POLONIA - DIA 03. Varsovia: Museo del Levantamiento, Museo Judío y Ruta Real

 2 de Septiembre de 2020.

En Junio de 1944 el ejército rojo lanzó la más potente ofensiva de la II Guerra Mundial que llevaría a las tropas soviéticas a las afueras de Varsovia en sólo cinco semanas. Confiados en el apoyo de los soviéticos, el 1 de Agosto de 1944 se inició un levantamiento contra los nazis en la capital polaca que duró dos meses, hasta el 2 de octubre. La rebelión fue dirigida por el llamado ejército Nacional Polaco que disponía de 50000 efectivos contando con mujeres, menores y ancianos cuyo objetivo era liberar su patria antes de que lo hiciera el ejército rojo, lo que se denominó Operación Tempestad. Aunque los polacos tomaron numerosas zonas de la ciudad estas quedaron aisladas unas de otras, lo que permitiría reaccionar a los alemanes que con nuevos refuerzos, carros de combate y continuos bombardeos por parte de las fuerzas aéreas obligarían a replegarse a los varsovianos a alcantarillas y escondites. Stalin por su parte permanecería impasible al otro lado del Vístula, sin ordenar ningún tipo de intervención e incluso negando a los anglo – americanos campos de aterrizaje para la aviación que abastecía a los resistentes polacos. Finalmente a principios de octubre estos tendrían que capitular una vez que se hubieron asegurado de ser considerados como prisioneros de guerra y no como terroristas. Los alemanes evacuaron al conjunto de la población a campos de prisioneros o de concentración y demolieron todos los distritos de la ciudad que Hitler había destinado a convertirse en un inmenso embalse. A comienzos de 1945, Varsovia no existía y los pocos que pudieron sobrevivir a los alemanes serían asesinados más tarde por los soviéticos.

Con ocasión del sesenta aniversario de la insurrección de 1944, Varsovia quiso dedicar a este trágico y memorable acontecimiento un museo que es hoy un paso obligado para todos aquellos que nos gusta la historia y visitamos la capital de Polonia.

Por ello que mi primera visita del día estaría destinada a dicho Museo de la Insurrección de Varsovia localizado en la calle Grzybowska, 79. Su horario es de 10:00 a 18:00 a excepción de los martes que permanece cerrado. La entrada cuesta 25 PLN y la audioguía 10 PLN, la cual está disponible en castellano y creo es esencial para comprender tanto el acontecimiento histórico como el propio museo.

Museo del Levantamiento de Varsovia

Quienes idearon el museo quisieron, no sólo recordar los acontecimientos, sino también recrear las atmósferas, los sentimientos y los miedos que acompañaron aquellos inolvidables días en los que se luchó por la libertad. Todo ello por medio de fotos, documentos, recuerdos de la época, pero también y sobre todo, gracias a una inteligente combinación de iluminación y fondos sonoros de música y sonidos: un contexto que te sumerge en la impactante y angustiosa realidad de la insurrección y en la opresión de aquellos días.

Museo del Levantamiento de Varsovia

Museo del Levantamiento de Varsovia

A lo largo de las diferentes salas iría encontrando fotos gigantescas que captaron los acontecimientos más trágicos de la lucha, armas, fusiles, ametralladoras, uniformes, carteles e incluso una réplica de tamaño natural de un bombardero Liberator B-24. Todo ello acompañado de las interesantes explicaciones de la audioguía. Ni que decir tiene que, salvo que quieras permanecer allí toda la mañana, llega un momento en el que hay que seleccionar lo más llamativo o interesante para poder abreviar.

Museo del Levantamiento de Varsovia

Museo del Levantamiento de Varsovia

Museo del Levantamiento de Varsovia

Tras aproximadamente dos horas, mi visita finalizaría con un vídeo en 3D de cinco minutos que muestra la devastación de la ciudad de Varsovia en época de guerra durante un bombardeo aéreo.

Sin duda un museo que rinde homenaje a los habitantes de la ciudad y a aquellos que hace no tantos años, lucharon y dieron su vida por Polonia y por su capital.

Es interesante antes de salir del recinto dar un paseo por la zona exterior donde podrás observar emotivas pinturas sobre murales, similares a los que se pueden ver en el muro de Berlín, fotografías e incluso hasta un carro de combate.

