DIA 04. ROMA. De Plaza Navona al Barrio Judío

5 de Diciembre de 2022.

Un maravilloso y radiante cielo azul me volvía a dar los buenos días en Roma, lo que unido a un desayuno compuesto por una napolitana de chocolate, un zumo de naranja y leche fría, en un cafetería cercana a mi primer destino del día, hicieran que fuese imposible empezar de manera más pletórica y positiva la jornada.

PLAZA NAVONA

Y ese primer destino del día no iba a ser otro que una de las plazas más emblemáticas de la capital romana, nada más y nada menos que la plaza Navona.

Plaza Navona

Plaza Navona

La famosa plaza oval, ubicada en el que fuera un antiguo estadio romano, fue siempre un polo de animación y ya en el Renacimiento albergaba un mercado. Hoy sigue igual de bulliciosa y siempre está repleta de viandantes, terrazas y cafés donde tomar algo.

Pero la verdadera atracción artística de la plaza es la célebre fuente de los Cuatro Ríos del gran artista Gian Lorenzo Bernini, gracias a la cual el artista habría conquistado la estima y la protección del pontífice Inocencio X.

Fuente de los Cuatro Ríos y Santa Inés. Plaza Navona

Los ríos representados en la fuente son: el Danubio, el Ganges, el Nilo y el río de la Plata, dispuestos sobre el peñasco del mundo, del cual audazmente se eleva un obelisco procedente del circo de Majencio. En la obra se pueden observar también una paloma con una ramita de olivo, símbolos de la iglesia católica, pero también del escudo de armas del papa Inocencio X.

Fuente de los Cuatro Ríos. Plaza Navona

Fuente de los Cuatro Ríos. Plaza Navona

Respecto a la leyenda que cuenta que la estatua del río Nilo tiene cubierto el rostro para no tener que ver la iglesia de Santa Inés, es completamente falsa, ya que la fuente se acabó de construir en 1651, justo un año antes del inicio de la construcción de la iglesia.

Alineadas con la anterior, se hallan la fuente del Moro, en el extremo sur de la plaza, que representa a un moro con un delfín y que fue originalmente diseñada por Giacomo della Porta con el delfín y con cuatro tritones para que, posteriormente, fuera Bernini quien la embelleciera con la figura del moro.

Fuente del Moro. Plaza Navona

En el lado norte de la plaza, estaría la fuente de Neptuno, que comenzó siendo una fuente pública para beber y lavarse, hasta que a finales del siglo XIX los romanos ya no dependerían de la misma y se volvió puramente decorativa.

Fuente de Neptuno.Plaza Navona

Flanqueando uno de los lados de la plaza habría que mencionar también la iglesia barroca de Santa Inés (Sant´ Agnese in Agone), con una fachada cóncava diseñada por Borromini en 1657. Se levanta en el lugar donde, según la leyenda, en el año 304 d.C., Agnes, una niña de 13 años de una de las primeras familias cristianas, fue expuesta desnuda en el estadio de Diomiciano por negarse a casarse y renunciar a su fe. La historia cuenta que su pelo creció de forma milagrosa, cayendo en cascada sobre su cuerpo y ocultándolo de la multitud. Agnes fue condenada a muerte y martirizada.

BASÍLICA SANT ANDREA DELLA VALLE

Tras disfrutar un buen rato de la tranquilidad y el silencio que había a primera hora de la mañana en la plaza Navona, me encaminaría al primero de los muchos edificios religiosos que iba a visitar durante la jornada. Se trataba de la basílica de de San Andrés del Valle (Sant´ Andrea della Valle), escenario del primer acto de Tosca, en la que los aficionados a esta ópera podrán comprobar por si mismos que la capilla Attavanti no es una mera invención poética. El templo tiene un gran interés y la fachada constituye un ejemplo del mejor barroco. En el interior, una luz dorada se filtra a través de los altos ventanales, iluminando la lujosa decoración.

Basílica Sant Andrea della Valle

Aquí están enterrados dos papas: Pio II, primer pontífice humanista, y Pio III, cuyo mandato, en 1503, duró menos de un mes.

La iglesia es famosa por su cúpula, la más grande de Roma después de la de San Pedro, construida por Carlo Maderno y decorada con espléndidos frescos.

Basílica Sant Andrea della Valle

PLAZA DE SAN SIMEONE

Una confusión al ubicarme con el mapa me llevaría sin querer a esta encantadora plaza dominada por el imponente palacio Lancellotti, cuyo portal fue testigo de una curiosa anécdota en la que el príncipe Lancellotti en protesta por la agresión de Italia a los Estados Pontificios, cerraría dicho portal y por ello alguien pintó en rojo en sus columnas VVE (Viva Vittorio Emanuele).

