COREA DEL SUR - DIA 5. Seúl: palacios, santuarios y compras en la gran capital

17 de Septiembre de 2015.

Seúl fue declarada capital de la Corea unificada desde hace más de 600 años, desde la Dinastía Joseón (1392 -1910). Entonces empezaron a construirse los palacios reales al norte de la ciudad, al pie del monte Pukak y las murallas protectoras, algunos de cuyos restos aún se conservan. Durante la dinastía Joseón era llamada “Hanyang”, pero tras la liberación de la ocupación japonesa en 1945, la nueva República de Corea cambió el nombre oficial de su ciudad a Seúl. Hoy es una metrópoli bulliciosa, eje de las actividades políticas, sociales, culturales y económicas, aportando casi la mitad de la producción industrial del país. El río Hangang, que discurre por el centro de la urbe, divide Seúl en la parte norte, orientada a la cultura y la historia, y la parte sur, mas dedicada a los negocios.

Dado que el desayuno se encontraba incluido en el precio de la habitación, lo aprovecharía y me tomaría las tostadas con mantequilla y mermelada y los vasos de leche que quise, que era en lo que consistía el mismo.

Ya saciado y dado que el palacio Changdeokgunk se encontraba a tan sólo cinco minutos, caminando, desde mi alojamiento, sería por él por el que comenzaría mi primera visita del día. (3000 wones la entrada). Al ser jueves se podía visitar por libre con el plano que te facilitan a la entrada. De esta manera pude evitar el tour guiado que se hace el resto de días de la semana, el cual, sinceramente, no me hubiese apetecido nada realizar en estos momentos. Me apetecía ir a mi bola y con mis tiempos, por lo que genial.

Este palacio sirvió como residencia principal de varios reyes de la Dinastía Joseón, y es el mejor preservado de los cinco palacios reales que existen en la capital. Aunque cuando se construyó en 1405 sería residencia secundaria del palacio Gyengbokgung, tras ser destruido durante la invasión japonesa y reconstruirse en 1610 se convertiría, a partir de entonces, en la vivienda principal de los diferentes reyes durante los siguientes 270 años.

Lo primero que me impactaría sería su grandiosa y colorida puerta de entrada, Donghwamun, la cual atravesaría, para casi a continuación cruzar un pequeño arroyo por un puente de piedra llamado Geumcheongyo y que está considerado el más antiguo de Seúl.

Palacio Changdeokgung

Durante la visita y siguiendo el plano que te facilitan a la entrada, pude recorrer muchas de sus instalaciones, destacando Injeongjeon Hall o el salón del trono que sería utilizado para los eventos públicos más importantes como las ceremonias de coronación, las recepciones de enviados extranjeros y otros actos de ministros y personalidades destacadas. También importantes serían Seonjeongjeon Hall o la sala del Consejo, en el que se debatía acerca de las decisiones que había que tomar respecto a temas importantes para el Estado, siendo además la única estructura del palacio que conserva las tejas azules, y Huijeongdang o Residencia del Rey, que era mucho más que un dormitorio, pues en él el monarca trabajaba de manera informal. Por último habría que mencionar Nakseonjae Hall, donde el Rey Heonjong reservaría un lugar para su concubina, de la que realmente estaba enamorado.

Palacio Changdeokgung

Palacio Changdeokgung

Palacio Changdeokgung

Palacio Changdeokgung

Todo el recinto es inmenso y son, sin duda, sus patios los que más me impresionaron por sus bastas dimensiones. A través de estos llegaría hasta la entrada de lo que llaman Huwon o Jardín Secreto y el muro que separa el palacio que acababa de visitar de otro contiguo a este llamado Changgyeonggung. No tenía muy claro si visitar o no los jardines, pues había que pagar una entrada a parte, la visita era guiada y estaba algo cansado, pero tras un rato pensándomelo me pudo más el pensar que podía perderme un recinto que lo mismo merecía la pena y sucumbí adquiriendo la entrada, que ni mucho menos es barata. Serían 5000 wones.

El Biwon o Jardín secreto sería concebido como un lugar para que los reyes y otros miembros de la familia real se relajaran paseando, leyendo o componiendo poesía, pero también estaba pensado para realizar otras actividades al aire libre como concursos de tiro con arco y grandes banquetas donde disfrutar de la buena comida en familia o con importantes personalidades de todos los ámbitos. Además, tanto el rey como la reina realizarían en él actividades relacionadas con la siembra de granos y tareas vinculadas a la agricultura.

