COSTA GUIPUZCOANA - DIA 03. Santuario de Itziar - Deba - Mutriku

11 de Noviembre de 2012.


Hoy tenía que regresar a Madrid, pero ello no sería óbice para aprovechar la mañana conociendo los destinos más importantes que me faltaban para completar mi recorrido por la costa guipuzcoana.

Así comenzaría con un lugar que es objeto de gran devoción para los creyentes guipuzcoanos: el santuario de Itziar, situado a seis kilómetros de Deba hacia el interior. El templo está situado en las alturas y tiene origen medieval aunque fue reformado en el siglo XVI. La imagen románica de la Virgen, en medio de un destacado retablo plateresco, merece mucho la pena.

Santuario de Itziar

Pero nada es comparable al mirador de La Salve, situado frente al mar, en un entorno incomparable y unas vistas únicas de la costa vasca, en el que muchos devotos aprovechan para parar con su coche y rezar a su Virgen. La verdad que es un lugar único y del que cuesta marcharse.

Mirador de la Virgen de Itziar o de La Salve

Mirador de la Virgen de Itziar o de La Salve

Hay que decir que al ser la Virgen de Itziar patrona de los marineros, en el pasado no era extraño ver como estos rezaban el Rosario y la Salve cuando pasaban con sus barcos frente a ella.

Continuando por la carretera, te cuesta creer que en esta costa rocosa haya todavía espacio para la espaciosa playa de Deba, lo primero con lo que me encontraría al llegar a esta localidad, que también me brindaría un recibimiento especial, pues me tenía preparado un maravilloso arco iris que marcaba con fuerza sus colores en el horizonte.

Paseo de Sorozabal. Deba

Paseo de Sorozabal. Deba

Deba es una localidad joven y animada que recibe su nombre del mismo río que la atraviesa. Poco queda ya de aquella localidad que dominaba toda la costa y exportaba lana a todos los países de Europa. Tanta era su importancia que los Reyes Católicos aceptaron concederle el privilegio de que las represalias contra barcos enemigos no serían válidas  si se encontraban fondeados en Deba. Además de ese aroma de nostalgia, de ese pasado conserva algunas interesantes muestras, como la iglesia de Santa María la Real. Este templo de hechuras catedralicias y declarado Monumento Nacional, es prueba patente de la generosidad y poderío de sus acaudalados feligreses. A diferencia de lo que es habitual en estos pueblos de la costa, la iglesia está escondida tras el caserío. Ofrece un perfil de fortaleza que sorprende por tratarse de un templo ya del siglo XVI. Bajo su poderosa torre cúbica se abre una magnífica portada gótica con esculturas y relieves policromados. Es muy interesante también su claustro del siglo XVI, con bóvedas de crucería y trabajados ventanales.

Iglesia de Santa María. Deba

Pórtico Iglesia de Santa María. Deba

Iglesia de Santa María. Deba

Claustro Iglesia de Santa María. Deba

No hay que perder tampoco la oportunidad de pasear por el casco antiguo, pues entre las edificaciones modernas de la villa podrán verse algunas casas blasonadas recuerdo de una nobleza poderosa. Así encontraría la casa Aldazábal Murgia, en la calle Ifarkale, de armoniosa fachada; la casa Aguirre, en la calle Astillero, un gran palacio del siglo XV; o la torre de Sasiola que recuerda sus orígenes de mansión defensiva.

Palacio de Aguirre. Deba

Una visita a su plaza Mayor y su Ayuntamiento, además de las maravillosas vistas obtenidas desde su paseo marítimo me permitirían abandonar la mar de satisfecho la visita a la penúltima localidad vasca de este viaje.

Ayuntamiento. Deba

Mutriku, último municipio de la costa occidental guipuzcoana, sería también mi última visita antes de volver a Madrid. La población, encerrada entre montañas, baja por las laderas hacia el puerto, uno de los refugios naturales más abrigados de este litoral. La pesca fue desde la Edad Media su medio de vida aunque en la actualidad la industria conservera es la base de la economía de la población.

