ESLOVAQUIA - DIA 02. Banská Stiavnica, Hronsek, Banská Bystrica y Ruzomberok

14 de Abril de 2022.

Mientras disfrutaba del desayuno, que estaba incluido en el precio de la habitación, me entretendría leyendo unas ideas generales sobre la compleja y sufrida historia eslovaca, la cual no se puede decir que haya sido un camino de rosas, sino más bien todo lo contrario, un compendio de dificultades del que han sabido sobreponerse una vez tras otra.

Sin entrar en tiempos más remotos, y partiendo del imperio austro – húngaro, el cual aglutinaba más de 14 nacionalidades y se extendía por un territorio vastísimo desde el mar Adriático hasta más allá de los Cárpatos, hay que tener en cuenta que al finalizar la Primera Guerra Mundial, dicha contienda supuso la defunción de este imperio y el nacimiento de naciones nuevas, siendo una de ellas la República Checoslovaca.

Durante veinte años, checos y eslovacos construyeron su porvenir conjunto, hasta que en septiembre de 1938 la Alemania dirigida por Hitler decidió anexionarse las regiones checas conocidas como los Sudetes, donde vivían tres millones de alemanes. Hungría hacía lo propio en las regiones del sur de Eslovaquia en noviembre de 1938, anexionando un territorio poblado por casi un millón de húngaros. En marzo de 1939, Chequia era ocupada completamente por los alemanes, mientras que en Bratislava se proclamaba la República Eslovaca soberana, configurándose un gobierno títere a voluntad de la Alemania fascista. No sería hasta agosto de 1944 cuando se produciría el levantamiento nacional y debería esperarse hasta abril de 1945 para ver como los soviéticos liberaban definitivamente Bratislava y, por consiguiente, todo el territorio.

Durante más de cuarenta años la sociedad checoslovaca tendría que sufrir un sistema opresor comunista, ocupada y dirigida por la URSS, hasta que durante los años ochenta, a partir del liderazgo  de Mijail Gorbachov y gracias a las ansias de libertad de todos los estratos de la sociedad se empezaron a producir importantes cambios políticos que culminarían con la famosa “Revolución de Terciopelo”, calificada así por el nulo derramamiento de sangre que hubo durante su estallido, y que llevó a un nuevo presidente de la República Checoslovaca.

En junio de 1992 se celebrarían las primeras elecciones libres y democráticas en Chequia y Eslovaquia y en poco tiempo se evidenció la incompatibilidad de entendimiento entre ambos líderes, por lo que en los meses posteriores se fue preparando el camino hacia la disolución definitiva de Checoslovaquia, con toda la sociedad como espectadora. Y, efectivamente, el 1 de enero de 1993, ambas repúblicas aparecieron en el escenario internacional como nuevos estados soberanos.

Y tras conocer un poco más de su historia, ahora sí, que comenzaba la jornada turística, iniciándola con la propia ciudad que me había acogido durante la noche:

BANSKÁ STIAVNICA

Dado que de su centro histórico sólo me separaba un cuarto de hora caminando, llegaría de esta manera al mismo, dejando el coche en mi alojamiento y no complicándome la vida con el tema del aparcamiento en esa zona.

Banska Stiavnica fue la primera población eslovaca en ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en 1993. La llamada “Ciudad Plateada” parece detenida en el tiempo sobre un enclave sorprendente entre colinas cubiertas por densos bosques.

Su existencia se conoce desde el año 1075 gracias al descubrimiento de grandes vetas de oro y plata, cuya explotación sería desarrollada por los máximos especialistas en la materia, los mineros alemanes que durante siglos utilizarían técnicas innovadoras cada vez más sofisticadas. En 1238, la población se ganó el reconocimiento como ciudad real libre, y desde entonces la construcción de las primeras iglesias y palacios burgueses marcaron el perfil urbano, encajado sobre los desniveles montañosos.

En 1627, los mineros locales fueron los primeros  en todo el mundo en utilizar la pólvora. Fruto de las intensas explotaciones, en 1740 la ciudad consiguió extraer cantidades históricas de metales preciosos. En el siglo XX se produjo un progresivo desmantelamiento de las actividades mineras hasta el cierre de la última mina en 2001.

