NAVARRA - DIA 07. Leyre - Javier - Sangüesa - Sos del Rey Católico

29 de Noviembre de 2007.

La jornada de hoy me apetecía especialmente y es que tenía muchas ganas de conocer varios de los destinos que nos esperaban, así que como ya era habitual madrugaríamos para ponernos temprano en marcha.

Menos de 35 kilómetros nos separaban del monasterio de San Salvador de Leyre, uno de los monasterios más importantes del arte románico en Navarra, hecho acorde con la relevancia de una institución que a lo largo de los siglos fue corte real, sede episcopal y panteón de los reyes de Navarra. La primera referencia histórica que se tiene de él data del año 842. El templo se consagra en 1057 y su época de máximo esplendor acontece entre los siglos XI y XII.

La primera imagen que obtendríamos sería desde la plaza de los Ábsides, desde la que se distinguen los tres magníficos ábsides, valga la redundancia,  del templo y la torre. A la derecha queda el antiguo monasterio y actual hospedería.

Monasterio de Leyre

Uno de los elementos más destacables del conjunto monumental es la Porta Speciosa, cuyo nombre deriva de su hermosura y perfección. Realizada en el siglo XIII, está formada por tres columnas a cada lado rematadas por hermosos capiteles. Sobre la columna parteluz descansa el tímpano decorado con siete figuras en relieve.

Porta Speciosa. Monasterio de Leyre

En el interior, una de las zonas más singulares del conjunto es la cripta, de un románico primitivo. Lo que más sorprende de ella es ver que sólo unas pocas columnas de piedra soportan la gran masa de piedra que se yergue por encima. Estas además cuentan con capiteles  de finísimos dibujos vegetales y geométricos.

Cripta. Monasterio de Leyre

Otro de los platos fuertes del monasterio sería el Panteón Real, el cual se localiza en el muro norte de la iglesia, frente a la capilla de las santas Nunilo y Alodia, en un hueco que cierra una fuerte verja. En este lugar se custodian los restos de los primeros reyes de Navarra, que descansan en un arca de madera. Al lado se sitúa el Cristo de Leyre, del siglo XVI.

Panteón Real. Monasterio de Leyre

La entrada cuesta 3,20 euros y el horario de visitas es de 10:30 a 18:00.

Después de la visita buscaríamos un lugar cercano para admirar las vistas del embalse de Yesa, conocido como el mar del Pirineo, y, sin demorarnos mucho, recorreríamos los diez kilómetros que nos separaban de otro de los iconos navarros: el famoso castillo de Javier. (Su horario de visita es de 10:00 a 17:30 y la entrada cuesta tres euros).

Castillo de Javier

El castillo como tal tiene su origen en una torre de señales emplazada en este estratégico lugar, cerca de Sangüesa, en la línea fronteriza que dividía los reinos de Navarra y de Aragón. En sus dependencias nació el 7 de abril de 1506 Francisco Javier, patrón de Navarra y uno de los misioneros más universales, y en él vivió hasta los 19 años.

Castillo de Javier

Castillo de Javier

Tengo que decir que su exterior no me defraudaría pues se yergue imponente en un altozano, completamente aislado, permitiendo que nada te estropee la foto característica y se pueda apreciar a la perfección sus torres, troneras, matacanes y demás elementos defensivos.

Basílica del Castillo de Javier

Vistas desde el Castillo de Javier

El interior, sin embargo, es otro cantar, pues me dejaría bastante indiferente e incluso me decepcionaría un poco y es que hay que tener en cuenta que un incendio lo arrasaría casi por completo.

Aún así podría mencionar como interesante la torre del homenaje, en cuyo interior se encuentra el cuarto que, según la tradición, habitó el santo hasta que abandonó la fortaleza familiar. Un cuadro de Murillo sobre el momento de su muerte lo adorna. También en la torre se halla la capilla de San Miguel.

Por otro lado, habría que mencionar también las caballerizas en las que se exhiben los restos arqueológicos descubiertos en la restauración del castillo y la capilla del Santo Cristo en la que se puede ver una talla gótica de la que se dice que sudó sangre en el momento de la muerte de Francisco Javier.

Por último y antes de pasar a nuestra siguiente parada en el camino quería hacer referencia a la “javierada” que tiene lugar los dos primeros fines de semana de marzo, por si alguien tiene la oportunidad de asistir. Esta es una popular peregrinación a la fortaleza en la que miles de navarros participan cada año. La tradición se remonta a 1886 cuando unos 20000 navarros acudieron a Javier a cumplir el juramento que hicieron al santo si ponía fin a la epidemia de cólera que castigó toda Navarra. La epidemia remitió y la tradición se impuso.

Y como decía, nuestro siguiente destino iba a ser Sangüesa, la cual debe su fundación el emplazamiento donde se encuentra: un cruce de caminos que transitan entre la Montaña y la Ribera navarra. También a su situación en el Camino de Santiago, del que constituye una importante etapa.

