9 de Septiembre de 2022.
Aunque a lo largo de mi viaje por Grecia había
podido realizar alguna que otra ruta de senderismo, siempre fueron bastante
suaves y de pocos kilómetros, como ya se ha podido ver. Pero tenía claro que no
podía faltar alguna senda de gran recorrido que me llevara gran parte del día y
así disfrutar del pleno contacto con la naturaleza del país. A falta de una,
serían dos las que llevaría a cabo durante el viaje y hoy había llegado el
momento de realizar la primera de ellas.
Grecia es un país montañoso, al igual que sucede
con España, pero muchas veces el desconocimiento hace pensar justo lo
contrario, por lo que cuando uno se pone a investigar y descubre los
maravillosos entornos naturales que posee, se te quedan los ojos como platos y
te entran ganas de organizar otro viaje en exclusiva sólo para descubrir estos.
Las montañas a las que me refiero crean en no
pocas ocasiones profundos desfiladeros, cañones espectaculares o gargantas
salvajes que esconden además eremitorios o monasterios situados en lugares
imposibles. La ruta de hoy me iba a permitir observar con mis propios ojos todo
ello, por lo que estaba enormemente ilusionado.
Me había decantado por realizar la senda que
recorre el interior de la garganta del río Lousios, considerado uno de los
cañones más impresionantes de toda Grecia, el cual alcanza casi 300 metros de
profundidad en el punto más estrecho y espectacular. Esta ruta forma a su vez
parte de otra llamada Menalon que está formada por otros tres tramos más y cuyo
total supone unos 75 kilómetros de recorrido. Por lo que puede ser una buena
opción para aquellos que dispongan de mucho tiempo o se quieran concentrar sólo
en esta zona del país.
No es de extrañar, por tanto, que debido a su
remoto emplazamiento en el centro del Peloponeso, la región de Lousios fue uno
de los baluartes de los revolucionarios durante la guerra de la Independencia.
Tras desayunar parte de lo que me habían dejado
ayer en la habitación, cogería el coche para llegar hasta Dimitsana aparcándolo
en el centro de la población. Era el momento de buscar un taxi que me llevara hasta
el inicio de la ruta en el pueblo de Stemnitsa, ya que había decidido hacer
esta en sólo un sentido pues suponía unos trece kilómetros, por lo que me
parecía excesivo hacer la ida y la vuelta, teniendo en cuenta que pasaría de
nuevo por los mismos lugares y hubiera supuesto desgastarme el doble con todo
lo que me quedaba de viaje.
Haciéndolo así terminaría en Dimitsana,
despreocupándome luego de tener que ponerme a buscar transporte para la vuelta.
Además de que por el desnivel había leído que era más recomendable hacerlo de
esta manera. Tendría suerte ya que en ese momento aparecería una pareja de
alemanes a los que pasaba a recogerles un taxi para también realizar la ruta.
No lo dudaría y les pregunté que si
tenían algún problema en compartirlo conmigo, a lo que me respondieron que sin
problema, suponiéndome quince euros, la mitad de lo que hubiera supuesto
cogerlo yo sólo.
En sólo un cuarto de hora habíamos recorrido los
nueve kilómetros que por carretera separan Dimitsana de Stemnitsa.
STEMNITSA
Ya que estaba allí, y antes de empezar la ruta,
aprovecharía para conocer Stemnitsa.
Debido a su ubicación remota este pueblo sirvió como refugio relativamente
seguro de los otomanos y se convirtió en un centro de la cultura y la religión
griega durante la era otomana. Se han conservado muchas iglesias antiguas. Las
dos más grandes serían la de Agios Georgios, en la plaza principal y Agia
Paraskevi, en la parte este de la ciudad. Aunque también se podrían citar la de
Panagia Bafero, construida en 1185, y la de Zoodohos Pigi de 1433.
La plaza central de Stemnitsa es el corazón de
todas las actividades y entretenimiento. Aquí se puede ver la torre del Reloj,
hecha en piedra tallada y el hermoso campanario de la iglesia Agios Georgios que data de 1877 y está hecho en piedra
blanca.