No me andaría por las ramas y tras ascender la empinada calle Kammerhofska, flanqueada por hermosos y coloridos palacetes, pertenecientes algunos de ellos a familias nobles y adineradas de la época, comenzaría visitando su lugar más céntrico e importante: la plaza de la Santísima trinidad (Trojicne namestie), la cual toma su nombre de la columna de la peste de 1764 situada en el centro y que fue erigida en agradecimiento por extinguirse esta enfermedad que llegó a terminar con la mitad de la población. Alrededor de la columna, el trazado de la plaza está definido por viviendas de los siglos XVI y XVII, construidas en estilo renacentista y gótico flamígero.

Plaza Trojicne Namestie. Banská Stiavnica

Plaza Trojicne Namestie. Banská Stiavnica

En uno de los laterales se halla la antigua sede del tribunal minero (Berggericht) que ahora contiene una exposición de más de 400 minerales de todo el mundo. En el patio interior se puede entrar en un túnel de corto y fácil acceso, llamado Michal, que puede ser la solución si no da tiempo a visitar el Museo Minero al Aire Libre. La oficina de información turística se encuentra en la planta baja de este edificio.

Mina Michal. Banská Stiavnica

La plaza se cierra al sur con la iglesia gótica de Santa Catalina (kostol sv Kateríny) de estilo gótico, construida alrededor de 1490.  En el interior se puede apreciar una preciosa estatua de la Virgen María y frescos originales de El Juicio Final. En la cripta se encuentran enterrados personajes influyentes de la sociedad. La iglesia también recibe el nombre de “eslovaca” ya que los sermones se celebraban en este idioma.

Plaza Trojicne Namestie y St. Catalina. Banská Stiavnica

El anterior edificio religioso me daría paso a la plaza del Ayuntamiento (Radnicné namestie), continuación de la anterior. Destaca el propio Ayuntamiento del siglo XIV con un reloj de 1788 y la iglesia Evangélica, la cual se benefició del llamado edicto de la Tolerancia que permitía la libertad religiosa  para iglesias no católicas en territorio de la casa de los Habsburgo, aunque con algunas restricciones como la ausencia de campanario, siendo por tanto levantada por luteranos locales. En el interior se puede ver un órgano barroco.

Ayuntamiento e Iglesia de St.Catalina. Banská Stiavnica

Iglesia Evangélica. Banská Stiavnica

Muy cerca del conjunto anterior destacan especialmente dos edificios: el denominado Kammerhof, antigua sede del Conde de la Cámara, que hoy en día acoge un museo sobre la historia de la industria minera en Banská Stiavnica y la primera universidad técnica del mundo. Muestra modelos de máquinas para la extracción del mineral, objetos y documentos. Un poco más allá se encuentra la galería Jozefa Kollára que exhibe una gran colección de obras de arte de la región, la cual no visitaría.

A pocos pasos de estos se encontraba también la iglesia de la Asunción de la Virgen María que los lugareños apodan “Iglesia Alemana”, porque era utilizada principalmente por la nobleza alemana. Está dedicada a San Nicolás y su fachada es de estilo clásico con dos torres laterales.

Iglesia Alemana. Banská Stiavnica

Dejando atrás el centro neurálgico de la población, me dirigiría hacia el Castillo Viejo cuya historia llama la atención pues es un buen ejemplo de un edificio religioso transformado en fortaleza bélica. Se trata de una gran basílica del siglo XIII a la que durante los años de la gran ofensiva turca, se le recortaron la cubierta, el transepto y la nave. Fortificado el ábside, se convirtió en una guarnición para soldados y caballerías.

