DIA 1. CROACIA. Llegada a la península de Istria

20 de Septiembre de 2011.

Durante unos días visitaríamos algunos de los principales pueblos y ciudades de dos de los países que formaron la poderosa Yugoslavia del Mariscal Tito, cuya muerte causaría, sin mucho tardar, la desintegración de la misma y la creación de nuevos estados como Croacia y Eslovenia, entre otros. Sería por estos por donde nos moveríamos gran parte del tiempo. Por otro lado y como guinda a esta escapada, volvería, de nuevo, a la siempre maravillosa Venecia.

No hacía ni dos semanas  que acababa de volver de mi primera gran aventura en solitario por el continente sudamericano, cuando casi sin apenas tiempo para hacer balance de todas las sensaciones y experiencias vividas en Perú, ya volvía a afrontar un nuevo viaje. Pero esta vez dejaba a un lado la soledad y la sustituía por la agradable compañía de mi madre, con la que, a decir verdad, no puedo presumir de haber hecho muchos viajes fuera de España.

Y es que mis tíos, desde hacía ya tiempo que nos habían propuesto que fuéramos a verles y por fin llegó ese momento en el que pudimos coordinarnos todos y llevar a cabo el ansiado encuentro.

Así que el martes por la tarde, estábamos cogiendo un avión de Iberia con destino Venecia, donde nos esperaría la familia, para empezar en coche un trayecto de dos horas hasta llegar a Umag, un pueblecito de la península de Istria, la cual se encuentra al norte de Croacia.

Muñecas tradicionales croatas

En el camino, dejaríamos atrás Italia y Eslovenia, donde en este segundo país, pasaríamos el puesto fronterizo con los DNI, al salir de la Unión Europea. Y justo en frente, volveríamos a utilizarlos para pasar el control de entrada a Croacia, ya que aunque llevábamos los pasaportes no nos hicieron falta, pues prácticamente no miraron ni los DNI. También es cierto que como eran las 00.30, los agentes croatas, parece que no tenían muchas ganas de currar y tenían una cara de sueño que no podían con ella. Esto unido a que en menos de dos años, Croacia pasará a ser miembro de pleno derecho de la Unión Europea, pues como que ya se van haciendo a la idea de que no hay fronteras.

A la una de la madrugada llegábamos a la casa de mis tíos donde, mientras picoteábamos algo, nos pondríamos un poco al día, antes de irnos a descansar.

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