DIA 09. NÁPOLES. Descubriendo una ciudad polifacética

10 de Diciembre de 2022.

Como he comentado en algún momento en este diario, mi anterior visita a Nápoles sería un desastre, totalmente improvisada y fallida, ya que en apenas tres horas que duró mi estancia fue casi imposible conseguir una visión razonable de la ciudad.

En esta ocasión iba a disponer de un día y medio, un tiempo bastante más comprensible para conseguir llegar a muchos de sus lugares más icónicos: desde sus magníficos palacios hasta sus imponentes castillos, pasando por sus interesantes museos o sus calles decadentes y bulliciosas.

Para ganar tiempo decidiría comenzar la jornada cogiendo el metro en la plaza Garibaldi y bajarme, como ayer, en la estación Municipio, donde iba a comenzar mi ruta turística.  El billete de metro vale 1,20 euros.

FUENTE DE NEPTUNO

Y el primer monumento en el que repararía sería la hermosa fuente de Neptuno, con una antigüedad de más de 500 años y objeto de diferentes ubicaciones a lo largo de los siglos. Trabajarían en ella cuatro grandes escultores de la época y cuenta con un cuerpo central en el que se pueden ver monstruos marinos, delfines y tritones que hacen salir el agua. A los pies de dicho cuerpo central, el agua brota de las bocas de los leones que, entre sus patas, tienen los escudos de armas de las familias españolas que dominaron la ciudad. Luego en la parte superior se observan dos sátiros y dos ninfas junto a la estatua de Neptuno, de cuyo tridente brota también el agua.

Fuente de Neptuno

GALERÍA UMBERTO I

Al ser temprano y pensando que a estas horas podría disfrutarla en soledad, me desplazaría hasta la Galería Umberto I, donde acertaría y la encontraría desierta. Allí podría disfrutar de uno de los emblemas arquitectónicos de Nápoles, con su imponente techo de cristal, sus diseños neorrenacentistas y sus suelos de mármol, donde en uno de sus lados están representados los signos zodiacales, donde volvería a realizarme la foto con el mío, más de veinte años después de aquella primera vez.

Galería Umberto I

Su espacio interior acoge un sinfín de realidades comerciales diferentes, desde cadenas de comida rápida, pasando por cafeterías donde comer en las mesas, hasta tiendas de souvenirs o boutiques exclusivas. Por lo que no cabe duda que esta galería sigue conservando ese encanto inalterable al paso del tiempo.

TEATRO DE SAN CARLOS

Aunque no era mi intención visitar su interior, sí que pasaría por la puerta del teatro de San Carlos, inaugurado en 1737, convirtiéndose en el salón de ópera más importante de toda Europa. Muchos de los grandes compositores europeos han interpretado sus obras en este lugar, y continúa siendo uno de los mejores recintos operísticos del mundo.

Teatro de San Carlos

Cuando se inauguró el teatro tenía un aforo de 3300 personas, el mayor del mundo en su época. En febrero de 1816 quedaría destruido por un incendio, pero fue reconstruido en diez meses por orden del rey Fernando IV.

Muchos compositores famosos han representado sus obras en el teatro de San Carlos, entre ellos Rossini. Hoy sigue utilizándose como salón de Ópera, donde la audiencia disfruta de la época gloriosa de la ópera napolitana. El edificio ha sabido capear guerras y desastres y conserva su belleza y su importancia.

Se pueden realizar visitas guiadas a su interior en inglés e italiano por si alguien está interesado.

Hay que decir también que el teatro se encuentra en la plaza Trieste e Trento, una de las más bulliciosas y transitadas de la ciudad donde desembocan algunas de las calles más famosas del centro como Toledo o Chiaia. En el centro se puede ver la popular fuente de la alcachofa y en otro de sus laterales la iglesia barroca de San Fernando del siglo XVII.

Plaza Trieste e Trento

CASTILLO NUEVO

Para poder visitar este castillo es necesario realizar una reserva previa en la página https://ingressi.comune.napoli.it/castelnuovo/, ya que sin esta no se podrá acceder al interior, estableciéndose un máximo de cuatro personas por cada reserva individual. El precio de la entrada es de seis euros que se pagan en el castillo, admitiéndose sólo tarjeta. La visita es por libre una vez dentro y dura como una hora y media.

