMPLE STREET
Eran las 18:30 cuando ya tenía la maleta desecha y me había
acomodado en mi habitación del hotel, por lo que me animé a salir a dar una
vuelta por la zona que tenía cerca, que a la vez es uno de los barrios
imprescindibles que ver en la ciudad.
Este no era otro que Mong
Kok, uno de los barrios más dinámicos y vibrantes de Hong Kong, famoso por
su bulliciosa actividad comercial, mercados callejeros y una mezcla de lo
tradicional con lo moderno.
De inmediato, me encontraría inmerso en un torbellino de
actividad. Las calles estaban abarrotadas de gente, todas ellas moviéndose a
una velocidad inusitada, como si cada una estuviera participando en una
coreografía perfectamente sincronizada. Los letreros de neón brillaban
intensamente sobre mi cabeza, creando un paisaje urbano vibrante y casi
hipnótico.
Caminar por Mong Kok sería una primera experiencia sensorial
abrumadora. El bullicio constante de la multitud, los vendedores ambulantes
gritando para atraer a los compradores, y el olor tentador de la comida
callejera que emana de los numerosos puestos, todo se mezcla en un caótico pero
fascinante concierto de vida urbana. Mong Kok es uno de los barrios más
poblados del mundo y una de sus principales características es la variedad de
mercados callejeros que se van sucediendo en sus estrellas callejuelas y que no
dejaría de recorrer.
Llegaría, en primer lugar, al más famoso de todos, el Ladies' Market en Tung Choi Street, y me dejaría llevar por el flujo de personas. Los puestos están llenos de ropa, accesorios, juguetes y souvenirs de todo tipo. Es un mar de colores y texturas, y el arte del regateo se convierte en una especie de juego entre los compradores y los vendedores. La emoción de conseguir una buena oferta me haría sentir parte de una tradición local, aunque pronto desistiría ante el agotamiento que produce.
Ladies Market. Hong Kong |
Ladies Market. Hong Kong |
Más adelante, otros mercados como el Goldfish Market, el Flower Market o el Bird Market los encontraría ya cerrados, no así el de frutas, donde la actividad seguía siendo de gran intensidad y pude entretenerme un rato viendo la misma.
Fruit Market. Hong Kong |
Fruit Market. Hong Kong |
Con la noche ya cerrada, me dirigiría al mercado de Temple Street en Yau Ma Tei, no muy lejos de Mong Kok. La energía aquí es electrizante. Los puestos iluminados por faroles venden de todo, desde ropa hasta electrónica, y los olores de la comida callejera, como los dumplings y los mariscos a la parrilla, me harían la boca agua. La música de la ópera cantonesa que se escuchaba de fondo añadía también un toque cultural único, mientras que los adivinos con sus pequeñas mesas ofrecían una oportunidad para echar un vistazo al futuro.
Temple Street Market. Hong Kong |
Temple Street Market. Hong Kong |
Sería aquí donde aprovecharía para cenar algo en uno de sus puestos, optando por pollo frito y algo parecido a la tempura de verduras.
Menuda manera de comenzar mi estancia en Hong Kong, estaba atónito, cada esquina, cada callejón me había ofrecido, en pocas horas, una nueva sorpresa, una nueva historia que contar. Un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan, creando una experiencia urbana que es al mismo tiempo intensa, caótica y profundamente humana. Aquí, en el corazón de Hong Kong, había vivido la ciudad en su forma más pura y auténtica y ya tenía los sentimientos a flor de piel. Estaba seguro que esta ciudad me iba a deparar muchas y muy intensas sorpresas.
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