COIMBRA - DIA 04. Ultimas visitas en la capital de la Beira Litoral

31 de Marzo de 2024.

Hoy era mi último día antes de regresar a casa, algo que había decidido hacer sobre las cuatro de la tarde, pues todavía me quedaban muchas cosas por hacer en Coímbra y no quería ir con prisas.

Como ya mencionaba anteriormente, el problema de la jornada que comenzaba es que era domingo de Pascua y era más que probable que algunos sitios se encontrasen cerrados, así que siendo consciente de eso y de que ayer hice bien los deberes y me llevaba en la mochila la mayoría de lugares que para mí eran imprescindibles visitar, salía a la calle con toda la tranquilidad.

RECINTO AMURALLADO

Aunque ayer a lo largo del día me encontraría en alguna ocasión con vestigios de la muralla, no repararía mucho en ellos, ya que tenía intención de empezar la jornada de hoy recorriendo una parte del perímetro de esta con algunas de sus puertas más importantes.

Aunque el origen de las estructuras defensivas de Coímbra son romanas, no quedan demasiado de estas, siendo durante el periodo en el que la ciudad estuvo bajo el dominio musulmán, cuando la muralla alcanzó dos kilómetros. En el siglo XVI tenía cinco puertas y un número considerable de vigías que rodeaban toda el área que corresponde aproximadamente hoy al centro histórico.

Tal vez su puerta y torre más importante sea la de La Medina, la puerta principal de acceso a los intramuros de la ciudad. A lo largo de los siglos ha sido objetos de múltiples transformaciones, sobre todo en el siglo XVI.

Puerta de La Medina

Muy cercana a la anterior se encuentran también la puerta de la Barbacana, edificada en el periodo manuelino con un arco apuntado que formaba el acceso a un segundo recinto defensivo que servía de refuerzo a la muralla de la ciudad; la torre de la Contenda, una antigua torre defensiva de la muralla de la ciudad, adaptada a residencia en el siglo XVI; la torre de Anto que todavía conserva un tramo del camino de ronda.

Puerta de La Barbacana

Torre de la Contenda

Habría que destacar también la puerta y torre de Bellacoz, mandada construir por el rey Sancho I en 1209, así como las torres del Engeño y Doña Juana que junto con al menos otras dos torres más servían para reforzar la defensa en el área amurallada más cercana del arrabal.

Hay que decir que en algunos de los tramos de la muralla como en el llamado Couraça de Lisboa se disfrutan de excelentes vistas hacia el río Mondego y la meseta del barrio de Santa Clara, observándose las excelentes perspectivas que se tenía de los alrededores, lo que permitía anticipar la llegada del enemigo.

Río Mondego desde Couraça de Lisboa

Río Mondego desde Couraça de Lisboa

VISTAS DE COÍMBRA

Creo que no hay lugar a dudas si se afirma que lo mejor al otro lado del río Mondego, tras cruzar por el puente de Santa Clara, son las fabulosas vistas que se obtienen de la propia Coímbra sobre la colina en la que se asienta.

Coímbra desde ribera del Río Mondego

Por cierto, no te conformes con las vistas desde el puente, nada más cruzarlo, si giras a la izquierda se baja una cuesta que te lleva a una explanada, la cual es uno de los mejores puntos para observar esta fantástica panorámica.

MONASTERIO DE SANTA CLARA A VELHA

Una vez en la orilla opuesta del río, el primer edificio reseñable con el que me encontraba era este monasterio, último bastión de un antiguo convento de monjas clarisas, que fue varias veces inundado por las crecidas del río Mondego. La comunidad entera  de religiosas, hartas ya de vivir con la incertidumbre del talante del río, abandonó este convento en el año 1677 y fue a instalarse a otro de nueva planta situado a 200 metros de distancia, en un punto más alto de las terrazas fluviales y a salvo de riadas imprevistas.

Monasterio de Santa Clara a Velha

Tras muchos años de abandono, por fin, en 1993 comenzaron unas profundas obras de ingeniería y arquitectura para evitar nuevas inundaciones, y para restaurar todo el conjunto arquitectónico, buena parte del cual se encontraba sepultado en lodo. Gracias a este esfuerzo se puede volver a ser testigo del magnífico conjunto arquitectónico que comenzó a construirse en 1268 y que es una de las primeras construcciones del gótico portugués.

A nivel histórico hay que destacar además que sería Santa Isabel, viuda del rey Dinis, quién mando construir el convento original para su retiro, por lo que fue enterrada aquí, aunque con el tiempo el maravilloso mausoleo donde reposan sus restos sería trasladado al monasterio de Santa Clara a Nova.

Monasterio de Santa Clara a Velha

Años más tarde, los restos de la asesinada Inês de Castro también reposaron aquí, pero luego se trasladaron al monasterio de Alcovaça.

Buena parte del conjunto es inspirador y sus ruinas evocan leyendas y misterios al pasear por ellas, además de respirarse paz y tranquilidad, pero debería conformarme con admirar sus exteriores ya que al ser día de Pascua este se encontraba cerrado.

MONASTERIO DE SANTA CLARA A NOVA

Como decía el gran convento de las clarisas se construyó entre 1649 y 1677 para alojar a las monjas de Santa Clara a Velha en una zona más seca y alta. En la ornada iglesia barroca, el orgullo es el mausoleo de plata de la reina y patrona de la ciudad santa Isabel, instalado en 1696 y financiado por las gentes de Coímbra.