Museo del Levantamiento de Varsovia

Museo del Levantamiento de Varsovia

Era el momento de continuar caminando, en este caso por la avenida Okopowa, con claras reminiscencias a tiempos soviéticos, para en unos quince minutos llegar al Cementerio judío Zydowski, situado al oeste de la Ciudad Vieja y en lo que fue parte del gueto de Varsovia. En esta vasta área, protegido por gruesos muros, se encuentra este interesante camposanto que fue fundado a principios del siglo XIX y aunque ya no tiene uso sigue ejerciendo una enorme fascinación. Las tumbas que se descubren entre la vegetación son innumerables y variadas: desde simples lápidas grabadas hasta imponentes capillas de los estilos más diversos, pasando por mausoleos. Entre ellas se encuentran la tumba de Estera Rachela Kaminska, célebre actriz considerada como la creadora del teatro judío o el emotivo monumento que se encuentra sobre la tumba del doctor Janusz Korczak. Esta obra lo representa acompañando a los pequeños huérfanos judíos a los que consagró su vida, hacia su triste destino en el campo de exterminio de Treblinka.

Cementerio Judío Zydowski

Cementerio Judío Zydowski

Cementerio Judío Zydowski

La entrada cuesta 10 PLN y es obligatorio ponerse la kipá que te facilitan en la taquilla, es decir el pequeño gorro que sirve para mostrar respeto en sus lugares sagrados y hacia su religión.

Después de la paz y la tranquilidad que me transmitiría el anterior lugar volvería a las enormes avenidas varsovianas para tras casi veinte minutos de paseo plantarme delante del monumento Umschlagplatz, palabra alemana que significa “punto de recogida”. Y es que desde este antiguo apeadero de tren partieron unos 300.000 judíos del Gueto de Varsovia y otros lugares en vagones de ganado a una muerte casi segura en los campos de exterminio nazis. El sencillo pero conmovedor monumento está compuesto por bloques de mármol blanco y negro, simulando un vagón de ganado abierto, con los nombres de cientos de judíos de la ciudad.

Monumento Umschlagplatz

Monumento Umschlagplatz

Mi siguiente parada sería en el Museo POLIN de la Historia de los Judíos Polacos, alojado en un sobrecogedor edificio moderno, en el cual se recorren 1000 años de la historia de este pueblo, desde los primeros colonos de la Edad Media hasta el presente. La entrada cuesta 25 PLN y la audioguía 10 PLN, la cual vuelve a ser imprescindible si quieres comprender lo que vas visitando.

Museo POLIN de Historia de los Judíos Polacos

Hay que tener en cuenta que antes de la II Guerra Mundial vivían en Varsovia unos 450.000 judíos de una población de 1.300.000 personas. Esto significa que era la segunda comunidad judía más numerosa después de la de Nueva York y era un centro fundamental de la cultura hebrea.

Las exposiciones del museo ilustran, a través de ocho galerías multimedia, cómo Polonia se convirtió en el centro de la diáspora judía y en el hogar de la mayor comunidad judía del mundo durante mucho tiempo. La pieza central es el techo pintado de una sinagoga del siglo XVII que estaba en Gwozdziec, al este de Cracovia. Es una espectacular celebración de la vida y la cultura judías, aunque el tono adquiere tintes más sombríos a medida que pasa a ocuparse del Holocausto.

Museo POLIN de Historia de los Judíos Polacos

Museo POLIN de Historia de los Judíos Polacos

Creo que es un museo imprescindible, en el que pude por fin comprender un poco de la historia de este pueblo de forma amena y clara gracias a la gran cantidad de información que contiene y como se divulga.

Después de algo más de dos horas, saldría otra vez al exterior, donde no podría dejar de contemplar, a pocos metros del museo, el memorial a los Héroes del Gueto, erigido con la intención de recordar para siempre a aquellos héroes desesperados que en 1943 se alzaron contra los nazis, los cuales lo reprimirían con un salvajismo nunca visto. En 1948 se colocaría en medio del inmenso y espantoso campo de ruinas al que fue reducida Varsovia, en el sitio preciso en donde en abril de 1943 tuvo lugar el primer combate entre los insurrectos y las tropas alemanas. El monumento fue deliberadamente realizado en labradorita, piedra importada de Suecia y que la propaganda hitleriana utilizaba para la construcción de sus propios monumentos conmemorativos. Cultivar el recuerdo, es lo que también pretende el roble que fue plantado junto al memorial, homenaje viviente a los judíos asesinados por los nazis y los varsovianos que se esforzaron por acudir en su auxilio.

Monumento a los Héroes del Gueto

Monumento a los Héroes del Gueto

También es visible, a pocos metros del museo, otra escultura dedicada a Jan Karski, un hombre que intentó detener el Holocausto y fue un importante activista de la Resistencia polaca durante la II Guerra Mundial, informando a las fuerzas aliadas sobre la situación en Polonia, el Gueto de Varsovia y el horror de los campos de exterminio nazis. Después del conflicto armado fue profesor en la Universidad de Georgetown.