Mutriku

Recorriendo las callejas estrechas y empinadas del casco antiguo me encontraría con los siguientes edificios de interés:

Plaza Txurruca: en ella lo que más sorprende es la estampa neoclásica de la iglesia Nuestra Señora de la Asunción, poco habitual en la arquitectura vasca. En el centro se levanta la estatua de Cosme Damián Churruca, el héroe de la batalla de Trafalgar. Este marino excepcional fue también un gran geógrafo y cartógrafo, y el primero que trazó el mapa del Estrecho de Magallanes y publicó una guía de Tierra de Fuego. En la batalla de Trafalgar tuvo a su mando una parte de la flota hispano francesa. Según los historiadores, su muerte en combate fue el hecho decisivo que permitió la victoria de Nelson. También habría que destacar en este espacio el Ayuntamiento con soportales, balcón y escudos en su fachada, así como la casa Galdona, un hermoso edificio barroco con balcones forjados y un bello escudo de armas en la esquina de su primera planta.

Ntra Sra de la Asunción y estatua de Churruca. Mutriku

Casa Consistorial y estatua de Churruca. Mutriku

Casa Galdona. Mutriku

El Puerto: es otra de las visitas obligadas e inevitables, pues se encuentra al pie del pueblo. Toda la historia de la villa ha estado condicionada por él puesto que Mutriku es y ha sido un pueblo marinero y pescador y porque la principal fuente de ingresos venía de aquí durante siglos. En el lado occidental tiene una dársena para embarcaciones de recreo, siendo el resto utilizado por los barcos de pesca de bajura. En sus inmediaciones destacan algunos edificios emblemáticos como la Casa – Torre del Muelle, un peculiar edificio renacentista que no pasa desapercibido;  la antigua Venta de pescado, una instalación portuaria ya en desuso en la que se llevaba a cabo la puja y subasta del pescado descargado en los muelles; o la antigua Lonja, uno de los edificios más importantes de la villa, donde destaca su fachada principal con un gran pórtico y amplios arcos de medio punto.

Puerto Pesquero. Mutriku

Puerto Pesquero. Mutriku

Casas Nobles: también es interesante perderse por las calles de su caprichoso trazado urbano, con frecuentes tramos de escaleras, e ir descubriendo la interesante arquitectura de sus edificios con numerosos palacios renacentistas y barrocos, pudiendo destacar algunos como la Casa de Olazarra Mizquia, en la calle Barrenkale, con un gran escudo y balcones corridos en sus tres pisos; la Casa – Palacio de Montalivet, diseñado por el arquitecto más representativo del barroco guipuzcoano; el palacio de Zabiel, actual casa de cultura, es un hermoso palacio barroco, con una puerta principal enmarcada por columnas que llegan al segundo piso y un impresionante escudo situado en el balcón central; el Palacio Arrietakua, con bellos balcones de hierro forjado y un gran escudo de armas; la Casa – Torre Luardo, de inconfundible sabor gótico y con interesantes elementos arquitectónicos como las ventanas geminadas y puertas  con arcos de medio punto.

Palacio Zabiel. Mutriku

Escudo del Palacio de Olazarra - Mizkia. Mutriku

Torre de Berriatua: he optado por ponerla por separado con respecto a las mencionadas anteriormente por ser uno de los pocos edificios que se salvó del incendio de 1553, por lo que su antigüedad lo convierte en un documento histórico en la villa. A lo largo del tiempo se le han añadido algunos elementos arquitectónicos, así como otros más genuinos como su entrada con arco geminado y ventanas iguales con parteluz. En su día serviría para la defensa y vigilancia del puerto.

Torre de Berriatua. Mutriku

Convento de Santa Catalina: fue fundado por el linaje Berriatua, antes mencionado. Tiene una sencilla iglesia en la que destaca el retablo principal con dos grandes cuadros de la escuela flamenca.

Pasaban las 14:30 cuando terminaba mi visita a Mutriku, por lo que tras saborear unos sándwiches, me pondría rumbo a casa, dejando atrás una tierra de fuerte personalidad, donde el mar es su protagonista indiscutible y sus pueblos y caseríos permiten observar un profundo arraigo a sus costumbres y tradiciones, como en pocos lugares se puede hacer.

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