Nada más llegar no dudaríamos en dirigirnos, de forma directa, hacia la iglesia de Santa María, ligada al discurrir de la vía jacobea y una de las obras cumbres del románico en Navarra. Tiene su origen en un oratorio de un palacio propiedad de los caballeros de San Juan de Jerusalén.

Santa María la Real. Sangüesa

Es imposible pasar por su portada sin detenerse ante ella. Está considerada una auténtica joya concebida como un gran retablo en piedra en el que no se ha dejado ni un solo centímetro sin tallar. Se realizó entre los siglos XII y XIII y trata temas iconográficos como el Juicio o la saga del héroe escandinavo Sigurd.

Santa María la Real. Sangüesa

Las otras dos joyas del templo están en su interior. Una es una custodia procesional en plata sobredorada, realizada por los orfebres sangüesinos en el siglo XV. Y la otra es el retablo mayor, dedicado a la Virgen y consagrado en 1548.

Respecto al resto del legado monumental de Sangüesa incluye  también notables casas y palacios señoriales, como el de Añués o el de los Iñiguez – Abarca, en la calle Mayor, tradicional vía de paso de los peregrinos. También importantes templos  como la iglesia de San Salvador, con una portada sencilla y un retablo mayor romanista. La iglesia de Santiago, de estilo románico tardío, tiene una interesante portada y en su interior cuenta con un buen retablo plateresco. El palacio del príncipe de Viana recuerda que la localidad fue corte de los reyes de Navarra.

Iglesia de San Salvador. Sangüesa

Y sin más dilaciones nos trasladaríamos a nuestra última visita de hoy que no sería otra que Sos del Rey Católico, localizada tan sólo a 13 kilómetros de la anterior, por lo que en diez minutos habíamos llegado. Y sí, efectivamente, esta población no pertenece a Navarra sino a la provincia de Zaragoza, pero ante la cercanía no pudimos evitar acercarnos a conocerla, pues nunca se sabe si habrá otra oportunidad para ello.

Sin duda que es la más monumental  de la comarca de las Cinco Villas, una demarcación de orígenes medievales nacida en el siglo XI, cuando el rey navarro Sancho Garcés ordenó levantar varias fortalezas en la zona para defenderse de los musulmanes. Una de ellas fue Sos, cuyo excelente grado de conservación la han convertido en uno de los pueblos más encantadores de Aragón. Además, en 1452, nació en uno de sus palacios, una de las figuras históricas más importantes a nivel no sólo ya nacional sino europeo: Fernando II de Aragón, el rey católico.

Sos del Rey Católico

El recinto amurallado conserva sus siete puertas. Dentro la monumentalidad asombra al viajero. Casas y palacios con piedra de sillería con galerías cerradas, barbacanas de madera y aleros típicos de la arquitectura altoaragonesa escoltan unas calles estrechas y solitarias que parecen vivir en el medievo. Un aire frío y helador no deja de acompañarnos pero ello no nos impide continuar nuestra visita.

Sos del Rey Católico

Sos del Rey Católico

La plaza de la Villa ha sido desde siempre lugar de mercado y reuniones. Bajo uno de los arcos donde se celebraba el mercado se puede ver el hueco donde se instalaba la balanza municipal. Enfrente, la casa del judío Santángel, que según la tradición entregó una bolsa con dinero a Colón para financiar su viaje a las Indias.

El Ayuntamiento por su parte es un edificio renacentista rematado por un soberbio alero de madera tallada. A su lado, el colegio – fundación de Gil de Jasa, otro edificio señero del siglo XVI aragonés, en el que un ministro de Carlos III fundaría un hospicio y escuela de niños.

Ayuntamiento. Sos del Rey Católico

Por un bello paso abovedado accederíamos a la iglesia de San Esteban, adosada a una torre del antiguo castillo. Llama poderosamente la atención por su aspecto de iglesia – fortaleza con dos portadas, una románica (la más interesante) y otra renacentista. Bajo el templo se halla la llamada iglesia Baja, que en realidad es un bellísima y amplia cripta con hermosas pinturas murales en su interior.

Torre del Castillo. Sos del Rey Católico

Vistas desde el Castillo. Sos del Rey Católico

Iglesia de San Esteban. Sos del Rey Católico

Otro de los monumentos más interesantes  es el denominado  palacio de los Sada, totalmente reconstruido en 1955. Según la tradición en el nació Fernando el Católico en 1452, Adosada al palacio se halla la también reconstruida iglesia de San Martín de Tours.

La noche había caído por completo y el frío era más intenso si cabe por lo que nos pareció buena idea ponernos a resguardo en el acogedor Parador Nacional, situado al noroeste de la localidad, donde podríamos tomar unas infusiones calientes que nos harían entrar en calor, antes de emprender el regreso a Monreal y dar por finalizado el día.

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