ANDORRA - DIA 03. Prats, Meritxell, Roc del Quer, Casamanya, Pal y Ordino

23 de Agosto de 2020.

Todo parecía indicar, al igual que ayer, que nadie se apuntaría a las primeras visitas culturales del día y es que el cansancio de la ruta de los lagos de Juclar había hecho mella en todos mis amigos y necesitaban coger fuerzas para lo que se avecinaba hoy.

Visto lo cual volvería a madrugar y me dirigí hacia Prats, una aldea desconocida para muchos de los turistas que visitan El Principado. A su núcleo rural accedería a través de una carretera secundaria desde Canillo, dejando el vehículo en una pequeña explanada al final del mismo.

La población es diminuta pero en ella destaca la iglesia románica de Sant Miquel, un monumento poco visitado pero con encanto y que, a pesar de su tamaño, ofrece interesantes detalles como su portal de aires góticos, algo bastante raro en Andorra, o la doble espadaña con arcos de medio punto que remata la fachada. El interior de la iglesia no se encuentra abierta al público, salvo en contadas celebraciones.

Sant Miquel. Prats

El propio entorno por el que se encuentra rodeado Prats y sus casas rústicas de piedra serían los otros aspectos a destacar en esta visita.

Prats

No tendría más remedio que volver hasta Canillo, pues la carretera termina en Prats, para dirigirme hacia el famoso Santuario de Meritxell que cobija a la patrona de Andorra y, por tanto, importante centro de peregrinación.

Cuenta la leyenda que un día de Reyes, hace muchos siglos, un pastor que se dirigía a escuchar misa a la parroquia de Canillo se percató de la presencia de la planta madreselva florecida sobre la nieve. Atraído por el prodigio, el pastor se acercó a las flores y descubrió bajo ellas una imagen de una virgen y el niño. La respuesta de los fieles, convencidos del prodigio, fue llevar dicha imagen a la iglesia de Canillo, pero la imagen regresaba milagrosamente al lugar donde había sido hallada. La historia se repitió cuando fue llevada a Encamp, por lo que estaba claro que era en aquel lugar donde había que levantar el santuario.

Santuario de Meritxell

Santuario de Meritxell

En el siglo XII, la Virgen de Meritxell contaba ya con santuario propio y su devoción se había extendido  por todo El Principado, pero hasta 1873 no fue nombrada Patrona de los Valles de Andorra, por decisión del Consell General. Instaurándose el día 8 de septiembre como la fiesta nacional andorrana.

Del viejo santuario románico poco resta ya tras el incendio acaecido en 1972 cuando se destruyó el edificio original y la talla románica de la Virgen. Solamente se salvaron parte de las paredes, las arcadas interiores y la reja precedente al altar.

En 1974 se encargaba un nuevo santuario al taller de arquitectura de Ricardo Bofill, consagrándose el nuevo templo dos años más tarde. El edificio tiene notables dimensiones y aunque se encuentra integrado en el paisaje no se libra del impacto visual. Sus formas de carácter vanguardista juegan con arcos y torres, que combinan el blanco con el color grisáceo de la piedra, constituyendo todo un homenaje formal al arte románico. Dentro se venera una nueva imagen de la Virgen de Meritxell, realizada por el escultor andorrano Sergi Mas.

Santuario de Meritxell

Virgen de Meritxell

Tras esta visita era el momento de volver a El Tarter para continuar, ya con mis amigos, la jornada que restaba, encaminándonos a uno de los miradores más emblemáticos y, posiblemente, el más famoso de toda Andorra. Hablo del Roc del Quer.

Desde El Tarter nos dirigiríamos hacia Canillo y justo antes de salir del pueblo, en la última glorieta, giraríamos a la derecha para tomar la carretera que te lleva al Coll d´Ordino (CS 340). Tras siete kilómetros de continuas y pronunciadas curvas, encontraríamos un parking donde podríamos estacionar el vehículo y coger aquí la senda que nos llevaría al punto panorámico.

Son apenas diez minutos en los que hay que caminar por una ancha explanada de tierra de unos 200 metros, cuesta abajo, que no implica ningún tipo de dificultad, por lo que es acta para todo el mundo.

El mirador es, sencillamente, sobrecogedor, pues se encuentra situado en un plataforma de unos veinte metros, suspendida en el vacío, con algunas partes del suelo compuestas de vidrio transparente y a 500 metros de altura y unos 2000 de altitud, por lo que permite obtener unas vistas impresionantes del valle de Canillo y de sus alrededores, además de brindarte cierta sensación de adrenalina por sus características especiales.

Mirador Roc del Quer

Mirador Roc del Quer

Destaca en ella también, en su borde derecho y por el exterior, una enorme escultura de un hombre en actitud reflexiva disfrutando del paisaje, realizada por el escultor argentino Miguel Ángel González.