Jardín Secreto. Palacio Changgyeonggung

El jardín ocupa casi el 60% de toda el área del palacio de Changdeokgung y en tiempos lejanos podían admirarse incluso tigres.

En el recinto, además de la propia naturaleza que lo envuelve todo y es su principal protagonista, también se pueden observar varios estanques y pabellones que siguen la misma línea de construcción de muchos de los que llevaba vistos y que se utilizaban como bibliotecas, escuelas y salas de recepción.

Jardín Secreto. Palacio Changgyeonggung

Pabellones Jardín Secreto. Palacio Changgyeonggung

El lugar era bonito, pero no sé si por la inevitable comparación con tantos jardines como ya llevaba vistos y la saturación de estos, el hecho de que la visita fuera en inglés y no me enterara bien de muchas cosas y que arrastraba ya bastante cansancio, harían que no estuviera disfrutando especialmente, por lo que un cuarto de hora antes de que terminase la visita, de hora y media de duración, me escabullí y desanduve los pasos que habíamos ido recorriendo en grupo, para salir por el mismo lugar que había entrado.

Allí mismo, y contiguo al Jardín Secreto, estaba la entrada al palacio Changgyeonggung, el segundo que afrontaría en esta jornada. (1000 wones). Este complejo sería el tercero construido durante la dinastía Joseon, después de los palacios Gyeongbok y Changdeok.

Debido a que muchos reyes habían preferido alojarse en el palacio Changdeokgung, el número de miembros de la familia real aumentó hasta tal punto que apenas se tenía ya espacio para albergar a más miembros. La solución, por tanto, sería construir un nuevo palacio que pudiera acoger más gente, naciendo así Changgyeonggung, edificado casi pared con pared del otro. Sería en este lugar donde residirían muchas de las reinas y concubinas del monarca.

Sería construido en 1483 y luego destruido durante la invasión japonesa. En 1616 el palacio fue reconstruido y sería objeto de nuevos incendios y sucesivas reconstrucciones hasta que, definitivamente, sería demolido por el gobierno de ocupación japonesa, dando lugar a un museo, un zoológico y un jardín botánico. En 1983 todo ello sería retirado y se iniciarían los trabajos de restauración, permitiendo que hoy tengamos ante nosotros este soberbio recinto.

Este palacio es bastante pequeño si se compara con el resto de palacios pero no por ello deja de poseer los mismos elementos que los demás, destacando, de la misma manera, su gran puerta principal o Honghwamun y el puente Okcheongyo que supera de nuevo un pequeño arrollo. Como se ve todos los elementos se vuelven a repetir, sucediendo lo mismo con los patios y nuevas puertas que te permiten acceder hasta importantes dependencias como el salón del trono y las salas para atender los asuntos de estado y la celebración de debates y conferencias.

Palacio Changgyeonggung

Palacio Changgyeonggung

Palacio Changgyeonggung

Tras estos aparecen nuevos edificios, de menor importancia, destinados a ser el alojamiento del servicio y para almacenar diferentes productos. Cerca de ellos se encuentra el pabellón Gyeongchunjeon donde dormía la viuda del rey y en el que se produjeron varios partos.

El edificio más grande del recinto se conoce con el nombre Tongmyeongjeon y en él vivía la Reina y la familia real.

Palacio Changgyeonggung

Palacio Changgyeonggung

Palacio Changgyeonggung

Palacio Changgyeonggung

Tras tantos pabellones y edificios reales decidí evadirme un poco de la dinastía Joseon, yéndome a pasear por los agradables jardines interiores que posee este último palacio y donde no es necesario ninguna visita guiada. Son llamados Chundangji y destacan por su gran estanque en el que se pueden ver multitud de patos mandarines. En el pasado toda esta superficie era ocupada por grandes arrozales, donde el rey se entretenía haciendo labores agrícolas.

Jardines Palacio Changgyeonggung

Había concluido la visita a dos de los cinco grandes palacios de la capital y era el momento de encaminarme a visitar el Santuario Jongmyo, teniendo que bordear parte de los muros de este para llegar hasta su entrada. Antes se podía acceder por un puente peatonal que conectaba el Palacio Changgyeonggung con este, pero hoy te obligan a entrar justo por la entrada que se encuentra en la otra punta y pegarte, por ello, un paseo de unos quince minutos.