En mi caso, tenía la reserva a las 08:30, llegado a la zona diez minutos antes de la hora. Pero un tumulto de gente que ya se encontraba allí y que hacían aspavientos y tenían cara de pocos amigos me hacían sospechar que algo pasaba y que no era bueno. Efectivamente, tras acercarme a la puerta podría ver un cartel que indicaba que las visitas se suspendían durante todo el día a causa de la alerta meteorológica decretada por protección civil. No me lo podía creer, menuda decepción y todo por un poco de viento que os aseguro no era nada del otro mundo.

Castillo Nuevo

Me perdía así la visita interior de este gran castillo del siglo XIII construido por orden de Carlos I de Anjou después de ser nombrado rey de Sicilia en 1266. En el reinado de Roberto de Anjou, el lugar se convirtió en un importante centro cultural y atrajo a genios como Petrarca, Boccaccio y Giotto, que disfrutaron de estancias muy productivas. En el siglo XV, los conquistadores de la corona de Aragón le dieron su actual aspecto militar y los adornos renacentistas.

Castillo Nuevo

Con esta primera decepción en Nápoles y tras las fotos de rigor a los exteriores de la fortaleza me encaminaría a mi siguiente destino.

PLAZA DEL PLEBISCITO

Al no poder visitar el castillo Nuevo, pocos minutos antes de la nueve me encontraba ya en la famosa e icónica plaza del Plebiscito, corazón de la ciudad y sede de importantes eventos culturales.

Plaza del Plebiscito

Y qué mejor que iniciar mi visita a la misma con una leyenda, la cual hace referencia a la indulgencia que se concedía por la reina Margarita de Saboya a aquellos presos que conseguían atravesar la plaza con los ojos vendados y pasar entre las dos estatuas que allí se encuentran, correspondientes a Carlos III y Fernando I. Hoy, curiosamente, no son pocos los que también se animan a intentarlo, siendo bastante entretenido de presenciar.

Plaza del Plebiscito

Esta soberbia plaza se encuentra entre las más grandes de Italia y se encuentra flanqueada por importantes edificios.

El primero al que haré referencia será el Palacio Real de Nápoles, el cual ya tendría oportunidad de visitar ayer gracias a las jornadas especiales de apertura tardía y precio rebajado del mismo. La decoración de sus salas como la del Trono, la de Hércules o las del rey y la reina son dignas de admirar, pudiendo observarse además curiosos artefactos o interesantes detalles.

Palacio Real. Plaza del Plebiscito

Palacio Real. Plaza del Plebiscito

Justo enfrente se encuentra la basílica de San Francisco de Paula, inspirada en el Panteón de Roma y completada bajo la restaurada monarquía borbónica. La idea era modificar los caóticos alrededores del palacio recreando una versión del antiguo templo romano y hacerlo resaltar con columnatas inspiradas en las de San Pedro del Vaticano. Su interior posee ricas decoraciones de mármol y estuco. Desde lo alto de la escalinata por la que se tiene acceso al interior se disfruta de una perspectiva excelente de la plaza y el Palacio Real.

Basílica de  San Francisco de Paula. Plaza del Plebiscito

Basílica de  San Francisco de Paula. Plaza del Plebiscito

Los otros dos edificios que cerrarían el imponente espacio serían los palacios de la Prefectura y de Salerno. El primero tenía la función de alojar a aquellos extranjeros que visitaban la corte siendo hoy la sede de un famoso Café. El segundo fue destinado como sede de los cadetes reales de la corte de Nápoles, haciendo hoy las veces de Jefatura del ejército en la Italia meridional.

Palacio de la Prefectura.Plaza del Plebiscito

IGLESIA DE SANTA LUCÍA

Abandonaría la plaza del Plebiscito por el lateral más cercano a la costa y en pocos minutos llegaría hasta  esta iglesia cuya leyenda afirma que en la Antigüedad se construyó aquí un templo, aunque la estructura más primitiva data del siglo IX. Destruida y reconstruida varias veces, la iglesia actual es posterior a la II Guerra Mundial, cuyos bombardeos acabaron con buena parte de sus obras de arte, salvo una bonita estatua de Santa Lucía del siglo XVIII y un par de pinturas.

Iglesia de Santa Lucía

Iglesia de Santa Lucía

FUENTE DE LA IMMACOLATELLA

Tras bajar una pequeña cuesta llegaba por fin al paseo Lungomare por el que me apetecía mucho pasear y disfrutar de las vistas del golfo de Nápoles y el Vesubio. Además de ver algunos de los hoteles más lujosos de la ciudad que se encuentran en esta ubicación.

