23 de Mayo de 2021.
Hoy había que regresar a Madrid pero no lo haríamos de
golpe, sino que nos lo tomaríamos con calma para no hacer tan brusca la llegada
después de nuestra primera salida desde el mes de septiembre del año pasado.
Así que de momento aprovecharíamos para conocer el centro
histórico de La Iruela, que entre
unas cosas y otras todavía no habíamos tenido tiempo para ello.
LA IRUELA
Su principal atractivo, sin lugar a dudas, es su castillo roquero, fortaleza que ya fue
utilizada como tal en épocas anteriores a los romanos. Posteriormente el
castillo fue propiedad de los templarios, que lo ocuparon como bastión y
monasterio.
Castillo de La Iruela |
Castillo de La Iruela |
La torre y lienzos de la muralla, ubicados sobre una roca dando al vacío, resultan espectacular, con una hermosa visión de las lomas olivareras y del pico La Mocha, cuya vía ferrata podríamos disfrutar ayer.
Castillo de La Iruela |
Olivares desde Castillo de La Iruela |
Junto al castillo se pueden ver las ruinas de la iglesia de Santo Domingo de Silos, del siglo XVI, ubicada según la leyenda sobre el lugar donde los moros tuvieron cautivos a los cristianos y donde Santo Domingo ejerció su labor. En la base de la torre se contempla un arco de trazado árabe.
Ruinas Iglesia Sto Domingo de Silos. Castillo de La Iruela |
Adosado a estas últimas pudimos ver también un anfiteatro que imita a los de época romana, pero que fue construido en 1990 para albergar diferentes eventos y actividades festivas.
Anfiteatro. Castillo de La Iruela |
La entrada a todo lo anterior sólo cuesta la cantidad simbólica de un euro.
Tras la visita anterior aprovecharíamos para dar un paseo
por las calles blancas y encaladas del pequeño pueblo, donde destacaría el Ayuntamiento, edificio de estilo
mudéjar toledano del siglo XVI, desde donde además parte una pista forestal que
lleva, bordeando la sierra, hasta el nacimiento del Guadalquivir. Pero esa es
ya otra historia.
La Iruela |
Era el momento de dejar la sierra de Cazorla hasta la próxima ocasión y comenzar el regreso a casa, aunque como ya he comentado aprovecharíamos para hacer una parada en el pueblo de La Carolina, al que nos vinculan antepasados cercanos y una feliz niñez en cuanto a mi padre se refiere, por lo que quería enseñarnos todos esos lugares que tan buenos recuerdos le traían.
En cualquier caso y para aquellos que no tengan ningún tipo
de vínculo con el lugar, este tiene los suficientes atractivos como para
realizar una pequeña parada y conocerlo.
LA CAROLINA
Y es que pocos lugares pueden alardear de poseer una fecha
de nacimiento tan bien fijada como La Carolina. La capital de las Nuevas
Poblaciones de Sierra Morena nació para la historia un 5 de julio de 1767. Fue
mandada crear por el rey Carlos III para proteger el peligroso paso entre la
meseta manchega y el norte andaluz, junto con otras localidades de la zona como
Aldeaquemada, Santa Elena o Guarromán. Su modelo urbanístico de calles rectas y
plazas simétricas fue exportado a la América colonial.
Dos de sus edificios más importantes son la iglesia de la Inmaculada, primera
edificación de La Carolina, donde en el convento anterior a dicha construcción
vivió San Juan de la Cruz, y el palacio
del intendente Olavide, contiguo al edificio religioso, de estilo
neoclásico y convertido en museo arqueológico. Ambas construcciones forman
parte de la plaza de la Iglesia.
Iglesia de la Inmaculada y Palacio del Intendente Olavide |
Siguiendo por la calle Jardines, arteria del municipio en su fundación, llegaríamos en pocos minutos a la plaza del Ayuntamiento, epicentro de la población y presidida por la Casa Consistorial y por la Antigua Cárcel, erigidas a principios del siglo XIX.
Calle Jardines |
Ayuntamiento y Plaza Mayor |
Del anterior rectángulo urbano parte la calle Real, la otra calle fundacional de la ciudad, que brevemente te sitúa en la plaza de España donde se encuentran las Torres de la Fundación, construidas en 1768 para conmemorar la fundación de La Carolina y las Nuevas Poblaciones, y en honor a su fundador Carlos III.
Una de las Torres de la Fundación |
Y de unas torres conmemorativas a otra que rinde tributo a los soldados españoles que participaron en la guerra de Cuba: la torre de la Munición, la cual era parte de una antigua fábrica que suministraba armamento al ejército español, estando en funcionamiento hasta 1882.
Torre Munición |
No se puede abandonar La Carolina sin pasear por la calle Madrid. En ella se concentra el mayor número de comercios. Un recorrido que nos lleva a la plaza de los Jardinillos y que culmina en las Torres de la Aduana. Aquí se controlaba el paso de personas y mercancías, algo clave en una ciudad que era paso entre Andalucía y la meseta. Hay que tener en cuenta que el contrabando y el robo eran habituales en Sierra Morena. De ahí el guiño a los bandoleros, hoy convertidos en leyenda de estos caminos.
Torres de la Aduana |
También se recuerda en La Carolina otra batalla que ha dado leyenda a esta comarca: las Navas de Tolosa, un momento decisivo en la pugna entre cristianos y musulmanes por el dominio de la Península que sucedió a pocos kilómetros de esta población.
Monumento a la Batalla Navas de Tolosa |
En el monumento dedicado a tan importante episodio histórico se refleja la acción que llevó a cabo el pastor Martín Alhaja que descubrió varios senderos que no conocían los reyes cristianos para poder llegar sin ser vistos hasta las posiciones almohades, consiguiendo así una de las victorias trascendentales en la Reconquista.
No habría tiempo para más, aquí terminábamos un emocionante viaje que nos había devuelto la ilusión tras tantos meses de encierro forzoso, que nos había permitido conocer uno de los rincones más desconocidos de la provincia de Jaén como Sierra Mágina o redescubrir de manera diferente la famosa y mítica Sierra de Cazorla. La manera perfecta de volver a abrirse al mundo de los viajes y de empezar a recuperar el tiempo perdido.
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