Plaza de San Simeone

Sin embargo, el elemento que más encanto le da a este espacio es la fuente del siglo XVI decorada con los escudos de armas de los Conservatorios Capitolinos de la época.

IGLESIA DE SAN LUIS DE LOS FRANCESES

Ya bien ubicado, sólo tardaría cinco minutos en llegar a esta otra iglesia que no puede faltar en ninguna visita a Roma. En ella están enterrados franceses ilustres como Chateaubriand, pero la razón por la que no se puede dejar de visitar es por las tres obras maestras de Caravaggio, situadas en la quinta capilla de la izquierda. Pintados entre 1597 y 1602, fueron las primeras grandes obras religiosas de Caravaggio: Vocación de San Mateo, Martirio de San Mateo y La Inspiración de San Mateo. La primera versión de esta última pintura fue rechazada debido a su excesivo realismo: hasta el momento ningún santo había sido representado como un hombre viejo, cansado y con los pies sucios. Las tres pinturas muestran un realismo inquietante y un uso muy dramático de la luz.

Iglesia de San Luis de los Franceses

Inspiración de San Mateo de Caravaggio. San Luis de los Franceses

IGLESIA DE SANT IVO ALLA SAPIENZA

A muy pocos metros de la anterior se encuentra esta iglesia situada en el interior del palacio de la Universitá della Sapienza y atribuida en su mayor parte a Giacomo della Porta y Borromini. A pesar de encontrarse cerrado su interior, sólo por ver su fachada y el espectacular patio rectangular que articula todo el edificio, con dos galerías con bóvedas de aristas y abiertas mediante grandes arcos de medio punto separados por pilastras dóricas y jónicas, ya merece la pena llegar hasta aquí.

Iglesia de Sant Ivo alla Sapienza

También llama la atención el pavimento del patio, formado por grandes líneas geométricas que marcan la profundidad conectadas con dos grandes pozos para el drenaje de las aguas de lluvia con la forma de estrella de los Chigi.

El patio culmina en la iglesia, considerada obra maestra del barroco y de la arquitectura en general y dedicada a San Ivo, santo de Bretaña de la II mitad del siglo XIII que estudió en la Sorbona y en la Universidad de Orleans  y que dedicó su vida a defender a los pobres ante los tribunales.

La linterna de esta iglesia está coronada en su extremo por una cruz colocada sobre una espiral, lo que la hace fácilmente distinguible desde las azoteas de Roma.

Como se ve no hay ninguna otra iglesia barroca en Roma que se parezca a esta, gracias a su complejo diseño geométrico.

PANTEÓN DE AGRIPA

Y era el momento de otro de los platos fuertes del día: el Panteón, situado en la plaza de la Rotonda. Es famoso por su cúpula, considerada uno de los logros de la arquitectura romana; y no es para menos, ya que aún está intacta después de dos milenios y a pesar de que se levantó sobre una zona pantanosa.

Panteón de Agripa

Panteón de Agripa

Dentro del Panteón hay una sala grande y circular con suelos de mármol amarillo y granito, y una cúpula semiesférica. La altura total es de 43,3 metros, igual que su diámetro, lo cual crea un perfecto hemisferio. La luz natural penetra a través de una abertura circular u óculo en la cúspide de la cúpula.

Panteón de Agripa

Panteón de Agripa

El Panteón se construyó alrededor del año 120, por orden del emperador Adriano, sobre las ruinas de un templo edificado por el general Marco Agripa en el año 27 a.C. El edificio de Agripa fue arrasado por un incendio en el 80 d.C., aunque su nombre aparece escrito sobre la entrada del elegante edificio de Adriano, el cual era sumamente innovador y tenía el mismo aspecto que los templos griegos. Pantheon significa en griego “templo de todos los dioses”, y el edificio se dedicó originalmente a los venerados dioses romanos de la Antigüedad. El emperador bizantino Focas se lo entregó al papa Bonifacio IV en 609, convirtiéndose en la iglesia cristiana de Santa María de los Mártires; dentro del foro romano se erigió una columna para conmemorar este regalo.

Durante siglos, el edificio fue saqueado y destruido, y perdió las tejas de bronce cuando el emperador bizantino Constante II lo saqueó en 663. El papa Urbano VIII también aprovechó las vigas de bronce del techo del pórtico para fabricar cañones para el castillo de Sant´Angelo como parte de su plan para ampliar la fortaleza pontificia.