Monasterio de Santa Clara a Nova

La tumba original de la santa, una sencilla lápida está en el coro, y los paneles policromados de las naves relatan su vida. El claustro del convento, armonioso y tranquilo, fue una contribución de João V en 1733, famoso por su caridad con las monjas.

Monasterio de Santa Clara a Nova

Desde la terraza abierta, frente a la puerta que da entrada al convento, se obtiene una buena panorámica de la orilla opuesta, con la ciudad escalonada y asomándose al espejo del Mondego.

Coímbra desde Monasterio de Santa Clara a Nova

Su horario es de 09:00 a 18:30 en verano y de 09:00 a 17:00 en invierno.

PORTUGAL DOS PEQUENINHOS

Era el momento de realizar una visita diferente a un lugar ideado especialmente para niños, pero que también es ideal para aquellos que conservamos parte de la ilusión y alma de estos. Se conoce como Portugal dos Pequeninhos y en el recinto del parque en el que se asienta hay un mundo en miniatura. En él se pueden explorar maquetas de edificios nacionales portugueses, pueblos enteros de casas tradicionales y pagodas y templos que representan el gran imperio colonial portugués.

Portugal dos Pequeninhos

El parque se divide en cinco áreas temáticas a lo largo de las cuales se distribuyen algunos de los edificios o monumentos más importantes que se encuentran a lo largo del territorio portugués. Con la peculiaridad de su pequeño tamaño.

Entre dichos monumentos me daría de bruces con los castillos de Braganza y Guimarães, el Palacio Nacional de Sintra, la torre de Belem y el monasterio de los Jerónimos de Lisboa o la torre de los Clérigos de Oporto, entre otros muchos, lo que unido a conocer buena parte de ellos en diferentes viajes a lo largo de Portugal, supondría mayor ilusión aún.

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

Además de todos esos lugares también hay un área especial donde está representada Coímbra en pequeñito, con lugares como la Catedral Antigua o el monasterio de Santa Cruz pero destacando especialmente su Universidad realizada con un nivel de detalle que asombra.

Portugal dos Pequeninhos

Otra zona interesante es la que se conoce como Allende de los Mares, donde se encuentran representadas las islas Azores y Madeira, además de poder ver cuáles fueron las rutas marítimas de Portugal a lo largo de los siglos XV, XVI, XVII, como la que llevo al navegante Vasco de Gama hasta la India a finales del siglo XV, rodeando el Cabo de Buena Esperanza.

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

Habría que mencionar también la zona en las que se rinde homenaje a las colonias que pertenecieron a Portugal en el pasado como Brasil, Macao, Santo Tomé y Príncipe o Mozambique.

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

La última área sería donde se encuentran un gran número de construcciones y edificios regionales que representan lo más tradicional de todas las zonas de Portugal y donde los pequeños disfrutan más, ya que pueden acceder a todos ellos, saliendo a sus ventanas y terrazas y metiéndose por todos los recovecos de los mismos.

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

Portugal dos Pequeninhos

El recinto no es demasiado grande y tardaría en visitarlo como dos horas. Su horario de marzo a octubre es de 10:00 a 19:00 y de noviembre a febrero de 10:00 a 17:00.  El precio de la entrada para adultos es de 12 euros y para niños de tres a doce años de siete euros.

QUINTA DAS LAGRIMAS

Mi siguiente parada sería en este hermoso jardín que rodea un palacete del siglo XIX, actualmente convertido en un hotel de lujo, y en el cual, según cuenta la leyenda, ocurrió la más bella historia de amor jamás contada en portugués. Los protagonistas serían el rey D. Pedro y la senhora Inés de Castro, noble castellana que formaba parte del séquito de su esposa Constança. La pasión del príncipe heredero fue tal que tuvo cuatro hijos bastardos con Inés, y su padre, temeroso de que el reino portugués fuese absorbido por Castilla, ordenó que Inés fuese asesinada. Sus amores se encontraban en la conocida como Fonte dos Amores. En el mismo parque también se halla la Fonte das Lágrimas, en la cual según esa historia murió asesinada Doña Inés, lo que transformó el agua en sangre.

Fonte dos Amores. Quinta das Lágrimas

Fonte das Lágrimas. Quinta das Lágrimas

Al margen de la leyenda, lo cierto es que este lugar encierra un parque de árboles centenarios, ruinas medievales y neogóticas, estanques y riachuelos, que lo hacen ideal para pasear y relajarse, con el río Mondego siguiendo su curso muy cerca del mismo.

Quinta das Lágrimas

Su horario es de 10:00 a 19:00 de mediados de marzo a mediados de octubre. El resto del año cierra a las 17:00. Cierra los lunes.

Eran las 15:30 cuando salía del hermoso parque, una hora más que razonable para decidir abandonar esta ciudad monumental y de ambiente estudiantil que tanto me había gustado, al igual que Aveiro, el otro motivo de mi viaje. Así me despedía de Portugal, una vez más, con la intención de volver sin tardar demasiado, pues son todavía muchos los tesoros que guarda nuestro país vecino y que me gustaría seguir descubriendo.


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