Castillo Viejo o Starý Zámok. Banská Stiavnica

Castillo Viejo o Starý Zámok. Banská Stiavnica

En el interior se han montado varias exposiciones, con hallazgos arqueológicos de la Edad del Bronce, documentos sobre la historia de la ciudad y una muy curiosa sobre antiguos blancos para prácticas de tiro y armas históricas; la sección etnográfica se dedica a la artesanía tradicional, centrándose en la producción de pipas de arcilla. Otra sala se encuentra ocupada por las obras de arte originales de las capillas e iglesias del Calvario, que tendría tiempo de visitar después, restauradas y conservadas de la degradación a la que fueron sometidas durante algún tiempo.

Castillo Viejo o Starý Zámok. Banská Stiavnica

Castillo Viejo o Starý Zámok. Banská Stiavnica

Pero lo mejor de la visita no cabe duda que sería el ascenso a la torre desde donde conseguiría unas espléndidas vistas del entorno y de los tejados del casco antiguo.

Banská Stiavnica desde Castillo Viejo o Starý Zámok

Su horario es de martes a domingo de 08:00 a 16:00, salvo los lunes que cierra. Su precio es de siete euros.

Para completar el sistema de bastiones defensivo se levantó en el otro extremo de la ciudad, en la colina al sur del centro, dominando el valle, el Castillo Nuevo, mi siguiente parada. Fue construido en 1571 con forma de torre de vigía con cuatro bastiones adosados en las esquinas como parte de un articulado sistema defensivo de las ciudades mineras contra las invasiones de los turcos.

Castillo Nuevo o Nový Zámok. Banská Stiavnica

Sus salas interiores albergan una exposición sobre las campañas militares otomanas en Eslovaquia con una amplia colección de armas históricas, y una pequeña muestra sobre la historia de los bomberos de Banska Stiavnica, activos desde 1873.

Al igual que ocurría con el anterior castillo, desde su terraza se puede disfrutar de una espectacular vista de la ciudad y las colinas circundantes. La visita cuesta tres euros.

Banská Stiavnica desde Castillo Nuevo o Nový Zámok

Por cierto, que transitando por la calle Sladkovicova que une ambos castillos, se descubre la llamada torre de avisos (Klopacka), utilizada para señalar los turnos de trabajo de los mineros, así como en ocasiones especiales.

Torre de Avisos o Klopacka. Banská Stiavnica

Cerca del castillo Nuevo, también cabe destacar la iglesia de Nuestra Señora de las Nieves y la puerta de Piarg (Piargska brana), la cual data de 1544 y es la única que queda de las seis entradas de la antigua muralla en su época de máximo esplendor durante el siglo XVIII, cuando Banska Stiavnica era la tercera ciudad del Reino de Hungría, habitada por 30.000 personas (actualmente hay la mitad de la población).

Puerta de Piarg. Banská Stiavnica

Para continuar con otro lugar de interés tendría que desplazarme 1,5 kilómetros al sur del centro, esta vez en coche, para llegar al Museo Minero al Aire Libre, donde tenía especial interés en realizar la visita guiada al interior de una mina, más concretamente a la larga y profunda galería llamada Bartolomej. Esto sería posible gracias a que en los años sesenta del siglo pasado sería transformada en atracción turística de excepcional interés.

Museo Minero al Aire Libre. Banská Stiavnica

Mina Bartolomej. Museo Minero. Banská Stiavnica

Mina Bartolomej. Museo Minero. Banská Stiavnica

A lo largo del recorrido se tropieza con pequeños altares  dedicados a Santa Bárbara, protectora de los mineros, maquinaria antigua y fotografías que muestran las penosas condiciones en que se trabajaba aún en la época de entreguerras.

Mina Bartolomej. Museo Minero. Banská Stiavnica

Mina Bartolomej. Museo Minero. Banská Stiavnica

Es una experiencia apasionante, entre gargantas que gotean, la exploración de profundos y estrechos túneles y cierto impacto emocional al ser  consciente de las pocas rutas de escape que se presentarían si ocurriese algún imprevisto.

