AVEIRO - DIA 02. Gafanha de Nazaré, Barra y Costa Nova

29 de Marzo de 2024.

Hoy sería un día mucho más relajado que el de ayer, y eso que aunque pudiese parecer que era demasiado denso, no fue así ni mucho menos, ya que todo está muy cerquita y se van sucediendo los lugares de interés, uno tras otro.

PASARELAS RÍA DE AVEIRO

Es por ello que no madrugaría demasiado, como es habitual en mí, y tras el desayuno de rigor, me desplazaría en coche hasta la pequeña localidad de Cais da Ribeira da Esgueira, el mejor lugar para comenzar a realizar de forma directa y sin prolegómenos un agradable paseo por el entorno de la ría de Aveiro. Como consejo decir que es mejor omitir la senda que parte de la misma ciudad ya que hay que afrontar unos tres kilómetros por caminos de tierra bastante monótonos que no merecen la pena y menos si se va con niños.

Los llamados Passadiços da Ría de Aveiro, son unas pasarelas de madera construidas sobre la misma ría de Aveiro, en las que cada cierto tiempo se pueden ver paneles informativos sobre la flora y fauna de la ría, tales como el águila savia, el flamenco o la pata larga. También hay bancos de madera, donde al lado de cada uno hay información sobre la terminología relacionada con las artes vinculadas a la pesca, al mar o la ría.

Ría de Aveiro desde Pasarelas de Cais da Ribeira da Esgueira

Ría de Aveiro desde Pasarelas de Cais da Ribeira da Esgueira

El entorno es una preciosidad y la combinación de la vegetación, el agua y las nubes reflejándose sobre estas permitían captar algunas imágenes realmente hermosas. En mi caso haría como la mitad de la ruta, para después darme la vuelta, pues había conseguido llevarme la esencia del entorno y todavía quería conocer algunos otros destinos de los alrededores.

Ría de Aveiro desde Pasarelas de Cais da Ribeira da Esgueira

SALINAS DE AVEIRO

Me pareció también interesante, aún después de haberlas visto desde el paseo en Moliceiro, acercarme hasta las salinas de Aveiro, para poder contemplarlas de cerca.

Allí encontraría canales, estanques, zanjas y lagunas que forman este singular paisaje tan característico de la ciudad, que ha explotado el negocio de la sal desde tiempos inmemoriales.

Salinas de Aveiro

En el siglo XV había 500 explotaciones, pero hoy en día apenas se conservan unas cuantas que pueden visitarse con guía. Yo como digo tan sólo quería verlas de cerca, dejando para mejor ocasión esa opción.

GAFANHA DE NAZARÉ

Cogería carretera y manta y me dirigiría, atravesando uno de los dos puentes que salvan el estrecho brazo meridional de la ría de Aveiro, hacia Gafanha de Nazaré, que viene a ser el puerto deportivo de Aveiro, situado a sólo once kilómetros del centro de la ciudad, por lo que en apenas un cuarto de hora ya estaba allí.

Gafanha de Nazaré

Hay que tener en cuenta, por si acaso, que esa localidad no tiene nada que ver con Nazaré, la famosa playa portuguesa donde los surfistas desafían olas de hasta quince metros de altura y que todavía no conozco. Esta última se encuentra a 150 kilómetros de Aveiro, por lo que mejor no equivocarse a la hora de meter el nombre en el GPS.

En este pequeño y sencillo puerto, desde donde salían en el pasado grandes expediciones hacia el Mar del Norte para la captura del bacalao, hay algunos lugares de interés por lo que me apetecía dar una vuelta por los mismos.

El primero de ellos sería el conocido como Forte Novo o Forte Pombalino, el cual fue construido en el siglo XVII, durante el reinado de João IV, con el objeto de proteger la entrada a la ría de Aveiro, pues por aquel entonces tenía lugar la guerra de Restauración portuguesa. En el siglo XIX el fuerte dejó de tener importancia militar, aprovechando sus instalaciones para construir una torre de señalización que funcionaría hasta el siglo XX, sirviendo de guía a las embarcaciones que entraban por esta zona.

Forte Novo. Gafanha de Nazaré

Interesante también es el Navío – Museo Santo André, el cual rinde homenaje a la pesca del bacalao con redes de arrastre en las gélidas aguas del Mar del Norte. Fue construido en los Países Bajos, en 1948, por encargo de la Compañía Pesquera de Aveiro. Tenía una capacidad para unas dos mil toneladas de pescado y durante cincuenta años formó parte de la flota pesquera portuguesa de bacalao, hasta que en la década de 1980 sería desmantelado debido a las importantes restricciones de pesca que se impusieron entonces.

Navío - Museo Santo André. Gafanha de Nazaré

Posteriormente, sería habilitado como museo, por lo que no dudaría en visitar su interior, haciéndome una idea de las duras condiciones de trabajo que debían tener lugar en el mismo, teniendo que luchar continuamente con unas condiciones climáticas adversas y unas temperaturas extremas. La entrada cuesta 3,50 euros y está abierto todos los días excepto los lunes.

En mi paseo hallaría la pequeña capilla de Nuestra Señora de los Navegantes, con un peculiar exterior en el que destacan sus almenas. Era y sigue siendo un lugar de culto importante para los pescadores de Gafanha da Nazaré, pues es la patrona de la localidad, rindiéndola homenaje, todos los años, en una espectacular procesión de embarcaciones de todo tipo que tiene lugar por las aguas de la ría de Aveiro.