El Panteón también se ha utilizado como tumba y acoge a los reyes italianos Umberto I y Víctor Manuel II, así como al importante pintor renacentista Rafael.

Tumba Víctor Manuel II. Panteón de Agripa

Tumba de Rafael Sanzio. Panteón de Agripa

IGLESIA Y PLAZA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Y de nuevo, otra iglesia más y es que aunque puedan parecer muchas, el interior de cada una de ellas ofrece todo un espectáculo tanto en decoración como en obras de arte, por lo que es difícil que lleguen a crearte indiferencia.

En el caso que nos ocupa la iglesia fue construida por orden de Gregorio XV en 1626, en honor de San Ignacio de Loyola, fundador de la compañía de Jesús y quien mejor encarnó el celo de la contrarreforma. Junto con el Gesú, San Ignacio forma el núcleo del área jesuítica en Roma.

Iglesia de San Ignacio de Loyola

Construida en estilo barroco, su interior está adornado con piedras preciosas, mármol, estuco y dorados. Posee también numerosas capillas laterales. Además se proyectó una cúpula que nunca llegó a construirse, por lo que se llenó el espacio con frescos que dan una falsa perspectiva y la ilusión de una cúpula abierta a un cielo brillante en la nave central.

Iglesia de San Ignacio de Loyola

Por cierto que la plaza en la que se encuentra está considerada como una de las obras cumbres del rococó romano, dado su emplazamiento, el diseño curvilíneo y las formas sinuosas de sus ventanas, balcones y balaustradas, convirtiéndola en uno de los conjuntos arquitectónicos más originales de la capital.

VIA DEL CORSO

Después de visitar San Ignacio me encaminaría a Via del Corso, probablemente la calle más importante y céntrica de Roma con más de un kilómetro y medio de largo, encontrándose en uno de sus extremos la plaza Venecia y en el otro la plaza del Popolo. Su nombre se debe a las carreras de caballos que se celebraban en ella hasta el siglo XIX.

A lo largo de la misma se pueden encontrar un buen número de palacios e iglesias, así como multitud de comercios, tiendas y cafeterías.

Yo recorrería una parte de ella, al menos de momento, además de entrar en el Kiosco que hace de oficina de turismo para canjear el vale que me habían mandado por internet por la Roma Pass, la tarjeta turística de Roma que iba a utilizar a partir de mañana y durante los próximos tres días. Sería un procedimiento rápido y sencillo donde además me darían la información de todos los lugares que estaban incluidos y los precios con y sin los beneficios que otorga la misma. Podéis ver toda la información al respecto en el primer capítulo de introducción, donde me refiero con más detalle a este tema.

PLAZA COLONNA Y GALERÍA ALBERTO SORDI

Justo en medio de la via del Corso se encuentra esta plaza rectangular flanqueada de importantes edificios como el palacio Ferraioli, el palacio Wedekind o el palacio Chigi (sede del gobierno italiano).

Pero si hay un elemento que destaca por encima de cualquier otro esa es la columna de Marco Aurelio. Clara imitación de la columna de Trajano, este monumento fue erigido tras la muerte de este emperador para conmemorar sus batallas sobre las tribus bárbaras del Danubio. Los ochenta años de diferencia entre ambas obras dieron lugar a un gran cambio artístico: las campañas militares de Marco Aurelio aparecen representadas con dibujos simplificados para una mayor claridad. El espíritu de la obra está más cercano al arco de Constantino que al monumento de Trajano.

Columna de Marco Aurelio. Plaza Colonna

La columna tiene treinta metros de altura y casi cuatro metros de diámetro, con una escalera de caracol interna que, desgraciadamente, está cerrada al público.

Justo al otro lado de esta, cruzando Via del Corso, aprovecharía también para entrar en la Galería Alberto Sordi, un doble y elegante pasaje comercial cubierto por una preciosa cristalera que trata de emular a las galería Umberto I en Nápoles o Víctor Manuel II en Milán, aunque no tan espectacular como estas que cito.

Galería Alberto Sordi

En su interior se pueden encontrar tiendas de moda, cafés y algún restaurante lujoso, aunque en estos momentos estaban haciendo trabajos de restauración y todo estaba prácticamente sin actividad.

Por cierto, el nombre hace referencia a un querido y conocido actor italiano.