Monumento a Jan Karski

Llevaba ya vistos muchos homenajes a todos los valientes que cayeron durante la II Guerra Mundial, pero todavía me quedaba el más espectacular de todos ellos, el que iba a poder observar a continuación. Me estoy refiriendo al memorial de la Insurrección de Varsovia, un monumento, simple y sin embargo imponente, que fue erigido para celebrar y sobre todo conservar el recuerdo de todos esos habitantes de Varsovia que lucharon para liberar la ciudad de la dominación nazi.

Situado en la plaza Krasinski el monumento conmemora a los héroes del histórico Levantamiento de 1944 mediante esculturas que representan a un grupo de soldados defendiendo las barricadas y otro descendiendo a las cloacas, que se utilizaron como vías de comunicación durante el conflicto. Cerca del monumento puede verse una de las entradas a esas cloacas. Durante la celebración del 50 aniversario del Levantamiento, el entonces presidente de la República Federal Alemana, Richard Herzog, pidió aquí perdón a Polonia por las atrocidades cometidas por el III Reich durante la II Guerra Mundial y por la sangrienta represión del Alzamiento.

Monumento al Levantamiento de Varsovia de 1944

Monumento al Levantamiento de Varsovia de 1944

Dada la cercanía y teniendo en cuenta que ya eran casi las 16:00 decidiría hacer un alto en el camino y acudir al mismo restaurante de ayer: Gosciniec, donde esta vez me decantaría por un plato llamado Pyzy que no es otra cosa que bolitas de patata rellenas de carne y cebolla. El plato es bastante contundente por lo que no podría pedir ni siquiera postre. Con la bebida me saldría todo por 40 PLN.

Pyzy en Restaurante Gosciniec

No había tiempo que perder, por lo que en cuanto salí del restaurante me dirigí a la plaza del Castillo donde comenzaría la también popular Ruta Real, es decir la vía que utilizaban los reyes de Polonia cada vez que tenían que resolver algún asunto en la capital. Junto al camino se instalaron mansiones aristocráticas, elegantes edificios oficiales, hileras de iglesias barrocas, palacetes neorrenacentistas, que lo convirtieron en la avenida más prestigiosa de Varsovia. La construcción de palacios reales en Wilanów y Lazienki en los siglos XVIII y XIX acrecentaron más si cabe el tráfico a lo largo de dicha Ruta Real.

Veamos, por orden, cuales fueron todos esos edificios y construcciones que irían encontrando en mi camino:

Iglesia de Santa Ana: es extremadamente interesante desde un punto de vista tanto histórico como artístico. En su conjunto, la iglesia actual y su interior son barrocos, pero se encuentran fragmentos de muros góticos en la zona del coro. La iglesia se construyó en 1454 por orden de Ana, la duquesa de Mazovia y su hijo Boleslao IV, para los cistercienses, que habían llegado un año antes a Polonia. Más de un siglo después la reina Ana Jagellón hizo construir el campanario que tiene a su lado y desde el que se obtienen unas fantásticas vistas de la plaza del Castillo y alrededores. Lástima que me la encontrara cerrado.

Iglesia de Santa Ana

Monumento de Adam Mickiewicz: esta estatua erigida a la memoria del gran poeta nacional, se levantó gracias a una suscripción pública con ocasión del cien aniversario de su nacimiento, en 1898. Sólo la estatua mide ya más de cuatro metros de alto y el monumento completo más de catorce metros.

Estatua de Adam Mickiewicz

Iglesia de los Carmelitas: se encuentra dedicada a la Asunción de la Virgen María y a San José. Tiene una espléndida fachada neoclásica coronada por un globo verde que representa la tierra.

Iglesia de los Carmelitas

Palacio Namiestnikowski: reconstruido en estilo neoclásico en tiempos de la dominación zarista, ha sido hasta hace poco la residencia del presidente del país, pero en el pasado tuvo muchas otras funciones pues acogió los grandes bailes y las representaciones públicas, fue utilizado como lugar de reunión del partido de los Amigos de la Constitución del 3 de Mayo e incluso fue sede del Consejo de Ministro cuando Polonia recobró su independencia. En 1994 Lech Walesa transfirió aquí la residencia del presidente de la República, que hasta entonces había estado en el Belvedere.

Palacio Presidencial o Namiestnikowski

Hotel Bristol: con vistas al Palacio Presidencial, es el más bonito, lujoso y caro de Varsovia. En el se han alojado personalidades tan ilustres como Woody Allen, Nixon o Kennedy.

