COSTA VIZCAINA

Unos cien kilómetros de abruptos acantilados median, aproximadamente, entre punta y punta de la costa de Vizcaya. Allí donde la roca cede surgen bahías, playas y puertos. Un sinfín de localidades se asoman a la orilla, trepan por la ladera o se acomodan por los acantilados y al fondo de las rías. El verde respaldo de la montaña, el gris acerado de la roca y el azul marino del Cantábrico componen una extraordinaria sinfonía cromática. Es la costa vizcaína.

A ratos emergen promontorios de formas caprichosas como la peña de San Juan de Gaztelugatxe, con su ermita envuelta en leyenda. Los pueblos  marineros son tanto más encantadores cuando les da por descolgarse en la ladera como tan bien sabe hacer Elantxobe, pero que realiza con igual gracia Mundaka. La historia ha cuajado de patrimonio villas como Guernica o Bermeo. No sobran las bahías, pero las que aparecen son de tal porte que hacen olvidar su escasez, como podría ser la de Lekeitio, una réplica a pequeña escala de La Concha de San Sebastián. En esta costa no faltan tampoco humedales como el de Urdaibai o puertos pesqueros de visible vitalidad y porte como el de Ondarroa y Bermeo. Incluso algunas sorpresas no demasiado alejadas de la misma como bosques que parecen encantados como el de Oma o castillos sacados de cuentos de princesas como el de Butrón.

Una costa que crece mirando al Cantábrico y que iría conociendo en diversas escapadas entre los años 2005 y 2007 y que ahora quiero recordar haciendo referencia a todos esos lugares que me fascinaron y me sorprendieron en aquellas visitas con personas muy queridas y apreciadas.

Desafortunadamente, hay lugares del reportaje del que no tengo apenas fotografías decentes y pido ya disculpas por ello, pero por aquel entonces apenas plasmaba en imágenes los viajes que realizaba. Espero que sirvan de algo más las recomendaciones que llevo a cabo de los lugares a visitar en cada destino. Veamos ya, sin esperar más, a donde me llevaron mis pasos por aquel entonces en la siempre maravillosa costa vizcaína.

QUE VER EN LA COSTA DE VIZCAYA:

1. PORTUGALETE / GUECHO

El Puente Colgante de Vizcaya es una de las primeras y más famosas obras de ingeniería del mundo y uno de los primeros monumentos emblemáticos del País Vasco que podría conocer. No es un puente al uso, sino una estructura que permite trasladar viajeros o mercancías de un lado a otro de la ría del Nervión entre Guecho y Portugalete por medio de una barquilla transbordadora suspendida del puente propiamente dicho. Tiene una altitud de 61 metros y una longitud de 160 metros, una obra técnica y estética sensacional para su época, inaugurándose en 1893 y permaneciendo ininterrumpidamente en servicio excepto durante los años 1937 – 1941, en que el travesaño central permaneció en el fondo de la ría después de haber sido volado por las tropas en retirada. Fue el primer puente transbordador y sirvió de modelo a decenas de puentes similares construidos en todo el mundo. También contribuyó a divulgar la nueva técnica del acero trenzado. Todos los demás puentes transbordadores cayeron en desuso, sustituidos por modelos más modernos y prácticos, pero el de Vizcaya se mantiene tercamente en servicio después de enterrarlos a todos. Hace un viaje cada ocho minutos, ahorrándose el usuario alrededor de veinte kilómetros de rodeo a la ría del Nervión. Nosotros utilizaríamos el puente de ida y de vuelta unas pequeñas barquitas que por una módica cantidad hacen que sea el complemento perfecto a esta actividad.

Puente Colgante de Portugalete

El pequeño y cuidado casco antiguo de Portugalete, por su parte, trepa desde la plaza con su kiosco, el rehabilitado hotel, el Ayuntamiento y la casa Bustamante. En lo alto la gótica basílica de Santa María y la torre de Salazar. El muelle de hierro proporciona un bonito paseo.

Portugalete desde Getxo

Respecto a Guecho, al otro lado de la ría, hay varios edificios de interés: el Ayuntamiento, junto a la iglesia de San Ignacio, la iglesia de los trinitarios, la plaza y la iglesia de San Nicolás. Pero quizá lo más curioso de esta localidad sea Neguri, por la abundancia de palacetes y caserones que se suceden a lo largo de una alameda junto al mar. Neguri fue en una época la zona residencial de invierno de las clases adineradas vizcaínas. El puerto viejo de Algorta también es interesante, con sus callejuelas viejas y empinadas. Hay varias tascas y restaurantes con buena relación calidad – precio.

