DIA 2. CROACIA. Porec, Rovinj y Pula

21 de Septiembre de 2011.


Dado que durante el día la familia tenía sus obligaciones, lo que haríamos sería aprovechar el tiempo y conocer un poco la zona. Y para ello, lo primero era, nada más levantarnos, cambiar euros a kunas, la moneda oficial del país. A día de hoy el cambio estaba a 1 euro = 7,35 kunas.

Lo segundo era conseguir un coche de alquiler para movernos con libertad, el cual conseguiríamos con la ayuda de mi tío, que nos pondría en contacto con una empresa croata de alquiler de coches, de la que no recuerdo su nombre. El coche que nos proporcionaron fue un Opel Corsa y nos cobrarían 170 euros con seguro a todo riesgo por tres días. Hay que decir que el precio era especial y que si hubiera sido por nuestra cuenta nos hubiera costado casi el doble.

Ya con los deberes hechos nos pondríamos rumbo hacia el sur de la costa occidental de Istria.

Esta pequeña porción de territorio croata supone un viaje en el tiempo. En la Antigüedad fue ilírica y romana. A partir del siglo VI la poblaron eslavos. Fue dominio de los francos y en el año 830 pasó a ser veneciana. Austria la heredó en 1818 y un siglo más tarde quedó anexionada a Italia. La segunda guerra mundial la hizo parte de Yugoslavia. Desde 1991 comparte la soberanía nacional de Eslovenia y de Croacia.

 La península, que está en el extremo norte del mar Adriático, figura entre los destinos vacacionales más populares de Europa y posee algunos pueblecitos que bien merece la pena ser descubiertos, tanto por méritos propios como por el entorno que les rodea.

Así que a eso nos dedicaríamos, llegando por la carretera de la costa al primero de ellos: Porec (Parenzo). Los nombres vienen en croata e italiano en la gran mayoría de paneles indicadores. El motivo es que cuando terminó la primera guerra mundial, la península sería adjudicada a Italia por su apoyo a los aliados, siendo luego, como ya hemos visto, devuelta a la antigua Yugoslavia.

Pues bien, en esta pequeña ciudad dejaríamos el coche, en un parking público, en pleno centro (15 kunas por más de dos horas) y comenzaríamos a pasear por el paseo marítimo que, entre un sol espléndido y unas cuantas fotos, nos llevaría, casi por casualidad, hasta la basílica de Eufrasio (30 kunas por persona), que en 1997 la Unesco declaró Patrimonio de la Humanidad y cuyo ábside está tapizado con hermosos mosaicos bizantinos del siglo VI. En ella son también dignas de destacar: las tres amplias naves separadas por columnas de mármol griego; el Baptisterio, con nuevos mosaicos espectaculares del S. XI; el atrio o patio porticado, donde se exhiben lápidas y algunas piezas arqueológicas del periodo medieval;  y, por último, su torre desde donde podríamos disfrutar de unas panorámicas increíbles de la villa y los alrededores.

Porec


Basílica de Eufrasio. Porec

Basílica de Eufrasio. Porec

Porec desde torre de la Basílica de Eufrasio

Cuando salimos nos picaría el gusanillo y no pudimos evitar caer en comernos unas porciones de pizza acompañadas por unos refrescos (35 kunas).

Después seguiríamos caminando para rodear la pequeña península en la que se encuentra el centro histórico, perdiéndonos por sus callecitas repletas de casas góticas y viviendas de los siglos XII Y XIII e incluso un palacio barroco.

Casco Histórico. Porec

Casco Histórico. Porec

Casco Histórico. Porec

Para finalizar la visita llegaríamos hasta la cercana iglesia de San Francisco, que fue remodelada durante el periodo barroco, y el puerto deportivo, donde aprovecharíamos para sentarnos un rato a descansar.

Casco Histórico. Porec

Puerto Deportivo. Porec

Cuando acabamos de recrearnos nos dirigimos al coche para marcharnos a conocer la pintoresca y marinera Rovinj (Rovigno), la cual atesora otro bello casco antiguo acotado por murallas y edificios venecianos.

Rovinj

Llegando en coche y siguiendo la misma carretera que te introduce en el centro de la ciudad y el puerto, tienes hasta tres parkings, donde puedes estacionar sin problema el vehículo, al menos en estas fechas en las que nos encontrábamos. Hecho esto y como ya eran casi las tres, estuvimos pululando un rato por la parte antigua hasta decantarnos, para comer, por una pizzería, donde nos pedimos dos pizzas medianas, que por otro lado eran inmensas. Se llamaba Pian del Forno. (109 Kunas). Ya con la tripa llena, nos perderíamos por las callejuelas que parten de la plaza principal y que están flanqueadas por edificios barrocos y renacentistas, dando muchas de esas fachadas directamente al mar, lo que hizo que nos gustara bastante.