La entrada cuesta 1000 wones y si quieres conocerlo no te queda otra que aceptar que hoy en día las visitas son guiadas. Como a las 13.20 era el siguiente pase, opté por este aunque fuese en chino, pues total muchas veces el inglés me suena igual, así que lo mismo me daba uno que otro y así me ahorraba cuarenta minutos de espera.

Jongmyo es el más antiguo de los santuarios confucionistas y continúa acogiendo unas ceremonias rituales – con música, cantos y danzas – que se celebraron por vez primera en 1394, cuando se construyó el santuario original.

Santuario Jongmyo

Fue construido por orden del rey Taejo a finales del siglo SIV con el objeto de guardar grandes tabletas ancestrales de reyes y reinas fallecidos. A los arquitectos se les ordenaba que evitasen el exceso de ornamentación porque el edificio no estaba destinado a intimidar a los visitantes. Las tabletas ancestrales de los personajes reales consagrados debían ser la parte más preciosa del edificio, y los espacios abiertos y desnudos para estimular el sentido de solemnidad y dignidad.

Cuando el santuario fue construido en 1394 pasaba por ser uno de los edificios más largos de Asia, si no el que más. A pesar de ello, bajo el reinado del rey Sejon fue ampliado todavía más. En 1592 el santuario fue incendiado por invasores japoneses durante la guerra de los Siete Años pero se salvaron todas las tabletas conmemorativas y hacia 1601 ya había sido construido un nuevo edificio para albergarlas.

Santuario Jongmyo

Además de figurar en el listado de tesoros nacionales coreanos, el santuario Jongmyo fue incluido en 1995 en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, por ser el más antiguo y auténtico de los lugares sagrados confucianistas que han sobrevivido.

Santuario Jongmyo

Afortunadamente ya llevaba la lección bien aprendida y suficiente información como para no pasar por este importante lugar sin pena ni gloria, por lo que disfrutaría bastante de la visita.

Hasta ahora había pasado la mañana encerrado en recintos de palacios, jardines y santuarios no habiendo vivido todavía la ebullición y trasiego de gente en el centro de la ciudad, por lo que era el momento perfecto para ello, pues me encontraba bastante cerca de las principales calles y avenidas importantes de Seúl.

Pronto empezaría a ver los primeros puestos callejeros donde vendían todo tipo de comidas raras condimentadas con especies rojas, amarillas y demás colores y sin darme cuenta también era uno más de los muchos coreanos que iban y venían por las calles a rebosar de gente.

De esta manera llegaba hasta el Parque Tapgol, conocido también como Parque de la Pagoda. Está considerado como el primer parque moderno construido en Seúl. El recinto contiene varios tesoros nacionales, incluyendo la pagoda de piedra de diez niveles del S.XV y el monumento del Templo Wongaksa; el Pabellón Palgakjeong, donde se leyó la Declaración de Independencia; la placa conmemorativa del movimiento de la independencia; y la estatua de Son Byeong-hee. Este parque guarda el espíritu nacional y gran valor histórico, ya que fue el punto de inicio de la protesta por la independencia del 1 de marzo de 1919.

Parque Tapgol

Parque Tapgol

Siguiendo por la misma acera que me había llevado al Parque Tapgol, y sólo unas manzanas más adelante, me encontraba con la increíble Torre Jongno, un rascacielos acristalado que es uno de los símbolos de Seúl. En su piso 33 cuenta con una cafetería, un restaurante y un mirador pero en esta ocasión no subiría porque a estas alturas de viaje iba ya bastante justo de dinero y preferí guardarlo para mejores experiencias.

Torre de Jogno

En frente, y sólo cruzando la calle, estaba el pabellón de la campana de bronce Bosingak que solía anunciar la apertura y cierre de las puertas de la Fortaleza de Seúl a principios de la Dinastía Joseon. Hoy en día, la campana suena de martes a domingo, en un evento en el que pueden participar extranjeros. El horario es de 11.00 a 12.20, por lo que hacía ya unas cuantas horas que se había celebrado el acto, así que no pude verlo.  El día de Año nuevo, el del Movimiento por la Independencia y el día de la Liberación se celebra una ceremonia oficial de toque de campana.

Campanario Bosingak

El hambre llevaba haciendo estragos en mi pobre estómago desde hacía ya un buen rato por lo que decidí hacer aquí un parón y meterme un uno de los muchos restaurantes que se encontraban en un callejón debajo de la torre Jongno y pedirme un inmenso plato de  noodles con una coca cola (7800 wones).

