DIA 07. BOSNIA Y HERZEGOVINA. Jablanica, Konjic, Bunker de Tito y llegada a Sarajevo

8 de Julio de 2021.

Tocaba madrugar pues quería llegar a la hora de comer a Sarajevo para aprovechar allí la tarde y a esto había que sumarle varias paradas que quería hacer en el camino por lo que la planificación era ambiciosa y necesitaba cuanto más tiempo mejor.

De momento tenía por delante cincuenta kilómetros hasta Jablanica, situada al norte de Mostar. La localidad es atravesada por el río Neretva y rodeada de majestuosas montañas pertenecientes a la cadena de los Alpes Dináricos. Mi interés en esta localidad residía, principalmente, en poder conocer su famoso puente ferroviario de hierro, situado en los alrededores de la ciudad.

Construido en 1888, fue volado por los partisanos en su huída ante el acoso de las tropas nazis, además de ser un importante punto estratégico para los alemanes que lo usaban para transportar armamento. Fue uno de los episodios más idealizados de la batalla del río Neretva, recogido en la película así titulada y rodada en la misma localidad. Se trata de una superproducción yugoslava de 1969 repleta de grandes estrellas, incluidos Orson Welles y Yul Brynner. El puente sería reconstruido y durante el rodaje fue nuevamente volado, sirviendo sus restos para conmemorar todos estos importantes episodios históricos.

Puente Ferroviario de Jablanica y Río Neretva

Justo enfrente del mismo también se pueden ver una vieja locomotora, así como una ametralladora y en las inmediaciones el Museo de la II Guerra Mundial, al que no entraría ya que mis planes eran algo más ambiciosos, por lo que tras las fotos de rigor de la zona y disfrutar un rato de las vistas continuaría camino hacía mi siguiente destino.

Río Neretva a su paso por Jablanica

Ese no era otro que Konjic, del que sólo me separaban algo más de 22 km. Lo que no me podía imaginar eran las panorámicas espectaculares que en tan breve trayecto me iban a encontrar, pues casi en la totalidad del mismo y a mi izquierda estaría acompañado por el lago Jablanica de unas aguas azul turquesa espectaculares, que parecían hipnotizarme por momentos, y de las que me costaba quitar la mirada.

Lago Jablanica de camino a Konjic

Durante el asedio de Sarajevo de 1992 – 95, la ruta a través de Konjic fue de vital importancia para las fuerzas del gobierno bosnio, que tomaron el control del municipio. Sin embargo las fuerzas serbias controlaron los principales puntos de acceso al lugar, cortando de forma muy efectiva el suministro externo. Refugiados bosnios expulsados por los serbios en zonas de alrededor comenzaron a llegar a Konjic, mientras que los serbios la abandonaron. Hasta el final de la guerra la ciudad sería bombardeada intermitentemente por las fuerzas serbias.

Domina el centro de la ciudad el viejo puente otomano sobre el Neretva, erigido en 1682 en piedra, de unos cien metros de largo, con forma apuntada y seis arcos que descansan sobre cinco gruesos pilares reforzados con bastiones apuntados. Se sabe que fue demolido en 1945 y que el actual es una reconstrucción del original, en piedra caliza, llevándose a cabo entre 2006 y 2009, tarea en la que colaboraron los gobiernos bosnio y turco.

Puente Otomano. Konjic

Río Neretva a su paso por Konjic

A no demasiado metros se alza la mezquita Junuz – Causeva, que al parecer se remonta al siglo XVI. Sería restaurada en 1989. A su lado se encuentra un cementerio con algunas tumbas bastante antiguas.

Más al norte, en la calle Varda, podría ver la iglesia ortodoxa de Basilio el Grande, resultando bastante dañada en la pasada guerra, a consecuencia de lo cual se perdieron muchos de los iconos de su interior.

Iglesia ortodoxa de Basilio el Grande. Konjic

Pero mi mayor interés en esta localidad era poder visitar el búnker antinuclear de Tito, un refugio antinuclear de 6400 metros cuadrados destinado al presidente de la antigua Yugoslavia y otras 350 personas de su confianza. Sería uno de los mayores secretos y a la vez la tercera mayor inversión económica del desaparecido país comunista.