Playa de La Algorta (Getxo)

2. CASTILLO DE BUTRÓN

A veinte kilómetros de Bilbao, en Gatica y en medio de un parque concebido como bosque se encuentra la fantasía neomedieval del castillo de Butrón. A partir de una antigua torre construida a mediados del siglo XIV, el marqués de Torrecilla encargó a Francisco de Cubas su restauración. Conservando sólo parte de su muralla, con acceso del siglo XV, levantó el actual castillo romántico, mezcla de torre vizcaína y fortaleza castellana con detalles que evocan el alcázar de Segovia: vistosos torreones angulares y siete plantas con gran diversidad de vanos y motivos decorativos. Según me informaron lleva muchos años cerrado y no se permiten las visitas, no sé si habrá cambiado algo en la actualidad. En cualquier caso merece la pena desplazarse hasta él para ver su imponente exterior.

Castillo de Butrón

3. SAN JUAN DE GAZTELUGATXE

Han sido cuatro veces las que he estado en este lugar y sinceramente creo que volvería una y otra vez de manera indefinida ante su incomparable belleza. No es para menos, pues sobre un peñasco, al borde de retorcidos acantilados, se encuentra la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, la cual apenas se distingue por su tejadillo rojo sobre el gris de la roca y el verde de la hierba que la rodean. Su origen está envuelto en la leyenda, se sabe que fue una iglesia de los templarios y se cuentan sucesos espeluznantes y prodigiosos acaecidos en ella.

San Juan de Gaztelugatxe

Un estrecho camino empedrado con barandillas recorre el itsmo que une el saliente peñón de Gaztelugatxe con la línea de la costa. En el tramo final hasta llegar a la ermita hay que subir 231 escalones, esfuerzo que encuentra su recompensa con las panorámicas sobrecogedoras que ofrece el lugar, resaltadas además por el islote de Aketxe, un peñasco que sobresale del mar en las proximidades.

San Juan de Gaztelugatxe

Se cuentan varios mitos del lugar como que a su entorno se atribuyen unas especiales energías capaces de curar el insomnio o que una noche de luna llena llegó al vecino puerto de Bermeo el apóstol San Juan y desde allí, dando tres gigantescos saltos, se plantó en el promontorio donde está la ermita dejando en el camino cuatro huellas de sus pasos, siendo él quien mandó construir este pequeño templo al borde del mar.

Costa Vizcaína desde San Juan de Gaztelugatxe

No olvidéis que al ser uno de los lugares más visitados de la costa vasca suele haber bastante masificación y más desde que se convirtió en uno de los escenarios de la mítica serie de Juego de Tronos. De hecho en las fiestas más significativas como verano, Semana Santa o fines de semana es necesario reservar con antelación para poder acceder, aunque sea gratuito, ya que hay aforo limitado. Esta es la web donde poder conseguirlo: www.tiketa.eus/gaztelugatxe/

4. CABO DE MATXITXAKO

Este desolado roquedo que se adentra en el mar señala el punto más septentrional de la costa vasca. Abierto a los vientos, sus dos faros han guiado desde antiguo con sus destellos a los navegantes. Las vistas que se consiguen desde aquí tanto hacia Guipúzcoa como hacia Cantabria, así como de San Juan de Gaztelugatxe son realmente hermosas. Por cierto que entre este y el propio cabo se levanta un pequeño monolito blanco que rinde homenaje a los marinos vascos muertos durante la Guerra Civil en un combate desigual entre los pesqueros artillados que tripulaban, cuya misión era escoltar un carguero que debía llegar al puerto de Bilbao, y el acorazado Canarias.

