ST JEAN PIED DE PORT. Parada ineludible del Camino de Santiago

2 de Diciembre de 2007.

Saint Jean Pied de Port es una tranquila población fundada en el siglo XII junto al río Nive como lugar de descanso para los peregrinos que realizaban el Camino de Santiago. Era por tanto su último punto de reunión antes de entrar en España y llegar a la célebre localidad navarra de Roncesvalles.

Su nombre – en euskera, Donibane Garazi – hace referencia a su localización al pie del puerto de Ibañeta. Hoy, apenas supera los dos mil habitantes, pero en tiempos del papado de Aviñón fue obispado y, luego, capital de la Baja Navarra. Pese a su pequeñez, es un lugar animado, que en parte debe su belleza a la pulcritud de sus calles y edificios, a los numerosos pequeños comercios y a los encantadores hoteles familiares.

¿Y cómo acabaría conociendo este pequeño pueblecito tan alejado de todo y sin estar realizando el Camino de Santiago? Pues porque me encontraba de vacaciones en Navarra recorriendo su zona centro y norte y la localidad de Monreal, donde teníamos nuestro centro de operaciones, para los diez días que íbamos a estar en la Comunidad Autónoma, no estaba demasiado lejos de ese lugar.

Efectivamente eran ochenta kilómetros los que separaban Monreal de St Jean Pied de Port y dado que este día llegaríamos hasta Roncesvalles, muy cerca de la frontera francesa, qué mejor que aprovecharlo para conocerlo.

Nuestro camino nos obligaría a pasar por el puerto de Ibañeta, de gran importancia histórica porque supuestamente sería aquí donde la retaguardia del ejército de Carlomagno comandada por Roldán, sufriría una importante derrota, perdiendo este último, además, su vida en ella.

En Honor a Roldán. Puerto de Ibañeta

Herido de gravedad y haciendo un último esfuerzo por abandonar el campo de batalla, Roldán, acabaría encaramado al collado y desde el cerro que lo corona, tocaría el cuerno que permitiría alertar al rey Carlomagno de lo que estaba sucediendo.

Es por ello que se puede ver la piedra que conmemora el suceso, así como unas hermosas vistas de la zona y el valle circundante.

Vistas desde el Puerto de Ibañeta

La parte antigua de la villa, defendida por una muralla, se articula en torno a la calle de la Iglesia que se inicia en la Puerta de Santiago y termina en la de España y atraviesa de punta a punta el centro histórico de la ciudad. Se encuentra jalonada por viejas casonas de piedra arenisca rojiza y atraviesa un puente de origen romano que ofrece una hermosa vista de los balcones asomándose al río. Es común ver a los peregrinos del Camino de Santiago transitando por aquí.

Saint Jean Pied de Port

Saint Jean Pied de Port

Otra arteria, la de la Ciudadela, continúa hasta la fortaleza, protegida también por viejos edificios. Fue construida en 1668, tras el Tratado de los Pirineos, por orden del famoso Richeliu, temiendo un posible ataque de España, después de que se unieran las coronas de Francia y de Navarra bajo el reinado de Luis XIII.

Subida a la Ciudadela. Saint Jean Pied de Port

No hay que olvidarse, una vez en este emplazamiento, acercarse al edificio que hacía las veces de prisión en el siglo XVIII y que es conocido como “Cárcel de los Obispos”, aunque su función en el pasado es probable que fuese la de almacenaje de mercancías.

Ciudadela. Saint Jean Pied de Port

Ciudadela. Saint Jean Pied de Port

Desde toda esta zona se consiguen unas excelentes vistas tanto de la ciudad como del valle.

Vistas desde La Ciudadela. Saint Jean Pied de Port

Vistas desde la Ciudadela. Saint Jean Pied de Port

También una visita imprescindible sería la de su principal edificio religioso: Nuestra Señora del Puente. Su campanario se apoya sobre un arco, conocido como puerta de Notre Dame, a través del cual se llega a la ya mencionada calle de la Iglesia.

Puerta de Notre Dame y Ntra Sra del Puente

Como se ha podido comprobar Saint Jean Pied de Port es un lugar perfecto para empezar a conocer esta parte del País Vasco Francés, que en lo más profundo de sus valles esconde antiguos caseríos de roble y piedra que nos quedábamos con ganas de conocer, pero la noche empezaba a acechar y no teníamos más remedio que volver a poner rumbo a España a través del puerto de Ibañeta.

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