BERLÍN - DIA 2. Centro histórico

17 de Marzo de 2012.

Berlín, el centro político y neurálgico para el arte, la ciencia y la cultura alemana, nos esperaba, por lo que a las 07.15 estaba sonando el despertador. Después de dormir sólo seis horas, mi amigo se acordó de mí y en parte de mi familia y por supuesto que si lo hubiera tenido a mano, hubiera estampado mi  pobre móvil con su sonido algo estridente, contra la pared, pero no fue el caso, por lo que sobre las 08.00 estábamos saliendo del hotel, encontrándonos un día espectacular. El tiempo estaba de nuestra parte.

Lo primero que hicimos fue darnos unas vueltas por Alexanderplatz con la famosa torre de la televisión, acompañándonos desde cualquier ángulo. La plaza es inmensa y fue uno de los espacios públicos más importantes del Berlín oriental, al igual que lo es ahora del Berlín actual. Vimos también el famoso Reloj mundial que muestra la hora de todo el mundo.

Torre de Televisión. Alexanderplatz


Reloj Mundial. Alexanderplatz

Después de recrearnos un rato y cuando ya estábamos un poco espabilados nos dirigimos, entonces, a la parada del autobús número 100, el cual nos dejaría en la misma puerta del Reichstag, el parlamento alemán, atravesando la histórica avenida Unter den Linden, repleta de hermosos edificios históricos, aunque alguno de ellos estaba siendo sometido a una restauración y estaba cubierto de andamios.

Reichstag. Parlamento Alemán

Reichstag. Parlamento Alemán

Cuando llegamos ya había una fila considerable de gente para acceder a la cúpula de vidrio, construida por Norman Foster, pero aquí sería cuando sacaría el as que llevaba en la manga, y nos dirigimos directamente a una de las señoritas que estaban por allí vestidas de azul, para decirle que teníamos una reserva para desayunar en la cafetería que se encuentra en la azotea llamada KÄFER. Esta lo comprobó en un listado y al ver nuestros nombres, nos hizo pasar ahorrándonos toda la cola. Pasamos los controles de seguridad y en el primer ascensor que llevaba a la azotea, en ese que nos metieron. Ya en lo alto te das de bruces nada más salir con la cúpula y, la verdad, que te deja impresionado.

Antes de comenzar con la visita, nos metimos a desayunar ya que teníamos la reserva a las 09.00. Tienes varios tipos de desayunos para elegir y en mi caso me metí para el cuerpo uno que incluía: yogur, un bollito de chocolate, panes de pipas y pistachos con mermeladas caseras, fiambres y huevo duro. Te quedas bien, pero las cantidades no son tampoco para exagerar y la broma te cuesta 16 euros por persona, pero bueno, de vez en cuando hay que darse un caprichito. Además si, como nos contaron unos amigos, al realizar la reserva para la cúpula por la vía normal no hay plazas para el día que quieres, siempre puedes intentarlo de esta otra forma, aunque te salga algo más caro, ya que de la otra manera no te cuesta un duro.

Desayuno en Käfer en Azotea del Reichstag

Ya con la tripa llena nos pondríamos a visitar la cúpula, subiendo por la espiral que te lleva hasta lo más alto de la misma, mientras íbamos escuchando las explicaciones de la audio guía que te dan nada más salir del ascensor en tú idioma, por lo que te enteras bastante bien de todo. Además esta se va activando por el movimiento según vas avanzando, por lo que no tienes que tocar a ningún botón.

Cúpula del Reichstag de Norman Foster

Cúpula del Reichstag de Norman Foster

Vistas de Berlín desde Azotea del Reichstag

Unas cuantas fotos de las preciosas vistas que se tienen de Berlín desde aquí, sería lo último antes de volver a bajar. Cuando salimos al exterior, nos iríamos un rato a la explanada que está justo en frente del Reichstag, para tomar alguna foto más y ya desde aquí ir paseando por la ribera del Río Spree, durante un rato, hasta desviarnos en dirección a la columna de la Victoria, en el inmenso parque de la ciudad, el Tiergarten. Aquí subiríamos a lo más alto (3 euros la entrada), para disfrutar de unas nuevas vistas de Berlín. Me recordó un poco a las vistas que se tienen desde lo alto del Arco del Triunfo en París, viéndose perfectamente como salen, desde aquí, varias avenidas cuyo final casi se pierde en el horizonte.

Columna de la Victoria

Vistas desde Columna de la Victoria

Otra vez a ras del suelo, cogeríamos la avenida 17 de Junio para, de nuevo, andando, mientras íbamos de cháchara, ir disfrutando de la visión de la famosa puerta de Brandenburgo de lejos, la cual poco a poco iba aumentando de tamaño y se hacía más y más espectacular, hasta tenerla debajo de nosotros.

Avda 17 de Junio y Puerta de Brandenburgo

En el camino hacia ella pararíamos un momento a ver el monumento conmemorativo soviético, construido en memoria de los miles de soldados rusos que cayeron por la conquista de Berlín. Es este uno de los sitios donde vienen las delegaciones rusas a rendir honores a sus soldados caídos en la II guerra mundial.