Mina Bartolomej. Museo Minero. Banská Stiavnica

La visita es evidentemente guiada con tres horarios diferentes. A las 9:00, 12:00 y 15:00 de febrero a abril y de noviembre a diciembre. En enero está cerrado y el resto del año creo que salen cada hora de 9:00 a 16:00. El recorrido es de 1300 metros de longitud, se desciende hasta 45 metros bajo tierra y dura más de una hora. Es necesario llevar ropa y calzado adecuado, aunque se proporcionan cascos, velas y linternas. La visita cuesta 12 euros en el caso que quieras realizar vídeos o fotografías, como era mi caso.

Otra opción en Banska Stiavnica es desplazarse otro kilómetro y medio pero esta vez al este del centro histórico para conocer El Calvario o Sacro Monte de la ciudad situado en lo alto de la colina de Scharfenberg.

Sacro Monte en la lejanía. Banská Stiavnica

Construido en 1751 por los jesuitas locales, consta de 17 capillas y tres iglesias decoradas con bajorrelieves de madera y estatuas de tamaño natural sobre el tema de la pasión y resurrección de Cristo, en parte retiradas y trasladadas al Castillo Viejo para preservarlas de la degradación en que había caído todo el complejo. Un amplio plan de restauración iniciado en 2007 está reparando el deterioro causado por tantos años de abandono y vandalismo.

Y decía que otra opción porque en este caso yo desistiría de llegar hasta él, conformándome con las vistas que se consiguen del mimo desde distintos lugares de la ciudad. La razón es que preferí sentarme a comer tranquilamente en la terraza del restaurante Monarchia, gracias al buen tiempo que hacía. Optaría por pedir una sopa de daditos de queso y picatostes, una de las especialidades de Eslovaquia conocida como Bryndzové Halusky, es decir dumplings con queso de oveja con trocitos de bacon y salchichas y para terminar unos panqueques eslovacos con chocolate. Y para beber una cerveza típica conocida como Urpiner. Todo estaba buenísimo y me costaría 19 euros.

Restaurante Monarchia.Banská Stiavnica

Bryndzové Halusky. Restaurante Monarchia. Banská Stiavnica

Panqueques. Restaurante Monarchia. Banská Stiavnica

Como se ha podido comprobar Banska Stiavnica tiene los suficientes alicientes como pasar toda una mañana en la misma y no parar ni un instante, aunque si te basta con conocer sólo el centro histórico propiamente dicho se podría reducir el tiempo a sólo un par de horas.

HRONSEK

A continuación, volvería al coche y afrontaría 42 km y unos 35 minutos de recorrido hasta llegar a la iglesia de madera de Hronsek, perteneciente al conjunto de las ocho construcciones de este tipo en Eslovaquia declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

No obstante, se conservan cerca de 50 iglesias de madera en buen estado en el país sin dicho honor.

La mayoría de estos templos se erigieron en el este de Eslovaquia después de 1681 cuando el emperador Leopoldo I reconoció el derecho a otras religiones a edificar sus propios lugares de culto, aunque con severas limitaciones, que establecían la obligación de utilizar únicamente la madera como material de construcción e impedían el uso de clavos o mampostería y el hierro tuvo que limitarse a candeleros, objetos de culto o el órgano. Tampoco podían tener torres ni campanarios y debían construirse fuera del recinto amurallado. Por si fuera poco su construcción no podía exceder de un año.

La belleza de estos edificios es innegable y constituyen auténticas proezas de pericia constructiva, que se sujetan exclusivamente gracias al perfecto encaje de las pequeñas tejas de los techos o las grandes vigas de madera que las sostienen. Se trata, además, de lugares impregnados de profunda espiritualidad cuyo interior es aún más espectacular que el exterior, al hallarse decorado con pinturas y policromías que potencian aún más su valor artístico y cultural.

Ciñéndome a la iglesia a la que acababa de llegar, la de Hronsek, se trata de un gran templo luterano, respetando de forma estricta las normas de construcción impuestas por Leopoldo I. El interior es realmente impresionante al custodiar seis altares y observarse varios bancos dispuestos en anfiteatro con capacidad para 1000 personas. Destaca igualmente su precioso órgano.

