Hoy volvíamos a levantar el pie del acelerador y nos lo
tomábamos con un poco más de calma, no poniéndonos en marcha hasta las 10:00 y
es que la semana que llevábamos por Gerona estaba siendo intensa.
Para abrir el día nos pareció buena idea desplazarnos hasta
Rosas, una población turística asentada en un extremo de la amplia bahía de
Roses, justo al inicio de la península del Cabo de Creus.
Las excavaciones han permitido comprobar las palabras del
historiador griego Estrabón, según el cual hubo en el lugar una colonia fundada
por griegos procedentes de la isla de Rodas en el siglo VIII a. C.
Uno de sus principales atractivos sería la Ciudadela, cuyo
inmenso recinto resume buena parte de la historia de la ciudad. El fuerte y la
monumental puerta del mar se construyeron en 1543. En el interior han aflorado
restos de la ciudad griega, el barrio helenístico, una villa romana y el monasterio
románico – lombardo de Santa María.
Ciudadela de Rosas |
Ciudadela de Rosas |
Los restos de la Rhode griega, pertenecientes a distintas
épocas, es de lo más interesante y es que el nombre de esta ciudad era un mito
hasta que los hallazgos arqueológicos
realizados en la ciudadela en la década de los sesenta del siglo XX
permitieron confirmarlo como una realidad. Rhode fue una de las más activas
colonias griegas del Mediterráneo, y en el periodo helenístico, en los siglos
IV y III a.C., su época de mayor prosperidad y expansión comercial, llegó a
acuñar moneda propia y exportaba sus productos, salazones entre ellos, a
diversos puertos entre los que figuraba Cartago.
Ciudadela de Rosas |
Ciudadela de Rosas |
Cambiando totalmente de tercio y en el centro de la
población destaca la Casa Mallol, un edificio modernista de 1906, hoy
Ayuntamiento. Decoraciones florales en relieve se suman en la fachada a una
galería con columnas que recorre la parte alta del edificio.
Y como no podía ser de otra manera, otro de los platos
fuertes de Rosas son sus playas y calas. Las de La Punta y Roses son dos buenas
playas urbanas; la de Palangres, de fina arena, se encuentra a un kilómetro.
Entre las calas más hermosas destacan Canyelles Petites, a tres kilómetros del
centro, y, a menos de siete, las casi vírgenes Rostella y Murtra. ¿Verdad que cuesta
decidirse por una? Nosotros para no irnos muy lejos optaríamos por la playa de
Roses, que estaba cerca de nuestro siguiente destino.
Playa de Rosas |
Un baño sería suficiente para que remitiese el calor y coger
fuerzas para la siguiente e importante visita. Nada más y nada menos que las
ruinas de Empúries, la primera colonia griega establecida en España, un
emocionante viaje en el tiempo que nos llevaría a pasearnos entre restos con
más de 25 siglos de antigüedad y, por si eso fuera poco, con unas preciosas
vistas del mar.
Ruinas Greco Romanas de Empúries |
Ruinas Greco Romanas de Empúries |
Ruinas Greco Romanas de Empúries |
Las ruinas se pueden dividir en dos zonas, por una la parte
griega con el templo de Zeus Serapis, el templo de Esculapio, el ágora, una
torre vigía y la stoa, la calle donde se celebraba el mercado local. Y por
otra, la romana con la basílica paleocristiana de Santa Margarita, el
anfiteatro, el malecón del puerto y varias casas con mosaicos.
Ruinas Greco Romanas de Empúries |
Vistas desde Ruinas Greco Romanas de Empúries |
Ahora en verano el horario es de 10:00 a 20:00 de lunes a
domingo y la entrada cuesta 5,50 euros.
En una iglesia del XVIII se ha montado el museo monográfico
de Empúries, que permite contemplar algunas de las obras halladas en las
excavaciones tales como columnas, estatuas, maquetas de los templos y, sobre
todo, dos mosaicos, verdaderas joyas en su género: el que representa el
Sacrificio de Ifigenia y el que se conoce como “de la Perdiz”.