Monte Vesubio desde Paseo Lungomare

Pero uno de sus elementos más bonitos, aunque desgraciadamente se encontraban restaurándose parcialmente, es la fuente de la Inmaculada Concepción, compuesta por tres arcos de triunfo. Adornaba el Palacio Real y ahora es un hito del barrio de Santa Lucía. Data de 1601.

Fuente de la Immacolatella

CASTILLO DELL´OVO

Un poco más adelante, en el mismo paseo Lungomare, me daría de bruces con otro icono napolitano, el castillo del Huevo, cuyo nombre dicen que proviene de un huevo mágico que se escondía en su interior, supuestamente traído aquí por el poeta romano Virgilio.

Puerto y Castillo dell´Ovo

En la Antigüedad, este lugar era parte de la extensa propiedad del general romano Luculo. A finales del siglo V una orden religiosa fundó un monasterio en este lugar; después los normandos construyeron un primer castillo. Las sucesivas dinastías lo modificaron hasta que en el siglo XVI adquirió su forma definitiva.

Castillo dell´Ovo

Sería aquí donde me llevaría la segunda e importante decepción del día y es que sus puertas también me las encontraría cerradas a cal y canto por el mismo motivo que me impidió visitar el Castillo Nuevo: la dichosa alerta meteorológica. Por ello no podría ni acceder a su interior ni subir a su terraza que había leído ofrece unas maravillosas vistas de la ciudad de Nápoles y sus alrededores. Sería todo un disgusto pues esta era una de las cosas que más me apetecía hacer en Nápoles.

CALLE TOLEDO Y BARRIO ESPAÑOL

Tras esta gran decepción dejaría el paseo marítimo y me encaminaría al centro neurálgico de Nápoles y más concretamente a recorrer parte de la Via Toledo y sus alrededores, es decir el llamado Quartieri Spagnoli o Barrio Español. Su nombre se debe a que aquí se alojarían las tropas españolas durante el siglo XVI. Se trata de un barrio decadente, con calles sumamente estrechas que en algunos tramos hacen que los edificios apenas tengan un metro de separación entre ellos. Es una zona deprimida, con calles bastante sucias y donde tuve una fuerte sensación de inseguridad. Esto es algo subjetivo, no sé si porque era temprano y apenas había gente pero no me encontré a gusto.

Barrio Español

La Via Toledo, situada tan sólo a unas manzanas, sin embargo es todo lo contrario: animosa, repleta de comercios, tiendas y restaurantes y con un trasiego y barullo que suben el ánimo a cualquiera.

Via Toledo

Sería en esta calle, en una apertura de la misma, donde cogería el funicular que me permitiría llegar a mi siguiente destino, ahorrándome un esfuerzo importante de haberlo hecho caminando.

CASTILLO SANT´ELMO

Efectivamente, me bajaría en la estación superior del funicular denominada Fuga, desde donde podría llegar con mucho menos esfuerzo hasta la fortaleza de Sant´Elmo, una colosal construcción que, esta vez sí, iba a poder conocer por dentro, después del intento fallido de los otros dos castillos de la ciudad.

Castillo Sant´Elmo

Castillo Sant´Elmo

La entrada cuesta cinco euros y el horario es de 08:30 a 18:30.

La maciza fortaleza que hoy vemos sería erigida a mediados del siglo XVI, con planta de estrella de seis puntas. Desde ella se vigilaban el golfo, las calles que llevaban a Nápoles y la propia ciudad, como ocurrió durante la revuelta de Masaniello. Con los Borbones, la fortaleza se convirtió en cárcel de prisioneros políticos, y después de la Unidad de Italia, fue cárcel militar. Gran parte de los edificios que hoy se pueden ver quedaron destrozados por la explosión del polvorín cuando lo alcanzó un rayo en 1587. Desde su parte más alta el panorama se abre 360 grados abarcando el golfo con el Vesubio al fondo, así como un buen número de barrios y poblaciones cercanas.

Castillo Sant´Elmo

Castillo Sant´Elmo

Nápoles desde Castillo Sant´Elmo

Merece la pena la plaza de Armas, así como la iglesia y la capilla de Santa María del Pilar, entre otras estancias.

CARTUJA DE SAN MARTINO

Hacía ya un rato que había comenzado a llover de forma desmesurada, haciendo casi imposible caminar a la intemperie, aún con chubasquero, sin acabar calado hasta los huesos, por lo que, aunque en principio no lo tenía en mente, aprovecharía la cercanía de la Cartuja y el museo de San Martino para resguardarme y de paso visitarlo.

