DIA 10. VENECIA. Islas de la laguna de Venecia: Murano, Burano y Torcello

10 de Diciembre de 2023.

Para cambiar de aires, hoy había decidido dejar la ciudad de Venecia y desplazarme a conocer las tres islas más famosas y encantadoras de sus alrededores: Murano, Burano y Torcello.

MURANO

Comenzaría por la más cercana a Venecia y la más grande de las tres que iba a visitar. Para llegar hasta ella tan sólo tendría que llegar caminando hasta el muelle de Fondamenta Nuove en la zona norte de la ciudad, lo que tardaría veinte minutos caminando desde mi hotel. Una vez allí esperaría a cualquiera de los vaporetto que te acercan a Murano. Ya sea el 4.1 o el 4.2. En unos quince minutos estaba desembarcando en la parada llamada “Museo” para desde aquí comenzar con mi visita a la isla.

Fondamenta Nuove desde Vaporetto hacia Murano

Murano, famosa por su cristal, ha albergado la industria vidriera veneciana desde el siglo XIII, a la que le debe su fama y prosperidad. Ahora es difícil creer que por aquel entonces la población superase los 30.000 habitantes y que gozara de gobierno propio, siendo en los siglos XV y XVI el principal centro de producción de cristal de toda Europa.

Isla de Murano

Mis primeros pasos me llevarían a la basílica de Santa María e Donato, del siglo XII, la cual constituye un notable ejemplo de evolución románica al estilo de Rávena, con un bello e impresionante ábside exterior con arcos y columnas. En el interior asombra el mosaico de la Virgen del ábside, los mosaicos del pavimento, el sarcófago con las reliquias de San Donato, así como una pila bautismal preciosa hecha en cristal de Murano, nada más entrar a la derecha. Destaca también su campanario aislado del resto del templo. (Su horario es de 09:00 a 17:00).

Basílica de Santa María e Donato. Murano

Basílica de Santa María e Donato. Murano

Pila Bautismal. Basílica de Santa María e Donato. Murano

La siguiente parada sería para visitar el Museo del Vidrio o del Vetro, localizado en el Palacio Giustinian, que expone vidrios egipcios, alejandrinos, romanos y una rica colección de vidrio veneciano de los siglos XV al XVIII, destacando especialmente la copa Barovier en vidrio azul, con retratos de los novios y escenas de buenaventura. (Está incluido en la Venecia Unica City Pass y su horario es de 10:00 a 17:00).

Museo del Vetro o del Vidrio. Murano

Museo del Vetro o del Vidrio. Murano

Museo del Vetro o del Vidrio. Murano

Me dirigiría a continuación a la iglesia  de Santa María de los Ángeles, de la que me tendría que conformar con ver su exterior, ya que casi siempre está cerrada y esta vez no era una excepción.

Iglesia de Santa María de los Ángeles. Murano

Muy cerca de aquí encontraría un taller de producción del famoso cristal, por lo que no dudé en entrar para presenciar una demostración de la técnica del soplado del vidrio. El artesano tomaría un trozo de pasta fundida por un extremo de un tubo de hierro y lo agitaría, lo haría girar y luego soplaría para transformarlo milagrosamente en diferentes figuras como un pez, un pájaro y un león. Tras ello recorrería la tienda de muestras, en la que me haría con un vasito de colores como recuerdo.

Taller de Producción del Cristal de Murano

Llegaría luego al Gran Canal de Murano, donde resalta su Ponte Longo, el puente más grande de la isla, y el Palacio da Mula, gótico del siglo XV con hermosos arcos flexionados, diseños circulares o fragmentos bizantinos en la fachada y en el patio.

Ponte Longo. Murano

Gran Canal de Murano desde Ponte Longo

Palacio da Mula. Murano

Me adentraría después por el canal Fondamenta da Mula, que después cambia de nombre para llamarse Fondamenta del Vetrai y Fondamenta Manin, donde quedaría realmente asombrado por lo bonita que es esta zona de la isla, probablemente la que más, pues al propio entorno del propio canal, flanqueado por casas y pequeñas barcas en las orillas, habría que sumarle varios monumentos importantes, empezando por la iglesia de San Pedro Mártir, del siglo XV, en cuyo interior conserva pinturas de Bellini, Tintoretto y El Veronés.

