RIAS BAIXAS - DIA 04. A Guarda - Monte Tecla - Tuy - Monte Aloia

4 de Septiembre de 2007.

Después de nuestro paso por las Islas Atlánticas los dos días anteriores, nuestra ruta continuaría desplazándonos hasta la localidad más meridional de la costa gallega, situada en la desembocadura del Miño, que hace las veces de frontera con Portugal. Es en A Guarda donde dan comienzo, viniendo de Portugal, las Rías Baixas y donde, probablemente los romanos fundaran una ciudad conocida como Abóbriga. Aquí también se asentaron los caballeros templarios, para posteriormente pertenecer a varios reyes, señores y obispos. Es interesante saber también que fue un importante enclave comercial muy activo en la época de los Descubrimientos y que sus defensas serían destruidas por ingleses y franceses durante los siglos XVIII y XIX.

A guarda cuenta con un interesante puerto pesquero que te recibe con el Monumento al Marinero el cual homenajea a las gentes del mar que siguen dando vida a la villa. Al abrigo del muelle, se localizan los astilleros de ribera, en los que se construyen de manera artesanal, embarcaciones de pesca de bajura y de media altura. La colorida flota de A Guarda se ha especializado, sobre todo, en el marisco, un manjar que goza de gran fama. En el puerto pueden verse apiladas las nasas con las que realizan las capturas, una especie de caja metálica con una red en forma de embudo donde quedan atrapados los mariscos.

A Guarda

Monumento al Marinero. A Guarda

A Guarda y Monte Tecla

Después de pasar revista al colorido de casas, barcas, redes y gaviotas, nos desplazaríamos a la plaza Mayor, centro de la vida cotidiana y en la que se celebraban los mercados medievales en el pasado. Adosada al Ayuntamiento se vislumbra la torre del Reloj en cuyos muros de granito se encuentra el escudo de la villa. El templo de Santa María sería otro de los monumentos importantes de la población.

Torre del Reloj. A Guarda

Iglesia de Santa María. A Guarda

A sólo tres kilómetros de la localidad encontraríamos el castro de Santa Tecla, el cual ha cumplido más de 2000 años, aunque no se supo de su existencia hasta hace bien poco. Fue al convertir el camino en carretera cuando quedaron al descubierto los vestigios prehistóricos.

Es un yacimiento de incalculable valor excavado en 1914. Fue reconstruido como poblado celta en el que también han emergido abundantes restos romanos. Está compuesto en su mayoría por viviendas circulares, y son visibles perfectamente la estructura de las calles, las canalizaciones y la muralla que rodeaba el poblado. El Museo Arqueológico atesora las piezas más importantes halladas en el monte, como una importante colección de cerámica en la que abunda la ornamentación con líneas ondulantes, espirales y círculos concéntricos.

Castro Monte de Santa Tecla

Castro Monte de Santa Tecla

Volviendo al vehículo y continuando carretera hacia arriba llegaríamos hasta la ermita y el mirador del Monte de Santa Tecla. La primera tenía la finalidad inequívoca de cristianizar un lugar al que estaban asociados ritos paganos de origen celta. Un vía crucis compuesto por enormes cruces de piedra asciende hasta la cima. Por su parte, el mirador es uno de los mejores lugares para contemplar cómo el Miño muere en el Atlántico, con unas panorámicas sobrecogedoras.

Desembocadura Río Miño desde Monte Santa Tecla

A Guarda y Castro desde Monte Santa Tecla

A Guarda desde Monte de Santa Tecla

Después de extasiarnos casi una hora y con pocas ganas de marcharnos, pues es de esos lugares que te atrapan, recorreríamos algo más de treinta kilómetros hasta la localidad de Tuy, uno de los siete reinos de la antigua Galicia y en la actualidad centro administrativo y comercial del Baixo Miño.

Aunque de reducidas dimensiones, esta urbe medieval cuenta con un interesante patrimonio. Puestos a buscar un buen punto de partida para un paseo por su casco urbano, este debe ser la catedral, una mezcla de templo y fortaleza que aguantó varios terremotos de cierta envergadura. Sus torres y almenas le dan ese aspecto exterior de fortaleza mencionado, al igual que su fachada norte. El edificio fue levantado en tres etapas a partir del año 1145, y encierra, entre otras maravillas arquitectónicas, el claustro, considerado como el único de su estilo, conservado en Galicia, con un gótico soberbio. En nada desmerecen tampoco la portada Norte, la sala Capitular y la torre de las Campanas; las tres de románico puro. Pero entre todas ellas destaca sin duda el Pórtico Real, primera impresión que se recibe al acercarse al templo, siendo una de las piezas escultóricas más impactantes de la comunidad gallega. En él se representa el Nacimiento del Señor, la Adoración de los Magos y Jerusalén y en las columnas , los apóstoles y profetas.

Catedral de Santa María.Tui

Catedral de Santa María.Tui

Claustro. Catedral de Santa María.Tui

Saliendo, por la derecha, llegaríamos a la calle Seixas, en la que se alza el palacio de uno de los señores medievales más díscolos que dio la historia de Galicia: Pedro Madruga, llamado así por su costumbre de llegar muy temprano al campo de batalla y sorprender a sus enemigos durmiendo; el mencionado palacio ha sido reconvertido en la sede local de la Hacienda pública.

Calle Seixas. Casco Histórico.Tui

Girando a la derecha en el siguiente cruce urbano, alcanzaríamos el sobrio monasterio de las clarisas, del siglo XVI, con una iglesia a su lado 200 años posterior. En el viven, oran y cocinan las monjas encerradas, como son conocidas en la localidad. Tienen buena mano para la repostería y venden, torno de por medio, los famosos pececitos de almendra, gloria pura que permite coger fuerzas para descender desde aquí mismo hasta el río Miño, en un paseo con grandes espacios.

Muy cerca también nos encontraríamos con la iglesia de San Telmo, en la que se venera al patrón de Tuy y de los marineros. De hecho, cuenta la leyenda que el dominico Pedro González Telmo vivió en estos terrenos. Por ello, sobre su casa se levantó la presente iglesia.

Iglesia de San Telmo.Tui

Nuestras siguientes visitas las realizaríamos al convento de San Francisco y al monasterio de Santo Domingo, éste con iglesia de planta de cruz latina y tres ábsides poligonales, además de poseer una hermosa colección de capiteles historiados, así como de pinturas murales del siglo XVI.

Esta población es realmente bella y no perderíamos la oportunidad de volver a perdernos por el entramado de calles, plazas y callejones que albergan algunos de los edificios civiles y religiosos más emblemáticos como el Teatro Principal o la plaza de Frómista.

Ya en coche nos acercaríamos a tomar algo hasta el Parador Nacional de San Telmo, atalaya turística por excelencia, junto al Miño y frente a las murallas de la lusa Valença do Minho. Enfrentadas en múltiples ocasiones a lo largo de la historia, hoy el único frente de batalla entre ambas es el meramente comercial.

Parador Nacional de San Telmo.Tui

De esta manera diríamos adiós a Tuy, poniendo rumbo al cercano Monte Aloia, a siete kilómetros de dicha localidad, declarado Parque Natural y máxima cota del concejo a 630 metros. En este podríamos disfrutar de sus extraordinarios miradores que hacen de balcones naturales desde donde contemplar los valles del Miño y del Louro. También sorprenden algunas rocas esculpidas por la erosión.

Vistas desde el Monte Aloia

Con esas vistas excepcionales sobre la comarca y la desembocadura del río gallego daríamos por finalizada la jornada.


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