Iglesia Agios Georgios. Stemnitsa
Torre del Reloj y Campanario. Stemnitsa |
También destaca el conocido como “castillo” en lo alto de una roca al sur del pueblo, desde donde se consigue una hermosa perspectiva del pueblo.
Como curiosidad mencionar que después de la
Revolución, desde finales de mayo hasta mediados de junio de 1821, Stemnitsa
sirvió como la primera sede del “Senado del Peloponeso”, es decir el primer
gobierno temporal del Peloponeso liberado, reuniéndose en una celda del
monasterio de Zoodohos Pigi.
GARGANTA DEL RÍO LOUSIOS
Tras estaba agradable visita, mi ruta comenzaba
en la plaza principal de Stemnitsa, justo al lado del campanario de la iglesia
que acabo de citar párrafos atrás, tomando un camino empedrado y perfectamente
señalizado que me situaría poco después en una senda de tierra que serpentea
las laderas por debajo de la carretera asfaltada principal. No hay pérdida
posible pues son placas con símbolos rojos situadas cada cincuenta metros.
Comienzo en Stemnitsa de la Garganta del Río Lousios
Aunque desde el minuto uno el entorno es maravilloso, el primer lugar que me impactaría sobremanera sería el de una pequeña y hermosa capilla suspendida en lo alto de un barranco, gracias a lo cual lo convierte en uno de los mejores puntos panorámicos del recorrido, obteniendo vistas impresionantes del cañón y de varios kilómetros a la redonda. Es necesario atravesar la pequeña verja metálica que la protege y desplazarse hasta detrás de la misma, donde está el mirador y consiguiente espectáculo.
Ermita. Ruta Garganta del Río Lousios Ruta Garganta del Río Lousios
Un cartel me indicaría la dirección a seguir hacia el segundo lugar de interés en mi ruta: ni más, ni menos que el monasterio Agíou Ioánnou Prodrómou del siglo XII e incrustado en un corte del flanco este del cañón. Desde él se consigue una de las vistas más impresionantes de Lousios. La diminuta iglesia, cuya forma está determinada por el acantilado, alberga frescos y sólo tiene cabida para doce monjes.
Ruta Garganta del Río Lousios Ruta Garganta del Río Lousios Monasterio Agíou Ioánnou Prodrómou. Garganta Río Lousios
La verdad, que la belleza del lugar con el monasterio colgado de la roca rojiza abruma todos los sentidos. Además, por si fuera poco, en la llamada Archontariki (sala de bienvenida) se ofrece agua fría, café griego y un dulce tradicional llamado Loukoumi a todos los visitantes.
A través de la siempre bien señalizada senda,
llegaría hasta un lugar donde el lecho del río se estrecha de manera
impresionante, pudiendo atravesarlo por un puente. Aquí se encuentra el monasterio de Philosophou, dedicado a
la Asunción de la Virgen María. Este a su vez se compone de dos complejos
monásticos: el monasterio Viejo y el Nuevo, que están cerca el uno del otro.
El antiguo monasterio de Philosophou es el más
histórico y antiguo de la región de Arcadia y uno de los monumentos bizantinos
más antiguos de Grecia, siendo fundado en el año 963. Está situado en un
barranco salvaje y majestuoso a 200 metros sobre el cauce del río Lousios, en
la cavidad de un alto y escarpado acantilado. La iglesia se conserva intacta y
posee notables frescos. También se conservan restos de celdas monásticas,
restos de dos torres y una cisterna.
Antiguo Monasterio de Philosophou. Garganta del Río Lousios Antiguo Monasterio de Philosophou. Garganta del Río Lousios Antiguo Monasterio de Philosophou. Garganta del Río Lousios Garganta del Río Lousios desde Antiguo Monasterio de Philosophou
El nuevo monasterio de Philosophou, por su parte, fue fundado en 1691, a unos 400 metros por encima del antiguo monasterio y en una posición más indulgente. Su iglesia es un edificio pequeño, cuadrado y elegante con cúpula y cuatro ventanas individuales. Sus paredes interiores están pintadas con importantes frescos.