Monumento Conmemorativo Soviético

Como iba diciendo antes, habíamos llegado ya a la plaza de París, donde se encuentra la famosa puerta de Brandenburgo, una de las antiguas puertas que daban acceso a la ciudad, cuando esta estaba rodeada por una muralla.

Puerta de Brandenburgo

Puerta de Brandenburgo

Aquí permaneceríamos un buen rato haciéndonos fotos y disfrutando de ella, hasta que sobre la una nos marchamos hacia la siguiente visita: el monumento a los judíos muertos durante el holocausto. Este consiste en un montón de bloques de piedra de distintos tamaños distribuidos a lo largo y ancho de una plaza. Estuvimos un rato entre ellos  y como ya había hambre nos fuimos, que la teníamos muy cerca, a Potsdamer Platz a comer.

Monumento al Holocausto Judío

Potsdamer Platz

Esta es otra de las plazas que fue totalmente destruida por los bombardeos aliados al final de la II guerra mundial, por lo que tuvieron que levantarla de nuevo y eligieron para ello, modernos rascacielos y un gran centro comercial bastante original: el Sony Center. Dentro en un inmenso hall había un montón de restaurantes con terracitas, así que nosotros nos sentamos en una hamburguesería que se llamaba Corroborare (17 euros por persona), donde nos metimos para el cuerpo dos enormes hamburguesas con unas cervezas de medio litro y una tarta de queso.

Sony Center Potsdamer Platz

Cuando acabamos nos iríamos dando un paseo a un trozo de muro que estaba muy cerca y justo al lado se encontraba el museo de la “Topografía del Terror”, donde se te ponen los pelos de punta al ver las fotografías de las atrocidades nazis. Todo está documentado en alemán e inglés, pero sólo de ver las imágenes te haces bastante idea de lo que esos asesinos fueron capaces.

Muro de Berlín

Muro de Berlín

A pocas manzanas de aquí se encontraba el famoso Check Point Charlie, el antiguo paso fronterizo que separaba la zona americana de la zona soviética. Hay un cartel en inglés que dice “Está usted abandonando la zona americana” y luego la caseta típica de control con los sacos de arena y un señor disfrazado de soldado americano por si te quieres hacer  fotos con él, pero te soplan dos euros por ello, así que nosotros pasamos.

Check Point Charlie

La siguiente parada: la plaza de los Gendarmes, para mí una de las plazas más bonitas de las que he visitado y una visita ineludible en la capital alemana. Con sus dos iglesias simétricas, alemana y francesa y la sala de conciertos. Aquí nos sentaríamos un rato para ver como se hacían fotos unos recién casados con toda la familia, unas cincuenta personas. Estuvo entretenido observar el jaleo que tenían montado.

Catedral Alemana. Plaza de los Gendarmes

Catedral Francesa. Plaza de los Gendarmes

Sala de Conciertos. Plaza de los Gendarmes

Y como todavía no habíamos tenido suficiente, muy cerca de este lugar estaba otra famosa plaza, la Bebelplatz, totalmente empedrada y rodeada de hermosos edificios como el de la ópera, la catedral católica de St. Eduvigis y uno de los edificios de la universidad de Humboldt. No hay que irse de aquí sin fijarse en un pequeño cuadrado de cristal que hay en el suelo en el centro de la plaza. Mirando su interior, nos encontramos con una biblioteca con estanterías vacías que representan la quema de libros que aquí se llevó a cabo por los nazis. Desaparecieron para siempre obras de autores como Thomas Mann o Karl Marx.

Universidad Humboldt.Bebelsplatz

Eran ya más de las 18.00 y como ya empezaba a anochecer decidimos continuar por la famosa Unter den Linden, mientras veíamos edificios históricos como la universidad de Humboldt, con dirección hacia Alexanderplatz y una vez aquí nos subiríamos un rato al hotel para descansar un poco antes de salir a cenar.

Puesta de Sol en Avda Unter den Linden

Tras una hora tirados en las camas, a las 20.00, volvíamos a salir para volver a coger el bus 100 y en unos minutos plantarnos, de nuevo, en la plaza de París y así poder ver la puerta de Brandenburgo iluminada, lo que para mi gusto merece la pena, ya que es otra visión distinta de la misma.

Puerta de Brandenburgo de noche

Aunque parecía increíble, después del palizón que nos habíamos pegado, ni estábamos muy cansados, ni teníamos mucha hambre, por lo que al final no cenamos y nos metimos en un pub a tomarnos unas cervecitas. Aquí conoceríamos a un matrimonio irlandés con los que nos reiríamos un rato con las canciones que cantaban y la borrachera que llevaban encima. Hablar, no hablamos mucho, ya que era imposible entenderles.

Franciskaner antes de Dormir

Ahora sí, después de dos rondas, era el momento de retirarse a reposar la cebada hasta el día siguiente.

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