PLAZA DE MONTECITORIO

Adosada a la anterior plaza se encuentra este espacio dominado por el palacio de Montecitorio, cuyos planos salieron de la mano de Bernini, adaptándose el edificio al recorrido curvo de la calle. En él se ubica la cámara de diputados de Italia, compuesta por 630 miembros que se eligen por un sistema de mayoría con representación proporcional. Evidentemente la seguridad es máxima y sólo se puede contemplar la fachada desde una distancia de seguridad.

Palacio y Obelisco de Montecitorio

El otro elemento a destacar en este espacio sería el obelisco situado delante del palacio de más de veinte metros de altura. Sería traído por el emperador Augusto de Heliópolis (Egipto) con el fin de que se proyectara en él la sombra de un reloj de sol, aunque este sólo fue fiable durante cincuenta años. Después de permanecer enterrado mucho años, el papa Pio VI mandaría volver a colocarlo en su actual emplazamiento.

IGLESIA DE SANTA MARÍA MAGDALENA

Era el momento de perderme más a fondo por el entresijo de callejones del área de Campo Marzio, destacando, entre unas cuantas más, la iglesia de la Magdalena, situada en una pequeña plaza. Su fachada rococó simboliza el amor a la luz y al movimiento típico del barroco tardío. Sus curvas recuerdan a San Carlo della Quattro Fontane, de Borromini.

Iglesia de Santa María Magdalena

Su tamaño reducido no desanimó, en absoluto, a los decoradores de los siglos XVII y XVIII, quienes ornamentaron su interior desde el suelo hasta la cima de su elegante cúpula. El rincón del órgano y el coro son ejemplos particularmente representativos del afán barroco por despertar la imaginación de los fieles.

Iglesia de Santa María Magdalena

A la iglesia también se la conoce por un milagro acaecido en ella y es que la figura de María Magdalena, durante una de las crecidas del Tíber, flotaría desde una capilla lateral hasta el altar mayor, donde se posó sana y salva.

TEMPLO DE ADRIANO

Otro edificio que tampoco pasa desapercibido al pasear por las calles de Roma es el Templo de Adriano, dedicado a dicho emperador, considerado como un dios. Fue construido por su hijo y sucesor.

Sus restos, incorporados a un edificio del siglo XVII, acogieron la casa de aduanas del papa, albergando hoy La Bolsa, pudiéndose entrar a su planta baja.

Once columnas corintias de mármol de quince metros de altura se alzan sobre una base de roca volcánica obtenida de las canteras de las colinas situadas al sur de Roma. Dichas columnas decoran el flanco norte del templo, cerrando su santuario interior, o cella.

Templo de Adriano

Varios relieves del templo, que representas las provincias romanas conquistadas, se encuentran hoy en el patio del Palazzo dei Conservatori y reflejan la política exterior, básicamente pacifista del reinado de Adriano.

SANTA MARÍA SOPRA MINERVA

Más que una iglesia es un auténtico museo, una joya en bruto, por la cantidad de tesoros que alberga en su interior.

Fue erigida en el siglo VIII sobre los restos del antiguo templo pagano dedicado a Minerva. En 1280 fue enteramente reconstruida siguiendo los principios góticos: por eso, es el único verdadero ejemplo de tal estilo arquitectónico en Roma.

Iglesia de Santa María Sopra Minerva

Entre las obras de arte que habría que destacar estarían las tumbas de estilo cosmatesco del siglo XIII y las exquisitas obras del siglo XV de artistas toscanos y venecianos. El talento romano de aquel periodo está patente en la Anunciación de Antoniazzo Romano, donde se presenta al cardenal Juan de Torquemada, tío del conocido inquisidor español.

Iglesia de Santa María Sopra Minerva

El estilo más monumental del Renacimiento romano se puede ver en las tumbas del siglo XVI de los papas Medici León X y su primo Clemente VII, y en la ricamente decorada capilla Aldonbrandini.

Cerca de las escaleras del presbiterio se encuentra la famosa escultura de Cristo Resucitado, iniciada por Miguel Ángel pero completada por Raffaello da Montelupo en 1521. Hay también espléndidas obras de arte barrocas, entre ellas una tumba y un busto de Bernini.

Cristo Resucitado de Miguel Ángel. Santa María Sopra Minerva

La iglesia también alberga las tumbas de muchos italianos famosos: santa Catalina de Siena, el escultor veneciano Andrea Bregno Y Fra Angélico, fraile y pintor dominico, que murió en Roma en 1455.