Mirador Roc del Quer

Eso sí, en nuestro caso y como consecuencia del dichoso virus, para llegar hasta la plataforma en cuestión nos tocaría esperar algo más de media hora, pues había que respetar una fila con la correspondiente distancia de seguridad entre personas, lo que ralentizaba todo de forma importante. Debido a ello tampoco podías permanecer excesivamente junto a la gran escultura, lo necesario para tomar unas fotos y disfrutar unos momentos de las vistas desde este punto en concreto, aunque es cierto que desde las cercanías las panorámicas son similares. Pero verlo para creerlo que en un mirador haya que hacer fila, la primera vez en mi vida que me sucedía esto.

Mirador Roc del Quer

Mirador Roc del Quer

Tras desandar lo andado y de nuevo en el parking, seguiríamos dirección hacia la cota más alta del Coll d´Ordino, es decir hasta la explanada en la que se encuentra un pequeño parking en el que volveríamos a estacionar, con la intención de llevar a cabo una nueva ruta de senderismo que si conseguíamos finalizar nos iba a brindar una de las mejores panorámicas de todo el Principado de Andorra en su conjunto. Es decir, lo que íbamos a intentar era llegar hasta la cima del Pico Casamanya que por su situación estratégica, en pleno centro del país, te obsequia con lo que acabo de mencionar.

Por cierto que conseguir una plaza para el coche en el Coll d´Ordino no es tarea sencilla. Nosotros tendríamos que esperar un rato hasta que quedó un sitio libre y eso que este año la afluencia de gente en este lugar era bastante inferior a lo que suele ser normal, ya que es un lugar muy frecuentado por todos los aficionados al ciclismo, pues es uno de los puertos más importantes en esta disciplina y que ha sido incluido en diferentes etapas de la Vuelta a España y del Tour de Francia.

Coll de Ordino

Vistas desde Coll de Ordino

Justo al lado del cartel del famoso puerto, una indicación de madera en la que se hace referencia a los 2740 metros de la montaña permite saber cuál es el camino a seguir, no habiendo ya pérdida a partir de ese momento.

Apenas sin darnos cuenta y en pocos pasos estábamos inmersos en un bosque de pinos y coníferas cuya senda iría ganando altura cómodamente hasta llegar a un collado conocido como Les Vaques. Es en este punto donde podríamos disfrutar de las primeras panorámicas del Pirineo andorrano y donde también podríamos ver claramente el duro camino que teníamos por delante hasta la cima del Casamanya.

Ascensión al Pico Casamanya

Ascensión al Pico Casamanya

Ascensión al Pico Casamanya

En sólo unos metros la pendiente empezó a hacerse más pronunciada y dura y sólo unos minutos después se cobraba las primeras víctimas. Belén y Cristina renunciaban a seguir el ascenso por el cansancio, por lo que decidieron esperarnos allí hasta que los demás volviéramos.

Sin mucho tardar las rampas se harían todavía más fuertes, tanto que la mejor manera de sortear el camino era a través de los zigzags en los que queda convertida la senda y que aún así no deja de ser todo un reto para las ya sufridas piernas.

Ascensión al Pico Casamanya

Hacía ya tiempo que nos habíamos separado y cada uno seguía como buenamente podía y con las fuerzas que tenía, pero sin duda que la fuerza física y mental de Javi, con tan sólo trece años, se impuso a la de cualquiera de nosotros, pues incluso le perdimos de vista durante buena parte de la ascensión.

Algo que nos sucedería, que me imagino le ocurrirá a mucha gente, es que confundiríamos varios promontorios anteriores a la cima con esta, siendo algo así como falsas cumbres que hacen que te desmoralices una vez llegas a ellas y compruebas que el camino continúa. Esto nos ocurriría hasta en dos ocasiones por lo que no es de extrañar que ante la decepción y el ya acumulado cansancio más de uno pueda tirar la toalla, como de hecho le sucedería a mi amigo Raúl que no pudo continuar como consecuencia del agotamiento que soportaba desde hacía ya tiempo y del varapalo que le supuso comprobar que no había llegado a la meta.

Sólo quedábamos ya Javi que se había adelantado, como ya he comentado, hacía ya bastante tiempo, Sergio y Guille que iban como veinte minutos por detrás de mí y yo que despacio pero seguro continuaba directo hacia el objetivo final.

Afortunadamente, una vez sobrepasadas las colinas impostoras, la cumbre queda a la vista en los metros finales, por lo que la última parte se afronta con vitalidad renovada, pues además en nada tiene que ver ya en dureza con lo andado anteriormente.

Cima del Pico Casamanya

En la cima destaca un gran túmulo de piedras, así como una característica placa de metal en la que se encuentra grabado el nombre del pico y su altura, elemento ideal para poder hacerte alguna fotografía como recuerdo tras la exigente ascensión. Así lo haríamos los cuatro protagonistas que habíamos conseguido llegar hasta aquí, recordando a Belén, Cristina y Raúl, que lo habían intentado y no lo consiguieron al quedarse sin fuerzas.