Canal Fondamenta Manin. Murano

Iglesia de San Pedro Mártir. Murano

Iglesia de San Pedro Mártir. Murano

Justo enfrente se puede ver también la torre del Reloj, presidiendo otra agradable plaza, y más adelante pequeños puentes que permiten cruzar de un lado a otro del canal como el Ponte di Mezo, el Ponte di Chiara, la llamada columna del Bando, en la que se leían edictos, leyes y mensajes referentes a la laguna, para llegar a uno de los límites de la isla donde se puede observar una columna romana, en la que se situaba la estatua del que fuera uno de los Dux de Venecia.

Puente de San Pedro Mártir y Torre del Reloj. Murano

Ponte di Mezo. Canal Fondamenta Manin. Murano

Columna Romana.Murano

Para terminar la visita a Murano, retrocedería sobre mis pasos y me dirigiría hacia el faro de la isla, construido en 1934 con piedra de Istria y con una altura de 34 metros. En su parte baja se pueden ver dos bajorrelieves de la Virgen.

Faro de Murano

Es en el embarcadero que se encuentra justo al lado, donde tomaría el vaporetto número doce que me llevaría a la siguiente isla que iba a conocer.

TORCELLO

Eran las 12:15 cuando desembarcaba en Torcello, tras un trayecto de unos cuarenta minutos desde Murano, donde el frío me había obligado a meterme en el interior del vaporetto, y es que debíamos rondar los cinco grados como máximo.

Muelle de Torcello

Aunque ahora Torcello es una isla casi desierta, fue probablemente el primer lugar en ser colonizado en la laguna en el siglo V. La malaria y el encenagamiento de sus canales pusieron fin a su prosperidad en el siglo XII y ya nunca llegó a recuperarse. Hoy alberga poco más que una aldea rodeada de verdes campos y solitarios canales flanqueados  de árboles.

El vaporetto te deja en el lado contrario de los lugares destacables que ver en la isla por lo que hay que atravesarla en un agradable  paseo, al lado del canal Borgognoni, de diez minutos hasta los mismos. A mitad del camino se puede ver el llamado puente del Diablo, pues se cree que en el pasado se practicaban en la isla rituales de magia y brujería y que en este punto, en Nochebuena, el diablo hacía acto de presencia encarnado en un gato negro. Y un poco más adelante el Hotel Locanda Cipriani, en el que se alojó Hemingway cuando visitó la zona.

Canal Borgognoni. Torcello

Canal Borgognoni y Puente del Diablo. Torcello

Imponiéndose sobre el puñado de casas se encuentra la hermosa catedral de Santa María Assunta, el edificio más antiguo de Venecia y el de estilo véneto – bizantino más bello de Italia. Su sencillo interior está repleto de impresionantes obras de arte, entre las que destacan el mosaico de la Virgen (siglo XII) en el ábside (bajo este, el friso del siglo XI muestra a los apóstoles) y el mosaico del siglo XII con el Juicio Final en el muro occidental. También son dignos de mención el altar mayor (siglo VII) y los bellos coro y reja. Esta última sostiene un balcón pintado con la Virgen y los apóstoles.

Catedral de Santa María Assunta. Torcello

Catedral de Santa María Assunta. Torcello

Catedral de Santa María Assunta. Torcello

La entrada cuesta cinco euros y no se pueden sacar fotos en el interior, aunque si utilizas los pilares para cubrirte, podrás conseguir alguna toma de los mosaicos.

También se puede subir al Campanil de 55 metros de alto, pero en mi caso prescindiría de ello por la niebla que afectaba a media distancia al entorno. Si el día es bueno se consiguen unas vistas panorámicas de la laguna, que alcanzan el Adriático, Venecia e incluso los Alpes.