Búnker antinuclear de Tito

La parte externa o de camuflaje del búnker se compone de tres edificios: la residencia exterior del propio Tito, la de su personal más cercano y la de los responsables del mantenimiento técnico. Ya en el subsuelo, el búnker propiamente dicho, era capaza de soportar un ataque nuclear de hasta 25 kilotones. En caso de un ataque de este tipo, los refugiados podrían permanecer aquí durante seis meses sin ningún contacto con el mundo exterior, ya que disponían de todo lo necesario para ello. Fue construido en secreto entre 1953 y 1979. El recorrido permite alcanzar su parte más profunda, a 280 metros bajo tierra, a través de unos túneles hoy decorados por artistas underground.

Búnker antinuclear de Tito

Búnker antinuclear de Tito

Te enseñan prácticamente todo, desde las salas de comunicaciones hasta las habitaciones donde dormían, pasando por el despacho y salas de reuniones del Mariscal, entre otros lugares.

Búnker antinuclear de Tito

Búnker antinuclear de Tito

La visita es guiada y espectacular, a pesar de que mi nivel de inglés no me permitió enterarme de alguna que otra de las explicaciones, pero merece mucho la pena. Eso sí, abstenerse los que padecen claustrofobia, porque lo pueden llegar a pasar muy mal. Por cierto, ojo también con los horarios pues son limitados y pueden cambiar. Yo entraría en el turno de las 12:00 y me tocaría esperar casi hora y media al perder el anterior de las 10:00. La duración de la visita es de aproximadamente hora y media, pero se pasa volando.

Búnker antinuclear de Tito

Búnker antinuclear de Tito

Búnker antinuclear de Tito

La entrada (20 BAM) la compraría en el restaurante Travel Konjic que se encuentra justo al inicio de la carretera que da acceso al bunker. No estoy seguro si se pueden comprar en la misma entrada. Desde este lugar los pocos que habíamos comprado la entrada, unas seis personas, seguiríamos en nuestros respectivos vehículos al guía que iría abriendo el camino de unos cuatro kilómetros.

Tras la apasionante visita era el momento de abandonar Konjic y continuar el camino. Mis planes iniciales consistían en llegar hasta el que dicen que es uno de los pueblos más auténticos y aislados de esta zona del país. Su nombre es Lukomir y decidiría renunciar al mismo ya que era bastante más tarde de lo que tenía previsto y prefería llegar con tranquilidad a Sarajevo, pues acceder a la pequeña aldea, perdida en la nada, me hubiera supuesto más de una hora para realizar 28 km de ida y desde allí hasta la capital otra hora y cuarenta minutos para 53 km, por lo que cada uno saque sus propias conclusiones.

Eran las cuatro cuando llegaba a Sarajevo por la ruta habitual, dirigiéndome en primer lugar al que iba a ser mi alojamiento durante las próximas tres noches. Se trataba del Hotel Herc Sarajevo, situado en una zona céntrica a pocos minutos del casco histórico. La habitación que me tocó era sencilla y algo pequeña, con una mesita y un pequeño armario. El baño también era estrecho, aunque todo estaba limpio. Lo mejor sería su ubicación, pudiendo llegar andando a la mayoría de lugares, aunque con el inconveniente de tener que afrontar una enorme cuesta para entrar o salir del mismo. En definitiva, que por 30 euros la noche, con desayuno incluido, cumplía su cometido. Los contras: la poca luminosidad y que no te hacían la habitación.

Antes de empezar la visita a la ciudad decidiría comer unos sándwiches de forma rápida en la habitación. Aprovecharía este momento para indagar un poco en la historia de Sarajevo enterándome de que la capital del Estado es atravesada por el río Miljacka, afluente del Bosna, que a su vez nace en sus proximidades. La ciudad es conocida por su diversidad cultural y religiosa, destacando una mayoritaria población musulmana (más del 80%), aunque con minorías importantes como son la ortodoxa y la católica, además de existir una pequeña comunidad judía, de ahí que en ocasiones fuera conocida como la Jerusalén de los Balcanes.

La Sarajevo que hoy día conocemos fue creación otomana. Incluso su nombre es otomano. La fecha tradicional de su fundación es 1461, año en que el gobernante local musulmán unió algunas aldeas en torno a una serie de instalaciones clave como fueron la mezquita Careva, el mercado y los baños, convirtiéndose en la ciudad más destacada de la región.