Tumba de Catalina de Siena.Santa María Sopra Minerva

En la plaza donde se encuentra la portada principal de la iglesia, habría que destacar también la escultura compuesta por un obelisco y un elefante, ideada en un principio para decorar el palacio Barberini. Está considera como una de las creaciones más fantasiosas y cautivadoras de Bernini. Sería esculpido por Ercole Ferrara, y pese a la oposición de Bernini, al elefante se le añadió un cubo cubierto en parte por una silla de montar porque los monjes temían que la cavidad bajo el abdomen del animal hiciera peligrar su estabilidad. Sin embargo, Bernini sabía bien lo que hacía. No hay más que visitar la fuente de los Cuatro Ríos de la plaza Navona para apreciar el uso que el artista hace del espacio vacío.

Obelisco de la Minerva

IGLESIA DEL GESÚ

Se trata de la iglesia madre de la Compañía de Jesús, una congregación católica fundada por san Ignacio de Loyola a mediados del siglo XVI, sirviendo de modelo para otros muchos templos jesuitas en todo el mundo.

Iglesia del Gesú

El edificio está diseñado de acuerdo con los requisitos del Concilio de Trento, que trató de modernizar y racionalizar el catolicismo después de que la Reforma protestante revelase las prácticas corruptas de la iglesia medieval. Como tal, carece de vestíbulo, por lo que se pasa de la entrada directamente al cuerpo de la iglesia y presta especial atención al altar mayor. Hay diez capillas en la iglesia, incluida la dedicada a San Ignacio, que alberga la tumba del santo y una estatua del mismo.

Iglesia del Gesú

El interior de la iglesia fue originalmente bastante sobrio, hasta que le encargaron a Giovanni Battista Gauli que lo pintase, siendo su obra principal el fresco realizado en el techo, El triunfo del Nombre de Jesús. La iglesia también acoge la representación original de Nuestra Señora del Camino, patrona de los Jesuitas.

La iglesia del Gesú es, en muchos aspectos, un símbolo de la Contrarreforma. Reflejó las nuevas tendencias en la estructura de construcción de una iglesia y acogió a la congregación más conocida de la nueva tendencia del catolicismo, los jesuitas, que se convirtió en la más activa de la iglesia católica.

AREA SACRA DI LARGO ARGENTINA

Cambiando un poco de aires llegaba ahora hasta una enorme explanada en pleno centro de la capital, que muchos pasan por alto y que sin embargo bien merece la pena detenerse un rato a contemplar las ruinas que alberga.

Y es que en el decenio de 1920, aquí se descubrieron los restos de cuatro templos, el más antiguo de principios del siglo III a.C. También se pueden observar los fragmentos de columnas al norte que pertenecieron a un gran pórtico, así como dos lavatorios de mármol.

Plaza de Largo di Torre Argentina

Muy interesante también es una gran plataforma que ha sido identificada como la curia de Pompeyo, edificio rectangular donde se reunía el senado y en el que Julio César fue asesinado en el año 44 a.C.

CAMPO DE FIORI Y ENTORNO

Desde el anterior me acercaría hasta el famoso Campo de Fiori, el mercado más antiguo de Roma, en el que desde 1869, cada mañana, la plaza se llena de puestos que venden todo tipo de frutas, verduras, carne y pescados frescos. Pero no son los únicos ya que también hay puestos de frutos secos, especias y flores.

La tranquilidad que ofrece ahora este lugar, repleto de comerciantes, no serían tanta en el pasado, pues sería objeto de castigos y ejecuciones capitales, como así hace referencia a ello la escultura de Giordano Bruno, situada en el centro de la plaza. Este filósofo sería sentenciado a morir en la hoguera, acusado de herejía por la iglesia católica por sus teorías revolucionarias sobre el universo.

Campo di Fiori

Pero además de este famoso mercado es también interesante acercarse a dos lugares que se encuentran a muy pocos metros del mismo, lo que tan sólo lleva unos minutos.

El primero de ellos es el llamado Largo dei Librari, una plaza asimétrica dedicada al gremio de Libreros, un espacio encantador pero a menudo pasado por alto por el flujo de personas que transitan por esta zona.

Largo dei Librari e Iglesia de Sta Bárbara

Aquí está la iglesia de Santa Barbara dei Librari, intercalada entre las casas, con una fachada de 1680 diseñada por Giuseppe Passeri. La iglesia probablemente ha estado aquí desde el siglo XI. Pero lo que más me fascinaría es que esta pequeña iglesia se alza sobre las ruinas del teatro de Pompeyo que se construyó como monumento a la victoria en el año 61 a. por el comandante del ejército Pompeius Magnus y se completó en el 55 a.C.