En la misma plaza de la catedral, destaca también la iglesia de Santa Fosca, edificada en los siglos XI y XII sobre planta de cruz griega, con un bello pórtico y un sereno interior bizantino. La cúpula central y transepto descansan sobre columnas de mármol griego con delicados capiteles corintios.

Iglesia de Santa Fosca. Torcello

Enfrente de la anterior, no hay que dejar de fijarse en el que llaman el trono de Atila, un asiento de mármol del que dicen fue utilizado por el rey de los Hunos en el siglo V.

Trono de Atila. Torcello

En el lugar también se encuentran los palacios del Archivo y del Consejo, originariamente, este último, el edificio donde se reunía la asamblea de los ciudadanos de Torcello y hoy convertido en el pequeño museo dell´Estuario, dedicado a muchos aspectos de la larga historia de la zona, aunque prescindiría de su visita por falta de tiempo.

Palacio del Consiglio o del Consejo. Torcello

Era el momento de dejar atrás Torcello y continuar hacia la última de las islas de la laguna que visitaría hoy: la hermosa Burano.

BURANO

Sería, de nuevo, el vaporetto número doce, el que en escaso cinco minutos, me permitiría desembarcar en la isla de Burano, donde tendría hasta el anochecer para disfrutar de su encanto especial.

Muelle de Burano

Si Murano es famoso por el cristal, Burano lo es por el encaje. Pudiéndose ver en el museo de Merletti las complicadas labores de encaje en las prendas que allí se muestran. Su entrada está incluida en la Venecia Unica City Pass y su horario es de 10:00 a 16:00.

Museo de Merletti o del Encaje. Burano

El otro lugar que destaca en la isla es la iglesia de San Martino Vescovo situada en una inmensa plaza, cuya torre se divisa desde varios kilómetros a la redonda y en cuyo interior habría que mencionar la pintura Crucifixión de Tiepolo.

Iglesia de San Martino Vescovo. Burano

Plaza Baldassarre Galuppi. Burano

Pero lo mejor de Burano, no cabe duda, que es la propia isla en sí, por sus preciosas casas de alegres colores, y sus pintorescos canales y puentes, por los que da gusto pasear. Entre todos esos rincones y calles tal vez habría que citar como los más bonitos los siguientes: Fondamento di Cavanella, Tre Ponti, Via Giudecca, Ponte Corte Novello, Fondamenta del Pizzo, Ponte della Vigna o el Love Viewing Bridge.

Canal de Burano

Canal de Burano

Canal de Burano

Y entre sus casas hay una que resalta con diferencia frente a las demás. Es la llamada Casa Bepi, bien escondida en un callejón y peculiar por su decoración con motivos geométricos y colores vivos.

Casa Bepi. Burano

Tampoco puede dejar de citar la estupenda pastelería Costantini, donde probaría uno de sus deliciosos dulces típicos con el que me chuparía los dedos. Aunque lo más famoso son sus galletas Bussolai Buranelli.

Pastelería Costantini. Burano

De esta agradable manera, con la noche ya como acompañante, y tras una maravillosa puesta de sol, me dirigiría al embarcadero de Burano para allí tomar el vaporetto número doce en dirección a Venecia, donde daría por concluida otra fantástica jornada.

Puesta de Sol en Burano

TRATTORIA AL GAZZETTINO

En esta ocasión, después de visitar las islas de la laguna, si que optaría por irme a descansar unas horas a mi hotel, pues el frío era demasiado intenso para aguantar a la intemperie. No obstante, al llegar la hora de la cena volvería a salir al exterior para dirigirme al restaurante trattoria al Gazzettino, donde pediría dos platos típicos de Venecia que no quería dejar de probar antes de irme. Se trataba de pasta e fagioli y de bigoli in sarole. El primero consiste en una sopa caliente de fideos y judías y el segundo en sardinas maceradas en vinagre. Ambos estaban muy buenos, pero hubiese sido suficiente con la sopa, ya que es muy contundente, incluso para tomarla entre dos. El local es de lo más acogedor y el personal bastante seco, aunque esto último no me extrañaría, pues era ya casi un clásico en muchos de los restaurantes de Venecia. El precio sería de 37 euros.


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