Sería en 1325 cuando el duque Carlos de Calabria empezó a construir la cartuja de San Martín. Su trazado acomodado bajo el enorme castillo Sant´Elmo es suntuoso: está compuesto por dos claustros y una gama de prodigios arquitectónicos y artísticos ya que, entre los siglos XVI y XVIII, los monjes cartujanos encargaron a los grandes artistas del momento embellecer su impresionante edificio.

Cartuja de San Martino

La iglesia, por ejemplo, es un excelente compendio del arte y decoración barrocos, y la muestra más completa de arte napolitano de los siglos XVII y XVIII reunida en un único espacio. Las ocho capillas por su parte están decoradas en un estilo uniforme, en armonía con la parte principal de la iglesia, poseyendo todas mármoles con vivos colores y ricos estucos dorados. No le van a la zaga el coro y la sacristía con sillas de nogal preciosamente talladas, hermosos querubines y abundancia de volutas. El claustro grande es también maravilloso con un pórtico con 64 columnas de mármol, del siglo XVI. Destacan la obra maestra de Cosimo Fanzago y los cráneos esculpidos en el cementerio de los monjes. Tampoco hay que olvidarse del Cuarto del Prior, el único que podía tener contacto con el exterior, y que está decorado con mobiliario aristocrático y obras de arte de la colección de la Cartuja, de valor incalculable.

Cartuja de San Martino

Cartuja de San Martino

Claustro Grande Cartuja de San Martino

También tengo que hacer referencia al museo, que contiene algunas obras interesantes del Renacimiento temprano y alto, así como del barroco y del arte napolitano del siglo XIX.

Otro de los mejores elementos de la cartuja son sus jardines además de sus miradores tanto interiores como el que se encuentra justo enfrente de su entrada principal, desde donde se disfrutan de unas vistas excepcionales de toda Nápoles. Lástima que las nubes cubrieran el Vesubio y no pudiera admirar su elegante porte.

Nápoles desde Cartuja de San Martino

PIZZA FRITA

Finalizada la visita, regresaría a la Via Toledo utilizando los mismos medios que para llegar a lo más alto de la ciudad y justo antes de desembocar en la plaza Caritá, subiría por la calle Giuseppe Simonelli hasta la esquina con Via del Formale, donde encontraría el pequeño puesto La Vera Pizza Fritta da Gennaro, donde probaría una riquísima pizza frita, una especialidad napolitana, donde al contrario que la pizza al horno, sus ingredientes se encuentran entre dos masas, siendo similar a una empanadilla. Los más comunes serían el queso Mozzarella, el queso Ricotta y el salami de Nápoles. Una vez montada va directa a la freidora y cuando está lista su exterior es crujiente y el interior fundido, consiguiendo que si está bien hecha al morder sea toda una experiencia y los sabores exploten en tú boca. La verdad que estaba buenísima. Eso sí recomiendo pedir la más pequeña ya que es una bomba y llena bastante.

PLAZA MONTEOLIVETO

De camino a mi siguiente destino encontraría esta pequeña plaza, toda una encrucijada de caminos, que destaca por la fuente de Monteoliveto, esculpida en 1673 y en cuyo punto más alto se puede ver al monarca español Carlos II, el último rey de la casa de Austria en nuestro país. Flanqueando este espacio se observan otros edificios importantes como la iglesia de Santa Ana dei Lombardi o el palacio Orsini di Gravina. Es un lugar con mucho ambiente, con multitud de jóvenes que salen por la zona y un buen número de bares y comida rápida.

Plaza Monteoliveto

PLAZA E IGLESIA DEL GESÚ NUOVO

A continuación me plantaría en esta plaza irregular que es habitual punto de encuentro de estudiantes y personajes alternativos. El elemento que destaca por encima de todos los demás es el elaborado obelisco de la Inmaculada, fastuoso monumento barroco que levantaron los jesuitas en el lugar que ocupaba el monumento ecuestre de Felipe V, derrocado en 1707 por una revuelta popular. Tiene treinta metros de altura y a lo largo de sus distinto niveles se pueden ver historias marianas, santos jesuitas, medallones, festones y ángeles que llegan hasta la cima, donde triunfa la estatua de cobre de la Inmaculada, a la que la ciudad rinde homenaje todos los ocho de diciembre poniendo en la cumbre del obelisco un ramo de rosas.