Cima del Pico Casamanya

Las vistas son sublimes, consiguiendo una visión aérea de todo el Principado, pudiendo divisar en la lejanía picos tan renombrados e importantes como el Comapedrosa, Serrera, Cabaneta, Noe, Escobés e incluso la Pica de Estats, la cima más alta de Cataluña.

Andorra desde Cima del Casamanya

Andorra desde Cima del Casamanya

Andorra desde Cima del Casamanya

No fue poco el tiempo que estaríamos disfrutando de las vistas y nos hubiéramos tirado mucho más si no fuese porque el resto del grupo nos esperaba en altitudes menores, por lo que iniciamos el descenso hasta dar con ellos y comer todos juntos en el punto donde renunciaron a seguir Cristina y Belén.

Ya más descansados y con las fuerzas recobradas regresaríamos hasta el coche, tras algo más de cuatro horas desde que empezamos la ascensión.

Y aunque es cierto que estábamos cansados, nos pareció una pena desaprovechar la tarde marchándonos a casa, por lo que decidimos hacer algo de turismo cultural, esta vez todos juntos. De esta manera descendimos el puerto de Ordino y nos dirigimos hacia Pal, el que dicen es el pueblo más bonito de Andorra.

Pal

No es para menos, pues de primeras se le considera el conjunto urbano mejor conservado del país. Una de esas estampas evocadoras y emblemáticas, con grandes casas, bordas y su iglesia románica. Un caserío armónico que nos transporta a tiempos medievales aunque nos despiste la excelente conservación, la falta de actividad agraria o la señalización de algún restaurante.

Además el pueblo se extiende por la ladera de la montaña con casas que todavía conservan algún huerto y establo e incluso sus bordas anexas, es decir antiguas casas de campo hoy convertidas en restaurantes que ofrecen cocina tradicional andorrana.

Pal

La piedra y la cubierta de pizarra son los elementos característicos del conjunto, fundiéndose en un paisaje natural de pequeños y verdes prados rodeados de bosques más oscuros.

Su edificio más notable es la iglesia de Sant Climent que, si bien ha sufrido transformaciones, conserva su primitiva estructura románica de finales del siglo XI. Su puerta de entrada se encuentra protegida por un bonito pórtico, además de destacar el campanario románico lombardo de tres pisos, uno de los más interesantes del país. En el interior, destacar una capilla tallada en la propia roca, restos de pintura del periodo gótico, la pila bautismal románica, una talla de la Virgen de los Remedios y un retablo barroco.

Sant Climent de Pal

Sant Climent de Pal

Pal nos había encantado pero había llegado el momento de dejarlo atrás para dirigirnos hacia Ordino, nuestro último destino del día y que nos pillaba de paso para regresar a casa.

Ordino

Este es otro bello ejemplo de pueblo de montaña con casas antiguas poco elevadas, consiguiendo además que las habilitadas se hayan restaurado con acierto, dándole así el valor de conjunto arquitectónico tradicional. De esas casonas destaca la Fiter – Riba, que conserva un palomar y una capilla anexa. En ella estuvo alojado el poeta catalán Mossen Cinto Verdaguer en su viaje a Andorra en 1882.

Pero los principales edificios se levantan alrededor de la agradable y coqueta Plaza Mayor, donde todavía permanece en la facha del Ayuntamiento el recuerdo de una argolla con cadena que antaño sirvió para castigar a quienes transgredían la ley. La iglesia está dedicada a los santos Cornelio y Cipriano, remontándose sus orígenes al siglo XII y siguiendo por tanto las pautas del románico local hasta que una gran reforma modificó sus estructuras. Es característica su torre con el reloj.

Plaza Mayor. Ordino

Plaza Mayor. Ordino

La localidad cuenta con otros edificios y museos interesantes pero decidimos prescindir de ellos y sentarnos en una de las terrazas de su calle Mayor a disfrutar de unas buenas cervezas antes de abandonar el lugar.

Calle Mayor. Ordino

Y aunque creíamos que la anterior sería nuestra última parada, bajando el Coll d´Ordino, más allá del mirador Roc del Quer, no podríamos evitar fijarnos en un peculiar bar situado sobre una explanada que ofrecía unas vistas espectaculares del entorno y cuyas mesas y asientos estaban compuestos por fardos de paja cubiertos por piel de vaca, por lo que la parada fue inevitable. El lugar estaba anunciado como Summer bar. En él disfrutaríamos de unos ricos mojitos mientras veíamos caer la tarde.

Summer Bar. Cercanías del Roc del Quer

La bajada de temperaturas, por un lado, y el deseo de varios de mis amigos por ver la final de la Champions League entre el PSG y el Bayern, por otro, nos harían abandonar el lugar definitivamente y terminar de esta manera este intenso y bien aprovechado día.

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