Monasterio Nuevo de Philosophou. Garganta del Río Lousios Garganta del Río Lousios desde Monasterio Nuevo de Philosophou
Paso a paso continuaría avanzando, sin nadie en el camino, lo que me sorprendería por momentos ya que siendo una de las rutas de senderismo más famosas del Peloponeso era increíble que nadie más hubiera tenido la idea de realizarla hoy.
El paisaje, como desde el principio, seguía
siendo abrumador y hermoso, con la mezcla de los intensos colores verdes de los
árboles circundantes con el agua azul turquesa del río Lousios y el gris de la
roca caliza del cañón. Vamos la postal perfecta. No me resulta extraño que el
mismísimo Zeus soliese bañarse aquí según las historias de la mitología.
Ruta Garganta del Río Lousios Ruta Garganta del Río Lousios
Los kilómetros se seguían sucediendo y un nuevo monasterio aparecería en mi camino. Este recibía el nombre de Aimyalon, situado bajo las colosales paredes de roca y construido alrededor de 1600, probablemente sobre las ruinas de otro monasterio de origen bizantino del cual todavía hoy se conservan algunas estructuras. Aquí se refugiaron algunos griegos durante la guerra de la Independencia contra los turcos, los cuales fueron masacrados cuando los otomanos abrieron fuego contra el monasterio y en actitud heroica aquellos decidieron salir al exterior.
Ruta Garganta del Río Lousios Monasterio de Aimyalon. Ruta Garganta del Río Lousios
La ruta por el impresionante desfiladero empezaba a llegar a su fin, dejando poco a poco a mis espaldas su impresionante frondosidad vegetal y sus boscosas laderas, para en poco más de dos kilómetros encontrarme haciendo la entrada triunfal en la localidad de Dimitsana, tras más de seis horas de recorrido por la garganta de Lousios, una de las más bellas de Grecia y con una historia apasionante.
No cabe duda que lo primero que haría sería sentarme en una de las terrazas del pueblo a disfrutar de una cerveza bien fría para celebrar que todo había salido sobre ruedas y acto seguido conocer un poco mejor Dimitsana.
DIMITSANA
El hito más destacado de la villa es su reloj, ubicado cerca del mercado de la
ciudad, al lado de la iglesia de Agia
Kyriaki. La magnífica torre que lo sostiene está hecha de mármol fino y se
puede ver desde lejos. El reloj se envió desde la ciudad de Nueva York en 1900.
Iglesia de Agia Kyriaki. Dimitsana Torre del Reloj. Dimitsana
Otro icono de la villa es su famosa biblioteca fundada en 1764, la cual durante la dominación otomana estaba entre las cuatro bibliotecas que existían en Grecia y contenía 5000 volúmenes. Hoy en día han sobrevivido unos 700 ejemplares de aquellos incluidos códigos manuscritos, libros del siglo XVI y un rico registro histórico.
El resto de la visita la dedicaría a ver alguna
iglesia más y a pasear por sus hermosas callejuelas adoquinadas y flanqueadas
por hermosos edificios de piedra.
Y, esta vez, no habría más planes por hoy, pues lo único que me apetecía era volver al centro de Dimitsana y sentarme de nuevo en una terraza a disfrutar del maravilloso entorno que me rodeaba y del propio pueblo, algo que sería todo un acierto y que me serviría para reponer fuerzas y seguir afrontando con ilusión mi viaje por el Peloponeso. Además mientras saboreaba una cerveza bien fría coincidiría con los alemanes que me habían hecho el favor de compartir el taxi a primera hora de la mañana, animándonos a compartir mesa y a charlar durante casi una hora.
Para cenar optaría por la taberna Tefthis, donde me sentiría engañado por primera vez desde que llegué a Grecia, ya que pediría un gyros de cordero y me traerían un plato de cordero con patatas, argumentándome que no podían haberme dicho que sí al gyros ya que no estaba en la carta. Eso era cierto pero el camarero me había asegurado que no había ningún problema para servírmelo de esa manera, negándolo este todo posteriormente delante del responsable. Al final como eran cuatro euros más en la cuenta optaría por no seguir discutiendo y que la cosa no se encendiera más, ya que el ambiente se empezaba a caldear. La comida más una cerveza me supondría 15 euros.
No hay comentarios :
Publicar un comentario