Obelisco de la Inmaculada. Plaza del Gesú Nuovo

El otro edificio que también sobresale del resto en la plaza es la iglesia del Gesú Nuovo, cuya fachada desgraciadamente estaban restaurando y estaba cubierta por andamios. En condiciones normales se puede observar una bella fachada renacentista del siglo XV, que en un principio formaba parte del palacio de una familia de Salerno, los Sanseverino. Estos abandonaron la ciudad y más tarde, en el siglo XVI, los jesuitas encargarían la reforma a la que se debe la entrada, los ventanales y la decoración actual. En el interior, el cual sí podría disfrutar, destacan el altar barroco, la hermosa capilla Ravaschieri, los frescos de Luca Giordano, las obras de Ribera y las esculturas de mármol de Fanzago.

Iglesia del Gesú Nuovo

Capilla Ravaschieri. Iglesia del Gesú Nuovo

IGLESIA Y MONASTERIO DE SANTA CHIARA

Era el momento de visitar uno de los monumentos más famosos de Nápoles, situado a sólo unos metros del anterior. Comenzaría por su iglesia, construida como panteón de los soberanos napolitanos. La fachada posee como única decoración un enorme rosetón, mientras que el interior, tras los bombardeos de la II Guerra Mundial, se caracteriza por su ambiente único de estilo gótico. Unitaria, sencilla e inmediatamente visible en su totalidad, como se espera de una iglesia franciscana, la iglesia está formada por una amplia sala rectangular cerrada por una pared lisa que separa el coro de las monjas. Los monumentos principales son las tumbas reales, situadas en la pared del fondo.

Iglesia de Santa Chiara

Iglesia de Santa Chiara

Es necesario salir del interior de la iglesia para poder llegar hasta el espacio más famoso de todo este conjunto: el maravilloso claustro de las clarisas de estilo rococó. Su parte central consta de un jardín subdividido en cuatro sectores por el cruce de dos caminos. De carácter laico y sin ningún tipo de referencia a lo sagrado es la radiante decoración creada por 30.000 piezas de porcelana policromada lo que le hacen especial, unido a las glicinias y los limones que crecen entre los pilares que se apoyan en las pérgolas. No pasan desapercibidos tampoco los respaldos de los asientos curvilíneos con escenas de la vida popular y paisajes fantásticos que casi parecen querer compensar las renuncias de la vida monástica. Los soportales que rodean el claustro muestran frescos del siglo XVIII con historias franciscanas.

Claustro Monasterio de Santa Chiara

Claustro Monasterio de Santa Chiara

Claustro Monasterio de Santa Chiara

Su horario es de 09:30 a 18:00 y el precio de la entrada es de seis euros. La iglesia es gratis siendo el horario de 07:30 a 13:00 y de 16:30 a 20:00.

PLAZA DANTE

La noche se empezaba a echar encima, dándome sólo ya tiempo a llegar, antes de la completa oscuridad, hasta la plaza Dante, en cuyo centro se yergue el gran monumento al poeta y escritor. Antes de la unificación de Italia el lugar se llamaba Largo del Mercatello por acoger uno de los mayores mercados de la ciudad. Hoy todavía es un concurrido centro de reunión de la vieja Nápoles.

Plaza Dante

MUSEO ARQUEOLÓGICO

Había dejado para el final de las visitas turísticas uno de los mejores museos no ya de Nápoles sino de toda Italia, teniendo en cuenta precisamente que iba a ser ya noche cerrada. Su horario es de 09:00 a 19:30 y el precio, nada más y nada menos que 18 euros, una auténtica barbaridad que aún así pagaría, pues no quería perderme, bajo ningún concepto, algunas de las obras más importantes de la Antigüedad que se guardan aquí.

Y es que este museo destaca por la abundancia de objetos de gran valor. El edificio se construyó en el siglo XVI como cuartel general de la caballería real y más tarde se convirtió  en un museo para acoger la colección Farnese y los hallazgos de Pompeya y Herculano.

Museo Arqueológico

La colección Farnese se encuentra en la planta principal y a ella pertenecen algunas de las obras más importantes del museo: de las Termas de Caracalla en Roma proceden el Toro Farnese, así como el descomunal Hércules Farnese; otras esculturas destacadas serían la Afrodita Calipigia, la Artemisa Efesia y los Tiranicidas.