Costa Vizcaína desde Cabo Matxitxako

5. BERMEO

A 36 kilómetros de Bilbao, Bermeo, villa antigua y de abolengo y el primer puerto de bajura de Vizcaya, se sitúa en la falda del monte Sollube y junto al cabo Matxitxaco, además de formar parte de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai. El mar, por la pesca en sí y por las fábricas de conservas que ha generado, ha sido y es la principal fuente de actividad de sus vecinos. Bermeo es un pueblo marinero con una vida cotidiana acompañada de un clima suave, de inviernos benignos y veranos no muy calurosos que favorecen el paseo por su puerto y sus calles. Algunos de sus edificios históricos han sido declarados Monumentos Histórico – Artísticos, veamos cuales son los más importantes para visitar:

CASCO VIEJO: una visita imprescindible que quizá podría proponerse como la primera para entrar en contacto con la villa y empezar a disfrutar del auténtico carácter marinero de Bermeo. Las casas de pescadores entre calles estrechas y pintadas de distintos colores forman el entramado de este casco viejo.

Bermeo

PUERTO PESQUERO: hacia el puerto bajan las principales calles de Bermeo y en él se apretujan las casas con sus balcones y miradores. Cerrado y recoleto, ofrece la imagen colorida de sus barcos y las edificaciones de mayor sabor popular. El mirador de Batzarre es un observatorio privilegiado sobre el mar.

Puerto Pesquero. Bermeo

IGLESIA DE SAN FRANCISCO Y CLAUSTRO: ambas construcciones son de las más antiguas de la provincia. Los Señores de Vizcaya, Tello y Juana Lara, llevaron a cabo su deseo de construir un claustro de estas características en 1357. Este patio bordeado por arcada gótica está declarado Monumento Histórico – Artístico.

IGLESIA DE SANTA EUFEMIA: esta es la iglesia  más antigua de Bermeo, de estilo gótico, con un crucero de estilo bizantino y un bajo relieve de mármol blanco que alberga la sepultura de los Mendoza. Es Monumento – Artístico desde 1995.

TORRE DE ERCILLA: es uno de los edificios más bonitos de Bermeo. Situada sobre el Puerto Viejo destaca su silueta de fortificación antigua dentro del casco de la ciudad. Los expertos dicen que se trata de una construcción de estilo gótico aunque tenga un aspecto más pesado que las construcciones que solemos ver de aquel arte. Hoy en día es la sede del Museo del Pescador.

IGLESIA DE SANTA MARÍA: está en la plaza de Sabino Arana Goiri, frente al edificio del Ayuntamiento. Es de estilo neoclásico y con una sola torre.

AYUNTAMIENTO: una construcción de estilo neoclásico levantada en el año 1732 y que también cuenta con la declaración de Monumento Histórico – Artístico.

CASA KIKUNBERA: resulta curiosa en el conjunto de la arquitectura bermeana tradicional esta vivienda de estilo racionalista que con sus colores blanco y rojo destaca entre el arbolado. El nombre de esta casa, kikunbera – en español, boca abajo -, responde a una broma local, ya que se accede a ella por arriba.

ARCO DE SAN JUAN: nos remite a la época medieval de Bermeo aunque se encuentra en buen estado de conservación. Se levantó a lo largo del siglo XIV cuando la villa tenía que ocuparse de su defensa. La muralla total contaba con siete puertas pero hoy en día sólo queda esta lo que aumenta su importancia como monumento testimonial de otra época.

PARQUE DE LAMERA: este espacio verde, junto al puerto, es el centro social de la villa. Tiene un magnífico arbolado, parterres, caminos y un hermoso kiosco de música. En uno de los extremos destacan las caprichosa formas del Casino, un blanco edificio de estilo belle époque, construido en 1894 y sede de la Sociedad Bermeana.

6. MUNDAKA

La población que da nombre a la ría se encuentra junto a su desembocadura. Mundaka, bella y bien conservada, cuenta con un casco antiguo de casas de piedras blasonadas, edificios belle époque y viviendas de veraneo.

A cuatro pasos del puerto, con sus barcos de colores, y de la plaza de la iglesia, la calle Mayor y las que se despliegan en torno a ella concentran la animación ciudadana y son su mejor escaparate. Aquí vemos el edificio del Casino, el hotel Atalaya, el palacio Larrínaga y el de Kurutziaga.

Mundaka

No se pueden obviar tampoco las dos pequeñas penínsulas de La Atalaya y Santa Catalina con hermosos miradores que se adentran en el mar y cobijan el puerto. En el promontorio de la Atalaya despunta la iglesia de Santa María y en su entorno las calles más pintorescas de Mundaka. La ermita de Santa Catalina se alza solitaria junto a los restos de un fortín.

