PERÚ - DIA 20. Llegada a Lima y su centro histórico

7 de Septiembre de 2011.

Un taxi me llevaría al aeropuerto de Trujillo (20 soles), para estar así en la terminal como una hora y media antes de la salida del vuelo hacia Lima, el cual saldría a las 07.40. Esta vez no hubo ningún imprevisto y todo se desarrolló sin contratiempos.

A las 09.00 estaba saliendo de la terminal con el mochilón a cuestas, esperando encontrarme por allí con un amigo de Raúl y Ángela, los limeños que conocí en Gocta, el cual era taxista y había llamado el día anterior para que fuera a recogerme, tal y como me recomendó, sin compromiso alguno, Raúl.

Después de media hora, allí no había ni Dios con un cartel en el que pusiera mi nombre, tal y como habíamos quedado por teléfono. Así que como no estaba por la labor de seguir esperando, salí a la calle para coger un taxi que me llevara al centro de Lima.

Cuando empecé a decir que lo que pretendía era que me cobraran 30 soles por carrera, como que les sentaba bastante mal, debía ser poco. Pero mira por donde que al oírme uno de ellos, me dijo que vale pero que tenía que ser compartido. Así que dicho y hecho, ya que una pareja de alemanes que estaba al lado, accedió a compartirlo conmigo.

Nos dejó a una cuadra de la plaza de Armas, por lo que era perfecto para mis intereses pues tenía a menos de cinco minutos la oficina de turismo, a la que me dirigí para pedirles, que si por favor, me podían guardar el pedazo mochilón que llevaba conmigo. La señora que estaba allí no me lo puso nada fácil, pero al final, después de rogarle, enseñarle el pasaporte y decirle que dentro sólo había ropa sucia y ninguna bomba, accedió a ello hasta las tres de la tarde, ya que cerraban a las cuatro. Se notaba muchísimo que estaba en la capital. Menuda desconfianza, en comparación con lo que llevaba de viaje.

El 18 de enero de 1535, Francisco Pizarro fundó, en lo que hoy es la Plaza de Armas, la capital del Perú. Sería por ella por donde comenzaría la visita, ya más liviano y únicamente con la mochila pequeña. En su perímetro se encuentran la Catedral, el Palacio de Gobierno y la Municipalidad Provincial de Lima. En la parte central hay una hermosa fuente que hace de complemento perfecto al resto de casas coloniales que la rodean. Comprensible por todo ello fuese declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998.

Plaza de Armas y Catedral


Plaza de Armas

Plaza de Armas

Plaza de Armas y Catedral

Cuando me cansé de recorrerla por sus cuatro costados y de hacer todas las fotografías posibles, me dirigí al interior de la Catedral (10 soles). Me hacía especial ilusión ver la tumba donde yacen los restos de Francisco Pizarro, por la importancia histórica que tuvo este personaje. Su capilla es realmente bonita. Después seguiría recorriendo sus naves, el Altar Mayor, el coro y el resto de capillas.

Catedral

Tumba de Francisco Pizarro. Catedral

Sobre las 11.45 me encontraba delante del Palacio de Gobierno, que sería residencia de Pizarro. Pero más allá de este dato de interés, mi objetivo era ver el cambio de guardia que, diariamente, se realiza en el Patio de Honor por el glorioso batallón de los Húsares de Junín. La ceremonia dura una media hora entre música, desfile y pasos.

Palacio de Gobierno. Cambio de Guardia

Desde aquí, a tan sólo dos cuadras, estaba el convento de San Francisco de Asís, el cual me sorprendió bastante, aunque no más que nuestra guía (es obligatorio el ir en grupo), llamada Catherine, que me dejó prendado. A parte de ella, las catacumbas que se visitan, me gustarían bastante pues se ven un gran número de huesos y cráneos y se recorren los misteriosos pasadizos. (La entrada son 7 soles).

Convento de San Francisco

En otra pequeña caminata de dos cuadras, me había plantado en el museo del Banco Central de Reserva del Perú, dispuesto a ver una exposición permanente de Oro, dentro de una cámara acorazada, que me habían dicho que era sorprendente y muy recomendable. Pero esta vez la fortuna no estuvo de mí lado y me tuve que conformar con ver el grosor de las puertas que guardaban la supuesta colección. La estaban actualizando y parece ser que iban a tardar cosa de un mes en ello.

