BERLÍN - DIA 3. De la II Guerra Mundial a los pueblos de la antigüedad

18 de Marzo de 2012.

Hoy nos levantaríamos un poco más tarde, sobre las 08.00, ya que no teníamos mucha prisa hasta empezar con lo primero que visitaríamos. Por lo que hasta las 09.00, no saldríamos del hotel con dirección a la estación de metro Gesundbrunnen. Aquí nada más salir, desayunamos en una pastelería que estaba justo en frente de la salida y a las 10.00 estábamos sacando las entradas en la oficina de Berliner Unterwelten, para realizar una visita guiada en español a un refugio civil antiaéreo de la II guerra mundial (10 euros/persona). Con puntualida inglesa a las 10.30 comenzaba el tour llamado “Mundos en tinieblas”, bajando por unas escaleras, dentro de la estación de metro donde nos habíamos bajado. Unas puertas metálicas se abrieon y entramos en otra pequeña sala donde iba a comenzar nuestra aventura.

Durante hora y media nos dedicaríamos a vagar por habitaciones a unos nueve metros bajo tierra y a distintos niveles, mientras nuestra guía nos narraba historias y anécdotas de la segunda guerra mundial. De las muchas cosas interesantes, lo que más me llamó la atención fue el hecho de saber que si una bomba hubiera caído en el lugar donde este refugio se encontraba, todas las personas que estaban allí dentro hubieran muerto, pues es el bunker el que te protege. Te das cuenta que al final estaban todos engañados.

Curioso fue también el ver como apagaban la luz y comprobar cómo se veía perfectamente la habitación y las personas que allí nos encontrábamos, debido a los efectos de las pinturas reflectantes de las paredes. O las historias de cómo se clasificaba a las personas con letras de sus países respectivos y las consecuencias de pertenecer a uno o a otro.

Vamos que me encantó y la guía-investigadora que nos tocó, una pasada lo que sabía, se notaba que no se había aprendido la lección para el momento y que era una entusiasta del tema. La pena que no se pudieran realizar fotografías.

Cuando salimos de las profundidades de la tierra, cogeríamos de nuevo el metro para dirigirnos a la estación de Ostbahnhof, donde una vez fuera y tras unos minutos andando llegaríamos a la East Side Gallery, el trozo de muro más largo que se conserva de 1,3 metros de longitud y además todo decorado con obras de prestigiosos artistas internacionales.

East Side Gallery


East Side Gallery

East Side Gallery

East Side Gallery

Después de pateárnoslo de un lado a otro y, por supuesto, de plasmarlo con unas cuantas fotos, otra vez volveríamos a coger el metro para bajarnos en Alexanderplatz y ya desde aquí ir andando hasta la Berliner Dom o lo que es lo mismo, la catedral de Berlín, en castellano.

Catedral y río Spree

Catedral

Aquí mi amigo Raúl, decidió quedarse tomando el fresco en la pedazo explanada que hay justo delante, mientras yo entraba a visitarla (7 euros). La entrada te permite visitar el interior, el museo, acceder a la cripta y a la cúpula, desde donde se obtienen unas vistas increíbles de todo el centro de Berlín desde todos sus ángulos, ya que puedes rodearla entera. Para mí fueron las mejores vistas de las tres que había contemplado.

Cúpula de la Catedral

Berlín desde la Cúpula de la Catedral

Berlín desde la Cúpula de la Catedral

Cuando salí de la catedral eran ya casi las tres y estábamos hambrientos, así que decidimos comernos unos perritos calientes de los que vendían los vendedores ambulantes de los alrededores (1,5 euros cada uno). Además como no hacía malo, aunque se estaba empezando a nublar, nos tumbamos en la hierba de la explanada para comérnoslos. Después de repetir y relajarnos un rato con un grupo que estaba por allí cantándose algo y de darnos una vuelta por los exteriores de los museos de la isla del mismo nombre, a eso de las 16.00, viendo que el cielo se empezaba a poner tonto y gris, decidimos meternos en el más importante de ellos: el museo de Pérgamo (10 euros la entrada).Hay una entrada combinada con otro museo, no sé ahora cual es, que te sale más barato todo.

Galería de Arte Nacional

Museo de Pérgamo

En su interior hallaría auténticas joyas de la humanidad y, sin duda, es uno de los museos más interesantes, originales y variados de los que me he encontrado. No hay que olvidarse de coger la audio guía en el idioma de cada uno, que te proporcionan de forma gratuita nada más acceder, bueno en realidad va incluida en la entrada.

De todo lo que hay dentro, lo mejor, sin duda, cuatro cosas:
  • El Altar de Pérgamo
Altar de Pérgamo

  • La Puerta del Mercado de Mileto
Puerta del Mercado de Mileto

  • La Puerta de Ishtar 
Detalle Puerta de Ishtar

  • La Fachada del Palacio de Mschatta 
Fachada de Mushatta


Luego hay también un montón de piezas interesantes de arte islámico, sumerio, babilónico, asirio, etc., que también merecen mucho la pena, pero a mí lo que me dejó con la boca abierta fueron esas cuatro.

Cuando salimos del museo eran ya las 18.00 y estaba anocheciendo y seguía chispeando, por lo que nos metimos a tomar algo en una cafetería cercana, Allegretto se llamaba, donde por una coca-cola y un chocolate caliente nos soplaron 10 eurazos.

Después de la bofetada nos iríamos a descansar un rato al hotel hasta las 20.30, cuando volveríamos a tomar el bus 100 hasta la Breitscheid Platz, pues quería ver, aunque fuese de noche, una iglesia que había sido bombardeada durante la guerra y la habían dejado tal cual quedó. Pero mi gozo en un pozo, ya que la tenían tapada completamente, parece ser, según nos contó una chica que pasaba por allí y a la que preguntamos, que porque había habido desprendimientos y era peligroso para la gente.


Desde aquí, como había despejado y hacía una buena noche, nos iríamos caminando por el borde del Tiergarten, viendo el lujo de algunas embajadas como la de Arabia Saudí y Francia, hasta llegar a Postdamer Platz, donde esta segunda vez cenaríamos en un italiano llamado Vapiano (16 euros por persona), donde, en plan buffet, tú mismo eliges el tipo de pasta que quieres y los ingredientes. Al acabar, cruzaríamos la calle y nos metimos en un restaurante-pub llamado Cancún, donde terminaríamos con la tradición de unas buenas cervezas fresquitas… ¡Salud!

Franciskaner y Vodka antes de Dormir



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