Si se mira de cerca la fachada del templo se podrá ver a Santa Bárbara en un nicho con una rama de palma en la mano izquierda, frente a una torre con tres ventanas. Debajo del nicho, los relámpagos salen disparados a cada lado.

El segundo punto al que me refería sería el passetto dei Biscione, un curioso pasadizo con más de 2000 años de antigüedad, cuya función era unir el ya mencionado teatro de Pompeyo con el exterior.

Passetto dei Biscione

Posteriormente, sobre las ruinas, la familia Orsini construiría un palacio, preservando dicho pasadizo, aunque lo que realmente lo hace importante fue el milagro ocurrido en el mismo, donde se conservaba una imagen de la Virgen. Supuestamente, los ojos de esta comenzaron a moverse como si de repente despertara, abriéndose, cerrándose y siguiendo a la gente que por allí se concentraba. Esto sucedería en varias ocasiones hasta que cesaría, trasladándose la mencionada imagen a otro lugar y entrando el pasadizo en decadencia hasta que tras varias décadas el callejón fue restaurado por un equipo financiado por el Centro de Estudios de la Capilla Orsini. Sus hermosos frescos con querubines y festones han sido pintados según las ilustraciones y dibujos que se conservan. Una copia de la pintura de la Virgen todavía atrae la devoción de los transeúntes.

Aprovecharía que la zona está repleta de un sinfín de puestos, para comprarme un panini de queso y jamón en una panadería y así perder el menor tiempo posible y seguir con la ruta establecida.

IGLESIA NUEVA Y ORATORIO DEI FILIPINI

Dado que no estaba muy lejos, aprovecharía también para acercarme a conocer una de las iglesias barrocas más bellas de la capital, obra de Borromini y profundamente ligada a la figura de San Felipe Neri, uno de los santos más interesantes de la Contrarreforma.

El interior de la iglesia es una auténtica joya del barroco: oro, estucos, frescos y pinturas llenan el espacio circundante en un suntuoso y al mismo tiempo elegante estilo.

Cada rincón está decorado de forma casi obsesiva: desde las imponentes columnas hasta los óvalos pintados rodeados de ángeles de estuco y capiteles resplandecientes. Y pensar que antes de que comenzara la obra, la iglesia estuvo a punto de derrumbarse por las inundaciones.

En la nave principal, en el techo, en la cúpula y en el ábside se encuentran los maravillosos frescos de Pietro da Cortona. Sobre el altar mayor, en cambio, se encuentra el famoso cuadro de Rubens “La Madonna della Vallicella”. En las paredes laterales se pueden observar otros dos cuadros de Rubens sobre losas de pizarra.

Iglesia Nueva y Oratorio dei Filipini

Junto a la iglesia se puede contemplar también el oratorio dei Filipini, el cual constituía el centro de la orden religiosa. Sus miembros son conocidos por este sobrenombre y el oratorio era un centro de disertación religiosa.

Al otro lado de la manzana, si se dispone de ganas y tiempo, uno puede acercarse a contemplar la llamada torre dell´Orologio, construida por Borromini con un reloj para decorar una de las esquinas del oratorio de San Felipe Neri. Tanto la pared frontal como la trasera son cóncavas y los laterales, convexos. El mosaico de la Virgen, debajo del reloj es de Pietro da Cortona, mientras que en la esquina del edificio hay un pequeño tabernáculo en el estilo Bernini.

 Torre dell Orologio

VIA DEI CORONARI

Esta es otra de las calles más tradicionales de Roma, por lo que tampoco quise perderme el pasear por la misma, al igual que lo hacían numerosos peregrinos de camino a San Pedro que pasaban por esta calle para cruzar el Tíber por el puente Sant´Angelo.

De los comercios que aquí florecieron, el más duradero fue la venta de rosarios. La Via dei Coronari recibe su nombre por los vendedores de rosarios (coronari), que tenían su tienda aquí en el Medievo. La calle sigue el trazado de la antigua Via Recta romana, que originalmente iba desde Piazza Colonna hasta el Tíber.

Via dei Coronari

Caminar entre la gente por esta arteria en el pasado podía llegar a ser peligrosísimo. En el Año Santo de 1450, unos 200 peregrinos murieron aplastados por una muchedumbre descontrolada  o ahogados en el río.