Hotel Bristol

Iglesia de las Visitandinas o Salesas: sus religiosas fueron traídas de París a Polonia en 1654 por María Luisa de Nevers, esposa del rey Juan II. La iglesia fundada por la reina para ellas era de madera. Fue una de las pocas iglesias de Varsovia que no fue destruida durante la II Guerra Mundial. El interior está intacto.

Iglesia de la Visitación

Monumento a Boleslaw Prus: muy cerca de la anterior fue erigido en homenaje al escritor y periodista polaco.

Escultura de Boleslaw Prus

Monumento a Stefan Wyszynski: Primado de Polonia, este cardenal encarna la lucha, larga y difícil, de este país profundamente católico contra el yugo del gobierno comunista. Modelo de referencia para el futuro papa Juan Pablo II del cual fue también un amigo. Marcaría la historia polaca del siglo XX.

Escultura de Stefan Wyszynski

Universidad de Varsovia: fue creada en 1816 fusionando la Escuela de Derecho y Administración y la Escuela de Medicina. Tenía cinco departamentos en sus inicios: Teología, Derecho y Administración, Medicina, Filosofía y Bellas Artes y Ciencias. Durante la guerra y la ocupación la Universidad fue cerrada por los nazis pero siguió funcionando de forma discreta. Reconstruida después de la guerra, actualmente es la mayor universidad de Polonia.

Universidad de Varsovia

Iglesia de la Santa Cruz: posee una monumental fachada, flanqueada por dos altas torres laterales y está dedicada al descubrimiento de la Cruz. Una de las curiosidades de su interior es un conjunto de epitafios y de placas conmemorativas en memoria de polacos ilustres, artistas y hombres de ciencia. Dentro de uno de los pilares, se conserva en una urna el corazón del famoso compositor Fréderic Chopin.

Iglesia de la Santa Cruz

Urna del Corazón de Chopin. Iglesia de la Santa Cruz

Palacio Staszic: este monumental edificio neoclásico alberga la Academia Polaca de las Ciencias. Justo delante se encuentra el monumento de Copérnico.

Palacio Stazis y Estatua de Copérnico

Monumento de Copérnico: aunque originalmente estaba pensado colocarlo en su ciudad natal: Torun, al final los cambios en la situación política obligaron a buscar otro lugar y este fue Varsovia. La escultura representa al ilustre astrónomo sentado, vestido con una toga, un compás en su mano derecha y un astrolabio en la izquierda; el rostro se parece a los retratos conocidos de Copérnico y sus ojos están levantados hacia el cielo que estudió en su vida.

Estatua de Copérnico

Sería en este punto donde concluiría la primera parte de la Ruta Real, pero decidiría continuar algo más allá dado que todavía no se había echado la noche encima. Por ello seguiría avanzando por la calle Nowy Swiat (Nuevo Mundo), otra de las arterias más atractivas de la capital, con amplias zonas peatonales, restaurantes, cafés, hoteles y tiendas, además de encontrarse flanqueada por hermosos edificios de corte neoclásico.

Calle Nowy Swiat

Esta me haría desembocar en otra inmensa plaza donde me daría de bruces con el Museo Nacional, la Bolsa de Valores y el Museo Militar, todos cerrados ya, aunque en el último podría ver a través de las rejas que protegen su gran patio, algunos modelos de aviones y tanques que se usaron en la última guerra.

La Ruta Real continúa mucho más allá, hasta el palacio Wilanów e incluso hasta Cracovia, por lo que dejaría aquí mi camino por ella aunque no finalizaría todavía mis planes y es que aunque ya estaba anocheciendo no podría evitar seguir caminando otros diez minutos hasta el puente Poniatowskiego para observar por primera vez el gran Vístula en todo su esplendor.

Río Vístula desde Puente Poniatowskiego

Con esas hermosas vistas se me haría de noche, por lo que decidiría coger un tranvía, comprando el ticket en una máquina, para volver a las inmediaciones de la calle Nowy Swiat, muy animada en estos momentos. En ella decidiría cenar en un restaurante que correspondía a la misma cadena en los que había comido ayer y hoy: Gosciniec. No podría evitar volver a pedir Pierogi, pero esta vez fritos y rellenos de espinacas, maíz y judías negras. Estaban buenísimos.

Tranvía por Puente Poniatowskiego

Pierogi en Restaurante Gosciniec de Calle Nowy Swiat

Esta vez para volver al hotel no me lo pensaría y lo haría en tranvía, cogiéndolo justo enfrente del Museo Nacional, dado que casi no me tenía en pie del cansancio acumulado.

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