Camara Acorazada Banco Central de Reserva

Camara Acorazada Banco Central de Reserva

Antes de comer, pasaría por la plaza de San Pedro, para ver la iglesia del mismo nombre, que data de 1636 y cuya planta fue inspirada en la casa matriz jesuita de Roma. Destacan sus magníficos retablos de estilo churrigueresco.

Iglesia de San Pedro

Y ahora sí, muy cerca de esa plaza, me fijaría en un antiguo convento convertido en restaurante con un patio central cerrado. Se llamaba “Los Vitrales de Gemma” y ponían menús por 12 soles. Como me gustó, aquí que me metería y opté por sopa de sémola y unos espaguetis a la boloñesa. Y de postre algo parecido al flan.

Al salir, tenía que ir a por él mochilón, pues ya eran las tres, así que le di las gracias a la señora de la oficina de turismo y me puse a pensar que hacía con él el resto de la tarde. Después de preguntar a varios policías de la plaza de Armas, pues está blindada, uno de ellos me propuso que lo mismo podía dejarla en la sede de la policía turística. Ni corto ni perezoso, me cogí un taxi (5 soles) y me fui para allá (avenida de España). Dos mujeres policías me recibieron y después de pedirme el pasaporte, accedieron sin mayor problema a ello. Volví a quedar liberado del enorme peso, pero aún así cogería de nuevo un taxi, ya que me recomendaron que tuviera cuidado fuera de la delimitación que conforman el río Rimac al norte, la avenida Abancay al este, la avenida Tacna al oeste y la plaza Grau al sur.

De nuevo, en el centro, llamaría a una amiga viajera para ver si se podía tomar algo conmigo, pero la pillé entrando a clase por lo que pasaría el tiempo visitando el convento de Santo Domingo, fundado por Santo Domingo de Guzmán (5 soles, incluyendo el guía).

Convento de Santo Domingo

Tiene dos claustros muy bonitos y además en el descansan los restos de Santa Rosa de Lima y de San Martín de Porres, dos de los Santos más importantes de Perú.

Convento de Santo Domingo

Convento de Santo Domingo

Escultura. Convento de Santo Domingo

Tampoco quería dejar pasar la oportunidad de contemplar de primera mano la fachada de lo que hoy es la sede principal del Ministerio de Asuntos Exteriores peruano, pues corresponde a una impresionante casona que fue al antiguo palacio de los Marqueses de Torre Tagle.

Palacio de los Marqueses de Torre Tagle

Para acabar la tarde y ver de forma segura un poco más allá de lo que es el centro histórico, me cogí un autobús turístico de dos pisos que te hace un recorrido por la ciudad de cincuenta minutos, explicándote un poco los lugares por los que vas pasando. (Empresa Mirabús, 8 soles).

En el trayecto vas viendo sitios como el Parque de la Exposición, el Estadio Nacional, hoy considerado el más moderno de Sudamérica, organismos institucionales, el parque del circuito mágico del agua (tenía una pinta buenísima con un montón de fuentes chulísimas adornadas con colores y música), etc. Vas un poco rápido pero bueno, te llevas una idea general de lo que es algo más de ésta inmensa ciudad de más de nueve millones de habitantes.

Palacio de Justicia desde Bus Turístico

Ya era de noche cuando bajé del bus y casi las 18.30. Estaba algo cansado, por lo que decidí pasar el resto de la tarde entre una cafetería de la calle de la Unión, la calle comercial de la ciudad, tomándome algo tranquilamente, y el Mc Donalds, donde quería guarrear un poco (18,50 soles).

Sobre las 22.00 tomaría un taxi (4 soles) hasta la oficina de la policía turística, donde recogería a mi compañero el mochilón y después de escuchar, de nuevo, un montón de consejos sobre la peligrosidad de Lima por parte de los policías, parecía que estábamos en estado de sitio, tomaría otro taxi (5 soles), para llegar hasta la empresa Soyuz- Perú Bus, donde empezaría mi siguiente día.

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