Aunque los vendedores de rosarios han sido reemplazados por anticuarios, la calle conserva muchos de los antiguos edificios datados en los siglos XV y XVI.

IGLESIA DE SANTA MARÍA DELLA PACE

Esta es otra de las iglesias que tenía especial interés en conocer, especialmente por sus rasgos diferenciadores. El que más llama la atención es sin duda su encantador pórtico semicircular realizado por Pietro  da Cortona. Aunque no le va a la zaga el maravilloso claustro de Bramante que, al igual que en su famosa capilla circular, el Tempietto, se atuvo a las reglas de proporción clásicas, logrando un efecto monumental  en un espacio relativamente pequeño.

Santa María della Pace

Claustro Santa María della Pace

El interior, una pequeña nave rematada por una cúpula octogonal, alberga los famosos frescos de Rafael de la cuatro Sibilas, así como los cuatro Profetas de su discípulo Timoteo Viti, encargo del banquero Agostino Chigi.

Frescos de Rafael. Santa María della Pace

La leyenda de la construcción de la iglesia es curiosa, ya que se cuenta que un soldado ebrio apuñaló una imagen de la Virgen en este lugar, haciéndola sangrar. Sixto IV reparó esta profanación a la Virgen encargando que se construyera una iglesia si ella ponía fin a la guerra con Turquía. Llegó la paz y la iglesia recibió el nombre de Santa María de la Paz.

IGLESIA DE SAN AGUSTÍN (SANT´AGOSTINO)

También en la zona esta es otra iglesia importante, de hecho es una de las primera iglesias renacentistas de Roma, cuya fachada fue realizada con mármol travertino del Coliseo y que está asociada a las madres por las estatuas que se realizaron de la Madonna del Parto, una Virgen en la que tienen fe las mujeres embarazadas. Los rasgos clásicos de la Virgen y los pesados paños sugieren que pudo haber estado inspirada en una estatua de Juno, Lucina, la reina romana del alumbramiento.

Iglesia de San Agustín o Sant Agostino

Pero por lo que más me interesaba su interior era por ver la extraordinaria Madonna di Lotero, de Caravaggio, un cuadro notablemente realista y controvertido en su época en el que aparece la Virgen retratada como una campesina junto a una puerta, dando la bienvenida a dos peregrinos. Las suelas de los peregrinos están mugrientas, e incluso las uñas de la Virgen están sucias.

Madonna di Lotero. Iglesia de San Agustín

PLAZA MATTEI

La luz empezaba a escasear y todavía me quedaban unos cuantos lugares por visitar hoy, algo a lo que no renunciaría debido a la intensa planificación que también tenía en las jornadas posteriores.

Por tanto, andaría como un cuarto de hora para llegar a la plaza Mattei, un rincón íntimo y solitario donde las masas de turistas parecen esfumarse como por arte de magia. Parte de su encanto se debe sobre todo a la fuente de las tortugas, un encargo de la familia Mattei para decorar su plaza. De ella destacan las figuras de los cuatro efebos que juguetean con los pies apoyados sobre delfines y especialmente las figuras de las tortugas que la gran mayoría de entendidos atribuyen a Bernini.

Plaza Mattei

IGLESIA DE SANTA MARÍA IN CAMPITELLI

Muy cerca de la anterior se cruzaría en mi camino esta nueva iglesia diseñada por Carlo Rainaldi, uno de los discípulos de Bernini. Las columnas de la elegante fachada de estilo barroco simbolizan los pilares de la verdadera fe.

Iglesia Santa María in Campitelli

En el interior, la Virgen se halla en un espléndido tabernáculo, mientras que las capillas laterales fueron decoradas por importantes artistas como Luca Giordano.

Iglesia Santa María in Campitelli

La iglesia se construiría por decisión popular al remitir un importante brote de peste de forma espontánea, después de rezar a la Madonna del Pórtico, una Virgen que tenía un buen número de devotos.

PÓRTICO DE OCTAVIA Y TEATRO DE MARCELO

El pórtico de Octavia es todo lo que queda de lo que fue la monumental plaza del Circus Flaminius. Fue construido en honor de la hermana de Augusto, Octavia (la esposa abandonada de Marco Antonio). El pórtico rectangular incluía templos dedicados a Júpiter y Juno, decorados con estatuas de bronce. La parte que se puede ver hoy es el atrio central, originalmente recubierto de mármol.

Portico de Octavia

En la Edad Media se construyeron en las ruinas del pórtico un mercado de pescado y una iglesia decorada con motivos acuáticos, dada la proximidad al puerto del río.