Hércules Farnese

Toro Farnesio

Grupo Tiranicidas

Uno de los espacios arquitectónicos más impresionantes del museo es la sala de la Meridiana, tanto por su monumentalidad como por su tamaño, siendo construida para albergar la Biblioteca Real y traída a Nápoles por el rey Carlos de Borbón.

Frescos Sala de la Meridiana

La colección de arte pompeyano es otra de las estrellas del museo, reuniendo esculturas, mosaicos, frescos, además de objetos de plata, cerámica y cristal. Son magníficos los mosaicos de la casa del Fauno con escenas de Alejandro Magno en la batalla de Issos, el de los músicos en la calle y las imágenes de animales, como el tan imitado perro del Cave canem. Merece la pena dedicar tiempo a las pinturas murales: los maravillosos frescos encontrados en las villas de la región entre los que destacan el retrato de Safo, La alegoría de la Primavera y el retrato de Paquio Proculo y su mujer.

Arte Pompeyano

Arte Pompeyano

De la villa del Papiri en Herculano proceden las esculturas de bronce entre las que sobresalen Hermes en reposo y el  Sátiro borracho. También pertenecen a esta sección el Gabinetto Segreto, una gran exposición de obras eróticas encontradas en Herculano y Pompeya que reúne muchos objetos en bronce y frescos con escenas muy íntimas, algunos de los cuales se usaban como reclamo en los prostíbulos. Igualmente hay expuesta una maqueta de Pompeya muy curiosa que reproduce la ciudad antes del desastre.

Gabinetto Segreto

Pan y Cabra. Gabinetto Segreto

Sátiro Borracho

Las colecciones de Epigrafía y Numismática, por su parte, no estaban abiertas al público algo de lo que no te avisan al sacar la entrada, pero sin embargo no existe rebaja en el precio por ello. Además de tampoco estar expuesta una de las obras más importantes del museo: la tazza Farnese, por lo que me pareció realmente indignante.

BAR NILO

A las 19:30 salía al exterior tras aprovechar al máximo mi visita al museo arqueológico, dirigiéndome a un bar de lo más peculiar: el pequeño y tradicional bar Nilo, conocido en toda Nápoles por rendir culto al futbolista argentino Diego Armando Maradona, el cual jugó en el equipo de la ciudad durante varias temporadas en los años ochenta, ganando incluso alguna liga. Tiene un pequeño altar con la imagen del ídolo de masas y por todas partes hay referencias al astro del fútbol. Consumiendo algo puedes hacerte todas las fotos que quieras, por lo que merece la pena llegar hasta aquí. Cierra a las 20:00 por lo que tenerlo en cuenta para no llevaros una desilusión.

Bar Nilo

Bar Nilo

PIZZERIA DA MICHELE

Quería acabar el día cenando en la que dicen que es la mejor pizzería del mundo, por lo que tras tomarme algo en el bar Nilo, me dirigí hacia allí tardando menos de diez minutos en ello. Eran aproximadamente las 20:30 cuando estaba en la puerta y aquello estaba a rebosar. Tras preguntar a unas chicas cómo hacer para pedir el turno, me dirigí a la puerta del local y allí mismo me dieron un número. Tan sólo tendría que esperar 110 personas más que tenía por delante (evidentemente hablo de manera irónica) para saborear tan apreciada pizza. La espera fue dura, nada más y nada menos que dos horas y media para conseguir entrar. Toda una locura que soy consciente que muchos no soportarían, pero de verdad que mereció la pena. Existe la opción, si se tiene el alojamiento cerca, de pedirla para llevar, reduciéndose el tiempo considerablemente, pero lo suyo es tomarla en el momento y recién hecha para que no pierda ninguna de sus propiedades. Otra posibilidad es ir en las horas menos frecuentadas.

Pizzeria da Michele

Sólo hay tres opciones distintas: Margherita, Marinara y Cosacca, ya que la cuarta opción es combinar en la misma pizza las dos primeras, probando ambas. Esta última sería la que yo elegiría.

Pizzeria da Michele

La pizza está deliciosa con la masa finísima y una jugosidad como nunca antes había probado. No me extraña que Maradona, Julia Roberts y otras grandes estrechas hayan pasado por aquí a degustarla.

Pizzeria da Michele

Por si fuera poco, la pizza y una cerveza me saldrían tan sólo por 9 euros.

No podía haber mejor manera de finalizar el día, por lo que me dirigí a mi hotel a descansar.


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