También es llamativa la isla de Ízaro, visible casi desde cualquier punto de la costa y equidistante de Mundaka y Bermeo. Este atolón sería objeto de disputa entre las dos poblaciones. Un buen día remeros de Mundaka y Bermeo decidieron jugarse en una regata la posesión del islote. Tan igualadas llegaron las dos embarcaciones que la decisión quedó en manos de un juez de Elantxobe quien otorgó la victoria a los bermeanos, los cuales lo festejan cada año el 22 de julio con una excursión marítima.

Isla de Ízaro

Finalmente hay que hacer mención a la famosa ola izquierda de Mundaka, considerada por los aficionados al surf entre las mejores del mundo para la práctica de su deporte favorito. Un fondo de arena y una playa abierta favorecen la formación de la famosa ola izquierda, larga y hueca que los surfistas abordan en marea baja. En ocasiones los más avezados pueden llegar sobre la cresta hasta la playa de Laida al otro lado de la ría.

Ola de Mundaka

7. GUERNICA

Conocida como una ciudad símbolo de la paz como recuerdo del bombardeo sufrido por la aviación alemana durante la Guerra Civil que destruyó por completo la población y por adquirir el carácter de ciudad sagrada, desde tiempos inmemoriales, por los vascos al tener que acudir a ella los reyes castellanos a prestar el legendario juramento de respetar los fueros vascos, se encuentra repleta de monumentos y lugares significativos entre los que destacan los siguientes:

MURAL DEL GUERNICA: se encuentra en la calle Pedro de Elejalde, 2 pudiéndose observar una copia de cerámica del original de Picasso que se encuentra en el museo Reina Sofía de Madrid. Se realizó en conmemoración del sesenta aniversario del bombardeo a la localidad.

Mural del Guernica

CASA DE JUNTAS Y ÁRBOL DE GUERNICA: De estilo neoclásico, fue construida a partir de 1824 y se erige sobre el solar que ocupó la vieja ermita de Nuestra Señora de la Antigua, junto a la que se levantaba el primitivo árbol. En su interior una espectacular vidriera con la historia de Vizcaya y el imponente Salón de Plenos son sus lugares más destacables. En el parque que rodea el recinto se pueden contemplar el Roble Viejo ante el que se reunían las Juntas Generales de Vizcaya y ante el que también el rey de Castilla juraba respetar los fueros. En 2005 se sustituyó por uno nuevo. Ante él también jura su cargo el Lehendakari.

Casa de Juntas. Guernica

Antiguo árbol de Guernica

PARQUE DE LOS PUEBLOS DE EUROPA: situado en las proximidades de la Casa de Juntas reúne dos esculturas de renombre: “La casa de nuestro padre” (Gure aitaren etxea) de Eduardo Chillida y “Gran figura en un refugio” de Henry Moore. Este espacio verde cuenta también con pequeños senderos, estanques, árboles y arbustos que hacen de él un agradable lugar de paseo.

Gure Aitaren Etxea de Chillida

PLAZA DE LOS FUEROS: en ella se pueden ver varios edificios públicos, como el Ayuntamiento, los juzgados y una escuela de artes y oficios, todo ello en una plaza cuadrangular abierta a una calle en uno de sus flancos. En el centro se levanta la estatua de Don Tello, fundador de Guernica. En este espacio se halla también el Museo de la Paz, una muestra que se inspira en el bombardeo de la ciudad que pretende mostrar lo sucedido y el camino de superarlo, pudiendo ver además un facsímil del cuadro de Picasso.

Ayuntamiento de Guernica

IGLESIA DE SANTA MARÍA: es el monumento más antiguo de Guernica. Superviviente al bombardeo, este templo gótico se inició en 1418 y se concluyó en 1715. Sobresalen en el exterior la portada y la torre en forma de triple espadaña. Del hermoso interior cabe señalar un magnífico órgano.

FRONTÓN JAI ALAI: Guernica es la capital de especialidad de la cesta punta y el nombre del frontón en el que se juegan los más emocionantes partidos se traduce por “fiesta alegre”. El gran edificio racionalista que lo alberga cuenta en su fachada con una enorme escultura de un pelotari.

8. BOSQUE DE OMA

Hace treinta años, en la pequeña localidad de Kortezubi, Agustín Ibarrola tuvo la idea de animar con su arte un bosque de pinos situado en el valle de Oma. Líneas de colores, símbolos y figuras geométricas y naturalistas, algunas relacionadas con la mitología vasca, se agarran a las rugosidades de los troncos. Una obra que da volumen, profundidad y movimiento a un mundo aparentemente estático.