Capilla Ntra Sra de los Navegantes. Gafanha de Nazaré

Muy agradable sería el conocido como Jardín Oudinot, un inmenso parque situado junto a un canal en la ría de Aveiro, con una zona verde muy agradable, en la que incluso hay un playa fluvial con un bar donde no podría evitar sentarme a tomar algo. También destaca un antiguo puente medieval que servía en el pasado para conectar el fuerte de Barra con Ílhavo.

Jardín Oudinot. Gafanha de Nazaré

Playa Fluvial y Puente Medieval. Jardín Oudinot. Gafanha de Nazaré

Finalmente, destacaría el bonito mirador de la Ría, desde donde se consigue una de las mejores vistas del entorno ya que está situado en un lugar estratégico. Además una parte del mismo está construido a modo de templete y se encuentra adornado con azulejos de vivos colores.

Mirador de la Ría de Aveiro. Gafanha de Nazaré

Ría de Aveiro desde Mirador de Gafanha de Nazaré

PLAYA Y FARO DE BARRA

Tras las visitas anteriores cogería el coche para dirigirme a la playa de Barra y es que aunque la distancia en línea recta es muy corta, la ría hace de barrera para poder llegar caminando hasta allí.

Tardaría sólo cinco minutos en recorrer los 4,5 kilómetros que separan una zona de la otra y al llegar me encontraría la gran extensión de arena fina y blanca sin apenas gente, pues todavía es una época temprana para darse un baño.

Playa de Barra

Presidiendo el arenal podría ver el gran faro de Barra, con sus inconfundibles rayas rojas y blancas, el cual posee el título honorífico de ser el más alto de Portugal y uno de los mayores de Europa. Tiene una altitud de 62 metros y data de finales del siglo XIX.

Playa y Faro de Barra

Faro de Barra

Faro de Barra

Para aquellos que tengáis la suerte de poder organizaros, es interesante saber que se puede subir a lo más alto los miércoles de 13:30 a 16:30, tras afrontar sus 271 escalones. Dicen que las vistas de la costa y el entorno son brutales.

Justo detrás del faro, hay una zona muy agradable donde se puede ver la desembocadura de la ría y enfrente la zona de Gafanha de Nazaré, donde había estado hacía apenas unos minutos.

Playa y Faro de Barra

COSTA NOVA

Estaba disfrutando muchísimo de la belleza de esta zona de la costa portuguesa, por lo que tras mirar que la distancia hasta el pintoresco pueblo marinero de Costa Nova y su playa era de sólo unos cuarenta minutos, me animaría en llegar caminando hasta allí, aunque luego tuviese que deshacer el camino.

La playa es igual de extensa y agradable que la de Barra, con la diferencia de que aquí se encuentran las famosas casitas con vistosas rayas de colores que alegran parte del paseo marítimo de esta localidad y que se han convertido en uno de los iconos de presentación tanto de esta parte de Portugal como incluso del país luso.

Playa de Costa Nova

Estas reciben el nombre de palheiros y en el pasado cumplían la función de ser las modestas viviendas de los pescadores, sirviendo también de almacén para los útiles necesarios para realizar su actividad pesquera. Según esta última fue perdiendo protagonismo frente a la actividad turística, estas se irían adecentando cada vez más y empezaron a ser arrendadas en las vacaciones a los turistas que visitaban la zona, ganando en fama y renombre, convirtiéndose en todo un reclamo por su singularidad y originalidad.

Palheiros de Costa Nova

Palheiro de Costa Nova

Palheiros de Costa Nova

Palheiros de Costa Nova

Tras las fotos de rigor no podría evitar reparar en un puesto situado en la Avenida José Estevão denominado Zé da Tripa, donde vendían uno de los dulces típicos de la región de Aveiro conocido como Tripa y que no es otra cosa que un crepe relleno de lo que tú quieras como chocolate, fresa, nata, etc.

No había mejor manera que abandonar esta bonita región de Portugal.

PLAYA DE AREÃO

Aunque mi idea era dirigirme ya de manera directa a Coímbra, donde iba a pasar los dos siguientes días, no podría resistirme a hacer una breve parada en las playa de Areão, situada a sólo doce kilómetros de Costa Nova, pues había leído que su entorno virgen es una maravilla. Y efectivamente, así era, un área que permanece intacta y salvaje sin ningún tipo de construcción, con pasarelas por donde poder caminar para no dañar las dunas y donde no me encontraría ni un alma, por lo que sería una auténtica gozada cerrar el día de esta manera.

Playa de Areão

HOTEL DOMUS (COÍMBRA)

Tras disfrutar de la idílica playa anterior, de su arena virgen, de las onduladas dunas y el horizonte infinito del mar azul, tardaría una hora en llegar a Coímbra, donde había elegido el hotel Domus para alojarme las dos siguientes noches. Su situación era céntrica, sus instalaciones nuevas e impolutas, la habitación confortable, el baño parecía nuevo y todo por 100 euros las dos noches. No tenía el desayuno incluido pero por cinco euros se podía disfrutar del mismo, algo por lo que optaría.

Hotel Domus

TABERNA ARCADA

Era ya tarde, pero no podría evitar salir a cenar este pequeño restaurante, del que había leído muy buenas referencias. No eran equivocadas pues estaba todo buenísimo. Pediría sardinas fritas, que las sirven de una manera muy peculiar como se ve en la foto, colgadas y en un barquito, y setas rellenas de carne picada, que no podían estar más jugosas. De beber optaría por sangría de vino blando. Y de postre un combinado de tres tartas que no podían estar más ricas, presentadas también de manera peculiar, no al uso. Todo me saldría por 25 euros. Es importante llegar antes de las 20:30 o reservar, ya que es un local pequeño y siempre está lleno. Sería esta la manera perfecta de dar por finalizado el día.

Taberna Arcada

No hay comentarios :

Publicar un comentario