Iglesia de Hronsek

Tengo que decir que la visita al interior de las iglesias es complicada porque sólo unas pocas tienen horario de apertura regular, teniendo en la mayoría de los casos que llamar a algún número de teléfono que se muestra en la puerta y esperar a que se acerque el encargado para mostrártela ya que suele vivir en las cercanías o acudir a la oficina de turismo correspondiente donde te explican el procedimiento a seguir. A esto hay que sumarle que los horarios en muchos casos son bastante limitados y si es fuera de la temporada estival más aún.

Iglesia de Hronsek

En este primer intento tendría suerte y la vecina encargada de custodiar las llaves no tardaría más de cinco minutos en salir del chalet que se encontraba enfrente. Me abrió, me puso un DVD en español con las características del templo y allí me dejó más sólo que la una, por lo que me pude hartar a hacer fotos y a fijarme en todos los detalles con tranquilidad. Después de media hora me iría, ya que allí no volvió a aparecer nadie.

Iglesia de Hronsek

BANSKA BYSTRICA

La siguiente localidad que se cruzaría en mi camino sería Banská Bystrica, a sólo quince kilómetros del templo anterior.

Al igual que ocurría con Banska Stiavnica, se trata de una ciudad eminentemente minera situada a orillas del río Hron. En el siglo XIII se descubrieron yacimientos de plata y cobre que produjeron un asentamiento de población que duraría casi tres siglos, mientras las minas fueron rentables. Luego comenzó un periodo de decadencia del que no conseguiría sobreponerse hasta el siglo XIX cuando se fundó en la ciudad una escuela superior que garantizaba la integridad lingüística.

La visita la comenzaría por el centro neurálgico del casco histórico y más concretamente por la gran plaza del Levantamiento Nacional Eslovaco (SNP, Slovenské Národné Povstanie), que debe su nombre a un importante hecho histórico que tuvo lugar en la ciudad el 29 de agosto de 1944 y que se recuerda anualmente en una fiesta nacional: la lucha de sus gentes por derrotar a las fuerzas de ocupación nazis.

Plaza SNP (Slovenské Národné Povstanie). Banská Bystrica

Plaza SNP (Slovenské Národné Povstanie). Banská Bystrica

En el centro de la plaza hay un obelisco de granito negro, dedicado a los soldados del Ejército Rojo que liberaron la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, y la fuente de piedra (Kamenná fontána), una obra de principios del siglo XX que por la noche ofrece un espectáculo con juegos de luces.

Obelisco Plaza SNP. Banská Bystrica

En el lado más elevado de la plaza destaca la torre del Reloj (Hodinová veza), ligeramente inclinada. Desde su terraza disfrutaría de una hermosa vista del conjunto del centro histórico y del maravilloso entorno que lo rodea. Por lo que merece la pena el esfuerzo de subir sus más de cien escalones. (Su horario es de 10:00 a 17:00).

Torre del Reloj. Plaza SNP. Banská Bystrica

Plaza SNP desde Torre del Reloj. Banská Bystrica

Frente a ella surge una columna mariana erigida en 1719 al final de una gran epidemia de peste, mientras que en el lado noreste de la plaza se encuentra la catedral de San Francisco Javier (Sv. Frantisek Xaverský).

Catedral de San Francisco Javier. Plaza SNP. Banská Stiavnica

El resto de la plaza queda flanqueada por hermosos edificios entre los que habría que destacar la casa Thurzo, en el número 4, de estilo renacentista y decoración esgrafiada en la fachada y que perteneció a la familia del mismo nombre, concesionaria de las minas locales, estando organizada en tres plantas que acogen el museo de Eslovaquia Central.

Al lado contrario de la plaza, el portón del número 19 pertenece al que fuera Palacio Episcopal (Biskupský palác). Se encuentra presidido por una inscripción que menciona a María Teresa como reina de Hungría. En el número 16 aparece la casa de Beniczký, recontruida en 1660 sobre dos casas góticas anteriores. Posee frescos y logia veneciana.