Bajo el gobierno de Gazi Husrev – bey, Sarajevo creció notablemente llegando a ser la urbe más importante de los Balcanes, pero a finales del siglo XVII llegaron los problemas, derivados de las victorias de los Habsburgo frente a los otomanos, produciéndose importantes incendios, saqueos y epidemias que la hicieron quedar bastante mermada.

En 1878, y de acuerdo con el Congreso de Berlín, Bosnia y Herzegovina quedaban bajo la administración austro – húngaro. A partir de entonces, la ciudad se europeizó y modernizó. Se abrieron fábricas, se modernizaron los transportes con la aparición del tranvía y la llegada del ferrocarril y se levantaron iglesias. El alfabeto latino también comenzó a utilizarse habitualmente.

El 28 de Junio de 1914, fue en una calle de Sarajevo próxima al río Miljacka donde sería asesinado el archiduque Francisco Fernando de Habsburgo, heredero al trono austriaco, produciéndose una severa represión contra los serbios de la ciudad siendo varios los asesinados de forma indiscriminada.

Tras la Primera Guerra Mundial y un montón de vicisitudes sufridas durante la Segunda a las que no me referiré por ser demasiado extensa su historia, Sarajevo se convierte en la capital de la República de Bosnia dentro de la República Federativa Socialista de Yugoslavia. El gobierno comunista invirtió fuertemente en el desarrollo de la ciudad, volviendo a ser una de las más destacadas urbes de los Balcanes.

Entre 1992 y 1995 tendría lugar la cruel guerra de Bosnia, donde la ciudad fue asediada por los serbios, que la bombardearon y sometieron a un continuo hostigamiento mediante francotiradores, destruyéndose también estructuras económicas y políticas a la par que lugares históricos, religiosos y culturales emblemáticos. En 1996, finalizada la guerra, la mayoría de serbios abandonó Sarajevo, siendo los siguientes años de reconstrucción.

Hoy en día Sarajevo sigue su camino hacia una completa modernización, acogiendo eventos y festivales internacionales, siendo uno de los referentes  de comercio y negocios más grandes y modernos del Sudeste de Europa e intentando olvidarse de una vez por todas de su terrible pasado, intentando que este nunca vuelva a repetirse.

Decidiría comenzar mi visita a la ciudad desplazándome hasta un lugar poco conocido de la misma pero que yo tenía muchas ganas de conocer porque había leído que ofrece unas vistas excepcionales del conjunto de la urbe, además de ser un importante lugar histórico. Me refiero a la Fortaleza Blanca (Bijela Tabija). Se encuentra en restauración por lo que sólo se pueden visitar sus exteriores.

Fortaleza Blanca o Bijela Tabija

Vistas desde Fortaleza Blanca o Bijela Tabija

Se sitúa sobre un cerro a 670 metros sobre el nivel del mar, afirmando algunos historiadores que en este lugar ya hubo un castillo a principios del siglo XV, mientras que otros retrasan su construcción a época otomana. La construcción sería, por tanto, de época austro – húngara, y recientemente ha sido en parte restaurada. Es de planta más o menos rectangular, con una torre poligonal.

Tras disfrutar del lugar, descendería de la fortaleza por el paseo Poddzebhana, con la intención de encontrarme con la puerta de Visegrad (Visegradska kapija), una de las tres que defendía una aldea llamada Vratnik, la cual surgió por obra del gobernador otomano Rustempasic, integrándose posteriormente en el gran Sarajevo.

Puerta de Visegrad

Mi siguiente parada sería en el cementerio Kovaci, donde antiguamente hubo un cementerio otomano, que durante la dominación austro – húngara fue convertido en parque. Sin embargo durante la pasada guerra tuvo que retomar su antigua función, y en él fueron enterrados numerosos soldados bosnios caídos en combate. También aquí se ubica el mausoleo de Alija Izetbegovic, primer presidente de la Bosnia y Herzegovina independiente, que falleció en 2003. Al norte del cementerio se ha construido un auditorio al aire libre para conmemoraciones y otro tipo de manifestaciones culturales.

Cementerio Kovaci

Cementerio Kovaci

Otro importante lugar en las cercanías del camposanto sería el bastión amarillo (Zuta Tabija), otro de los restos de la fortaleza otomana que defendía la zona. Fue escenario de la defensa que llevaron a cabo los ciudadanos ante la llegada de las tropas austro – húngaras en 1878. Renovado en varias ocasiones, la última tuvo lugar en 1998.