Casco Histórico. Rovinj

Casco Histórico. Rovinj

Entre calle por aquí y calle por allá, subiendo cuestas y más cuestas, llegaríamos a lo más alto de Rovingno, donde se asienta la catedral de Santa Eufemia, dominando todo el horizonte y el conjunto urbano. De origen paleocristiano, la iglesia fue reconstruida en 1736. En el ábside de la derecha descansan, en un sarcófago, los restos de la santa. El campanario colindante se construyó siguiendo el modelo del campanil de San Marcos, en Venecia y mide 62 metros de altura, siendo el segundo más alto de Istria.

Catedral de Santa Eufemia.Rovinj

Rovinj desde Cerro de Santa Eufemia

Faro.Rovinj

Aquí estaríamos un ratito relajándonos y contemplando las vistas, para sobre las 16.45 poner rumbo hacia Pula, el último destino del día.

No terminábamos con la visita de cualquier lugar, no. Habíamos dejado para el final, ni más ni menos, que la ciudad de mayor antigüedad de toda la costa oriental del Adriático, hasta el punto de que la leyenda remonta su mítica fundación a Jasón, el capitán de los argonautas.

A ella llegaríamos en una media hora, donde, de nuevo, aparcaríamos cerca del puerto, utilizando los parquímetros.

Parece que la nostalgia por la tierra a la que uno pertenece ha sido algo que ha ocurrido desde el principio de los tiempos. Y eso parece que también les sucedería a los colonos latinos que, lejos de casa, quisieron emular la Roma que habían dejado a sus espaldas. Quizá fue por eso por lo que construirían Pula sobre siete colinas. En poco tiempo la metrópoli istriana se convirtió en uno de los centros mercantiles más importantes de aquel mar que había sido objetos de continuas luchas.

De esa manera se le empezaron a dar los símbolos de una urbe de alto rango: imponentes puertas de acceso, grandes templos, palacetes y un gran anfiteatro.

Sería por este último por el que comenzaríamos la visita a la ciudad, ya que detrás de donde nos encontrábamos, a tan sólo unos minutos andando, se encontraba uno de los seis anfiteatros romanos más grande del mundo. De hecho, sólo el Coliseo de Roma lo supera en capacidad, pero no en belleza, para mí gusto, pues los bloques de piedra blanca con los que está edificado y el estar a orillas de las aguas del Adriático, lo hacen espectacular.

Anfiteatro de Pula

La entrada nos costaría 40 kunas por persona y dentro pudimos pasear por su arena rememorando las luchas de gladiadores y viajando en el tiempo hasta la época romana, nos sentaríamos en sus amplias gradas e imaginaríamos los espectáculos crueles y bárbaros que aquí se producían. En verano dan conciertos y hacen obras de teatro, que vistos en semejante lugar debe ser un auténtico privilegio.

Anfiteatro de Pula

Cuando salimos de las entrañas de este coloso, haríamos un intento por volver al S.XXI, pero por las calles nos fuimos encontrando con un montón de monumentos romanos que hacían complicado poder volver del pasado: el arco de los Sergii, la puerta de Hércules, el castillo, la puerta Gemela, etc.

Puerta Gemela.Pula

Castillo.Pula

Arco de los Sergii. Pula

La noche estaba a punto de echarse sobre nuestras cabezas, pero antes de que eso sucediera podríamos culminar la visita con un nuevo conjunto de construcciones, a cada cual más increíble que la anterior: la catedral, fundada en el siglo V y consagrada a la virgen maría; la iglesia de San Nicolás; el templo de Augusto, levantado en el siglo I.d.C, es una muestra excepcional de arquitectura romana y de unas dimensiones colosales con 17 m de largo y 6 m de ancho y que hoy alberga las dependencias del Ayuntamiento; y, sin duda, la playa mayor, que en su momento sería el Foro.

Ayuntamiento y Templo de Rómulo y Augusto

Plaza del Ayuntamiento

Todo lo anterior, combinado con iglesias y edificios de otras épocas, haría que, sin darnos cuenta, nos plantáramos  en las 19.30, por lo que decidimos emprender el camino de vuelta, para llegar a Umag a las 21.00, donde cenaríamos tranquilamente en casa con la familia.

2 comentarios :

  1. Querido Amigo...
    Como siempre te he dicho:Que placer da leer lo que escribes! Me encanta!
    Un abrazo gigante! Leonor

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  2. Qué grata sorpresa, Leonor!!
    Y para mí es una satisfacción que te guste lo que hago! Espero que todo vaya bien!
    Un beso y un abrazo enorme!!

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