Contigua a la anterior se abre la plaza Stefana Moyzesa, cuyo espacio queda dominado por los edificios del histórico castillo de la ciudad (Mestský hrad) que se elevan junto a la torre del Reloj. Sería construido en el siglo XV pero su aspecto original como conjunto fortificado se perdió casi por completo al desmantelarse las murallas y abrir la ciudad en el siglo XIX. El edificio arquitectónico dominante es una barbacana con torre.

Castillo de Banská Bystrica

Justo detrás del anterior aparece la iglesia de la Asunción (Nanebovzatia Panny Marie), la cual tiene su origen en el siglo XIV, aunque fue reconstruida posteriormente y su interior transformado totalmente en 1761. En la capilla de Santa Bárbara, que conserva hermosos frescos y bóvedas originales, podría admirar el majestuoso altar gótico de 1509, con tres grandes esculturas de la Virgen y los santos Santiago y Juan el Apóstol en madera de tilo dorada. En el exterior, a la derecha de la fachada, un grupo escultórico de mármol del siglo XV representa a Jesús en el monte de los Olivos.

Iglesia de la Asunción. Banská Bystrica

Se puede apreciar también una segunda iglesia conocida como de la Santa Cruz que queda adosada a las paredes de la antigua fortificación.

El conjunto de la plaza  lo completarían el Ayuntamiento (Stará radnica), que se delata por el pórtico de planta noble, y la casa de Matej (Matejov dom), construida para el rey húngaro Matías Corvino e incorporado al baluarte defensivo del castillo. Su interior se ha destinado al museo de la historia de la ciudad.

Por otro lado, en la cercana calle Dolna se encuentra la iglesia de santa Elisabeth (Spitalsky), que en el pasado comenzaría siendo un hospital construido en estilo gótico. Ahora, sin embargo, es de estilo barroco. En esta arteria también se halla la Casa Bethlenov, en su número 8, reconstruida en 1610 y que toma su nombre del príncipe de Transilvania Gabriel Bethlen, coronado aquí como rey de Hungría en oposición a la dominación de los Habsburgo.

En los alrededores se pueden apreciar restos de las antiguas murallas trazadas en el siglo XVI como defensa ante los ataques turcos, así como el transcurrir del río Hron.

Aunque puedan parecer muchos monumentos, al estar todos muy cerca los unos de los otros, la visita no lleva mucho tiempo, por lo que aprovecharía para tomar algo antes de partir hacia el lugar donde pasaría la noche.

RUZOMBEROK

Serían 53 kilómetro y casi una hora de camino lo que me llevaría el llegar a Ruzomberok, enclavada en un recodo a la orilla izquierda del río Váh y en un paisaje de verdes colinas.

Antes de dirigirme a mi alojamiento, optaría por dar una vuelta por su espacio más significativo y principal que no era otro que la plaza Andreja Hlinku, que lleva el nombre de un sacerdote y político eslovaco, y a la que accedería a través de una escalinata. Allí me encontraría con el mausoleo del personaje que da nombre a la plaza, así como con la iglesia de San Andrés (kostol sv. Ondreja) que sobresale en el lado este de la plaza. Construida en estilo gótico, pero transformada posteriormente, alberga un baptisterio gótico del siglo XVI.

Iglesia de San Andrés. Ruzomberok

Junto a la iglesia se encuentra el Ayuntamiento (Radnica), un edificio monumental de principios del siglo XX, que tiene justo enfrente una columna mariana neobarroca erigida en 1858 coronada por una estatua dorada de la Inmaculada.

Ayuntamiento de Ruzomberok

Ahora sí me dirigiría a mi alojamiento para las dos próximas noches. Mi elección había sido una bonita casa llamada Privat LeNa, donde me darían una habitación limpia, muy espaciosa y confortable con todo tipo de detalles. El dueño la mar de agradable y con una disponibilidad total a resolverte cualquier tipo de duda sobre las visitas de los alrededores. El precio por cada noche sería de 32 euros.

Apartamento Privat LeNa. Ruzomberok

Sabiendo que me iba a dar pereza volver a salir, había sido previsor y había comprado algo para cenar en un supermercado, disfrutando así un poco más de mi acogedora y nueva morada.


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