Casi sin darnos cuenta, habíamos llegado a la hora de comer,
parece mentira lo rápido que pasa el tiempo, y qué mejor que hacerlo en lugar
tranquilo a la par que hermoso, de los que más del Ampurdán. Me refiero al
pequeño pueblo de Monells, localizado tan sólo a 25 kilómetros del anterior
destino, por lo que en veinte minutos habíamos llegado.
Monells |
Este conserva un magnífico conjunto de arquitectura popular
con ejemplares que arrancan de la Edad Media. Pero lo mejor es su plaza Mayor,
llamada de Jaume I, que es un espacio irregular porticado. En el antiguo
Ayuntamiento, uno de los edificios más destacados de la plaza, puede verse una
ventana gótica.
Plaza Mayor. Monells |
Plaza Mayor. Monells |
Plaza Mayor. Monells |
Sería en una de las terrazas localizada bajo uno de los
bonitos soportales donde comeríamos unos bocadillos acompañados por unas buenas
cervezas.
Después de una buena sobremesa aprovecharíamos para dar otro
paseo y así descubrir parte de las murallas medievales que a la vez han servido
como muros de las casas que se abren a hermosas calles y plazas. La iglesia de
Sant Genis con cabecera románica y ábside y nave góticos también merece la pena
una breve parada.
Iglesia de Sant Genis. Monells |
Calle de Monells |
Calles de Monells |
Para finalizar la jornada nos desplazaríamos, a menos de
diez kilómetros en coche, hasta la minúscula localidad de Púbol, el último de
los destinos dalinianos que nos faltaban por visitar.
Púbol |
Aquí se encuentra el castillo que Dalí regaló a su esposa,
Gala, en 1970. Después de permanecer abandonado por siglos, el pintor lo compró
en 1968. Las obras de restauración y su
total transformación, supervisadas por el propio artista, duraron más de un
año, y al llegar la primavera se lo regaló a Gala, quien le puso la condición
de que jamás entrase a no ser que recibiese una invitación por escrito (algo
que al parecer casi nunca ocurrió).
El castillo, menos ostentoso y mucho más sobrio que las
otras residencias, fue decorado con muebles y antigüedades de la zona. Es un
lugar misterioso, austero, cerrado y sobrio, con espacios de gran belleza, como
la antigua cocina convertida en cuarto de baño o el salón del piano.
Castillo Gala-Dalí. Púbol |
Castillo Gala-Dalí. Púbol |
Castillo Gala-Dalí. Púbol |
En el interior del castillo Dalí diseñó dos chimeneas de
boca singularmente curva, hizo colocar la “G” de Gala sobre puertas y accesos para marcar la propiedad del
recinto y pintó personalmente algunas obras para la casa como “Vista de Púbol”
y “Castillo de Gala en Púbol”.
Destaca también la sala donde se exponen los vestidos de
Gala firmados por los mejores modistos.
En el jardín se pueden contemplar estatuas de elefantes con
las patas enormes, además de una piscina decorada con bustos del compositor
Richard Wagner o una glorieta recubierta de hiedra que le da un aire romántico.
Jardines Castillo Gala-Dalí. Púbol |
Jardines Castillo Gala-Dalí. Púbol |
En el sótano, el artista construyó una cripta donde su musa
fue enterrada al morir a los 88 años. El día de su muerte – 10 de Junio de 1982
– Dalí, abatido, dejó su casa en Portlligat y se fue a vivir a Púbol. En
1983 pintó su última obra, “La cola de
la golondrina”.
Cripta. Castillo Gala-Dalí. Púbol |
En 1984 Dalí sufrió graves quemaduras en un incendio que se
produjo en su dormitorio y que dañó gran parte del edificio. El excéntrico y
genial pintor regresó a Figueres, donde permaneció hasta su muerte, en 1989.
El castillo se encuentra abierto en verano de 10:00 a 20:00,
costando la entrada ocho euros. Cuando nosotros lo visitamos se podían comprar
las entradas en el momento.
No hay comentarios :
Publicar un comentario