Del Teatro de Marcelo, por su parte, ha conseguido llegar hasta nuestros días el muro exterior curvo, el cual ha soportado varias generaciones de edificios romanos. Fue construido por el emperador Augusto, quién lo dedicó a Marcelo, su sobrino y yerno, muerto a los 19 años.

Teatro de Marcelo

En el siglo XIII este teatro romano se convirtió en la fortaleza de la ilustre familia Savelli.

Cerca del teatro se encuentran tres columnas corintias y parte de un friso que pertenecieron al templo de Apolo, que albergó grandes obras de arte que los romanos habían traído de Grecia en el siglo II a.C.

Templo de Apolo

SAN NICOLA IN CARCERE

Casi al lado de los anteriores llegaría hasta esta iglesia medieval que se alza donde en otro tiempo hubo tres templos romanos de la era de la República, transformados en prisión durante la Edad Media. Estaban dedicados a Juno, Spes y Jano, y se hallaban junto a una puerta que conducía al mercado de hortalizas y aceite de la ciudad y, carretera abajo, hasta el puerto del Tíber.

Iglesia de San Nicola in Carcere

Iglesia de San Nicola in Carcere

Las columnas incorporadas a los muros de la iglesia pertenecieron a otros dos templos cuyas bases están hoy totalmente cubiertas de hierba. La iglesia se reconstruyó en 1599, con una nueva fachada realizada por Giacomo della Porta, y se restauró en el siglo XIX, pero el campanario y las columnas romanas integradas en la fachada con del proyecto original.

ISLA TIBERINA

Cuando salí de San Nicola in Carcere ya era noche cerrada, por lo que tenía que ir pensando en concluir las visitas de hoy. No obstante, todavía me permitiría acudir a otros dos lugares aunque tuviera que visitarlos de noche.

Uno era la famosa isla Tiberina que, según narra una antigua tradición escrita, se formó con el trigo segado en el Campo de Marte, que fue arrojado al río cuando el pueblo echó de Roma a los reyes etruscos.

Río Tíber a su paso por la Isla Tiberina

Me ceñiría a ver su parte más bonita, es decir su plaza Central, donde se encuentra la iglesia de San Bartolomé, la cual se construyó sobre las ruinas del templo de Esculapio en el siglo X. Su campanario resulta visible desde las orillas del Tíber.

Plaza e Iglesia de San Bartolomé. Isla Tiberina

De los dos puentes que dan acceso a la misma, yo optaría por el ponte Fabricio, el puente más antiguo del Tíber, construido en el 62 a.C. En la época medieval este punto estratégico estuvo controlado por la poderosa familia Pierleoni primero y Caetani después, mediante una torre todavía en pie.

GUETO JUDÍO

Para finalizar la jornada turística, volvería a cruzar el puente Fabricio y daría un paseo por el breve perímetro del barrio judío.

A partir del siglo XVI, los judíos se vieron forzados a vivir en un recinto limitado por un muro erigido bajo las órdenes del papa Pablo VI. El gueto era un rincón de Roma especialmente insalubre. Sólo se permitía salir a sus habitantes durante el día y los domingos se les conducía a la iglesia de Sant´Angelo in Pescheria para que escucharan el sermón cristiano, práctica abolida en 1848.

La persecución comenzó de nuevo en 1943, con la ocupación alemana. Aunque los romanos ayudaron a escapar o a esconderse a muchos judíos, cientos de ellos fueron deportados a campos de concentración nazis.

Destaca en el barrio su Sinagoga, la cual se completó en 1904, albergando un museo que presenta la historia de esta comunidad en Roma, y que en estos momentos ya estaba cerrado.

Sinagoga. Gueto Judío

DA BAFFETO/ FRIGIDARIUM

Era el momento del relax y que mejor para ello que irme a disfrutar de una buena cena a una de las consideradas como mejores pizzerías de Roma: Da Baffeto. Me pediría una pizza con el mismo nombre del local que lleva huevo frito en el medio. La masa muy fina y estaba rica, pero tengo que decir que probé otras mejores en mi estancia en Roma. El servicio es correcto. El precio por la pizza y una coca cola fue de 15,50 euros.

Cenando en Pizzería Da Baffeto

Optaría por no tomar postre y dado que justo enfrente de la pizzería se encontraba la heladería Frigidarium, volvería a repetir, como ayer, una tarrina de tres sabores, con los que nuevamente quedaría entusiasmado.

Era el momento de dar por finalizado el día y retirarme a descansar al hotel.


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