Bosque Pintado de Oma

9. RESERVA DE URDAIBAI

Este espacio natural se extiende en el entorno de Guernica desde el cabo Matxitxako hasta el de Ogoño, en la costa, y se adentra hacia el interior de Vizcaya englobando un buen número de municipios. Abarca una gran área de muy variados paisajes y hábitats. Poblaciones costeras, zonas de marisma en torno a la ría, aldeas con hermosos caseríos, bosques, áreas de pasto y cuevas prehistóricas crean un atractivo reclamo para cualquier persona que le guste la naturaleza.

Reserva de la biosfera de Urdaibai

Una de las riquezas ecológicas de Urdaibai es la abundancia de las aves que la habitan. Las marismas generan gran cantidad de invertebrados, moluscos y crustáceos que dan alimento a las aves migratorias. Los pasos de estas se realizan principalmente en los mese de septiembre – octubre y en abril – mayo.

En mi caso sólo tendría oportunidad de observar la reserva desde algunos miradores cercanos, pero está repleta de hermosas rutas de senderismo con la que descubrirla más a fondo.

10. ELANTXOBE

Elantxobe, colgado en la ladera del monte Ogoño, parece desplomarse vertiginosamente hacia el Cantábrico. Este mínimo pueblo marinero, y sólo marinero, es sin duda uno de los más pintorescos de la costa vasca. Cada calle es una empinada cuesta, y es tan escueto en dimensiones, tan apretado, que en la plaza mayor una plataforma giratoria permite que el autobús de línea  pueda reemprender el camino de vuelta. La iglesia de San Nicolás también es diminuta como no podía ser de otra manera.

Elantxobe

En 1783 se construyeron los muelles del pequeño puerto, que floreció en el siglo XIX con hasta siete fábricas de escabeche. Las casas apiñadas en la falta de Ogoño se escalonan desde el puerto hasta el cementerio. La pequeña plazoleta situada en lo alto de la localidad es un magnífico mirador.

11. LEKEITIO

La villa marinera de Lekeitio es una de las localidades de veraneo preferidas en Vizcaya. Aprecio que ya sintieron Isabel II y Zita, la última emperatriz del imperio austro – húngaro.

Dos cantones y cuatro empinadas calles forman la parte más antigua de la población. Se conservan restos de la muralla y la torre Uriarte, de factura medieval. También se observa arquitectura popular marinera, y casas palacio como la de Uribarria, barroca, y la de Uriarte, renacentista. Esta última con la torre Turpín.

Lekeitio

Santa María, por su parte, es una de las mejores muestras del gótico tardío en todo Euskadi. Tras la magnífica portada, guarda una joya excepcional: el retablo del altar mayor. Finalizado en 1514, es gótico – flamenco.

En el puerto, el trajín, los animados colores de los pesqueros y las casas con galería del muelle de Lekeitio componen una de las imágenes más vivas de la costa vasca. El río Lea divide las playas de Isuntza y Karraspio, frente a la isla de San Nicolás. Con marea baja puede llegarse hasta allí.

12. ONDARROA

Ondarroa es la última o la primera localidad vizcaína según se vaya o se venga de Guipúzcoa. Puerto de primer orden en la costa cantábrica, en Ondarroa todo sabe a pesca, a redes, a salazón y a conserva.

Ondarroa

Una difícil topografía explica las empinadas y estrechas calles de la parte vieja de la localidad. En ellas aparecen interesantes edificios como la antigua Cofradía de Pescadores convertida en museo y la torre de Likona. En ella nacería la madre de San Ignacio de Loyola.

El puente viejo con sus dos ojos bajo arcos de medio punto cruza el río Artibai junto a la antigua cofradía y desemboca en la ermita de la Piedad. La pasarela metálica de Alfonso XIII da acceso a la playa, y hasta los años setenta cobraba peaje. El último de los puentes es una vistosa obra de Santiago Calatrava.

Ondarroa

No hay que olvidarse de la iglesia de Santa María, iniciada en 1480 y finalizada en el siglo XVI, construida sobre la roca, es obra del gótico final con gárgolas, pináculos y rosetón en la fachada. En el muro norte se encuentra el cortejo, conjunto de doce esculturas.


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