Cuando salí de almorzar eran ya las 16.00 por lo que lo que restaba de tarde lo dedicaría sólo a dos planes. Empezaría acercándome hasta el templo Jogyesa, el cual me sorprendería muy gratamente, y mira que llevaba ya unos cuantos templos a mis espaldas, pero era realmente bonito tanto por los grabados y coloridas pinturas exteriores como por sus tres increíbles budas interiores. Fue, sin duda, la mejor sorpresa que me llevaría este día.

Templo Jogyesa

Templo Jogyesa

A diferencia de la mayoría de templos budistas de Corea, enclavados en las montañas, Jogyesa se encuentra en pleno centro urbano.

En el exterior hay que destacar también una pagoda de piedra de siete pisos donde están soterradas las cenizas de Buda y una gran tortuga con cabeza de dragón que hacía las veces de lápida funeraria en honor a un gran monje de la secta.

Escultura Templo Jogyesa

Era el momento de dejar a un lado las visitas culturales y cambiar de aires lo que me quedaba de tarde. Para ello me adentraría de lleno en la zona de compras por excelencia de la capital: Insa-dong.

Mira por donde que justo al lado del templo Jogyesa, me encontraría una oficina de turismo especializada en toda esta área, por lo que entraría para conseguir un plano y que me informaran sobre cuáles eran las mejores tiendas de recuerdos y los objetos más característicos para regalar a familiares y amigos. Tendría suerte pues me atendería una chica que hablaba castellano casi mejor que Cervantes. Verlo para creerlo. Y además no ya contento con eso, sería testigo de cómo ensayaban un baile tradicional coreano un grupo de jóvenes vestidas con los trajes típicos del país, por lo que quedé encantado.

Chicas con Trajes Tradicionales en Centro Cultural Insadong

Insa-dong la conforma una gran avenida formada por tiendas de regalos tradicionales, galerías de arte, comercios de antigüedades, restaurantes y casas de té, que permiten a todo aquel que se acerca hasta allí experimentar los aspectos tradicionales de Corea y hacerse con infinidad de recuerdos al mejor precio.

Barrio Comercial de Insadong

Barrio Comercial de Insadong

En el plano que me facilitaron me venía indicado en colores los distintos tipos de comercios que te puedes encontrar en cada sector de la gran avenida y sus calles aledañas, por lo que lo estuve siguiendo durante un rato, en busca de cosas puntuales, y después ya me dejaría llevar y me perdería entre la gran variedad de locales donde volvería a sorprenderme por sus pinturas antiguas, cerámica, mobiliario tradicional o artesanía de papel. Como se puede ver además de una importante zona comercial, también es una atracción cultural en toda regla.

En mis idas y venidas por la artería principal y sus inmediaciones, reparé en un gran edificio de seis plantas en el que no puede evitar meterme a curiosear. Me esperaban otros seis pisos de nuevos negocios y establecimientos donde se volvían a ofrecer cientos de nuevos artículos de todo tipo, así que con la tontería no saldría de allí hasta las 19.30.

Barrio Comercial de Insadong

Hacía una tarde buenísima, bueno la verdad que todos los días, desde que entré en Corea, habían sido espléndidos, por lo que decidiría marcharme dando un paseo hasta mi alojamiento. Serían varias veces las que no me ubicaría bien, pero siempre tuve una ayuda y un gesto simpático de cualquier persona a la que pregunté.

Sería en una de esas confusiones, siguiendo el mapa, donde sin querer llegaría hasta un encantador barrio llamado Bukchon, que literalmente significa “Aldea del Norte”. Esta es una zona residencial tradicional, que se encuentra muy cerca de los palacios que había visitado durante la mañana. En unos segundos me había trasladado a casi 600 años atrás y mis pasos avanzaban entre casas tradicionales coreanas, llamadas Hanok, con un encanto estético que no había visto todavía en la capital. Esta área cuenta también con gran cantidad de pequeños y agradables restaurantes que tenían una pinta excelente y donde vi entrar a varias parejas muy elegantes que se veía a distancia que eran de clases acomodadas, por lo que los precios en muchos de ellos deben ser altos.

Tras este último paseo nocturno y habiéndome comprado algo de cena en un supermercado cercano, terminaba mi primer día en Seúl, una ciudad que también tiene muchísimo que ofrecer y mil opciones para cualquier tipo de personalidad.

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