Bastión Amarillo o Zuta Tabija

Sarajevo desde Bastión Amarillo o Zuta Tabija

Desde aquí me desplazaría a uno de los edificios más importantes de la ciudad: el Ayuntamiento (Vijecnica). Abierto de 09:00 a 18:00. Siendo además sede de la Biblioteca Nacional. Ya se encontraba cerrado, así que esperaría a mañana para visitarlo.

Cruzaría ahora el puente Seher – Cehajina que probablemente data de finales del siglo XVI o principios del siglo XVII, aunque por su aspecto parece bastante posterior.

Puente Seher – Cehajina y Río Miljacka

Río Miljacka desde Puente Seher – Cehajina

En pocos metros accedería al cementerio musulmán Alifakovac, uno de los más antiguos de Sarajevo, pues data ya de los orígenes de la dominación otomana. Sus lápidas incluyen epitafios muy interesantes desde el punto de vista histórico. También guarda dos turbe donde fueron enterrados un juez supremo de Sarajevo y un comandante. En el extremo sur del cementerio se alza la mezquita Timurhan, mientras que en el norte destaca una amplia zona arbolada, muy agradable para el paseo, desde la que se puede observar el pronunciadísimo meandro que forma aquí el río Miljacka.

Cementerio Alifakovac

Cementerio Alifakovac

Fortaleza Blanca desde Cementerio Alifakovac

Saliendo del anterior hallaría la mezquita Hadzijska o de los Peregrinos, ya que desde ella partían estos hacia La Meca, en cumplimiento con una de las prescripciones islámicas. La imagen de su estilizado minarete con el cercano puente de Seher – Cehajina sobre el río Miljacka ofrecen una visión muy hermosa  del antiguo Sarajevo, el que nació al comienzo de la dominación otomana.

Mezquita Hadzijska o de los Peregrinos

Y había llegado el momento de hacer acto de presencia en el lugar más famoso de toda la ciudad, a cuya imagen recurren constantemente revistas y guías de viaje. No hay duda de que me estoy refiriendo a la plaza Bascarsija, un espacio alargado de forma triangular configurado por dos calles denominadas Bascarsija, valga la redundancia, y una tercera más ancha llamada Mula Mustafe Baseskije. Fue aquí donde Isa – Beg Isakovic fundó en 1461 el mercado local que daría origen a la urbe otomana. De hecho, la palabra bascarsija es una derivación del turco que viene a significar mercado principal.

Plaza Bascarsija y Fuente Sebilj

Este lugar es una auténtica delicia, repleto de centenares de palomas y frecuente lugar de paso de locales y turistas, la plaza está dominada por la famosa fuente Sebilj, una construcción cupulada, con su cuerpo central en madera, de planta octogonal y que incluye dos fuentes, que ya desde el siglo XVI recogían aguas de un desaparecido acueducto que enlazaba con el monte Trebevic. Es, claramente, uno de los símbolos no sólo de Sarajevo, sino me atrevería a decir que incluso del país.

Fuente Sebilj en Plaza Bascarsija

La estructura original fue construida en 1753 por orden del gobernador de entonces. Al destruirse a causa de un incendio acaecido en 1852, durante la dominación austro – húngara se diseñó un nuevo quiosco en estilo neomorisco que se inspiró en modelos de Estambul.

La plaza además está repleta de tiendas de recuerdos y terracitas donde poder sentarse a tomar un café o una cerveza local, algo que no dejaría de hacer para empaparme del ambiente que había.

En el extremo sur de la plaza Sebilj, cruzando en diagonal, accedería a la calle Kazandziluk, tradicional vía comercial desde los primeros años del dominio otomano. Siguiéndola, de inmediato me encontraría con la mezquita Bascarsijska, todavía activa, de elevado y estilizado minarete, levantada en 1528 en estilo claramente otomano. Fue declarada monumento nacional en 2006.

Calle Bascarsija Kazandziluk

Mezquita Bascarsija

De esta manera concluiría las visitas de hoy, dirigiéndome a cenar a un restaurante llamado Pod Lipom donde probaría la especialidad Dolma que son verduras rellenas de carne, acompañadas por una cerveza típica. (15 BAM).

Restaurante Pod Lipom

Probando Dolma en Restaurante Pod Lipom

No podía terminar mejor mi primera tarde en tan vibrante capital.


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